A dark reality full of hope...

By BeccaMDS

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_____ Miller desde su primer año en Hogwarts ha sido amiga de Harry Potter y junto Ron y Hermione lo ha ayuda... More

En el viejo hogar.
Viendo a mis mejores amigos.
Un nuevo amigo.
La copa mundial de Quidditch.
Andén 9 y ¾
La llegada a Hogwarts.
Un nuevo descubrimiento.
Cedric pone su nombre en el caliz.
Una sorpresa aterradora.
No hay salida.
La promesa.
Neville.
El favor.
Harry y Cho Chang.
La pelea.
Maldiciones imperdonables.
Su nombre.
La primera prueba.
Mis sentimientos.
Invitaciones.
Baile de navidad.
Confesiones
La verdad.
Dolor.
Branquialgas.
Estamos juntos en esto... Y en todo.
Segunda Prueba.
Los extraño.
Cartas.
Muerte de Alan Rickman, mejor conocido como Snape.
Ya es hora.
Respuestas.
Nota.
Te amo, Harry Potter.
Última prueba.
Volvió.
Están aquí...
Ganar la guerra.
NOTICIA IMPORTANTE.
Nueva novela. :o
Los colores de la vida

Barty Crouch Jr.

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By BeccaMDS

Admito que lloré al escribir la parte narrada por rayis hablando de lo que había pasado. </3  

Narra Harry. 

Caí de bruces, el olor del césped penetró mi nariz. Había cerrado los ojos, mientras el traslador nos traía de vuelta a Hogwarts; y seguía sin abrirlos. No me moví...

Sentí que me faltaba el aire, la cabeza me daba vueltas sin parar y sentí que el suelo en que yacía fuera la cubierta de algún barco, tambaleante. Para sujetárme, me aferre con más fuerza a la fría y bruñida Copa de los tres de los tres magos... Y a el cuerpo de Cedric. 

Tenía la impresión, de que si los soltaba, me hundiría en las tinieblas que envolvian abruptamente mi cerebro. Los temibles horrores que sufrí y el agotamiento, me mantenían plantado en el suelo; respiraba el aroma del el césped, mientras aguardaba a que alguien hiciera algo... A algo sucediera...

Sentí un dolor, vago e incesante, en mi cicatriz de la frente. El estrépito me ensordecia y me dejó más confundido aún: había voces a mi alrededor, pisadas, gritos... Permanecí en donde estaba, con mi rostro contraído; y como si fuera una pesadilla... Un par de manos me sujetaron con fuerza, para luego colocarme boca arriba.

-¡Harry!, ¡______!-exclamó una voz en la cercanía.

Entonces, abrí los ojos. Miraba el cielo estrellado y Dumbledore estaba a nuestro lado, agachado. ______ abrazaba fuertemente el cuerpo de Cedric mientras lloraba desconsoladamente. Ella era muy buena amiga de Cedric... Se veía completamente devastada con su pérdida, aunque yo no estaba mejor. Lo único que me alegraba en esos momentos era que la chica que amo esta a salvo, rota, pero a salvo. Cuando salgamos de aquí le daré todo el apoyo posible... Nos necesitaremos más que nunca.

 Cuando por fin salí de mis pensamientos me di cuenta que nos rodeaban las sombras oscuras de una densa y exuberante multitud de personas que se empujaban, en el intento de acercarse más. Me percaté de que el suelo bajo mi cabeza, retumbaba con los pasos. Había regresado al laberinto, logré ver las gradas que se elevaban por encima de mi, las siluetas de las personas que se movían encima de ellas, y las 460 estrellas en lo alto.

Solté la Copa, pero al igual que ______, agarré con todas mis fuerzas a Cedric. Levante la mano que me quedaba libre y tome por la muñeca a Dumbledore, cuyo rostro se desenfocaba por momentos.

-Ha vuelto.-susurre- Ha vuelto. Voldemort. 

-¿Qué ocurre? ¿Qué ha sucedido?-el rostro de Cornelius Fudge apareció sobre mi. Parecía blanco y consternado.

-¡Dios mío, Diggory!-exclamó- ¡Esta muerto, Dumbledore!

Aquellas palabras se reprodujeron y se fueron esparciendo, las sombras a nuestro alrededor las repetían a los de atrás, y luego otros la gritaron y chillaron esa noche: «¡Está muerto!», «¡Cedric Diggory está muerto!», «¡Ha muerto!»

-Sueltenlo, niños-nos dijo Fudge, mientras sus dedos intentaban separarme del cuerpo sin vida de Cedric; pero no lo solté.

Entonces se acercó Dumbledore, cuyo rostro seguía borroso.

-Ya no pueden hacer nada por el, Harry. Todo acabo, sueltenlo.

-Quería que lo trajera...-sollozo ______-Quería que lo trajera con sus padres.

-De acuerdo, ______. Ahora sueltalo.-expresó Dumbledore.

Dumbledore se inclinó, y con extraordinaria fuerza (Para tratarse de un hombre tan viejo y delgado), me ayudó a levantarme, hasta estar de pie. Estaba tambaleando, me iba a estallar la cabeza. El director se inclinó nuevamente intentando separar a su nieta del cuerpo de Cedric pero está lo agarró más fuerte y comenzó a gritar.

-¡NO! ¡NO PIENSO DEJARLO! ¡DEJAME, DEJAME EN PAZ! El no debió de morir...-y siguió llorando sobre el cuerpo de Cedric. Su abuelo al darse cuenta de que no podría separla por ahora de él se paro y miro a su alrededor.

La multitud daba empujones, intentando acercarse, apretando contra mi sus oscuras siluetas. «¿Qué ha sucedido?», «¿Qué le ocurre?», «Diggory... ¡Esta muerto!».

-Tendremos que llevar a Potter y Miller a la enfermería-dijo Fudge en voz alta- Estan heridos. Dumbledore, los padres de Diggory están aquí, en las gradas... Por ahora yo llevaré a Harry, Dumbledore, yo lo llevaré.

-No, yo preferiría...-respondió Dumbledore, antes de ser interrumpido por Fudge.

-Amos Diggory viene corriendo, Dumbledore. Viene para acá... ¿No creesque tendrías que decirle, antes de que vea...?

-Quédate aquí, Harry.-Dumbledore se dirigió a mi sabiendo que _____, que aún abrazaba el cuerpo de Cedric no se movería de donde estaba. 

Había chicas que gritaban y lloraban histéricas. La escena vaciló ante mis ojos.

-Ya ha pasado, hijo, vamos... Te llevaré a la enfermería.

-Dumbledore me dijo que me quedara -objete. La cicatriz de la frente me hacía sentirme a punto de vomitar. Las imágenes se me emborronaban aún más que antes.

-Tienes que acostarte. Vamos, ven... 

Y alguien más alto y más fuerte que yo empezó a llevarme, tirando de mi por entre la aterrorizada multitud. Oía chillidos y gritos ahogados mientras el hombre se abría camino por entre ellos, llevándome al castillo. Cruzaron la explanada y dejaron atrás el lago con el barco de Durmstrang. Ya no oí más que la pesada respiración del hombre que me ayudaba a caminar.

-¿Qué ha ocurrido, Harry? -me preguntó el hombre al fin, ayudándome a subir la pequeña escalinata de piedra. Bum, bum, bum. Era Ojoloco Moody.

-La Copa era un traslador -explique, mientras atravesabamos por el vestíbulo- Nos dejó en un cementerio... y Voldemort estaba allí... Lord Voldemort. 

Bum, bum, bum. Iban subiendo por la escalinata de mármol...

-¿Que el Señor Tenebroso estaba allí? ¿Y qué ocurrió entonces?

-Mató a Cedric... lo mataron...

-¿Y luego? 

Bum, bum, bum. Avanzaban por el corredor...

-Con una poción... recuperó su cuerpo...

-¿El Señor Tenebroso ha recuperado su cuerpo? ¿Ha retornado?

-Y llegaron los mortífagos... y luego nos batimos...

-¿Que te batiste con el Señor Tenebroso?

-_____ y yo... Nos escapamos... Nuestras varitas... hicieron algo sorprendente... Vi a mis padres... Y a la madre de _____... Salieron de su varita...

-Pasa, Harry... Aquí, siéntate. Ahora estarás bien. Bébete esto... Harry oyó que una llave hurgaba en la cerradura, y se encontró una taza en las manos.-Bébetelo... Te sentirás mejor. Vamos a ver, Harry: quiero que me cuentes todo lo que ocurrió exactamente...

Moody me ayudó a tragar la bebida. Tosí por el ardor que la pimienta me dejó en la garganta. El despacho de Moody y el propio Moody aparecieron entonces mucho más claros a sus ojos. Estaba tan pálido como Fudge, y tenía ambos ojos fijos, sin parpadear, en mi rostro.

-¿Ha retornado Voldemort, Harry? ¿Estás seguro? ¿Cómo lo hizo?

-Cogió algo de la tumba de su padre, algo de Colagusano, algo de _____ y algo mío-dije. Mi cabeza se aclaraba; la cicatriz ya no me dolía tanto. Veía con claridad el rostro de Moody, aunque el despacho estaba oscuro. Aún oía los gritos que llegaban del distante campo de quidditch.

-¿Qué fue lo que el Señor Tenebroso cogió de ustedes? —preguntó Moody.

-Sangre -dije, levantando el brazo. La manga de mi túnica estaba rasgada por donde me había cortado Colagusano con la daga. Moody profirió un silbido largo y sutil.

-¿Y los mortífagos? ¿Volvieron?

-Sí.-contesté-. Muchos...

-¿Cómo los trató? -preguntó en voz baja- ¿Los perdonó?

Pero acababa de recordar repentinamente. Tendría que habérselo dicho a Dumbledore, tendría que haberlo hecho enseguida... Intenté calmarme pensando en que _____ se lo diría.

-¡Hay un mortífago en Hogwarts! Hay un mortífago aquí: fue el que puso el nombre de _____ y mío en el cáliz de fuego y se aseguró de que llegaramos al final del Torneo... 

Trate de levantarme, pero Moody me empujó contra el respaldo.

-Ya sé quién es el mortífago -dijo en voz baja.

-¿Karkarov? -pregunté alterado-. ¿Dónde está? ¿Lo ha atrapado usted? ¿Lo han encerrado?

-¿Karkarov? —repitió Moody, riendo de forma extraña- Karkarov ha huido esta noche, al notar que la Marca Tenebrosa le escocía en el brazo. Traicionó a demasiados fieles seguidores del Señor Tenebroso para querer volver a verlos... pero dudo que vaya lejos: el Señor Tenebroso sabe cómo encontrar a sus enemigos.

-¿Karkarov se ha ido? ¿Ha escapado? Pero entonces... ¿no fue él el que puso nuestros nombres en el cáliz?

-No.-dijo Moody despacio.- No fue él. Fui yo.

Lo oí pero no lo creí.

-No, usted no lo hizo.-replique-. Usted no lo hizo... no pudo hacerlo...

-Te aseguro que sí -afirmó Moody, y su ojo mágico giró hasta fijarse en la puerta. Comprendí que se estaba asegurando de que no hubiera nadie al otro lado. Al mismo tiempo, Moody sacó la varita y me apuntó con ella.

— Entonces, ¿los perdonó?, ¿a los mortífagos que quedaron en libertad, los que se libraron de Azkaban?

-¿Qué?

Mire la varita con que Moody me apuntaba: era una broma pesada, sin duda.

-Te he preguntado-repitió Moody en voz baja- si él perdonó a esa escoria que no se preocupó por buscarlo. Esos cobardes traidores que ni siquiera afrontaron Azkaban por él. Esos apestosos desleales e inútiles que tuvieron el suficiente valor para hacer el idiota en los Mundiales de quidditch pero huyeron a la vista de la Marca Tenebrosa que yo hice aparecer en el cielo.

-¿Que usted...? ¿Qué está diciendo?

-Ya te lo expliqué, Harry, ya te lo expliqué. Si hay algo que odio en este mundo es a los mortífagos que han quedado en libertad. Le dieron la espalda a mi señor cuando más los necesitaba. Esperaba que los castigara, que los torturara. Dime que les ha hecho algo, Harry...-La cara de Moody se iluminó de pronto con una sonrisa demente-. Dime que reconoció que yo, sólo yo le he permanecido leal... y dispuesto a arriesgarlo todo para entregarle lo que él más deseaba: a ti y a la mocosa de la nieta de Dumbledore.

-Usted no lo hizo... No puede ser.

-¿Quién puso sus nombres en el cáliz de fuego, en representación de dos nuevos colegios? Yo. ¿Quién espantó a todo aquel que pudiera hacerles daño o impedirles ganar el Torneo? Yo. ¿Quién te ayudó a ver la única forma de derrotar al dragón? ¡Yo! Admito que ahí no tuvé mucho tiempo... Solo pude ayudarte a ti, eras la prioridad, aunque debo decirte que me sorprendió mucho lo que hizo la mocosa.

Moody me había interceptado minutos antes de que tocará mi turno en la primera prueba y me ayudo a pensar una manera de enfrentar al dragón... No puedo creer que el sea el mortífago... Creía que era leal a Dumbledore.

 El ojo mágico de Moody dejó de vigilar la puerta. Estaba fijo mí. Su boca torcida sonrió más malignamente que nunca.

-No fue fácil, Harry, guiarlos por todas esas pruebas sin levantar sospechas. He necesitado toda mi astucia para que no se pudiera descubrir mi mano en tu éxito. Si lo hubieran conseguido todo demasiado fácilmente, Dumbledore habría sospechado. Lo importante era que llegaran al laberinto, a ser posible bien situado. Luego, sabía que podría librarme de los otros campeones y despejarles el camino. La segunda prueba... ahí fue cuando tuve más miedo de que fracasaran. Estaba muy atento a ustedes, Potter. Sabía que no habían descifrado el enigma del huevo, así que tenía que darles otra pista...

-No fue usted -dijo Harry con voz ronca-: fue Cedric el que le dio la pista a _____.

-¿Y quién le dijo a Cedric que lo abriera debajo del agua? Yo. Sabía que le pasaría la información, el joven estaba enamorado... La gente decente es muy fácil de manipular, Potter. Pero incluso entonces, incluso entonces parecía muy probable que fracasaran. Yo no les quitaba el ojo de encima... ¡Todas aquellas horas en la biblioteca! ¡No se dieron cuenta hasta el último momento que su amigo Longbottom tenía la respuesta! Yo lo hice llegar hasta allí muy pronto. Las plantas acuáticas mágicas del Mediterráneo y sus propiedades. Ese libro les habría explicado todo lo que necesitabas saber sobre las branquialgas. Suponía que le pedirías ayuda a todo el mundo, aunque me equivoque, si no fuera porque Longbottom estaba muy pendiente de tu noviesita, no hubieran pasado la prueba. Él les habría explicado desde el inicio. Pero no le preguntaste... No lo hiciste... Tienes una vena de orgullo y autosuficiencia que podría haberlo arruinado todo.

-Tardaste tanto en salir del lago, Potter, que creí que te habías ahogado. Pero, afortunadamente, Dumbledore tomó por nobleza tu estupidez y te dio muy buena nota. Qué respiro.

-Por supuesto, en el laberinto tuvieron menos problemas de los que les correspondían -siguió-. Fue porque yo estaba rondando. Podía ver a través de los setos del exterior, y les quité mediante maldiciones muchos obstáculos del camino: aturdí a Fleur Delacour cuando pasó; le eché a Krum la maldición imperius para que eliminara a Diggory, y les dejé el camino expedito hacia la Copa. 

Mire a Moody. No comprendía cómo era posible que el amigo deDumbledore, el famoso auror, el que había atrapado a tantos mortífagos... No tenía sentido, ningún sentido. Las nebulosas formas del reflector de enemigos se iban definiendo. Por encima del hombro de Moody vio la silueta de cuatro personas que se acercaban más y más. Pero Moody no las veía. Tenía su ojo mágico fijo en mí.

-El Señor Tenebroso no consiguió matarte, Potter, que era lo que quería. Tú eras el primordial... El que más deseaba de los dos.-susurró Moody- Imagínate cómo me recompensará cuando vea que lo he hecho por él: yo te entregué (tú y tu novia eran lo que más necesitaba para poderse regenerar) y luego te maté por él. Recibiré mayores honores que ningún otro mortífago. Me convertiré en su partidario predilecto, el más cercano... más cercano que un hijo... 

El ojo normal de Moody estaba desorbitado por la emoción, y el mágicos seguía fijo en mí. La puerta había quedado cerrada con llave, y sabía que jamás conseguiría alcanzar a tiempo mi varita para poder salvarme. 

Pensé en ______, en su sonrisa, en sus besos, en como me miraba con ese brillo tan particular en los ojos. La amaba, y si moría quería que ella fuera mi último pensamiento.

-El Señor Tenebroso y yo tenemos mucho en común -dijo Moody, quee n aquel momento parecía completamente loco, erguido frente a  mí y dirigiéndome una sonrisa malévola-: los dos, por ejemplo, tuvimos un padre muy decepcionante... mucho. Los dos hemos sufrido la humillación de llevar el nombre paterno, Harry. ¡Y los dos gozamos del placer... del enorme placer de matar a nuestro padre para asegurar el ascenso imparable de la OrdenTenebrosa!

-¡Usted está loco! -exclame, sin poder contenerme-, ¡está completamente loco!

-¿Loco yo?-dijo Moody, alzando la voz de forma incontrolada- ¡Ya veremos! ¡Veremos quién es el que está loco, ahora que ha retornado el SeñorTenebroso y que yo estaré a su lado! ¡Ha retornado, Harry Potter! ¡Tú no pudiste con él, y yo podré contigo! Moody levantó la varita y abrió la boca. Harry metió la mano en la túnica...

—¡Desmaius! Hubo un rayo cegador de luz roja y, con gran estruendo, echaron la puerta abajo. Moody cayó al suelo de espaldas. Mire en el lugar en que se había encontrado la cara de Moody, vi a Albus Dumbledore, al profesor Snape, la profesora McGonagall y a _____ mirándome desde el reflector de enemigos. 

Me había salvado por segunda vez en este día.


Narra _____.

El dolor era sorprendente... He salido del estado de shock en el que estuve en el cementerio, sentía como la realidad caía ante mí. Voldemort había vuelto, habíamos luchado y escapado de él... Cedric había muerto. Abrazaba al cuerpo sin vida de mi amigo. Los sollozos salían de mi boca y no podía hacer nada para deternerlos. 

-Ya no pueden hacer nada por el, Harry. Todo acabo, sueltenlo.-escuche a mi abuelo decir.

-Quería que lo trajera...-sollocé- Quería que lo trajera con sus padres.

Nunca volvería a ver a Cedric, nunca podría volver a hacer bromas con él, abrazarlo, montarme en su espalda, hacerlo reír, fastidiarlo por su relación con Changa... 

Ya no lo vería en el almuerzo, ni iría a buscarlo en el tren para hablar un rato con él... Ya no podría visitarlo en vacaciones. Simplemente, él ya no estaba, ni volvería. El dolor que sentía en el pecho por causa de el retorno de Voldemort, y que probablemente sea el mismo dolor que Harry esta sintiendo en este momento, no me importaba, solo no quería separarme de Cedric, no quería abandonarlo. No podía.

Escuchaba la conversación de mi abuelo con Harry pero la verdad no comprendía nada de esta. Solo sentí cuando me querían apartar del cuerpo de mi amigo.

-¡NO! ¡NO PIENSO DEJARLO! ¡DEJAME, DEJAME EN PAZ! El no debió de morir...-grité hasta que mi voz se fue apagando por el dolor y seguí llorando sobre el cuerpo de Cedric. Dejaron de intentar separarme de él. 

La gente comenzaba a rodearme, no me importaba, ya nada me importaba... Solo quería desaparecer todo este dolor que sentía, quería borrarlo, aunque sabía que no podía, porque eso pasa con el dolor, hay que sentirlo. 

-¡Mi hijo! ¡Mi hijo!-escuche una voz conocida sollozar arrodillarse junto a mi. El padre de Cedric, y ahí lo supe, mi dolor no era nada comparado con el de este señor, nada... 

Era hora de separarme de Cedric, de dejarlo estar con su padre. Rápidamente y aún con lágrimas en los ojos, besé la frente de Cedric y le susurré en el oído:

-Nunca te olvidaré, mi Hufflepuff favorito. Fuiste un amigo increible. Jamás olvidaré lo especial que fuiste para mí. Te tendré en mis pensamientos, Cedric. Descansa en paz.-lo último lo dije con la voz casi inaudible.

Me aparté de Cedric y me pare mirando a mi alrededor. Una multitud nos rodeaba. Todos dirigieron su mirada hacía mí, simplemente los ignoré secando mis lágrimas y comenzando a caminar al frente, donde las personas comenzaban a hacerse a un lado para dejarme pasar. 

-______, ______.-escuche a alguien llamarme a mis espaldas. Voltee a ver de quién se trataba. Era mi abuelo junto a McGonagall y Snape. Se veían completamente preocupados.

-¿Sabes dónde esta Harry?-me preguntó apenas llegar.

-Pensé que estaría contigo.-dije algo extrañada. Los profesores se vieron entre ellos.

-¿No tienes idea de dónde pueda estar?-me preguntó la profesora McGonagall. Y en ese momento fue como si una bombilla se prendiera en mi cabeza. Me llene de preocupación.

-¡Hay un traidor! -exclame- ¡Un mortifago en Hogwarts! Voldemort nos lo dijo.

Al decir aquello mi abuelo comenzó a correr hacía el castillo. Esta de más decir que lo seguí junto con los lideres de la casa Slyterin y Gryffindor. Algo no iba bien, Harry estaba en problemas. ¿Por qué siempre estaba en problemas? Definitivamente nunca tendremos un año normal en Hogwarts. 

Después de un rato vi que nos estabamos dirigiendo a la oficina de Moody... Esperen...

-¿Moody es el Mortífago?-pregunté desconcertada, aunque igualmente me ignoraron y siguieron caminando. Al llegar a la puerta del despacho de Alastor mi abuelo gritó.

-¡Desmaius!- La puerta salió volando. Divise como el hechizo también había impactado en Moody que se encontraba de espaldas en el suelo. 

En aquel momento, comprendí por vez primera por qué la gente decía que mi abuelo era el único mago al que Voldemort temía. La expresión de su rostro al observar el cuerpo inerte de Ojoloco Moody era más temible de lo que hubiera podido imaginar. No había ni rastro de su benévola sonrisa, ni del guiño amable de sus ojos tras los cristales de las gafas. Sólo había fría cólera en cada arruga de la cara. Irradiaba una fuerza similar a la de una hoguera. Entró en el despacho, puso un pie debajo del cuerpo caído de Moody, y le dio la vuelta para verle la cara. Snape lo seguía, mirando el reflector de enemigos, en el que todavía resultaba visible su propia cara. Dirigió una mirada feroz al despacho. La profesora McGonagall fue directamente hasta Harry.

-Vamos, Potter -susurró. Tenía crispada la fina línea de los labios como si estuviera a punto de llorar-. Ven conmigo, a la enfermería...

-No-dijo Dumbledore bruscamente.

-Tendría que ir, Dumbledore. Míralo. Ya ha pasado bastante por esta noche... La señorita Miller también debería acompañarlo. Deben descansar.

-Quiero que se quede, Minerva, los dos, porque tienen que comprender. La comprensión es el primer paso para la aceptación, y sólo aceptando pueden recuperarse. Tiene que saber quién los ha lanzado a la terrible experiencia que han padecido esta noche, y por qué lo ha hecho.

-Moody... —dijo Harry.-. ¿Cómo puede haber sido Moody?

Yo tampoco podía creerlo... Se supone que Alastor era el amigo fiel de mi abuelo, un Auror por la que la mayoría de los presos se encuentran en azkaban. ¿Moody un Mortífago?

-Éste no es Alastor Moody -explicó Dumbledore en voz baja sorprendiendome-. Tú no has visto nunca a Alastor Moody. El verdadero Moody no te habría apartado de mi vista después de lo ocurrido esta noche. En cuanto mi nieta me dijo que no sabía donde estabas y que había un traidor en Hogwarts, lo comprendí... y vine 

.Dumbledore se inclinó sobre el cuerpo desmayado de Moody y metió una mano en la túnica. Sacó la petaca y un llavero. Entonces se volvió hacia Snape y la profesora McGonagall.

-Severus, por favor, ve a buscar la poción de la verdad más fuerte que tengas. Minerva, sé tan amable de ir a la cabaña de Hagrid, donde encontrarásun perro grande y negro sentado en la huerta de las calabazas.

 Si Snape encontro extraña aquella instrucción, lo disimulo, porque se volvió de inmediato, y saliódel despacho. Dumbledore fue hasta el baúl de las siete cerraduras, metió laprimera llave en la cerradura correspondiente, y lo abrió. Contenía una grancantidad de libros de encantamientos. Dumbledore cerró el baúl, introdujo lasegunda llave en la segunda cerradura, y volvió a abrirlo: los libros habíandesaparecido, y lo que contenía el baúl era un gran surtido de chivatoscopiosrotos, algunos pergaminos y plumas, y lo que parecía una capa invisible que enaquel momento era de color plateado. Observe, pasmada, cómoDumbledore metía la tercera, la cuarta, la quinta y la sexta llaves en susrespectivas cerraduras, y volvía a abrir el baúl para revelar en cada ocasióndiferentes contenidos. Luego introdujo la séptima llave, levantó la tapa. Solté un grito de sorpresa.Había una especie de pozo, una cámara subterránea en cuyo suelo, aunos tres metros de profundidad, se hallaba el verdadero Ojoloco Moody,según parecía profundamente dormido, flaco y desnutrido. Le faltaba la pata depalo, la cuenca que albergaba su ojo mágico estaba vacía bajo el párpado, y ensu pelo entrecano había muchas zonas ralas. Atónita, pase la vista delMoody que dormía en el baúl al Moody inconsciente que yacía en el suelo deldespacho.Dumbledore se metió en el baúl, se descolgó y cayó suavemente junto alMoody dormido. Se inclinó sobre él. 

-Está desmayado... controlado por la maldición imperius... y se encuentramuy débil -dijo-. Naturalmente, necesitaba conservarlo vivo. Harry, échamela capa del impostor: Alastor está helado. Tendrá que verlo la señora Pomfrey,pero creo que no se halla en peligro inminente.Harry hizo lo que le pedía. Dumbledore cubrió a Moody con la capa,asegurándose de que lo tapaba bien, y volvió a salir del baúl. Luego cogió lapetaca que estaba sobre el escritorio, desenroscó el tapón y la puso bocaabajo. Un líquido espeso y pegajoso salpicó al caer al suelo. 

-Poción multijugos.-explicó Dumbledore-. Ya ven qué simple ybrillante. Porque Moody jamás bebe si no es de la petaca, todo el mundo losabe. Por supuesto, el impostor necesitaba tener a mano al verdadero Moodypara poder seguir elaborando la poción. Mira el pelo... -Dumbledore observóal Moody del baúl-. El impostor se lo ha estado cortando todo el año. ¿Vesdónde le falta? Pero me imagino que con la emoción de la noche nuestro falsoMoody podría haberse olvidado de tomarla con la frecuencia necesaria: a lahora, cada hora... ya veremos. 

Dumbledore apartó la silla del escritorio y se sentó en ella, con los ojos fijosen el Moody inconsciente tendido en el suelo. Harry y yo también lo mirabamos.Pasaron en silencio unos minutos...Luego, ante mis propios ojos, la cara del hombre del suelocomenzó a cambiar: se borraron las cicatrices, la piel se le alisó, la nariz quedócompleta y se achicó; la larga mata de pelo entrecano pareció hundirse en elcuero cabelludo y volverse de color paja; de pronto, con un golpe sordo, sedesprendió la pata de palo por el crecimiento de una pierna de carne; alsegundo siguiente, el ojo mágico saltó de la cara reemplazado por un ojonatural, y rodó por el suelo, girando en todas direcciones.Vi tendido ante mi a un hombre de piel clara, algo pecoso, con unamata de pelo rubio. Supe quién era: lo había visto en mis sueños y en la noche del Torneo de Quidditch, Barty Crouch Jr.

Se oyeron pasos apresurados en el corredor. Snape volvía llevando con él un pequeño frasco. 

-¡Crouch! -exclamó Snape, deteniéndose en seco en el hueco de lapuerta- ¡Barty Crouch! 

-¡Cielo santo! -dijo la profesora McGonagall, parándose y observando alhombre que yacía en el suelo. 

-¿Has traído la poción, Severus?-Snape le entregó a Dumbledore un frasquito de cristal que contenía unlíquido totalmente incoloro. Dumbledore se levantó, se inclinó sobre Crouch y lo colocósentado contra la pared, justo debajo del reflector de enemigos en el queseguían viéndose con claridad las imágenes de Dumbledore, Snape yMcGonagall. Dumbledore le abrió al hombre la boca y echó dentro tres gotas. Luego leapuntó al pecho con la varita y ordenó:

-¡Enervate! 

El hijo de Crouch abrió los ojos. Tenía la cara laxa y la mirada perdida.Dumbledore se arrodilló ante él, de forma que sus rostros quedaron a la mismaaltura. 

-¿Me oye? -le preguntó Dumbledore en voz baja.El hombre parpadeó.

 -Sí -respondió. 

-Me gustaría que nos explicara -dijo Dumbledore con suavidad— cómo ha llegado usted aquí. ¿Cómo se escapó de Azkaban?

 Crouch tomó aliento y comenzó a hablar con una voz apagada y carentede expresión: 

-Mi madre me salvó. Sabía que se estaba muriendo, y persuadió a mipadre para que me liberara como último favor hacia ella. Él la quería comonunca me quiso a mí, así que accedió. Fueron a visitarme. Me dieron unbebedizo de poción multijugos que contenía un cabello de mi madre, y ellatomó la misma poción con un cabello mío. Cada uno adquirió la apariencia delotro. 

»Los dementores son ciegos: sólo percibieron que habían entrado en Azkaban una persona sana y otra moribunda, y luego que una moribunda y otrasana salían. Mi padre me sacó con la apariencia de mi madre por si había prisioneros mirando por las rejas. 

»Mi madre murió en Azkaban poco después. Hasta el final tuvo cuidado de seguir bebiendo poción multijugos. Fue enterrada con mi nombre y mi apariencia. Todos creyeron que era yo. 

-¿Y qué hizo su padre con usted cuando lo tuvo en casa? 

-Representó la muerte de mi madre. Fue un funeral sencillo, privado. Latumba está vacía. Nuestra elfina doméstica me cuidó hasta que sané. Luego mipadre tuvo que ocultarme y controlarme. Usó una buena cantidad de encantamientospara mantenerme sometido. Cuando recobré las fuerzas, sólopensé en encontrar otra vez a mi señor... y volver a su servicio. 

-¿Qué hizo su padre para someterlo? -quiso saber Dumbledore.

-Utilizó la maldición imperius. Estuve bajo su control. Me obligó a llevardía y noche una capa invisible. Nuestra elfina doméstica siempre estabaconmigo. Era mi guardiana y protectora. Me compadecía. Persuadió a mi padrepara que me hiciera de vez en cuando algún regalo: premios por mi buencomportamiento.

-¿No descubrió nadie que usted seguía vivo? —preguntó Dumbledore—.¿No lo supo nadie aparte de su padre y la elfina? 

-Sí. Una bruja del departamento de mi padre, Bertha Jorkins, llegó a casacon unos papeles para que mi padre los firmara. Mi padre no estaba en aquelmomento, así que Winky la hizo pasar y volvió a la cocina, donde me encontrabayo. Pero Bertha Jorkins nos oyó hablar, y escuchó a escondidas. Entendió losuficiente para comprender quién se escondía bajo la capa invisible. Cuando mipadre volvió a casa, ella se le enfrentó. Para que olvidara lo que había averiguado,le tuvo que echar un encantamiento desmemorizante muy fuerte.Demasiado fuerte: según mi padre, le dañó la memoria para siempre. 

-Hábleme de los Mundiales de quidditch-pidió Dumbledore. 

—En cuanto pude me escape de la casa. Empezaba a lucharcontra la maldición imperius de mi padre. Había momentos en que me liberabade ella casi por completo. Aquél fue uno de esos momentos. Era como si despertarade un profundo sueño. Había oído hablar del La copa mundial de Quidditch, decidía asistir. Me encontré rodeado de gente, en medio delpartido, y vi delante de mí una varita mágica que sobresalía del bolsillo de unmuchacho. No me habían dejado tocar una varita desde antes de Azkaban. Larobé. 

-O sea que usted cogió la varita -dijo Dumbledore-. ¿Qué hizo conella? 

-Esa noche oí a los mortífagos, los queno habían estado nunca en Azkaban, los que nunca habían sufrido por miseñor, los que le dieron la espalda, los que no fueron esclavizados como yo, losque estaban libres para buscarlo pero no lo hacían, los que se conformabancon divertirse a costa de los muggles. Hacía añosque no tenía la mente tan despejada como en aquel momento, y me sentíafurioso. Con la varita en mi poder, quise castigarlos por su deslealtad. Queríaenseñarles a los mortífagos lo que significaba la lealtad al Señor Tenebroso, ycastigarlos por no haberla observado. Con la varita que había robado proyectéen el aire la Marca Tenebrosa. 

»Llegaron los magos del Ministerio, lanzando por todas partes susencantamientos aturdidores. Decidí que era momento de volver a casa, luego buscaría la manera de salir a encontrar a mi señor. 

»Un día... Mi señor vino a buscarme.Llegó a casa una noche, bastante tarde, en brazos de su vasalloColagusano. Había averiguado que yo seguía vivo. Había apresado en Albaniaa Bertha Jorkins, la había torturado y le había extraído mucha información: ellale habló del Torneo de los tres magos y de que Moody, el viejo auror, iba a impartir clase en Hogwarts; luego la torturó hasta romper el encantamientodesmemorizante que mi padre le había echado, y ella le contó que yo me habíaescapado de Azkaban y que mi padre me tenía preso para impedir que fuera abuscar a mi señor. Y de esa forma supo que yo seguía siéndole fiel... quizámás fiel que ningún otro. Mi señor trazó un plan basado en la información queBertha le había pasado. Me necesitaba. Llegó a casa cerca de medianoche. Mipadre abrió la puerta. 

Una sonrisa se extendió por el rostro de Crouch, como si recordara elmomento más agradable de su vida.

 -Fue muy rápido: mi señor le echó a mi padre la maldición imperius. Apartir de ese momento fue mi padre el preso, el controlado. Mi señor lo obligó air al trabajo como de costumbre y a seguir actuando como si nada hubieraocurrido. Y yo quedé liberado. Desperté. Volvía a ser yo mismo, vivo como nolo había estado desde hacía años. 

-¿Qué fue lo que lord Voldemort le pidió que hiciera? 

-Me preguntó si estaba listo para arriesgarlo todo por él. Lo estaba. Ése era mi sueño, mi suprema ambición: servirle, probarme ante él. Me dijo quenecesitaba situar en Hogwarts a un vasallo leal, un vasallo que hiciera pasar a Harry Potter y _____  todas las pruebas del Torneo de los tres magos sin que se notara, un vasallo que no los perdiera de vista, que se asegurara de que conseguían la Copa, que convirtiera aquella copa en un traslador. Pero antes...

-Necesitaba a Alastor Moody -dijo mi abuelo. Le resplandecían los ojos azules, aunque la voz seguía impasible.

-Lo hicimos entre Colagusano y yo. De antemano habíamos preparado la poción multijugos. Fuimos a la casa, Moody se resistió, provocó un verdadero tumulto. Justo a tiempo conseguimos reducirlo, así que lo metimos en un compartimiento de su propio baúl mágico, le arrancamos unos pelos y los echamos a la poción. Al beberla me convertí en su doble, le cogí la pata de palo y el ojo. Luego guardé la ropa y los detectores de tenebrismo de Moody, los metí con él en el baúl y me vine a Hogwarts. Lo mantuve vivo y bajo la maldición imperius porque quería poder hacerle preguntas para averiguar cosas de su pasado y aprender sus costumbres, con la intención de engañar incluso a Dumbledore. Además, necesitaba su pelo para la poción multijugos. Los demás ingredientes eran fáciles. La piel de serpiente arbórea africana la robé de las mazmorras. Cuando el profesor de Pociones me encontró en su despacho, dije que tenía órdenes de registrarlo.

-Después de la competencia decidí que era hora de matar a mi padre, esté estaba comenzando a luchar con la maldición Imperius, así que en la noche me puse la capa de invisibilidad y lo busque para matarlo. Casualmente se encontraba cerca del Bosque prohibido, por lo que se me hizo fácil arrastrar su cuerpo hasta ahí y esconderlo para evitar sospechas. Lamentablemente, la señorita Miller se encontraba cerca esa noche... Encontro el cuerpo. Yo estaba cerca, viendolo todo, escondido en la capa de invisibilidad. Luego de que se fueran me apresuré al castillo. Lo primordial era que no sospecharan de mí.

Entonces se hizo un silencio total. Luego dijo Dumbledore:

-Y esta noche...

-Me ofrecí a llevar la Copa del torneo al laberinto antes de la cena -musitó Barty Crouch-. La transformé en un traslador. El plan de mi señor ha funcionado: ha recobrado sus antiguos poderes y me cubrirá de más honores de los que pueda soñar un mago. 

La sonrisa demente volvió a transformar sus rasgos, y la cabeza cayó inerte sobre un hombro.   

-¿Y qué va a pasarle ahora?-susurré.

-Recibirá el beso del dementor, ______. 

Asentí con la cabeza.

-Será mejor que los lleve a la enfermeria.-dijo McGonagall.

-Sí, ahora que ya saben la verdad creo que lo primordial es que vayan a descansar. Han pasado por mucho hoy.

Harry, la profesora y yo salimos del despacho y comenzamos a dirigirnos hacía la enfermeria. Tomé la mano de Harry y él me la apreto. Tener su mano entre la mía me hacía sentir a salvo. Hoy después de toda esta locura por fin estabamos a salvo. Porqué así somos, podremos meternos siempre en problemas, vivir muchas aventuras peligrosas, pero de algún modo siempre logramos salir de ellos. Porqué estamos juntos y nada logrará separarnos.

Somos un buen equipo.


Dioses.... El próximo capítulo es el último. No lo puedo creer... Parece irreal, ¿saben? Este fanfic lleva conmigo 1 año completo. Les agradezco mucho a las que están desde el comienzo y también a aquellas que no. Es realmente bueno saber que les gusta mi fanfic. Estoy muy orgullosa. Se que en estos últimos capítulos me guíe mucho del libro pero era necesario, les prometo que el último estará hecho solo por mi imagición.

Gracias por todo. 

-Becca M D.S.

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