Mires donde mires,
ahí estan.
Son las soledades que te acechan,
te han venido a buscar.
“No trates de huir”
te susurran al oído
e inmóvil triste te quedas
contemplándolas dolido.
Se apoderan de tu cuerpo
y queriendo hacerse ver
buscan refugio en tus ojos
que miran, rojos, su reflejo.
Aunque siempre quedará,
a pesar de que algún día nos dejen
el misterio de porqué siempre vuelven a nosotros
o tal vez nosotros volvemos a ellas.