Remember Us [Bucky Barnes] (E...

By Bucky_Barnes89

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Despertar sin recuerdos de tu vida no es algo muy alentador, apunta a que algo está severamente mal por el si... More

AVISO IMPORTANTÍSIMO
Prólogo
Playlist
1- Awake
2- A Ghost From the Past
3- The Devil has a Face
5- Three Hellish Days

4- Blue Eyes like the Sky and the Ocean

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By Bucky_Barnes89

N/A: A partir de este capítulo haré varios cambios en relación a las fechas, tanto del final de la guerra y la caída de Bucky y Steve, como el nacimiento de Mary. Para empezar Bucky cayó del tren en enero del año 45. Steve cae en el antártico, no en mayo (como está estipulado en el MCU) sino a finales de agosto, por lo que la guerra durará un poquito más. Solo para que cuadren algunas cosas que les tengo preparadas en relación a la historia de Mary.

Also, recuerden que las letras en cursivas son flash backs, aunque trataré de dejar un espacio considerable de ahora en adelante para que les sea más fácil distinguirlos. 

Ah, y cabe destacar que este capítulo tiene escenas bastante fuertes de violencia, así que les pido discreción, o que si no les gusta, pos se saltan la escena. Solo lo hago para demostrar qué tan lejos puede llegar Shadow como soldado de HYDRA. Les dará una idea de los cambios que se vienen y de la amenaza que resultará en la historia. Y perdónenme si las escenas de pelea quedan algo confusas o sosas, es que estoy muy falta de práctica. Salto de peleas con brujas y vampiros a Marvel y luego a peleas con varitas en Harry Potter. 

Apiádense de esta alma sin tiempo personal y gocen de la experiencia.


El cielo era azul, como sus ojos.

Un cielo azul, totalmente despejado, libre de problemas y preocupaciones, que además le inspiraba tanta tranquilidad hasta el punto de hacerla suspirar. Últimamente no dejaba de verlos, topándose con ellos cada vez que cerraba los ojos, un paraíso completamente aparte que la transportaba a otro universo del cual no había tenido la menor idea de que existía hasta ahora. Incluso en sueños podía verlos con mayor claridad. Pero en la mañana, enfrentándose al cruel despertar, solo podía saborear de nuevo esa dulce sensación en su cuerpo y en su pecho durante unos minutos antes de que su mente se sumiera de nuevo en una profunda oscuridad. Eran muy pocas las veces que lograba retener esos dulces destellos en su cabeza a lo largo del día, sin embargo presentía que con el paso de los días eso se desvanecía, dejando detrás una amarga sensación de soledad. 

Lo que más se quedaba en su mente y regresaba en destellos eran esos ojos azules, que en ocasiones parecían tan profundos como el océano, sumamente abrumadores. Junto con el calor de un par de fuertes manos recorrer su cuerpo desnudo con una pasión desbordante y un profundo sentimiento de cariño. Uno tan profundo que la hacía temblar, sin importar cuan sanguinaria fuera o que estuviera haciendo. El escalofrío baja por toda su espina dorsal mientras que su piel ardía por el recuerdo y la textura de unas sábanas invisibles, junto con esas cálidas manos que profesaban algo que no sabía que era posible sentir. O al menos no para un monstruo como ella, sin sentimientos, sin sensibilidad, sin calidez.

¿Qué era todo eso? ¿Serían recuerdos perdidos o una simple ilusión?

No lo sabía y tampoco tenía mucho tiempo para pensarlo. Ya no tenía un lugar a donde ir por lo que debía abstenerse de caer muerta en el suelo como la última vez. Ahora que su identidad había sido revelada días atrás, debía mantenerse en constante movimiento y entre las sombras para evitar ser atrapada. Si dejaba que las convulsiones regresaran, estaría perdida. 

- Ellos realmente creyeron que te encontrarían ahí- la voz de su líder la sacó de sus pensamientos, por lo que alzó la mirada para ver la expresión divertida y fascinada de Strucker. Él miraba una grabación de una cámara que había ocultado en el departamento en el que se había estado hospedando desde su reintegración a la vieja organización nazi. En el video se mostraba claramente la fecha con dos semanas de distancia y a cientos de agentes federales irrumpiendo en el lugar, esperando encontrarla ahí. 

Tras la divulgación de su rostro entre los vengadores, sabía que era cuestión de tiempo para que todos los cuerpos de seguridad que recubrían al país se enteraran de ello y comenzara la cacería. Por lo que tras su pequeña ofensiva a los vengadores, no perdió el tiempo y fue por sus cosas, eliminando todo vestigio de que alguna vez estuvo en ese lugar. Anduvo en las calles, oculta en diferentes lugares con el rostro cubierto y en ocasiones usando máscaras electrónicas avanzadas que simulaban el rostro de otras personas para continuar con su nueva labor las siguientes dos semanas. Como si nada hubiera pasado. El gobierno estaba como loco buscándola hasta por debajo de las piedras debido a que las muertes aumentaron considerablemente, y aunque todos eran antiguos agentes de HYDRA, poco a poco se colaban inocentes en la lista y acrecentaba el pánico en las masas, sumándole robos de equipo tecnológico super secreto. Comenzaban a preguntarse cómo es que una sola persona era capaz de penetrar tan profundo en los anillos de seguridad de este país y el como tenía acceso a todo eso. ¿Cuánto tardaría en descubrir los secretos más oscuros de la nación? ¿Cuánto tardaría en revelarlos al público? ¿Cuánto tiempo le tomaría poner al gobierno en contra del mismísimo pueblo y en favor de la nueva HYDRA que amenazaba con alzarse de entre las cenizas?

Nadie tenía idea de como detenerla, y comenzaban a hacerse a la idea de que simples agentes federales no podrían hacerlo, por lo que la noticia de que los vengadores se encargarían de la amenaza latente en las calles de Nueva York y del resto del país, se esparció rápidamente. Que dieran con el departamento era solo cuestión de tiempo. De hecho, la Sombra comenzaba a pensar que no eran muy listos dado el tiempo que les había tomado descubrir el primero de sus pasos de escape. 

Tras terminar el video, Strucker cerró la laptop y se volvió hacia ella con una expresión seria y relajada, aunque ella era capaz de ver el brillo de diversión en sus ojos.

- Claramente la hemos subestimado. Ha llevado a cabo una espléndida labor atando a los cabos sueltos y sembrando el miedo en la comunidad- se puso de pie frente a la chica cuyos ojos cafés lo miraban sin expresividad alguna y comenzó a caminar por la habitación con total confianza- Eso nos ha permitido tomar cierto control sobre la población, cosa que te agradezco profundamente- de pronto la duda brotó en su mente. Aunque ya estaba ahí desde la primera vez que escuchó que la temible Sombra que se había esforzado por despertar, había tomado la opción de desaparecer del radar con la única explicación de que si no se movían, la encontrarían- ¿Cómo supiste que te buscarían?- inquirió volteándose a verla. 

La sombra alzó el rostro con aires de confianza y una pequeña sonrisa.

- No fue difícil- aseguró encogiéndose de hombros- Estudié el complejo por días y su sistema operativo no es tan complicado como otros que he visto- tomó asiento en una de las sillas de la larga mesa de reuniones con un ligero suspiro de gusto y satisfacción- Además todo el país trataba de dar con mi cara, el que lo hicieran solo era cuestión de tiempo, pero es un riesgo que debo correr. 

Jamás había visto este comportamiento en la Sombra, aunque era bien sabido que Pierce trataba de la misma forma con ella. 

Era confiada y un poco narcisista, pero siempre guardaba un profundo respeto a sus líderes y demostraba siempre altos niveles de lealtad, difíciles de quebrantar. 

Strucker sonrió de nuevo. 

- ¿Tienes algo en mente para tu siguiente movimiento? ¿Algo que necesites?- la castaña lo miró desde la silla.

- Un puñado de hombres, los planos de una vieja base y armamento nuevo- no había duda en sus declaraciones, ningún vestigio de nervios o de flaqueza. 

Por un momento Strucker pensó que podía desistir de la idea de regresar a Barnes a ser lo que alguna vez fue en el pasado, porque la mujer que tenía frente a él en este momento había sido capaz de impulsar a HYDRA poco a poco hasta varios escalones debajo de los cuerpos de seguridad. Brindándoles material sumamente valioso, secretos nucleares e incluso prototipos de armamento que podían usar para sus futuros planes. Todo en tan solo dos semanas. 

Sin mencionar el terrible estado en el que había dejado a tres vengadores, uno de ellos siendo el más fuerte. 

Era una completa máquina asesina. Fácilmente podría ser el nuevo puño de HYDRA y enviarla a acabar con todos los vengadores, incluyendo a Barnes. Pero su estabilidad mental era tan frágil como la de una taza de porcelana y lo único que podía mantenerla estable era la presencia del antiguo Soldado del Invierno. 

- ¿En cuanto tiempo llevarás a cabo esta operación, soldado?- inquirió regresando al asunto de su interés, a lo que la sombra sonrió.

- Deme doce horas. 

El supremo líder sonrió complacido. 

~*~

Últimamente no dejaba de preguntarse si tenía una extraña obsesión con el color azul, porque estaba segura de que comenzaba a verlo por todas partes. No solo en el cielo, también en las personas o en los objetos. Aunque verlo en las personas era muchísimo más estresante, sobre todo si se trataba de ojos azules. Incluso en algunas ocasiones comenzaba a buscarlo de forma inconsciente en cualquier punto del espacio, cosa que era bastante extraña. Aunque no tan extraño como sus fallos de memoria. Era bastante frustrante tener que luchar continuamente para recordar qué tipo de ideas habían pasado por su cabeza esa mañana o qué había visto a lo largo del día. Su cerebro, por alguna extraña razón, solo tenía cabida para las órdenes y los planes que le eran asignados por el supremo líder. Sin embargo, al encontrarse con el cielo, un sentimiento de profunda esperanza y paz la embargaba. 

No era capaz de explicarlo con palabras. 

El claro color azul del cielo por las mañanas le brindaba un confort nada normal que la ayudaban a sobrellevar el ajetreo del día y que por alguna razón la ayudaban a centrarse mucho más en sus objetivos, sin embargo hoy el día estaba nublado, igual que su memoria. Podía recordar algunas misiones del pasado, a duras penas, pero los rostros eran borrosos sin importar cuanto cerrara los ojos. Sabía lo que tenía que hacer, sabía a quien tenía que cazar, e incluso podía sentir el resentimiento invadir cada rincón de su cuerpo hasta dar con el límite, pero el nombre de esa persona poco a poco parecía escapar de su mente como un globo que se aleja por el viento. Por esa razón llevaba los archivos de su objetivo en el bolso de viaje que cargaba en ese momento bajo el brazo, en cuanto llegara al departamento asignado lo volvería a leer para tratar de retener ese nombre por más tiempo. Culpaba a sus jaquecas y mareos repentinos por eso junto con su dudosa procedencia. Gracias al cielo había sabido mantener la compostura frente a los del equipo en la base central, o habría tenido problemas de seguro. 

Miró por la ventana del lugar un momento, topándose con el cielo gris que parecía amenazar su día y su estabilidad. Era bastante curioso, pero tampoco podía recordar el por qué el azul era tan importante hasta resultar irritante, o por qué su mente divagaba cada vez que se topaba con un par de ojos azules. Parecía una demente buscando cosas donde no las había.  

¿Por qué el cielo gris de pronto le disgustaba? 

- Este es su equipo- volvió la mirada al jefe de divisiones de la base al escucharlo, manteniendo una expresión estoica. Alzó entonces la mirada hacia el grupo de hombres de pie detrás de él y los miró a todos con detenimiento sin demostrar algún rastro de emoción o disgusto. Eso logró que todos los presentes se tensaran en sus lugares ante la mirada escrutadora de la temible Sombra, hasta que ella regresó junto al jefe de divisiones, quien le entregó todos los expedientes en su mano de metal- ¿Eso es todo?- inquirió el jefe con voz firme, aunque el ligero temblor al final de la pregunta delató su nerviosismo. 

Shadow lo miró a los ojos por unos segundos y sonrió internamente al descubrir la gota de sudor que bajaba por su sien. Tal vez la presión que ejercía su presencia sobre ellos era mucha, aunque era de esperarse. Su reputación en la organización era intachable y todo aquel que tuviera la suerte de luchar a su lado era capaz de ver su estilo de pelea agresivo, ágil y sanguinario. Que le tuvieran miedo no era nada nuevo para ella.

De hecho, le encantaba ser temida. Al menos así sabía que nadie se metería en su camino. 

Regresó la mirada a quienes trabajarían con ella en esta misión, evaluándolos una última vez. Eran al menos veinte hombres bien alineados en una sola fila, de estatura y complexión imponente que de seguro serviría para lo que tenía en mente. Se veían fuertes, sanos y leales, aunque eso ya lo determinaría en el campo de batalla y en base a sus archivos y registros. 

¿Entonces qué diablos estaba buscando? ¿Por qué los miraba a todos una y otra vez? 

Sus uniformes estaban en perfectas condiciones y eran casi perfectos para el puesto. HYDRA solo producía soldados perfectos que cumplían con todas las exigencias físicas y psicológicas del perfil, lo que indicaba que estos hombres habían pasado las pruebas mas arduas de fuerza y mente para estar frente a ella. Algunos debían ser antiguos soldados de HYDRA que habían esperado al llamado de Strucker, y el resto de seguro debió pasar por las manos del mismo antes que ser presentados ante ella, lo que significaba que no tenían imperfecciones. 

¿Por qué de pronto sentía esta urgencia creciente en su pecho de encontrar algo?

Su pregunta fue respondía cuando cruzó miradas con uno de sus reclutas y maldijo para sus adentros el darse cuenta tan tarde de esto. 

Es estúpido, hay que regresar, pensó para sí misma apretando el agarre de su mano sobre la correa del bolso sobre su hombro, apartando la mirada del sujeto nervioso. 

- Tengo todo lo que necesito, me retiraré a mi lugar para hacer la planeación- anunció al jefe de unidad, luego se volvió hacia el equipo- Me contactaré con ustedes en unas horas.

Trató de ignorarlo, justo como el pobre chico trataba de hacerlo. Debía estar muerto de miedo por temor a haberla ofendido o algo tan ridículo en relación a los cientos de rumores que existían sobre ella, sin embargo estaba tan lejos de ser real. De verdad intentó con todo el autocontrol que era capaz de generar en su cuerpo el no voltear la mirada hacia ese sujeto, pero aún así lo hizo. Su cuerpo no hizo conexión con la orden enviada por su cerebro y en consecuencia pudo ver el color azul por primera vez en todo el día antes de retirarse por el pasillo. 

Luego de eso una rara oleada azotó su mente, dejándola atontada, flotando en un extraño limbo en el que parecía no estar dispuesta a salir. Uno lleno de tantas emociones familiares y cálidas que le brindaban una extraña paz que no recordaba experimentar, hasta que de pronto pudo verlos en su mente. Ese par de ojos azules que tanto parecía perseguir junto con los breves recuerdos de su mañana frustrada por encontrar nubes cubriendo el cielo que tanto le recordaba a su pasado, un pasado que no tenía idea que existía. Podía recordar la taza de té caliente con miel que por alguna razón se había preparado entre murmullos extraños que a sus oídos le sonaban tan lejanos e irreconocibles. Al igual que podía recordar el extraño nombre que había dejado salir en señal de frustración y resignación por no tener su dosis de calma con solo mirar arriba. 

Un nombre que se le escapaba. 

Avanzó hasta el hangar asignado, donde el jet que la regresaría a América la esperaba a la hora justa, pero todo parecía tan lejano y tan difuso como el sonido de su voz pronunciando ese nombre. Incluso duró todo el viaje de regreso a su nuevo hogar temporal, tratando de recordar lo que había dicho, pero se dio cuenta de que era completamente inútil cuando se dio cuenta de que estaba justo frente a la vieja casa internada en algún lugar de Minnesota. 

Solo cuando entró a la casa y se fijó muy bien en toda a indumentaria que Strucker le había enviado para comenzar a trabajar, se rindió completamente en la búsqueda de aquel nombre y comenzó a trabajar en la planeación de la captura de su objetivo, cuyo nombre tampoco era capaz de recordar. Suspiró con ligera frustración y sacudió la cabeza tratando de alejar esos pensamientos de su cabeza y centró de nuevo su atención en los planos de la vieja base de Seattle, preguntándose que podía encontrar en ese viejo lugar que le fuera de utilidad para vencer al resto de los vengadores. Probablemente enviarían a los pocos que les quedaban, y dado que había acabado con al menos tres de ellos, siendo la bruja de bruma roja la más fuerte de todos, enviarían como mínimo a cuatro vengadores para su captura. 

Revisó nuevamente las noticias locales, partiendo en una cronología desde el día de su despertar hasta el día de hoy. Había pasado solo un mes desde entonces y todo el país estaba en pánico, alertando al resto del mundo poco a poco. 

Ahora entendía la felicidad del líder Strucker al ver el video de la invasión a su departamento. Ciertamente había hecho bastante por HYDRA en el último mes ya que reconocía al nuevo secretario de defensa que posaba en las fotos desde hace cuatro días, según el artículo de prensa en internet. Cuatro vengadores debían ser suficientes para lidiar con una gran amenaza como ella, o eso debía pensar Seguridad Nacional. Si enviaban a su objetivo entonces se habría ganado la lotería y le pondría fin a todo esto de una buena vez. 

Mientras repasaba los planos de nuevo su vista se desenfocó ligeramente y un nuevo mareo la invadió, pero esta vez una imagen vino a ella. 

Los mismos ojos azules y el murmullo cálido de un nombre que no lograba atrapar, junto con el calor fugaz que deja el tacto de un amante tras una caricia. 

Cuando sus sentidos volvieron en sí, lo primero de lo que fue consciente es de que de nuevo miraba el cielo despejado de Minnesota, asomando el azul por entre las nubes. Con un fuerte suspiro lleno de resignación se levantó de la mesa y fue hasta el baño entre maldiciones e improperios. Ya había tenido suficiente, necesitaba concentrarse y esas cosas no dejaban de aparecer en su cabeza, ignorando su perfecto autocontrol. 

Estaba harta. 

Si tenía algo que recordar entonces aceleraría el proceso. 

- Muy bien, no puedo concentrarme contigo rondando mi mente- sentenció en voz alta como si alguien pudiera oírla. Miró la tina llena y tras quitarse la ropa se introdujo en ella como un niño rabioso, que no tenía de otra más que bañarse. 

Ni siquiera tenía la más remota idea de por qué llenó la tina o por qué de pronto estaba dentro, solo sentía que debía esta ahí. 

Y sin más, tomó aire antes de sumergir la cabeza debajo del agua. Tan pronto como esta cubrió sus oídos, cientos de imágenes invadieron su mente de nuevo, una tras otra sin darle tregua a una de quedarse o de darle la oportunidad de contemplarla siquiera. Lo único que predominaba era el color que tanto parecía perseguir incluso de forma inconsciente, hasta que sorpresivamente, todo se detuvo en un punto. 

En el mismo punto que había olvidado.



De nuevo estaba de pie en aquel pasillo extraño, en lo que parecía ser el vestidor de caballeros de algún lugar que no recordaba, pero que a la vez le resultaba tan familiar. Justo en medio de ese pasillo había un hombre, cuyo uniforme le resultaba bastante peculiar, y no porque fuera de un azul oscuro. Una extraña sensación invadía su pecho, parecía apretarse y retorcerse con el único objetivo de hacerla llorar. Sin embargo su determinación a permanecer firme ante aquel hombre evitaba que las lágrimas salieran de sus cuencas. Él terminaba de alistarse y como último detalle se detuvo para admirar una pequeña fotografía.

Hasta que de alguna forma la notó al final del pasillo, y pronunciando un nombre que no fue capaz de escuchar, se acercó rápidamente a ella dejando de lado por completo el casillero. 

Lo conocía, claro que lo hacía, pero su nombre no lo recordaba. 

Sus manos la tomaron del rostro de forma repentina y unió sus labios en un beso suave y alegre. O al menos eso fue lo que pudo captar, ese entusiasmo de verla de forma tan repentina reflejado en el movimiento de sus impetuosos labios. Mismo sentimiento que se vio reflejado en sus dulces ojos azules cuando se apartó para verla. 

¿Cómo se llamaba? Podía sentir el nombre en la punta de la lengua pero su mente se rehusaba a recordarlo o siquiera a escuchar lo que debía estarle preguntando. 

Sus finas manos tomaron la chaqueta del hombre con firmeza y teniendo un profundo sentimiento de angustia y urgencia, lo miró a los ojos dispuesta a rogar. 

- No te vayas, por favor. 

Ni siquiera se detuvo a pensar en cómo es que su mano de metal no estaba en su lugar. No tuvo cabeza para ello en cuanto esas palabras salieron de su boca, develando su preocupación en el ligero flaqueo al final de la oración. Sin embargo, él solo sonrió con total serenidad y tomó sus manos apartándolas de su chaqueta. 

- Preciosa, tengo que ir, es parte del trabajo. 

- Ni siquiera sabes si él estará en ese tren.

- Estará en ese tren- le aseguró, a pesar de que la verdadera 'ella' no tenía ni la más remota idea de a quién se referían en esta extraña conversación. El castaño regresó al casillero abierto para tomar su bolsa- No me harás cambiar de opinión, lo sabes- sentenció sin más. 

Tal parecía que había dado en el clavo, porque sintió su pecho encogerse y en pequeño enfado surgir desde lo más profundo. 

Pero eso no la detuvo. 

- Entonces deja que vaya contigo- propuso en cambio. Si no podía convencerlo de quedarse, entonces se aseguraría personalmente que regresara entero. 

Él en cambio bufó con una pequeña risa llena de amargura. 

- Esto es ridículo...

- ¡Puedo volar aviones e incluso sostener un rifle!- exclamó con frustración y ligeramente ofendida. Aunque cualquiera lo estaría, ¿estaba tratando de ayudar y él consideraba eso como algo ridículo? No tenía idea de que clase de recuerdo extraño era este, pero comenzaba a cuestionarse si este sujeto realmente era un idiota o solo se trataba de la situación- ¡Soy capaz de ayudarles tan bien como el resto de los Comandos Aulladores!

Comandos Aulladores...

La frase resonó en su cabeza por un largo momento, pero como le sucedió con el nombre, no pudo retener mucha información.

El par de ojos azules, esta vez reflejando preocupación y determinación, se volvieron hacia ella. 

- No vas a ir, no eres parte del plan, Mary. 

Una parte de ella sabía por qué lo decía, y no tenía nada que ver con que la creyera una inútil, sino porque no quería que saliera lastimada. No importaba cuanta experiencia tuviera en el campo de batalla, no quería verla en peligro o algo mucho peor. 

Lo sabía porque había experimentado la misma sensación que esos preocupados orbes azules expresaban. 

- O vamos juntos o esto se acaba Barnes- las palabras brotaron solas de su boca. No tenía ningún tipo de control, pero supo que tanto su 'yo' actual como su 'yo' del aparente pasado, se arrepentía profundamente de haberlo dicho. Sobretodo por la mirada que le dio el hombre frente a ella. 

- ¿Por qué insistes tanto?- inquirió con evidente molestia- No me digas... ¿otro presentimiento?

¿A caso no le creía?

Las lágrimas afloraron solas y la gran pesadez de sentirse como una completa tonta al venir, la embargó de pronto.

- Te sorprendería la cantidad de veces que he logrado acertar con mis presentimientos ¡Lo has comprobado tu mismo Barnes, así que nada de bufidos!- él no emitió respuesta, otorgándole la razón con solo un suspiro derrotado- Quédate conmigo en casa, ¡puedes decirles que de pronto te dieron nauseas y ya no quieres ir!

- No voy a quedarme aquí de brazos cruzados, amor, lo sabes- ella bufó con frustración y en consecuencia sus pies comenzaron a andar en círculos por ese pasillo, pasando sus manos por su cabello, apartando el flequillo que le caía de forma desordenada por la frente tras la carrera. Mientras que en su interior, el nombre que había salido de su boca resonaba en todo su cuerpo en sintonía con sus recuerdos. Una voz resonaba a lo lejos, sabía que se trataba de él pero su cerebro trataba de procesar aquel nombre y retenerlo el mayor tiempo posible. Tenía la sensación de que al despertar se le olvidaría de nuevo. 

De nuevo parecía estar completa con solo tener ese nombre en su subconsciente, pero algo más faltaba. 

- Tal vez, esta vez te equivoques- lo escuchó de pronto entre tanta bruma. Alzó la mirada para encontrarlo sentado junto a ella. En respuesta a su ridícula acusación bufó y trató de ponerse en pie, pero fue retenida por la mano de Barnes sujetando la suya- Hey, ¿confías en mi?

Suspiró y volvió a tomar asiento en la banca junto a él. 

- Tienes mi corazón y mi alma, James Barnes, ¿cómo no confiar en ti?

- En ese caso, confía en que regresaré a ti. 

Esa sonrisa. Esa maldita sonrisa tan llena de confianza sirvió para calmar un poco sus nervios. 



Salió de golpe del agua dando una profunda y fuerte bocanada de aire, causando que sus pulmones aullaran de dolor en respuesta por el repentino golpe. Habían estado demandando oxígeno durante demasiado tiempo, llevando los límites de resistencia mucho más allá de lo humanamente posible. La Sombra salió del agua apartando la cortina de baño con su brazo de metal y arrancándola en el proceso, arrastrándose temblorosa hasta que su cuerpo cayó al piso totalmente exhausto. Poco le importaba que el piso estuviera empapado o que ahora caía sobre sus hombros la responsabilidad de limpiar semejante desastre. Parpadeó un par de veces, tratando de enfocar su mirada en cualquier punto de la habitación, mientras que jadeaba agitada en un intento por normalizar su respiración. Unos minutos más dentro de la tina y hubiera muerto ahogada de seguro. Su brazo aún estaba enredado a la blanca cortina de baño y no dejaba de temblar, sumándole a eso que su cabeza latía sin cesar haciendo que todo su cuerpo se sintiera pesado. Tal vez era la falta de oxígeno en su cuerpo lo que lo ocasionó, pero la familiar sensación de un dique rompiéndose en algún punto de su cabeza le avisó que las cosas se estaban saliendo de control. 

La sangre no tardó en bajar por su nariz y muy pronto pudo saborearla en su boca, un dulce sabor metálico que le indicaba que realmente las cosas no estaban bien ahí adentro. 

Trató de ponerse en pie pero su cuerpo no dejaba de temblar y poco a poco la poca visión que había recuperado se fue disipando, volviendo todo a su alrededor simples manchas borrosas en el aire. Comenzaba a asustarse a este punto, ¿no se suponía que al recordarlo esa sensación ya se iría? ¿Si era así entonces por qué sentía ese extraño retorcijón en sus entrañas y la sensación de estar cayendo?

El nombre de Barnes ya había regresado a su cabeza y junto con él la misma sed de venganza ciega. Tenía que destruirlo por completo, aplastarlo y traer a su viejo compañero de vuelta. 

¿Qué más debía recordar a estas alturas?

El sonido de su propio llanto a la distancia interrumpió toda duda o pensamiento, dejándola congelada en el piso mojado del baño.



En esta ocasión no había soldados a su alrededor o banderas ondeando, en cambio todas estaban en reposo, aunque daban la impresión de estar tristes por la falta de movimiento. Y no podía culparlas, el día tampoco lucía tan hermoso en comparación con otros que había visto. De hecho las nubes no daban ni un solo espacio al sol para que derritiera la nieve a su alrededor en ese frío lugar, y daba la sensación de que más que un lugar se reposo eterno para quienes habían peleado valientemente en la guerra, se encontraba en un frío desierto en el que ninguno de los que allí se encontraban serían recordados. A lo lejos había personas vestidas de negro que poco a poco abandonaban el cementerio con profundas miradas de pesar, pero se sentían tan ajenas a ella. No las conocía para nada y tenía la sensación de que estaban lejos porque lamentaban la muerte de otra persona, ¿pero a quién? ¿Por qué ella se encontraba en ese lugar?

Vestía de negro y sus manos apretaban un blanco pañuelo con bastante fuerza. Su cabeza dolía, latía sin cesar y estaba agotada de tanto llorar, pero con todo eso fue capaz de notar la delicada sortija de compromiso que adornaba su mano izquierda. 

Fue entonces que sus ojos se cruzaron con el grabado de la lápida que tenía justo enfrente y que recientemente había sido cavada. 

James Buchanan Barnes

1917-1945

Amado hijo, hermano, amigo.

El alma se le cayó a los pies en cuanto lo leyó y las lágrimas no se hicieron esperar. Una urna sin cuerpo, pero que producía un profundo sentimiento de dolor y soledad, aunque no tan fuerte como cuando recibió la noticia de la pérdida. Se había derrumbado por completo entre gritos desconsolados y un llanto atroz que le desgarró las cuerdas vocales. Era solo un recuerdo, pero la sensación leve de que su pecho se quedara completamente vacío y sin nada, como si alguien le hubiera arrancado una parte de ella, era suficiente para helarle la sangre.

Unos pasos se acercaron a ella, hasta que por el rabillo del ojo pudo ver a un hombre de cabello rubio que lucía tan triste como ella de ver la lápida grabada. No tenía que adivinar que tenía los ojos tan hinchados como ella por llorar durante todo el funeral. 

- Ya no tengo nada- dijo con voz rasposa y apagada. El vacío en su pecho dolía, pero algo le decía que había sido peor al inicio- ¿Qué se supone que haga ahora? Él se lo llevó todo y ya no me queda nada.

- No digas eso Mary...

Su voz. Aunque temblorosa, le resultaba tan familiar y tan cálida. Quería mirarlo, solo para confirmar sus sospechas, pero su cuerpo nuevamente se negaba a obedecer. 

Y luego estaba ese nombre. 

- ¿Cómo no decirlo? Mamá murió, también papá...- nuevamente comenzaba a llorar, sintiendo el nudo en su garganta cada vez más fuerte, obstruyendo su habla- Y ahora... 

- Sabes que él no quería lastimarte. 

- Él me abandonó- sentenció con rudeza y un rencor tan profundo que solo aumentaba la sensación de soledad y dolor en su pecho- Le pedí que no se fuera y aún así no dudó dos veces en irse- limpió las lágrimas que brotaban con el dorso de su mano, completamente en vano, porque no dejaba de llorar. 

Y entonces la mano cálida de aquel desconocido tomó la suya, dándole un suave apretón esperando reconfortarla, pero tan pronto como lo hizo ella se acercó para abrazarlo, hundiendo su cabeza en su hombro. Era tal vez el único consuelo que tendría en ese momento y a lo largo de toda su vida por lo que se aferraba a él totalmente desconsolada como quien está cansado de vivir en la oscuridad y se aferra al único rayo de luz que le queda tras un duro golpe en una de tantas peleas. El vacío en su pecho prevalecía, pero el abrazar a este desconocido le brindaba esa seguridad de que a pesar de que todo dolía ahora, saldría adelante, lo superaría como todo lo que había logrado superar hasta ahora. 

Pero la curiosidad le picaba.

¿Quién era ese extraño? Ese matiz suave y gentil en su voz, oculto por la pena y la amargura de la pérdida, le daba una ligera pista de quien era pero aún así su cerebro no daba con un nombre. A penas y podía procesar tanta información junta.

- Es mi culpa- admitió con voz trémula. 

Eso bastó para llenarla de ira. 

Se separó del abrazo y lo miró a los ojos, logrando ponerle un rostro finalmente a esa voz. 

- No. No te atrevas- sentenció con firmeza y totalmente enfadada- No puedo perder a dos personas en una semana, así que por favor no lo hagas- rogó con lágrimas en los ojos- No te vayas tú también.

El rubio asintió, conmovido aunque con una tristeza que probablemente superaba a la suya, suponiendo que se debía a la culpa de la que se acusaba a sí mismo. 

- Jamás- le aseguró con la poca firmeza que le quedaba- Lo prometo.

Un poco más calmada, volvió a abrazarlo.



Poco a poco fue recuperando la visión, dándose cuenta de que estaba aún tirada en el piso mojado del baño, completamente desnuda. El sangrado de su nariz se detuvo completamente, pero ese color escarlata ahora estaba adornando el piso. La cabeza aún le dolía, pero con cada latido de su sien se disipaba, devolviéndole la claridad que antes no la dejaba pensar en paz. Shadow se puso de pie, descubriendo que había recuperado el control de su cuerpo eliminando por completo el temblor que antes no la dejaba ni siquiera incorporarse y dando ligeros tras pies se dirigió al espejo del baño para verse, mientras que en su mente corrían una y otra vez los recuerdos que hasta ahora había recuperado. 

Eran pocos y probablemente los olvidaría en unas horas de nuevo, pero ahora sabía por qué el color azul le causaba tantas emociones contradictorias. 

Barnes.

Ese maldito nombre la perseguía por todos lados y ahora, descubría que estaba metido en su pasado. Un pasado que erróneamente asumió que no existía. 

"En ese caso, confía en que regresaré a ti"

La castaña apretó la mandíbula en respuesta al escuchar su voz. La irritación recorrió su cuerpo y de pronto las baldosas azules de la pared del baño le parecieron lo más asqueroso de toda la habitación. 

- Jamás lo hiciste- espetó entre dientes, mirando su propio reflejo en el espejo- Jamás regresaste.

Su rostro estaba manchado con su propia sangre y aún podía saborearla en la boca, pero eso no podía importarle menos. 

Ese bastardo.

Si creía que esas estúpidas promesas la detendrían ahora estaba completamente equivocado. Su sed de venganza aumentó varias onzas hacia arriba y ya tenía un plan en mente para salirse con las suyas. Aplastaría a Barnes y lo destrozaría como solo la Sombra del Soldado del Invierno sabía hacerlo, justo como lo había hecho con sus víctimas anteriores, y justo cuando lo tuviera rogando por clemencia traería a su viejo compañero de regreso. No importaba cuanto le tomara o cuantos reinicios o reprogramaciones tenía que hacerlo pasar, quería al soldado de vuelta. 

Al menos él si cumplía su palabra. 

Mientras se limpiaba la sangre de la cara repasaba cada fragmento de lo poco que recordaba, preguntándose cuanto faltaba para que esto dejara de pasar. Ya no tenía que ver el rostro de Barnes o buscar sus ojos de forma inconsciente en el color azul de cada maldita cosa que se le atravesaba. 

Y entonces recordó...

"Lo prometo"

No eran los únicos ojos azules ¿o si?

~*~

Mary Storm.

O eso arrojó el algoritmo de reconocimiento facial tras obtener la foto del rostro que la persiguió en sueños durante tanto tiempo, pero con cuya identidad, jamás logró dar. En el pasado, se las había arreglado para que su pasado fuera un total misterio para todo aquel que deseara contratarla, y aunque algunos lograron dar con datos cruciales de su procedencia, jamás se encontró tan expuesta como cuando trabajó para HYDRA. Fue su líder quien se las arregló para reclutarla, dando con una de sus tantas identidades falsas, sin embargo no pasaron dos meses antes de que diera con su expediente en la base de datos de aquella organización. 

Todas y cada una de sus identidades estaban ahí, toda la información, los lugares se había visitado, los hombres con los que había estado, con quienes alguna vez trabajó. Todo su pasado, su vida estaba en esos archivos y todo gracias a la Sombra que por tantos años la cazó. 

Pero ahora los papeles se habían intercambiado. Ahora era ella quien tenía su nombre, y con cada click que daba en esa computadora se acercaba más y más a su objetivo. Su curiosidad iba en aumento con cada archivo que desencriptaba, preguntándose qué escondía aquella misteriosa mujer y por qué de pronto afectaba tanto a dos de los miembros más importantes del equipo. O al menos los mejores estrategas que tenían. Solo habían pasado dos semanas desde el incidente pero todo era un absoluto desastre. Wanda aún no se recuperaba del todo de sus terribles heridas, a pesar de que era una alterada y tenía la capacidad de una recuperación mucho más rápida que la de una persona común. Su rostro aún estaba marcado por los golpes y permanecía en la enfermería. Aunque una buena noticia es que Clint y ella regresaban al trabajo tras dos semanas de reposo, cosa que era un alivio. No habría aguantado otro día en ese lugar a sabiendas de que el demonio estaba suelto y causando estragos por todo el país. Cosa que no dejaba tranquilo a ningún habitante de Estados Unidos o del mundo entero. 

El caos que la mujer había sembrado en dos semanas había enviado alertas a los países externos, sobre todo porque esa misma mañana se encontraron al menos cuatro cuerpos en algún lugar de Europa con un estilo bastante peculiar de ejecución, el cual ella misma tuvo que identificar. La Sombra estaba dejando un sello en las víctimas a propósito, lo sabía a la perfección. Conocía a esa máquina asesina lo bastante bien como para descifrar como pensaba, o al menos basado en el metodus operandi que manejaba estando en HYDRA. 

Y hablando de conocer, a quien ahora desconocía completamente era al hombre con el que se suponía, compartía una relación. 

Los últimos días a penas y se había topado con Barnes, por no mencionar la falta de su cuerpo en su habitación. Era costumbre que durmieran juntos pero desde su regreso de la misión, su cama se encontraba vacía, y tampoco podía dormir en la de él porque la puerta de la habitación del ex soldado siempre estaba asegurada. No era como que él fuera un hombre muy afectivo públicamente, pero al menos le daba su parte cuando estaban en la habitación o cuando salían en una cita a solas. Tal vez había subestimado la veracidad en el mensaje de Sam, al mismo tiempo que la importancia que tenía esta mujer en la vida de su pareja. 

Había querido hablarlo una mañana en la cocina, pero en cuanto el nombre de Mary salió de su boca, su mirada se oscureció completamente y se tornó ausente por unos minutos antes de siquiera responderle. 

"Es parte del pasado, eso es todo lo que voy a decir" 

Y luego de eso desapareció completamente, ignorándola cada vez que se topaban en alguna parte del complejo. Sabía que Bucky era un hombre complicado, con traumas debido al fuerte pasado que le había tocado vivir y todo lo que perdió en el proceso. Cuando ambos tomaron la decisión de estar juntos como una pareja de forma oficial, ella aceptó sus demonios a pesar de no conocerlos, consolándose temporalmente con la idea de que tarde o temprano él se abriría a ella. Todo a su debido momento caería en su lugar y pasarían a tener una relación llena de comunicación, pero la aparición de esta Mary Storm era algo que no contempló jamás en su pequeña ecuación que la llevaba a la felicidad.

Lo que la llevaba a preguntarse, exactamente ¿quién demonios era ella? ¿Y por qué significaba tanto para él?

Estuvo dándole vueltas al asunto por las últimas dos semanas hasta que recordó que en una de las charlas de Bucky y Steve que por accidente había escuchado, resonó el mismo nombre que ahora estaba buscando en la base de datos de la vieja y extinta SHIELD. Jamás se le habría ocurrido que podía ser la misma Mary que posaba en una foto junto a ambos soldados en el Museo Smithsoniano hasta que terminó de desencriptar los viejos archivos digitalizados. Aunque para su profunda decepción no había mucha información sobre ella salvo un informe, cuyo contenido arrojaba a la ubicación de algo más grande. 

Natasha sacó su celular y tras teclear un número conocido, esperó con el teléfono en la oreja. 

- Hill...- murmuró en cuanto contestaron- Necesito que hagas algo por mi.

Y un par de horas después, estaba en un viejo almacén lleno de viejos archivos y polvo, buscando el número de archivo que la mano derecha de Fury le había dado tras dejarla en ese lugar. Para su fortuna no tuvo que toparse con Bucky o con algún miembro del equipo que se le ocurriera pedirle explicaciones de a dónde iría, así que no había apuro. 

- Estos son los archivos más antiguos de SHIELD que pudimos rescatar antes de que la primera base oficial fuera destruida- le indicó María momentos antes de que bajara del auto. 

Natasha buscó entre las pilas de archivos hasta encontrar el "27" grabado en tinta, y justo al lado figuraba el mismo apellido que durante todo el camino retumbaba en su cabeza. 



Archivos de SHIELD: 27 - STORM

Nombre: Mary Elizabeth Storm
Edad: 29 años
Fecha de nacimiento: 4 de octubre de 1919 / 25 de agosto de 1945 

Anteriormente miembro de la Fuerza Armada Americana dentro del Ejército, en el que destacó como capitán del pelotón 103 gracias a su gran capacidad para la inteligencia, manejo de todo tipo de armas, combate cuerpo a cuerpo y liderazgo durante dos antes de ser transferida a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, ocupando el puesto como primer teniente antes de ser dada de baja en 1940 debido a un accidente aéreo durante la segunda guerra. Se le reasignó al ejército para el entrenamiento de cadetes jóvenes hasta 1942, cuando por voluntad propia decidió formar parte del cuerpo de enfermeras del hospital central de Nueva York. 

La agente 27 de fuerzas especiales (MARY ELIZABETH STORM) se ha unido a la agencia a los ocho (8) días del mes de abril de 1945, bajo el designio de la agente Margaret Carter, formando parte del primer escuadrón de agentes de la agencia y siendo ascendida al rango de capitán tras liderarlos a diferentes misiones exitosas. Creadora del primer escuadrón de fuerzas especiales de SHIELD. Capitán de la división de fuerzas especiales. 

Misiones:

Captura de Dr. Müller: [Exitosa] [archiv.1560]

Captura de Dr. Wagner: [Exitosa] [archiv. 1561]

Captura de Dr. Fischer: [Exitosa] [archiv. 1562]

Captura de Dra. Becker: [Exitosa] [archiv. 1563]

Infiltración a base de inteligencia de la organización científica HYDRA : [Exitosa] [archiv. 1564]

Recuperación de los restos/ Rescate del Sargento James Buchanan Barnes: [Fallida] [archiv. 1565]

Estatus actual del agente: Fallecida.



Ahora entendía por qué tanto revuelo al revelar el nombre. Fue de las primeras agentes de SHIELD, por no decir que fue casi una heroína nacional dada su intachable carrera en el ejército antes y durante la guerra. Lamentablemente no se sabía mucho de ella, más allá de todos los títulos y honorarios que alguna vez recibió a lo largo de su vida. En esos tiempos no reconocían a una heroína a no ser que ocupara el puesto del gran Capitán América y se enfrentara a las balas como un hombre. El ejemplo más claro era el de la difunta Margaret Carter, la fundadora de SHIELD. Aunque claro que el nombre de "Mary Storm" alguna vez se escuchó pronunciar en los novatos de la antigua agencia de seguridad, pero figuraba como una persona que no se debía olvidar y sin embargo, era constantemente pasada por alto. 

Quien sabe cuántas personas la veneraron en su momento de mayor brillo, era una verdadera tragedia el ver en lo que se había convertido. La pregunta que se hacía era ¿cómo?

¿Cómo es que una mujer con una carrera tan intachable pudo transformarse en ese monstruo?

Revisó cada uno de los archivos, encontrándose con la misma carrera intachable que sugería el encabezado. Todos registraban el procedimiento de captura de cada uno de los aliados de HYDRA que ahora ya debían estar muertos. Natasha por un segundo deseó verla en acción, con la duda latente dentro de ella, ¿acaso sería igual de metódica que la actual Sombra que rondaba por las calles? ¿O tendría mucha más compasión al tratarse de sus objetivos? 

¿Habría aprendido todo lo que sabe de SHIELD? ¿O a caso fue HYDRA quien perfeccionó esos conocimientos, dándole incluso una personalidad desalmada y sin rastros de compasión?

Al cabo de un rato se topó con un anexado, era el último reporte de misión con su apellido registrado. 



Archivo 1565

20 de agosto de 1945

A los veinte días (20) del mes de julio del año 1945 se le asigna la misión a la agente n°27 de la inmediata recuperación de los restos de James Buchanan Barnes para la repatriación y posterior funeral del fallecido sargento. El plan de ataque fue entrenado a los veintidós (22) días del mes de agosto del año 1945 y posteriormente el Escuadrón de Fuerzas Especiales fue enviado en la mañana del día veinticinco (25) del mes de agosto del presente año junto a insumos médicos. Son enviados mediante un tren a la ubicación (-----) y monitoreados por la directora de la organización, Margaret Carter. 

Comunican mediante radio todos sus movimientos, desde la llegada hasta del descenso a tierra contando con más de diez metros de profundidad en el cañón. Tras una ardua búsqueda logran dar con el uniforme desgastado de James Buchanan Barnes y un cuerpo no identificado en avanzado estado de descomposición. Sin embargo tras unos minutos más de búsqueda se presenta interferencia en la radio y se perciben señales de forcejeo de los miembros del equipo, quienes no responden a las preguntas hechas por sus superiores sobre la situación. Luego de eso hay una pérdida total de la señal.  

A las 19 hrs se declara la desaparición de la agente n°27 y del Escuadrón de Élite. Posteriormente es enviado un escuadrón de búsqueda a la ubicación (-----) donde se encuentran los cuerpos de los agentes fallecidos a los treinta (26) días del mes de agosto.  



¿Su cuerpo? ¿Encontraron un cuerpo? ¿Entonces como es que seguía con vida?

Estaba más que claro que HYDRA había metido sus sucias manos en todo esto. Con tantos desaparecidos para la época y todas las víctimas que tuvo ese campo de concentración, incluyendo los prisioneros que alguna vez la organización tuvo en su poder durante la Segunda Guerra Mundial, era bastante creíble que buscaran el cuerpo de una mujer bastante parecida a Mary Storm, o incluso desfigurarle el rostro para que la dejaran irreconocible. 

Eso respondía a su duda del "cómo", aunque no del todo. 

Aún le quedaba la más importante de todas.

¿Qué tan importante era esta mujer en la vida de Barnes? ¿Qué significaba su regreso?

En el pasado había sospechado por un pequeño periodo de tiempo que ellos dos tenían algo más que una simple relación de trabajo, aunque considerando lo fríos que eran y lo difícil que era tratar con ambos, no es como si habría podido obtener mucha información al verlos interactuar en los entrenamientos o durante las misiones que le tocaba con ellos. Sin embargo había algo en los ojos de ambos, cuando chocaban sus miradas, una conversación silenciosa o alguna conexión extraña que esos dos compartían y que por un tiempo envidió. 

Fue esa extraña y casi imperceptible química, lo que le hizo eliminar por completo la posibilidad de que ellos dos alguna vez pudieran tener algún tipo de relación secreta que traspasara los límites de lo laboral. 

¿Entonces porqué Bucky había cambiado tanto? ¿Qué diablos le estaban escondiendo? ¿Quién demonios era esta mujer en la vida de Barnes?

~*~

Estaba completamente perdido.

No físicamente hablando, claro estaba. Era consciente de que sus pies estaban sobre la hermosa terraza del complejo espacioso de los vengadores, mientras que sus ojos se enfocaban en la lejana ciudad y en el silencioso paisaje boscoso que les brindaba la maravillosa ubicación. El viento de esa noche era frío como el invierno. Tal vez, porque poco a poco el otoño le daba paso al frío invierno a un ritmo bastante lento. Una época que siempre le traía bastantes recuerdos dado el mes que estaba a la vuelta de la esquina. 

O mejor dicho, la mujer que ese mes le recordaba. 

El condenado mes de octubre estaba a tan solo varias semanas de distancia, y por primera vez en mucho tiempo sentía que este mes no sería un completo martirio, porque la persona que asediaba sus sueños como una triste fantasía, estaba con vida. 

Pero ¿realmente lo estaba?

Durante años, desde que comenzó a recuperar sus recuerdos, todo lo que tuvo en su mente durante todo este tiempo y el motivo de sus profundas depresiones era Mary. Siempre fue ella, y en sus pesadillas más recurrentes, ella le reprendía por haberla olvidado completamente y se alejaba de él hasta desaparecer en la penumbra, llevándose consigo el paraíso en el que había estado sumido durante su alegre pasado. La extrañaba como nadie, aún la amaba y recordar todos los meses de octubre su dulce sonrisa le provocaba un profundo dolor que en el cuarto día de ese condenado mes, no era capaz de retener dentro de sí mismo. Pero era consciente de que esa mujer no era el monstruo al que estaban buscando por todo el país e incluso fuera de éste. 

Shadow era una máquina diseñada para asesinar a sangre fría y para entrenar super soldados peores que ella. Una desalmada que no tenía escrúpulos compasión al momento de torturar a alguien, y siempre se terminaba saliendo con la suya. Era desalmada, fría, calculadora, todo lo contrario a la Mary que recordaba. A su Mary. 

Tal vez la peor parte de recordar todo su pasado era eso, recordarlo todo. Las risas, los abrazos, las caricias, los gemidos y las lágrimas. Las veces que estuvieron tan cerca de recuperarse a sí mismos y lo doloroso de cada reinicio, que los colocaba en el punto de partida nuevamente. Sufría recordando esa vez, esa lejana y amarga vez en la que casi lo lograron, que se derrumbaba de la culpa y de la amargura cada que recordaba ese momento. Tan cerca y tan lejos de ese paraíso, al que por años había anhelado regresar. Y todo se sentía tan vívido que constantemente experimentaba nudos en la garganta cuando tenía un buen sueño, o cuando recordaba las dulces tardes junto a la que debió ser su esposa, pero que desgraciadamente ya no lo sería. 

Su mente le daba vueltas y vueltas al asunto, preguntándose si valía la pena todo esto. La búsqueda, sus audiencias con el consejo en las que revelaba detalles de aquel monstruo, aguantando los recuerdos que lo bombardeaban por las tardes y el no poder mirar a Natasha a los ojos debido a la culpa que sentía por amar a alguien más. Porque aún amaba a Mary, a pesar de que estaba en una relación con una mujer maravillosa, que lo aceptaba tal y como era y que además no se apresuraba en saber su pasado, respetando su espacio. 

Natasha no lo merecía. Él no se la merecía. 

Ni siquiera sabía por qué diablos aceptó su propuesta para empezar, ¿cómo alguien como ella podía estar con alguien tan dañado como él?

Los pasos de alguien detrás de él, lo sacaron de sus pensamientos. 

- ¿Aún nada?- preguntó Steve apoyándose también en la baranda. Bucky negó con la cabeza, soltando un suspiro agobiado- Todo el país la esta buscando, tarde o temprano aparecerá y podremos llegar al fondo de todo esto- agregó el rubio palmeando su hombro en un intento por reconfortarlo. 

Bucky se preguntó cómo es que Steve podía ser tan positivo en esta situación, considerando a lo que se estaban enfrentando. A quién se estaban enfrentando. 

¿Cómo podía mantenerse tan... estable? ¿Cómo es que esto parecía no afectarle tanto como a él?

Conocía la relación que Steve y Mary tuvieron. Ambos fueron mejores amigos en el pasado, siendo él el primero de los dos en conocerla cuando los tres eran jóvenes y estúpidos. Ella tenía al menos diecisiete años cuando el rubio los presentó formalmente y aunque ella no lo aguantaba tanto como aguantaba a Steve, siempre se llevaron bien. Fue de las primeras chicas en relacionarse con Steve mucho antes de que estallara la guerra y siempre se encontraba cerca cuando la necesitaban, incluso cuando no.

Miró a Steve en ese momento. Él también miraba a la ciudad a la distancia, cruzado de brazos y apoyado en la fría barandilla de la terraza, pero permanecía inmutable, sereno. Todo lo contrario a él.

¿Cómo lo hacía? ¿Cómo era capaz de permanecer inmutable ante la presencia de esa dulce chica de orbes café?

Envidiaba esa habilidad. 

Bucky soltó un nuevo suspiro, aún más abatido. 

- Creí que después de lo de los helicarriers no volvería a saber de ella- admitió con pesar, ganándose la mirada de su amigo. 

- ¿Pierce te dijo algo antes de enviarte?

Bucky volvió a negar con la cabeza. 

- A penas y la recordaba, pero sabía que algo me faltaba así que naturalmente terminé preguntándole. Dijo que no tenía que preocuparme más por ella, que ya no me estorbaría en las misiones- la vívida imagen de aquel canalla le amargó los recuerdos por un momento, hasta que recordó que él ya estaba muerto y que no regresaría para mortificarlo- Luego de eso escapé, ya sabes el resto de la historia- el rubio asintió en respuesta con la cabeza y volvió a mirar a la ciudad- Supongo que mi cerebro lo interpretó de forma literal y nunca pensé...- cedió Barnes con pesar y ligero resentimiento- Jamás pensé en la posibilidad de que estuviera en algún lado con vida. 

- Bueno, algo es seguro- agregó Sam, entrando de pronto a la terraza y ganando la atención de los dos super soldados- Es excelente para esconderse, porque en el departamento no encontraron ni una sola huella. No hay rastros, ni avistamientos, ni ataques. Es como si se hubiera evaporado en el aire. 

Bucky suspiró abatido y miró al cielo en búsqueda de algo de paciencia. 

- ¿Qué hay de los asesinatos de la semana pasada?- preguntó Steve.

Cientos de casos de muertes extrañas habían precedido los últimos días. Eran accidentes extraños en los que las víctimas terminaban muertas en su totalidad o sus cuerpos terminaban canonizados hasta el punto de resultar irreconocibles. El miedo estaba sembrado en todo el país y poco a poco, los rumores de una sublevación contra el gobierno dada su ineficiencia ante estos eventos, cobraban mayor fuerza. Debían hacer algo pronto, por lo que el consejo de seguridad no dejaba de presionar sobre los únicos seres humanos capaces de lidiar con el presunto culpable de todo esto. 

- El forense aún no dice nada- negó el moreno, tomando lugar también en la barandilla- Los del consejo esperan a que des declaraciones, Barnes.

- ¿Qué más quieren que les diga? Ya dije todo lo que sé sobre esa maldita Sombra. No es mi culpa que no sepan como buscar- repuso Bucky en señal de profunda frustración-  ¿Acaso esperan que les cuente sobre sus años dorados? Porque esa no es la persona que buscan. 

- Calma Buck, la encontraremos- dijo el rubio, tratando de calmarlo. 

Sam se interpuso. 

- ¿Cómo? Hasta ahora lo que tenemos no nos sirve de nada- estaba mucho más nervioso que esos dos juntos, pues era quien regularmente tenía que poner la cara ante el consejo ya que la mayoría del equipo estaba sumamente ocupado buscando al nuevo enemigo que les estaba declarando la guerra. 

- De la misma forma que encontramos a Bucky- repuso Steve con total convicción de sus palabras- Hay que ser perseverantes. 

- No puedo decirle eso a los del consejo. Tú tal vez puedas quedar como héroe y subirle las esperanzas a la gente cuando das ese tipo de discursos, pero ese no es mi estilo Cap, no sé si lo notaste. 

Steve sonrió de medio lado. Conocía a Sam, no era de dar discursos bajo presión, sobre todo cuando se trataba del consejo de seguridad de este país. 

- Diles que presentaré un nuevo plan de búsqueda mañana por la mañana, eso los dejará tranquilos por un rato. Si vuelven a llamar, que se comuniquen conmigo- Sam asintió ante su propuesta y luego se retiró de regreso a la base para darles el comunicado a los del consejo. Eso al menos les daba unos minutos. Se volvió hacia el mortificado Bucky a su derecha y lo observó por un momento- Ánimo amigo, ella no debe estar tan lejos. 

Debía estar pasando un infierno.

Y no era el único. 

- Eso no lo sabemos, Steve. Su entrenamiento fue peor que el mío- el castaño suspiró, liberando parte de su alma mortificada- No sabemos si ella aún está dentro de ese monstruo. 

- Debe estarlo- respondió sin ninguna duda- Si lo que dijiste es cierto, entonces aún queda algo de ella ahí adentro. Solo debemos escarbar. 

En parte lo decía también para sí mismo. 

Se negaba a creer que Mary había desaparecido en su totalidad, solo porque tuvo un entrenamiento peor que el de su mejor amigo. 

No se rendiría con ella. Jamás lo permitiría. 

- ¿Y luego qué?- saltó Bucky con ligera amargura, sin embargo permaneció completamente en calma. 

- Pasará lo mismo que pasó contigo. Un paso a la vez.

Steve ya se había planteado durante las últimas semanas lo que harían después de capturar a la vieja Sombra de un soldado que ya no existía. Incluso ya había tenido charlas con el rey T'Challa y su familia para inducir a Mary a un tratamiento lo antes posible, aunque claro que no era tan sencillo como le gustaría. Con todo este escándalo mediático, Mary tendría que ser puesta en una celda por un tiempo como medida de prevención, cosa que no le agradaba en lo absoluto y que por ningún motivo le había revelado a su mejor amigo. Estaba haciendo todo lo posible junto con Tony para convencer a los del consejo de traerla al complejo como una medida extra de seguridad y poco a poco lo estaban logrando. Eso como primera medida, evitando una jaula para ella. Lo segundo era la visita de cientos de especialistas desconocidos que pudieran venir a visitarla para una evaluación médica y psicológica, para determinar si todos los actos cometidos contra el gobierno eran por decisión propia o había sido manipulada por alguien más, como lo fue el caso de Bucky.  

Tony estuvo hablando con varios especialistas de confianza, pero hasta los momentos, ninguno alzaba la mano como voluntario para esta tarea. Lo que llevó a Steve a tener pequeñas conferencias con especialistas recomendados por T'Challa y otros conocidos. 

Era una tarea bastante agobiante entrevistar a cada uno y revisar sus historiales, aunque no era el único luchado por la causa, porque Bruce lo apoyaba en todo lo que podía al igual que Clint y Sam. 

Y ni siquiera quería pensar en los tribunales y en todo el proceso jurídico que les caería encima una vez que Mary pusiera un pie dentro de la torre. Eso si la atrapaban primero que los federales. 

Steve miró a Bucky pensando lo difícil que debía ser para él todo esto. El tener que ver a la mujer que tanto amó en el pasado de nuevo, después de casi un siglo de creerla muerta, y no poder hacer nada para traerla de regreso. 

Comprendía su dolor completamente, y era por eso que prefería ahorrarle todo el dolor de cabeza o lo que traería consigo la llegada de Mary al complejo. 

Una tormenta se acercaba, podía sentirlo. 

- Tienes razón- agregó Bucky un poco más calmado. 

Ambos permanecieron en silencio por un rato, cada uno perdido en sus propios pensamientos y todos dirigidos a la única persona que les quedaba de ese pasado tan lejano y feliz del que alguna vez formaron parte. 

De pronto Bucky comenzó a reír. 

- ¿De qué te ríes?- preguntó el rubio mirándolo extrañado. 

- ¿Recuerdas esa vez que fuimos a esa montaña rusa en Coney Island y vomitaste? 

Steve no tardó en contagiarse de su risa, devolviéndole el gesto con gran nostalgia. 

- Como olvidarlo- se cruzó de brazos y suspiró, tratando de recordar aquella lejana vez tan vergonzosa, mucho antes de ser un super soldado. Era un débil y enfermizo chico de Brooklyn a quien no le gustaban los abusivos y tenía un alto sentido de la justicia y la moral. En esa ocasión los tres eran muy jóvenes, ella debía de tener al menos diecisiete años cuando él y Bucky le ofrecieron fugarse de clases para ir a la feria, y claro que terminó por acompañarlos. Más por las ganas de divertirse que por cuidarlos a los dos de una tragedia potencial.

Fue de las mejores tardes que había pasado en su vida, a pesar del amargo sabor de su vómito tras bajar de la montaña rusa. 

Todo quedaba atrás cuando recordaba las palmadas amigables de Mary en su espalda y sus palabras reconfortantes mientras vomitaba. O el pañuelo de seda que le tendió después de esa vergonzosa tragedia y ese extraño caramelo que lo regresó al juego en unos minutos.  

- ¿Qué era lo que me dio después de eso? ¿Un antiácido?- su amigo asintió en respuesta y luego suspiró.

- Mary siempre estaba ahí para limpiar nuestro desastre o para hacernos sentir bien- era un hecho. La nostalgia regresaba a él nuevamente, como muchas otras veces que recordaban el pasado, sin embargo, se sentía diferente. Tal vez porque la persona de la que tanto hablaban seguía con vida- ¿Cómo es que siempre llegaba justo en el momento más oportuno?- inquirió el castaño perdiendo sus ojos una vez más en la lejana ciudad de Nueva York. 

- ¿Cómo que en el más oportuno? ¿Olvidas la vez que te atrapó con Penny?- le recordó Steve con una ceja alzada. 

- Si. Estaba furiosa, no me habló por una semana. Incluso llegué a pensar que se arrepentía de estar conmigo- tal parecía que no dejaría de suspirar, ¿y cómo dejar de hacerlo? Si tan solo de recordar lo tierna que se veía cuando se enojada le derretía el corazón. Lo transportaba de regreso a los cuarenta, a la mejor época de su vida- O la vez que pensó que Betty y yo teníamos algo- añadió causando la risa del rubio. 

- Aún recuerdo esa cita... ¿fue en la feria del 38? 

- No, fue en la feria del 43, ¿no recuerdas que eras mucho más alto?

No importaba si Steve no lo recordaba...



Él lo hacía como si hubiera sido ayer. 

Esos ojos cafés tan dulces como una taza de chocolate caliente antes de dormir, que te calienta cada rincón del cuerpo y te brinda un confort indescriptible. Junto con esos vestidos floreados tan dulces y que le agregaban a la mujer que lo portaba, un aire mucho más amable y grácil que contrastaba perfectamente con su duro carácter. Le recordaba a cierta flor de color púrpura que crecía sin la ayuda de nadie. No lograba recordar el nombre porque jamás fue experto en botánica, pero alguna vez escuchó hablar de esa flor en sus clases de biología y no tardó en compararla con ella. 

Con Mary.

Era un ferviente admirador de esa mujer y de toda la fortaleza que tenía. No era una chica común, marcando una gran diferencia entre las chicas que ocasionalmente frecuentaba para pasar el rato. Tal vez era esa la razón por la que le gustaba tanto, o tal vez se debía a su gran capacidad para rebotar cada una de sus insinuaciones y piropos, haciéndolo parecer un juego entre ellos. 

Como sea, le gustaba Mary Storm. Y mucho. 

Todo le gustaba de ella, cada gesto, cada maña, cada cualidad, cada virtud y cada defecto. Todo de ella lo tenía profundamente fascinado hasta tal punto que resultaba obvio para quien lo viera cerca de ella. Tanto así, que varias de las chicas con las que alguna vez salió, se daban cuenta de esto y reaccionaban ante la situación. Muchas tenían la decencia de alejarse tras obtener la respuesta, pero otras no se molestaban en preguntar sino que procedían a marcar territorio de inmediato. Eso le había causado algunos problemas con Mary, pero nada que no se pudiera resolver de forma civilizada. Sin embargo, esta semana su suerte era especialmente pésima. 

Tras varias misiones exitosas, tenían un buen par de semanas de descanso antes de ser enviados de nuevo al campo de batalla, por lo que él y Steve podían pasar algo de tiempo de calidad con Mary. A quien no habían visto desde hace casi un mes. Naturalmente pensaron que una visita a la feria que pasaba por Nueva York esa semana, compensaría la total falta de sus presencias en la vida de la única chica que parecía aguantar sus bromas y comentarios. Pero Bucky no contaba conque en su camino al restaurante en el que había quedado con la castaña, se toparía con una antigua conquista y a quien había olvidado por completo. 

Era su entera culpa, lo sabía. 

Dejó que pasaran los meses y no le dio un fin a esa extraña relación. Aunque en su defensa, jamás esperó que las cosas con Mary llegaran al siguiente nivel. Desde que la conoció pensó que jamás tendría oportunidad por la forma en la que se trataban, hasta esa noche. 

Justo ahora caminaba junto a ella en la feria, iban detrás de Steve y la señorita Carter, quien fue invitada por el rubio amablemente tras perder una apuesta. La misma constaba de ver quien era capaz de lanzar más cuchillos al centro de una diana, y que el cuchillo no resbalara. El que perdiera debía seguir las órdenes del ganador por el resto de la semana que ambos soldados pasarían en la pintoresca Brooklyn. 

¿En qué momento Steve creyó que sería buena idea apostar con una mujer cuya puntería era mejor que la de todos los comandos aulladores? 

¿Cuándo aprenderían a dejar de subestimarla?

- Aún no puedo creer que hayas ganado la apuesta- le murmuró Bucky a Mary mientras miraban a la parejita de enfrente. Steve a penas charlaba con Peggy y removía sus manos en la espalda cada tanto- Míralo, se muere de la vergüenza tan solo de estar cerca de ella. Ni siquiera puede tomarla de la mano.

La mano de la cita del rubio se balanceaba con soltura entre ellos, mientras que Steve estrujaba sus manos detrás de su espalda. Desde donde estaban podían notar la pena del soldado y el obvio sonrojo en sus mejillas. 

Mary solo sonrió con un aire de nostalgia mientras negaba. 

- Se le llama ser un caballero, Barnes- la mirada recayó sobre él- No es como tú. 

- ¿A qué te refieres?

La castaña lo miró con una ceja alzada. 

- ¿Enserio quieres que te lo señale o prefieres que te lo escriba?- inquirió cruzándose de brazos. Los ojos cafés cargados de reproche y una pizca de enojo en ellos le regresaron a ese mismo lunes en la tarde cuando se disponía a encontrarse con ella en el restaurante para invitarla a salir. A Betty Kenner salir del local y la breve charla que tuvieron antes de que la pregunta de rigor surgiera de la boca de la rubia. En cuanto supo que se reuniría con otra mujer, pareció bastante afectada, muy a pesar de su sonrisa que pretendía desviar su atención. Después de eso todo pasó muy rápido. La voz de Mary llamándolo al fondo y luego una presurosa Betty tomando su rostro para besarlo en la boca con una pasión que jamás habría adivinado de ella. 

La castaña a su lado negó con la cabeza y suspiró. 

- En fin, será mejor que nos apresuremos- sentenció arreglando su abrigo- Se supone que mañana me toca doble turno y quiero estar descansada para dar toda mi energía. 

- Creí que renunciarías al hospital.

- Si, pero prefiero limpiar vómito antes que atender hombres ebrios y que quieran pasarse de listos conmigo solo por mi cara bonita- repuso mientras avanzaban hasta alcanzar a la parejita que se había adelantado varios pasos- Además, ya tengo experiencia limpiando vómito ¿cierto Steve?

El rubio volteó al escuchar su nombre. 

- ¿Ah? ¿qué?

- Nada amigo, olvídalo- le aseguró Bucky entre risas, para luego tomar a su acompañante de la cintura- ¿Les parece bien si nos perdemos un rato?

- ¿A dónde?- inquirió su amigo con una ceja alzada, los miraba de forma suspicaz y extrañada. Posando sus ojos en especial sobre el agarre que tenía sobre Mary. 

- ¿Eso importa?- ignoraba que Mary lo miraba incrédula y enojada. Pero ya tendría tiempo para disculparse con ella. De hecho eso era lo que trataba de hacer, pero no podía hacerlo con estos dos escuchando. 

- Pues...

- Vamos preciosa, no le molesta- lo interrumpió antes de que pudiera decir algo más y se apresuró a llevársela a un lugar mucho más privado. 

Lo primero que se le ocurrió fue llevarla a un par de bancos cerca de la salida de la feria, pero no quería alertar a Mary y darle más motivos para que le diera una merecida paliza, por lo que la arrastró por el brazo hasta la rueda de la fortuna, y tras pagar la entrada, la ayudó a subir a la solitaria cabina. Lentamente la rueda comenzó a moverse, elevándolos en el aire y dándoles una vista maravillosa de la feria y de todas las personas que se divertían. Recordaba que lo primero que ella comentó al estar en el punto más alto, fue lo hermoso que se veía todo desde arriba y lo relajante que era. Incluso pensó que había ganado puntos al traerla a la atracción más romántica de toda la feria. Pero segundos más tarde pudo localizar a su amigo rubio y a la señorita que lo acompañaba, haciendo que todo rastro de diversión desapareciera. 

- Eso fue grosero, Barnes- protestó ella, viendo desde arriba a la aparente feliz pareja. 

Sabía que se refería a su forma de arrastrarla por casi todo el lugar, pero ¿podía culparlo? 

Deseaba hablar con ella y aclarar todo este malentendido desde ese lunes en la tarde, pero Mary lo ignoraba completamente. Sin importar cuanto le rogara por un minuto de su tiempo, o cuantas calles recorriera detrás de ella, o cuantas veces fuera de visita al hospital. Ella siempre lo evadía, negándose a concederle tan siquiera un insulto por su alto nivel de estupidez. Tuvo que recurrir a Steve para que ella accediera a esta salida, y aún así se ganó una fuerte reprimenda de él tras pedirle el favor por ser tan estúpido como para besar a otra chica frente a Mary.

Sin mencionar otras cosas que tuvo que hacer para dispersar los rumores que comenzaban a esparcirse por todo Brooklyn, y todo por su falta de responsabilidad para con las mujeres que salía. 

Esperaba que al menos le diera la oportunidad de explicarse.

- Oh vamos, no vas a enojarte conmigo por querer darle un empujón ¿o si? Jamás iba a tomarla de la mano con nosotros ahí, estorbando en su cita- lanzó como excusa ante la mirada desconfiada de Mary, quien bufó y volvió a mirar a Steve y a Peggy desde las alturas con un aire de preocupación. Bucky tomó su mano, logrando llamar su atención- Hey, deja de preocuparte por el niño y céntrate en nosotros, preciosa. Esta es también nuestra cita. 

Al escucharlo, Mary frunció el ceño y una sonrisa sarcástica se dibujó en su rostro. 

- ¿Cita? Eso no fue lo que escuché cuando me invitaron. De hecho, creo que fue Steve quien me pidió venir ya que a alguien le habían cancelado a último minuto- aclaró con ligero sarcasmo.

- Esta bien, esta bien. Es mi culpa- accedió él, derrotado y con sus manos al aire- Tal vez no ha sido mi mejor movimiento.

- Si a ser un cobarde le llamas movimiento...

- Ok, lo entiendo, soy un idiota. Puedes decirlo en voz alta. Pero no me juzgues, no sabes lo que pasa por mi cabeza. 

Mary bufó de nuevo.

- Te juzgaré todo lo que quiera, tengo el derecho, más aún por ser tu amiga. 

Detestaba estar en estas condiciones con ella. Detestaba que lo ignorara de esa forma, a pesar de que sabía que lo tenía bien merecido. Soltó un suspiro y se mantuvo en silencio por un rato, mientras que la rueda hacía su lento trabajo de mostrarles la ciudad desde el punto más alto hasta llegar al suelo. La suave brisa ondeaba el hermoso cabello de la mujer que tenía enfrente, y que además evitaba mirarlo a toda costa. 

Tenía que aclararle lo que había pasado en el restaurante. 

Estaba en una cabina de la rueda de la fortuna más grande que había visto jamás, junto a la mujer de la que se había enamorado. No perdería la oportunidad. Además, por algo estaban ahí. Tal vez ella deseaba escuchar sus explicaciones aunque fuera solo un poco. De otra forma se hubiera negado en cuanto vio hacia dónde la estaba llevando. 

Y siguiendo ese pensamiento, junto con un puñado de valentía que logró reunir de la nada, abrió la boca. 

- Fui yo el que canceló. 

Inmediatamente ella volteó a verlo, sumamente confundida. 

- ¿Qué?

- Betty me invitó a salir pero le dije que no un montón de veces, no aceptaba un 'no' como respuesta- le explicó mientras se rascaba la nuca- Así que fui hasta su casa para aclarar las cosas y cancelar la cita. 

Poco a poco el semblante de Mary se fue calmando, sin embargo no perdió la confusión y el enojo de sus facciones. 

- ¿A qué te refieres con eso?

- A que no estoy saliendo con ella- se acercó para tomar esas delicadas manos entre las suyas- Jamás hubo algo entre Betty y yo- le aseguró mirándola a los ojos, perdiéndose por un instante en la profundidad de ese tono tan particular pero a la vez tan común. 

Lentamente esas dulces facciones se llenaron de calma. 

Bucky reconocía esa mirada y esa expresión. Esa noche tuvo la dicha de verla en su estado más relajado, más extasiado y más puro. Tuvo la dicha de acariciar, saborear y contemplar cada pulgada de su cuerpo, dejando a un lado el mar de confusiones que supuso el estar con ella en una cama, completamente desnudos y dispuestos a llevar los besos de la entrada hasta el final. 

Ella no era como las otras mujeres, eso era un hecho. Porque jamás había experimentado lo que esa noche tuvo con Mary. Ninguna mujer le otorgó ese sentimiento de estar completo, ese sentimiento de pertenencia, ese deseo de pertenecer a alguien. Y solo pudo probar aquella rara sensación la mañana después de estar con Mary, cuando despertó sintiendo el tacto tan cálido de su mano acariciar su rostro. Lo primero que se topó fueron esos mismos ojos cafés que lo contemplaban con un brillo extraño, y que inmediatamente desapareció al percatarse de que estaba despierto. 

Desde esa mañana supo que no había otra forma de la que quisiera despertar, si no era con esos ojos y esas caricias. 

De pronto, las facciones de Mary regresaron a ser duras y cargadas de enojo. 

- ¿Y lo que vi en el restaurante fue una alucinación?- inquirió ella alzando una ceja. 

Diablos, se había acordado de eso. 

Y la conocía, jamás se rendiría.

- ¡Ella me besó! En cuanto escuchó que iba a encontrarme contigo se puso a actuar extraño y luego tú me llamaste y...- trató de explicarse, pero las dudas no parecían abandonar el semblante de su acompañante. Bucky suspiró abatido y aferró su agarre en las manos de Mary- Si no me crees pregúntale a Steve, él puede confirmarte que no he salido con nadie después de... bueno.

- Dilo, Barnes. Después de que te acostaste conmigo- espetó con molestia, para luego soltarse de su agarre con brusquedad- ¡Eso no importa! ¡Fue una sola noche! No tiene importancia, lo has hecho con media cuadra. 

La miró enfurruñada y cruzada de brazos, evitando en todo momento su mirada. 

¿Por qué lo hacía? ¿Por qué decía ese tipo de cosas?

No fue una noche cualquiera. Ella no era un mujer cualquiera, era... era ella. 

¿Cuántas veces debía repetírselo? ¿Cuántas veces debía explicarle que esa noche fue diferente a todas las demás? Se habían acostado hace casi cuatro meses y jamás fue el mismo desde entonces. No salía con nadie más, no miraba a nadie más, no coqueteaba con nadie más, porque no sentía la necesidad de hacerlo. Porque esa noche, fue la primera vez que él se entregaba en cuerpo y alma a una mujer y que además sentía esa reciprocidad de la que los estúpidos libros para chicas hablaban. 

Ambos lo habían sentido, estaba seguro de eso. O jamás habría visto esa mirada en ella.

- Para mí si tiene importancia- sentenció firmemente, tomando de nuevo su mano, ganándose de nuevo su atención- Fue la mejor noche de toda mi vida y jamás... Jamás había sentido algo así, tan... tan apasionado, tan lleno de emoción- ella bufó, escéptica y reacia a creer sus palabras- Tú también lo sentiste, admítelo- ella no dio respuesta alguna. En cambio miraba a las personas que se divertían en la feria, a los niños correr, y a la pareja que anteriormente dejaron atrás. De pronto Bucky la tomó gentilmente por la barbilla, atrayendo de nuevo sus ojos a él mientras que buscaba en ellos ese brillo ocasional que le hacía acelerar el corazón- Hablaba enserio cuando te dije que me gustas, Mary.

Tan pronto como lo dijo, pudo ver ese destello fugaz en el profundo café de sus ojos. 

Eso le dio la confianza suficiente para dar el siguiente paso. 

- Dame una oportunidad, te demostraré que digo la verdad.

- No lo sé...- dijo ella un poco insegura de aceptarlo. 

- Si meto la pata puedes armar una escena, tan grande como quieras. Déjame probarte que digo la verdad.

Mary lo miró por unos segundos, dudando en su debía creerle o no. Aunque después de todo lo que había pasado y toda esta confusión, no la culparía si de pronto no le creía. 

Y justo cuando pensaba que se soltaría de nuevo de su agarre  para insultarlo, lo tomó de las mejillas y juntó sus labios en un beso que él no dudó ni un segundo en corresponder con todo el gusto del mundo. Su sabor era embriagante junto con las sensaciones que lo envolvieron. No fue capaz de detener sus manos cuando se acercaron hasta la cintura de Mary y la envolvieron con el único propósito de acercarla más a él, y así profundizar el beso. 

Estaba perdido. 

Completamente enamorado de ella. 

Porque no había explicación para las reacciones de su cuerpo cada vez que estaba con ella, que el amor mismo. Cuando sus labios se separaron, le costó pisar tierra, porque había sentido que estaba en el mismísimo cielo. Lo primero con lo que se topó fueron con esos ojos café, más brillantes que nunca. 

- ¿Eso es un 'sí'?- preguntó con el corazón en un hilo. 

- ¿Tu que crees genio?

Todo lo que pudo hacer después de semejante respuesta, fue volver a fundir sus labios con los de ella. Esta vez, completamente lleno de alegría, por la oportunidad que le brindaban.

No la desaprovecharía. 



Y no la desaprovechó. 

Le demostró cuanto podía amarla, día tras día hasta que tuvo que irse a la última misión que tuvo como Comando Aullador. Dio todo de sí mismo cada día al despertar junto a ella, en cada cita, en cada caminata, en cada baile, en cada cena que pasaban juntos. Incluso siendo un soldado, un monstruo con un brazo de metal. 

Tras recuperar la memoria en Wakanda, no solo recordó todo el daño que hizo durante las últimas décadas, sino que también recuperó algo mucho más doloroso que la culpa. Recuperó todas las veces que había caído prendado por la fiereza de la mujer que siempre lo protegía, su inteligencia, su astucia y su agilidad. Todas las veces que se enamoró de Mary, siendo ambos parte de HYDRA. Como sus gestos simples y toscos le aceleraban el corazón, como su preocupación lo hacía sentir importante y amado, en medio de tanto caos y destrucción. Esa faceta calmada, seductora y amable que solo le mostrara a él cuando la confianza volvía a ser la misma. Cuando nadie más los miraba. 

Recordaba los besos que había logrado robarle entre misiones en las que eran enviados completamente solos y sus actitudes cobardes que la enviaban a la silla, por el temor a ser descubiertos. El brillo en los ojos de Mary cuando lo reconocía o cuando se enamoraba nuevamente de él, como si ese viejo sentimiento jamás se hubiera evaporado. Sus ojos vacíos después del reinicio y lo mucho que le dolía el darse cuenta de que sus posibilidades estaban nuevamente en cero. Los entrenamientos llenos de tensión, las batallas feroces, las charlas de apoyo de las que nadie en HYDRA tenía idea, las miradas de consuelo antes de ser regresados al hielo. Todo, lo recordaba todo. 

Pero lo que más abría su herida fue esa noche en su pasado. La única noche que tuvo con ella y que atesoraría en su mente por el resto de su vida junto con la culpa que guardaba. 

Tan cerca del paraíso, pero a la vez tan lejos de él. 

- Si, era una gran chica- afirmó Steve a su lado, pero Bucky solo pensaba en esa noche. Mientras que el rubio sonreía al cielo con cierta nostalgia, casi tan perdido en sus recuerdos como su amigo- Aún no puedo creer que apostara en mi contra y aparte...- se detuvo al notar la melancolía tatuada en los ojos de Barnes- ¿Estás bien?

En ese momento, el castaño volteó para mirarlo con una determinación feroz en sus ojos, a pesar de la inmensa tristeza que lo nublaba. 

- La voy a recuperar, Steve- sentenció firmemente- Si está ahí adentro, la traeré de vuelta. 

En respuesta, el mencionado suspiró. 

- Conozco esa mirada- y lo conocía muy bien como para saber que esa combinación de seguridad con frustración y tristeza solo lo llevarían al desastre. Aunque desde que supo que Mary estaba de regreso, supuso que todo esto sería un total y completo desastre para todos los involucrados. Eso lo incluía. Así que armándose de valor para otra pelea en la que probablemente sería dejado atrás de nuevo, se cruzó de brazos y le dio una mirada severa a Bucky- Y es por eso que debo preguntar, ¿Qué pasará con Nat? 

Como era de esperarse, él bufó. 

- Creí que ya habíamos cerrado ese tema- farfulló evitando su mirada.

- Nunca lo cerramos, tú te negaste a responder y me dejaste solo en la cocina. Eso no es ponerle fin a una conversación- espetó Steve con la firmeza característica de un capitán. Era su mejor amigo y estaba feliz por todo lo que había logrado hasta ahora. Por eso no iba a permitir que la aparición de un fantasma del pasado destruyera todo el progreso que él había conseguido hasta ahora. Tenían que hablar del tema ahora y dejar los puntos sobre las íes antes de que fuera demasiado tarde- Aún amas a Mary y el saber que está con vida te devolvió la esperanza de recuperarla, no te atrevas a negarlo- añadió en cuanto Bucky abrió la boca para protestar- Eres el único que conoce a Shadow Winter mejor que nadie, por eso debes estar al frente de la siguiente misión una vez que la encontremos, sin embargo, cuando el momento llegue...

- ¿A dónde quieres llegar con esto, Steve?- lo interrumpió, harto de tanto sermón. 

Ya había pasado por esto en la cocina, justo hace dos días. No quería de nuevo la dolorosa charla de dejar el pasado atrás, cuando todo en lo que su cerebro era capaz de pensar, era en tener a Mary de vuelta en sus brazos como antes. 

- Solo trato de hacer que todo este asunto no se te vaya de las manos, Buck. 

- Diciéndome que no me involucre. 

- No emocionalmente. 

Bucky bufó de nuevo, irritado. 

- Eso es imposible. 

- Lo sé, pero debes enfrentar la realidad Bucky- le dijo el rubio con ligero pesar, puesto que entendía todo su dolor. Tal vez como ninguna otra persona era capa de entenderlo- Tomaste decisiones antes de que la noticia de que Mary estaba viva saliera a la luz. Construiste una vida aquí y tus acciones, sean las que sean durante todo el proceso, no deben destruir lo que has logrado hasta ahora, sin importar qué tanto significó ella para ti- al notar como se tensaba a medida que hablaba, se acercó para tomarlo del hombro, esperando a que lo mirara para darle algo de confort- No puedes enfrascarte más tiempo en el pasado, sin importar cuanto dolor te cause o cuanta felicidad puedan darte los recuerdos de lo que fue- Bucky alzó la mirada, con lágrimas sus ojos que rogaban por salir. Steve tuvo que tomar algo de valor para decirle algo que durante mucho tiempo, también se estuvo repitiendo para seguir adelante él mismo- Eso no es tu presente y debes dejarlo ir. 

Él ya la entendía, y aunque el camino para llegar a eso fue increíblemente doloroso, pudo sanar gran parte de todas sus heridas.

Ahora era turno de Bucky entenderlo. 

- Eso ya lo sé- concedió el castaño tras respirar profundo. 

Pero era tan duro ver las fotografías y que todo su cuerpo la reconociera como la mujer a la que le había entregado su alma en más de una ocasión. 

- Promételo- le dijo Steve de pronto- Solo ayudarás a que regrese, a que tenga una vida normal, nada más. 

Era lo más sano, tanto para él como para ella. 

Además, no podía ser tan ingrato con la mujer que hoy en día lo aceptaba tal y como era, con todo y tiempos de espera. Así que con el rostro de Natasha en su cabeza, junto con toda la vida que había logrado construir a través de los pocos años que llevaba de libertad, selló la promesa con su mejor amigo. 

- Lo prometo. 

- ¡Chicos!- ambos se volvieron hacia el llamado de Sam que llegaba corriendo al balcón, sumamente agitado- Recibieron la alerta. La vieron en Time Square. 

No faltó decir un nombre, porque ambos sabían de quien se trataba.

- ¡¿Qué?!- exclamó Bucky- Eso no es posible. 

Time Square era una de las áreas más transitadas de todo Nueva York y que además estaba asediada de cientos de policías y agentes encubiertos que la notarían a un kilómetro a la redonda. Si la detenían ahora, probablemente se desataría el infierno sobre los civiles. Debían actuar rápido. 

- ¿Dónde está?- preguntó Steve rápidamente. 

- Rumbo al este.

Los tres se dirigieron al interior del edificio. No tenían tiempo que perder. 

~*~

Nada debía fallar esta vez.

Solo pasaron horas desde su episodio delirante en el baño de aquella casa, pero se sentía más viva que nunca. Tal vez se debía a la ira que amenazaba con explotar dentro de ella y que guiaba cada uno de sus movimientos. En cuestión de un par de horas, tenía la base en su poder, había condicionado los viejos dispositivos a su gusto, y además había capturado al menos a veinte rehenes. Sus hombres custodiaban las entradas y el cielo, en búsqueda de una señal de los vengadores que quedaban, y que estaba segura, vendrían por su cabeza. Al menos estaba segura de que dentro del grupo de héroes, debía estar Barnes, por lo que nada podía fallar en su tarea por capturarlo. Esta vez lo llevaría ante Strucker aunque le costara el brazo humano que le quedaba. Recuperaría a su compañero y en su defecto, no dudaría en asesinarlo, aunque esa no fuera una opción muy viable. 

Shadow echó un vistazo al viejo salón de operaciones y a las cámaras de seguridad internas que ya habían sido habilitadas. Sus hombres se movían rápido y daban los últimos retoques al nuevo equipo alfa, colocando los dispositivos nuevos en las nucas de los rehenes. En su ejército no cargaría con pesos muertos y menos dejándolos a la merced de los vengadores. En cambio, planeaba usar sus miserables vidas a su favor y en el peor de los casos, obtener una oportunidad para escapar. 

Un repentino estruendo en el ala 'B' llamó su atención. Mirando el monitor correspondiente se dio cuenta de una pequeña revuelta de parte de sus nuevos huéspedes. Bufó en respuesta, a sabiendas que era su culpa. No debió traer a una chiquilla de diecinueve años a la base, pero no tuvo de otra, su nombre estaba en la lista negra y no iba a escatimar en edades, conociendo los motivos de estar en esa lista. La castaña tomó su arma y se dirigió al ala 'B', mientras repasaba el plan una y otra vez en su cabeza.

Nada debía fallar. Absolutamente nada. Esta era su oportunidad de oro y si se atrevía a fallar, entonces tendría que replantearse su futuro dentro de HYDRA, porque regresaría con Barnes vivo. 

En cuanto llegó al salón de todo aquel alboroto, se encontró con la misma adolescente rubia que forcejeaba contra dos de sus hombres, mientras que el resto de su equipo luchaba por mantener aplacado al resto de rehenes. Era una situación bastante típica, si uno se revelaba, toda la horda seguiría sus pasos. 

Solo hacía falta una figura de poder y un arma para calmar al ganado. 

Shadow abrió dando un portazo y sin perder un minuto de su tiempo, fue directamente a la fuente del problema sin escatimar en el resto. La tomó del cabello con su mano de metal y tiró de ella con fuerza, arrebatándosela a sus hombres de las manos. Los gritos no se hicieron esperar y tan pronto como invadieron todo el salón, los rehenes se volvieron más agresivos. Los dedos humanos de la chica trataban de forcejear contra su fuerte agarre en su cabello mientras lloriqueaba y soltaba improperios, no muy dignos de una dama. Un poco hastiada de su actitud, tomó su arma de la funda antes de apuntarla a la cabeza de su víctima del día. El sonido del seguro sirvió para hacer que dejara de forcejear, dejándola únicamente con un cuerpo tembloroso que aún se sujetaba a su brazo de metal, pero ni eso sació su hambre de sangre. 

Un hambre que crecía más y más en su interior, a medida que pasaban los minutos. 

El fuerte estallido de la pistola fue lo que terminó por acallar al resto de los rehenes, ahogando varios gritos de horror. Las miradas de los rehenes de inmediato se posaron sobre ella, aunque había algunas que no se atrevían a mirar dada la impresión. La miraban sumamente estupefactos, recorriendo toda su anatomía con gran temor, esperando no ser los siguientes y fijándose en especial en la prótesis brillante y tan amenazante que salía a relucir de su uniforme. La Sombra sonrió, a sabiendas de que el corazón que sujetaba no había dejado de latir. Al contrario, parecía recobrar más fuerza debido al miedo. 

- Sujétala- ordenó con firmeza a uno de sus hombres- Ambos brazos. 

Pronto, la rubia era sujetada de ambos brazos con bastante fuerza por dos soldados leales a HYDRA, mientras que la Sombra a cargo de ellos admiraba la escena y caminando por todo el salón. Los rehenes, amenazados por el resto del equipo alfa, la miraban en silencio, temerosos de lo que pudiera hacer. Después de todo, fue esa mujer la que los sacó de sus cómodas vidas para formar parte de esta pesadilla. 

De un momento a otro, el brazo de metal se acercó para tomar el cuello de una mujer mayor, alertando al resto del grupo y a la pequeña rubia que de inmediato comenzó a forcejear al ver de quien se trataba. 

- ¡No! ¡Déjela en paz!

¿Ahora si la trataba de 'usted'? Segundos atrás no paró de soltarle insultos para nada agradables. 

- Átala con lo que sea. Las manos a la espalda, June- bramó hacia uno de los que la sujetaba. 

Solo pudo observar como la colocaban en el suelo con un golpe en seco y luego ataban sus manos con un cable, porque estaba dándole la espalda. Era un simple capricho, le gustaba ver a sus víctimas a los ojos en todo momento. 

Aún recordaba como había asfixiado a Wanda Maximoff sin perder un solo segundo de detalle, ni una expresión de dolor. Tan placentero y tan satisfactorio. Cerró los ojos por un segundo, mientras escuchaba los gritos y el llanto de la chiquilla que rogaba porque soltara a su madre o que no le hiciera daño. Inspiró aire en sus pulmones y observó nuevamente a la mujer cuya cabeza sujetaba con fuerza desde el cabello, y cuyos ojos verdes la miraban profundamente aterrada. 

Shadow sonrió ladinamente.

Justo así. 

Tomó la culata de su arma y propinó un fuerte golpe a la sien de la mujer que la dejó jadeando en el suelo. Nuevamente sus dedos fríos se hundieron en el cabello rubio cenizo y alzaron el rostro abatido de la mujer, dándole espacio a su puño para marcar con fuerza y violencia, su autoridad en este lugar y entre aquellos que no dejaban de cuestionar que no estaban ahí por puro placer. Estaban en ese hoyo con un propósito y ese era el pagar con sus vidas todo lo que habían hecho en su oscuro pasado. 

Su parte favorita de tener rehenes, era el torturarlos, escuchar sus ruegos, las súplicas por que se detuviera, el llanto de dolor y los gritos. Y hoy estaba de buen humor para una ejecución, la ira que fluía a través de su puño junto con la sangre que lo manchaba era una clara prueba de ello. Sin embargo, prefería guardar toda su energía para un pez mucho más gordo que este. Así que soltó a la pobre mujer frente a su pequeña hija que no dejaba de llorar, en medio del silencio y los lamentos de los rehenes que habían presenciado tan ataque de su parte. 

Nuevamente dio una seña a otro de sus hombres para que sujetaran a la pobre mujer que a penas y podría ponerse de pie. La golpiza debía tenerla en las nubes. Esperaba no haberse pasado tanto, aunque a juzgar por la sangre que teñía su rostro, como mínimo debía tener la nariz rota o una fisura en el cráneo.

Sus favoritas. 

Con la pistola en la mano, se agachó frente a la rubia y alzando su rostro con el cañón de su arma, la observó de pies a cabeza. 

No estaba nada mal para ser una simple estudiante universitaria. 

Se relamió los labios y la tomó del cuello, obligando a sus aterrados ojos verdes a que la encararan. Si tanto valor tuvo para hacer lo que hizo, entonces el mirar a un monstruo como ella no debía ser un problema. 

- Vas a portarte como una buena niña y vas a hacer todo lo que digo, o si no, yo me haré cargo de tu mami- nuevamente la miró de arriba a abajo. Realmente no estaba nada mal, pero esa impotencia en su mirada no le hacía nada bien a su dulce semblante- ¿Entiendes eso o debo darte otra demostración?

La pequeña rubia negó con la cabeza, con el miedo nuevamente siendo expulsado por cada poro de su piel. 

Shadow sonrió y se puso en pie sin perderla de vista. 

- Problema resuelto. No quiero más retrasos.

- ¿Qué hacemos con ellos?- escuchó que uno de sus hombres preguntaba detrás de ella. 

- Divídelos y colócalos en las salas. Úsenlos como escudos si hace falta- ellos asintieron en respuesta y se apresuraron a movilizar al pequeño grupo de rehenes a otra habitación. Y justo cuando estuvieron a punto de llevarse a la rubia, los detuvo- No, a ella la dejas conmigo- los ojos de la chica se abrieron con pavor mientras que veía como la mujer de cabello castaño se acercaba con un hambre voraz en sus ojos. De pronto la tomó de la cintura, acercándola de golpe a su cuerpo, causando un pequeño sobresalto en ella. Sus brazos seguían inmovilizados y no podía hacer nada más que aceptar el incómodo contacto- Voy a divertirme como nunca esta noche- profirió con una voz melosa mientras en sus oscuros ojos se distinguía un brillo de diversión y completa malicia. Los soldados que antes la custodiaban, ahora observaban la escena con una sonrisa burlona, mientras que Shadow se acercaba al cuello de la chiquilla a depositar un beso justo debajo de su mandíbula- ¿Qué dices pequeña? ¿Vas a cooperar o tendré que hacerlo por ti?- inquirió cerca de su oído, sin soltarla ni un segundo o apartar ese cuerpo tembloroso del suyo. 

De pronto la rubia suspiró, liberando el agarre de sus manos y toda su resistencia, totalmente resignada a lo que sea que la Sombra tenía preparado para ella. 

Shadow sonrió satisfecha y acarició suavemente la tersa mejilla de la joven, con esa hambre tatuada en sus oscuros ojos cafés. 

- Buena chica- murmuró antes de depositar otro beso, esta vez cerca de la comisura de sus labios. Sus subordinados, o los pocos que quedaban en la habitación, miraban la escena completamente estupefactos y helados. Les habían advertido de la volatilidad de quien pasaría a ser su jefa de división, e incluso la falta de escrúpulos que tenía al momento de torturar a una víctima, pero esto era otro nivel. Jamás habrían esperado ver a la temible Sombra, acosando a una chiquilla, aunque considerando lo que había hecho, era lo mínimo que se merecía. 

Aún así, todo el equipo que estaba bajo su mando admiraba su trayectoria y le temían, precisamente porque sabían lo que podía hacer. 

Aunque esto era una muestra de que ellos a penas conocían la punta del iceberg. 

Repentinamente la mano de metal de cernió sobre el cuello delgado de la pobre rubia, tomando absoluto control sobre ella y haciéndola temblar de miedo, mientras que la mano que se cernía sobre su cintura iba bajando peligrosamente. 

Los oscuros ojos de Shadow se posaron sobre los pocos hombres que quedaban, totalmente fríos y severos. 

- Ustedes andando, no tardarán en llegar.

No tenían más opción que abandonar el recinto, aunque uno de ellos pudo ver por el rabillo del ojo como una sonrisa espeluznante se dibujó en el rostro de Shadow antes de acercarse para mordisquear de forma seductora el cuello pálido de la pobre jovencita, sin tener ninguna escapatoria, puesto que las manos que la sujetaban, también sostenían un arma cargada y sin seguro que en cualquier momento podría cambiar su destino. 

Sintió pena por ella. Porque sabía cuan cruel podía ser la Sombra del Soldado del Invierno, y la pequeña tortura psicológica que estaba llevando acabo para con ella, no era sino el principio de una hora interminable de dolor. 

Lo único que podría detenerla era la llegada de los vengadores.  





A varios kilómetros de la base, cuatro vengadores se reunían en el interior de un quinjet en pleno vuelo para repasar el plan de captura que con tanta premura tuvieron que armar. Solo alcanzaron a subir cuatro ya que Barton aún estaba en terapia junto con Natasha. Thor regresaría de Asgard en una semana y no podían contar con su ayuda de forma momentánea, pero al menos Bruce Banner estaba con ellos como parte de la asistencia médica. Sin embargo, si la situación se ponía peligrosa y tenían un código verde, estaba abierta la posibilidad de que saltara a la acción. 

Todo fue tan apresurado que a penas tuvieron tiempo de buscar más ayuda, a pesar de que sabían que la necesitarían para capturar a Mary. El consejo estaba como loco ante la aparición de una ventana hacia la captura de la criminal más buscada de toda América y que ponía a los países extranjeros en angustia. Por lo que solo les alcanzó a avisarles a Tony y a Banner, quienes los acompañaban en esta misión.

Steve suspiró una vez que se aseguró de que la nave estaba en piloto automático. 

Desde que fue descongelado por SHIELD pensó que era el último hombre vivo que quedaba de esos años, hasta que supo que Peggy estaba con vida. Por mucho tiempo se sintió verdaderamente agradecido de al menos ser capaz de hablar con ella un par de horas a la semana, aunque no era la misma y su salud se deterioraba con el paso de los días. Sin embargo, eso nunca detuvo a Peggy de mantener una amena charla con él en la que recordaban los mejores momentos del pasado. Unos recuerdos que ahora le resultaban agridulces y que mantuvo completamente enterrados en lo más recóndito de su mente, como un viejo baúl olvidado en el ático.

Hasta ahora. 

Esto sería difícil. Muy difícil. 

Se volteó hacia los chicos sin demostrar un rastro de flaqueza, a pesar de que por dentro sentía que su propio mundo comenzaba a agrietarse.   

- No les voy a mentir, esto será complicado- habló mirando a cada miembro del equipo- Nuestro objetivo principal es capturar a Shadow Winter con vida y llevarla hasta la base para una reprogramación, pero quiero advertirles a lo que se enfrentan- todos lo miraban, prestando suma atención a sus palabras e indicaciones. Durante el viaje tuvieron la oportunidad de leer los pocos archivos que tenían de ella, junto con los videos de la chica en plena batalla con los policías y agentes especiales- Saben quien es nuestro oponente, es rápida, es feroz, es fuerte, sin compasión y no descansará hasta vernos muertos. Ha asesinado a más de veinte personas en solo un par de semanas y ha enviado a tres de nosotros a enfermería con heridas graves, así que tengan cuidado allá afuera- aunque no tenían miedo, la incertidumbre reinaba en el lugar. No tenían una idea exacta de quién era ese monstruo o con qué clase de movimiento podía ganarles la partida. Lo que si era seguro es que debían tener cuidado con ella- Si es su turno de pelear contra ella, busquen su punto débil, pero no lo fuercen.

Bucky vio ese momento como una oportunidad para dar su aporte.

- Mantengan la guardia alta en todo momento- les advirtió, ganando la atención de todos los presentes en la nave- Es buena con ataques sorpresa, no se dejen sorprender o atrapar por la espalda o estarán muertos antes de que cualquiera de nosotros pueda llegar para ayudar. Tampoco la provoquen, eso deben dejárnoslo a mi y a Steve.

- ¿Por qué?- preguntó Tony con una ceja alzada. 

El rubio asintió en respuesta, otorgándole a la vez la razón a las palabras de su amigo. 

- Somos los únicos que hemos lidiado con situaciones similares- sentenció finalmente- Manténganse en contacto siempre y notifiquen si hay algo fuera de lugar- en ese momento se volvió hacia los mandos y retomó el control de la nave- Banner, mantente en contacto con el complejo. Si necesitamos refuerzos que envíen a agentes especiales. 

El mencionado se preguntó si había escuchado mal. 

- ¿Refuerzos?

Steve asintió. 

- Puede que no esté sola. 

- Si, y ya viste como terminó Wanda- añadió Sam con ligero pesimismo, aunque más  bien era una advertencia tanto para ellos como para sí mismo. Después de todo, la sokoviana aún no despertaba y seguía en cuidados intensivos- Es probable que nos pase lo mismo.

- Si no tienen cuidado, puede que si- complementó Bucky dándole una palmada en la espalda. 

Al cabo de unos minutos, Steve aterrizaba la nave a un kilómetro de la base. Debían infiltrarse tanto por tierra como por aire. Serían Tony y Sam los que debían abrirse paso desde arriba mientras que él y Bucky lo hacían por debajo. Se suponía que debían reunirse en el ala central para una redistribución en el caso de no encontrar a Mary. 

Quien la encontrara primero debía dar la señal para que el resto fuera a enfrentarla directamente. 

- Muy bien caballeros, es la hora- declaró el rubio una vez las puertas del quinjet mostraron el sombrío bosque y a la lejanía, la base que los esperaba- Ya saben el plan, apéguense a él y manténganse a salvo. 

Acto seguido, todos partieron hacia la base, comenzando con un juego bastante peligroso. Similar al gato y al ratón. 

No tenían idea de lo que su enemigo les tenía preparado a cada uno.

~*~

Infiltrarse a la base fue relativa y extrañamente sencillo. 

Por lo general se encontraban con un campo de fuerza o con cientos de soldados esperándolos para darles una buena batalla. 

O ambos.

Pero en esta ocasión las entradas estaban completamente despejadas, sin hombres, ni trampas. La base parecía desierta y eso no era una buena señal. La última vez que entraron a una base presuntamente desierta, el equipo terminó completamente dividido y con heridas abiertas, al borde de la extinción por una absurda disputa. Que si bien, a Tony le había costado digerir y perdonar, hoy en día era una simple mancha en el pasado que no le afectaba. 

Ya había hecho las pases con Barnes, no necesitaba voltear al pasado cuando los verdaderos culpables se escondían como ratas. 

Y ahora debía encontrar a otro fósil de los cuarenta, sin recuerdos y que casualmente también era una máquina de matar. 

Sabía que ella no tenía la culpa de todo lo que había hecho, pero era muy difícil recordarlo cada vez que visitaba a Wanda en cuidados intensivos y veía su rostro extremadamente magullado. El diagnóstico al llegar a la enfermería era catastrófico, tenía múltiples daños internos y externos. No recordaba si había huesos rotos pero si tuvieron que internarla en cirugía por varias horas. Con el paso de la semana si pudo ver pequeñas mejoras, pero aún nada que despertaba. Los doctores la mantenían en estado de coma dado que la primera vez que despertó, por poco asesina a un enfermero, cosa que empeoró el estado de sus órganos internos afectados. 

Debía tener un trauma o algo parecido, cosa que atenderían en cuanto se recuperara por completo de sus heridas internas para ser sometida a una evaluación psicológica. 

Solo Dios sabía qué le había hecho ese monstruo. 

Tony dobló por un corredor oscuro y justo al final se topó con una figura menuda. 

Estaba muy lejos, pero podía apostar a que tenían casi la misma estatura, y a juzgar por su cabello largo y sus curvas debía tratarse de ella. 

¿Quién más podría ser si no?

Aún así trató de acercarse un poco para ver de quién se trataba, aunque la escaza luz del recinto no le ayudaba en nada. Con la única intención de saber de quien se trataba, encendió las luces de su traje para iluminar aquella figura, encontrándose con el resplandor de su brazo de metal y su fría mirada café. Su rostro estaba cubierto hasta la mitad por la máscara que antes ocultaba su identidad. 

Tan pronto como se vio descubierta, corrió en dirección contraria al multimillonario. 

- La tengo Cap, voy tras ella- sentenció por la radio antes de ir tras ella. 

La mujer era veloz y tenía la suficiente agilidad como para perderlo de vista por un momento. Por lo que tuvo que usar sus propulsores para alcanzarla, aunque jamás pareció ser suficiente. La falta de luz y lo oscuro de su uniforme la hacían parecer como una auténtica sombra, porque siempre que estaba cerca de atraparla se le escurría de las manos.

Siguió su figura hasta unas escaleras cuya luz tenue solo se debía a la luna llena que adornaba la noche. Pero al mirar de arriba abajo, no la veía por ninguna parte. 

Parecía que se había evaporado por completo. 

Genial, ¿ahora qué diablos iba a decirle a Rogers?

Buscó a su alrededor, pidiéndole a su sistema auxiliar que hiciera un escaneo en toda el área.

- ¿Dónde está? Iremos a respaldarte.

Tan pronto como escuchó la voz de Steve por el intercomunicador, la misma silueta corrió por las escaleras que daban a los pisos inferiores, tan veloz que a penas y pudo notarlo. Pero fue todo lo que necesitó para lanzarse en picada a perseguirla. Voló tan rápido como le era posible en aquel espacio aparentemente pequeño mientras que chequeaba el mapa del lugar con ayuda de su asistente virtual. Esa mujer se movía bastante rápido.

De pronto la vio meterse en una de las salas. A penas y pudo distinguir su rostro o la parte descubierta de él, solo veía una sombra negra moviéndose a gran velocidad hacia una enorme sala que parecía abandonada. 

- Ala oeste, la retendré tanto como pueda...-informó rápidamente, pero tan pronto como entró, el estruendoso sonido de las pesadas puertas de metal lo pusieron en alerta. Cuando finalmente pudo percatarse de lo que sucedía, ya era demasiado tarde. Estaba encerrado. Miró a todas pares, tratando de encontrar señales de calor, pero antes de que activara siquiera el sensor, la figura que tanto había estado persiguiendo salió de la nada y con su puño alzado se lanzó hacia él. 

En un acto reflejo se puso en guardia, esperando a que el golpe llegara a él. Pero eso jamás pasó. En cambio, la mujer lo atravesó por completo sin hacerle daño alguno. Estupefacto se volvió para ver la espalda y la cabellera castaña de quien se supone era Mary Storm, sin embargo en un segundo, esa imagen se disolvió en el aire. 

- ¿Qué rayos...

- ¿Te gusta?- esa voz lo interrumpió de pronto, invadiendo cada espacio de la sala vacía- Es un viejo juguete que encontré en este viejo lugar abandonado. Funciona para proyectar hologramas bastante realistas- nuevamente, el rostro encapuchado de la Sombra que tanto buscaban apareció frente a él. Los mismo ojos fríos cafés que en algún momento se topó, ahora lo miraban fijamente- Es bastante útil si lo piensas, después de todo los trajo aquí- se mostraba petulante, orgullosa de sus acciones y bastante satisfecha. 

Tal vez porque creía que tenía la delantera. 

Y la verdad es que la tenía, por mucho. 

- Tony, ¿la tienes?- escuchó la voz de Steve por el comunicador, pero no fue capaz de responder. En cambio abrió la línea de comunicación para que todos pudieran escuchar todo lo que estaba pasando.

Una vez más el holograma frente a él desapareció, haciendo que regresara a su búsqueda. 

- ¿Dónde estás?

- Oh, quien sabe- respondió la voz, tal vez desde parlantes- Puedo estar aquí- un holograma hizo aparición a un lado de la sala y tan pronto como vino, desapareció- O aquí...- esta vez apareció detrás de él- Tal vez esté lejos de la base o justo debajo de tus pies- de pronto escuchó un fuerte golpe debajo de una de las rendijas y le pareció ver una mano de metal asomarse- O justo afuera...- llevó su mirada a la ventana de acceso de una de las puertas, donde los ojos cafés de aquella mujer lo miraban con sorna antes de desaparecer- El punto es que no serás quien me enfrente esta vez, Stark. Eso no sería divertido.

- No vine a divertirme, vine a...

- Vengar a tu linda amiga- volvió a interrumpirlo con un suspiro fatigado- Son los vengadores, eso es de esperarse. Pero déjame decirte algo. Lo que hacen no es más que un chiste- la rendija de antes nuevamente se estremeció, antes de ser lentamente quitada por un par de manos desde el fondo. Al quedar completamente abierta, varias personas comenzaron a salir de ahí con armas en sus manos, al igual que desde rincones de la sala que nunca antes había logrado detectar- Dicen querer vengar al indefenso, pero no hacen nada cuando la situación los requiere de verdad- todos lo rodeaban y todos estaban armados, pero no había señales de ella por ningún lado, más que la voz que provenía desde los parlantes del salón con ese tono triunfal y creído- Todo por seguir las tontas reglas a las que tanto te apegas, pero dime, ¿eso ha evitado que todas esas personas mueran? ¿Las leyes que tanto proteges a caso me han detenido? 

- Pero lo haremos- repuso con una determinación impecable, pero que solo causó la risa en el monstruo detrás del micrófono. 

- ¿Oh, enserio?- cuestionó mientras que todos los cañones lo apuntaban- ¿Cómo lo harás? Porque la única forma de detenerme es cortando mi cuello y estás demasiado lejos de mi para hacerlo, Stark. Y aunque lo lograras, ya sabes lo que dicen: "corta una cabeza y dos más la reemplazarán"- el efecto de los seguros siendo quitados invadió la habitación. Tony maldijo para sus adentros mientras que se preguntaba de qué diablos se trataba todo esto- ¿Crees que seguir las reglas realmente evita desastres? ¿Crees que un simple y bobo acuerdo podrá detener lo inevitable? A ver que hará tu preciosa ley cuando tengas que hacer lo impensable por salir de aquí. 

- ¿A qué demonios te refieres?- demandó saber un poco harto de todos estos juegos. 

- Tengo a veinte rehenes en el edificio- Stark sintió una fuerte pesadez en el estómago ante la revelación- La única forma de que los saquen con vida de aquí es asesinando a mis hombres, ya que tienen la orden de acabar esas vidas tan miserables si se ven bajo amenaza. 

No sabía si creerle o no, después de todo era de HYDRA. Pero hasta los momentos, no había demostrado ser una mujer de juegos sucios, más allá de las torturas y toda la agresividad y falta de misericordia que mostraba en cada uno de sus ataques. 

Todos los hombres que lo rodeaban estaba vestidos de un uniforme blindado completamente negro, y las máscaras que usaban le impedía saber la identidad de los involucrados. 

Siempre había cobardes en HYDRA, esta no sería la excepción. 

Y de pronto...

- Señor, se reportaron a veinte personas desaparecidas en las últimas horas. Dice la verdad- FRIDAY le advirtió, mostrándole como prueba los veinte reportes en la pantalla inteligente de su casco. El sonido repentino de disparos fue lo que lo obligó a moverse para comenzar con una pelea que francamente, no deseaba llevar a cabo. Repartió un golpe tras otro a diferentes hombres, pero entre más golpeaba, más rápido parecían levantarse para atacarlo de nuevo. Tony de pronto tomó a uno de los soldados vestidos de negro por el cuello de su uniforme, y apuntó uno de sus cañones a su rostro, cuando de pronto, en un forcejeo, el visor que cubría su rostro se desprendió, revelando su expresión temerosa y las lágrimas de miedo que corrían por sus mejillas- ¡Es uno de ellos!- exclamó el sistema inteligente. 

Se detuvo en seco y se apartó del hombre como si éste le quemara. 

Era una trampa. 

El rehén de pronto se puso en pie. Todo el miedo se reducía únicamente a su expresión, de resto su cuerpo parecía moverse con la misma agilidad de un experto.

- Ups, ¿No te lo dije?- surgió nuevamente la voz de la señorita Storm por los parlantes. Todos dejaron de atacar de forma repentina y lo observaron a través de sus máscaras. A excepción del hombre que no dejaba que quejarse del dolor de su cuerpo y en consecuencia, lloraba a mares, aterrado- Encontré un juguete muy curioso esta mañana. Es un extraño dispositivo que si se inserta correctamente puede controlar los movimientos de las personas- uno de los soldados se acercó con fuerza, lanzando un golpe hacia él con tal brusquedad que lo hizo retroceder- Funciona bastante bien ¿eh?- se burló la voz por el altavoz- Suerte encontrando a esos rehenes, Stark. La van a necesitar- tan pronto como terminó, todos los hombres vestidos de negro se lanzaron sobre él, por lo que no tuvo de otra, más que activar sus propulsores y volar sobre ellos mientras decidía que hacer con todos ellos. 

Claramente no sabía quienes eran rehenes y quienes eran verdaderos soldados de HYDRA. Y con esas máscaras, no podía usar el reconocimiento facial para saber a quien debía dejar inconsciente y a quien debía quitarle el dispositivo, que tampoco tenía idea en dónde podía estar ubicado. 

Además, eran al menos siete personas. No podría con todas él solo sin herirlas de gravedad.

- ¿Tony? Iremos por ti, solo dinos donde estás- nuevamente la voz de Rogers irrumpió por el comunicador, pero nuevamente no fue capaz de responder. 

- FRIDAY, analiza...

- Oh, cierto, se me olvidaba- de pronto una enorme oleada atravesó la habitación con la luminosidad de un rayo y acto seguido, su traje se desactivó, cayendo de golpe al suelo- No armaduras en la sala de peleas- los pasos de los enemigos se acercaban lentamente. Tenía que ponerse de pie. La risita burlona de Shadow se escuchó en toda la sala- Diviértete. 

Con un quejido se puso en pie.

Por suerte la armadura era ligera, por lo que podía andar con ella y moverse con total libertad. 

Pero todos sus sistemas estaban apagados. 

- ¿Muchachos?- trató de llamarlos pero ninguno contestó- ¡Maldición!

Sea lo que sea que hizo esa mujer, lo había dejado relativamente indefenso frente a los seis soldados que se acercaban a él. 

Tal parecía que debía arreglárselas a los golpes. 





En otro lado de la base, Steve comenzaba a impacientarse por la falta de respuesta de Tony. 

- ¿Stark? ¿Qué pasó?- pero no obtuvo respuesta. Soltó un bufido y miró a Sam y a Bucky, con quienes se habían reunido en el punto de encuentro- Algo no anda bien. 

Una pequeña alerta en el brazalete electrónico de Sam, reforzó las palabras de Steve. 

- No, no lo está- profirió revisando lo que le acababa de llegar- FRIDAY me envió varios archivos antes de su desconexión, parece que hay rehenes en el edificio. 

Steve y Bucky intercambiaron una mirada. 

Si había rehenes, eso significaba que las cosas estaban mucho más graves de lo que suponían. Claramente, Mary no estaba sola, y a juzgar por lo que sabían de esta versión de ella, eso significaba que al menos un ejército debía ocultarse en los muros de la base.

- Hay que ir con cuidado- les advirtió el castaño antes de volver a dividirse. 

Sam procedió a avanzar con cautela por los pasillos y escaleras de la base una vez más. Entre la penumbra y ruidos extraños, avanzó en completo silencio hasta que de pronto escuchó un estruendo detrás de él seguido de un disparo. 

Rápidamente se volvió hacia el sonido, encontrándose con la figura imponente de la Sombra a tan solo unos metros de él. No podía ver su rostro, pero el cabello largo y ese brazo de metal la delataba irremediablemente. Justo a sus pies yacía un cuerpo inmóvil y cuyo rastro escarlata se esparcía más y más en el suelo, al mismo tiempo que manchaba el brazo reluciente que empuñaba el cañón con una firmeza escalofriante. 

En cuando cruzó su mirada con ese par de fríos y oscuros ojos, ella inmediatamente echó a correr en sentido contrario. 

- ¡La veo!- exclamó por el comunicador mientras corría tan rápido como podía- ¡Voy tras ella! ¡Ala este! ¡Tercer piso!- se adentró al enorme corredor oscuro lleno de escaleras, siguiendo el ruido de sus pasos en una apresurada carrera por atraparla. Esperando que al hacerlo, toda la pesadilla que azotaba al país se terminara de una buena vez. Pero estaba tan alejado de la verdad que ni siquiera se imaginaba el infierno que se desataría si la remota posibilidad de capturarla, se convertía en una realidad.

Sam finalmente logró llegar hasta un enorme salón, donde aquella pesadilla lo aguardaba. Las puertas se cerraron detrás de él con un golpe ensordecedor y pesado que por un momento lo puso en alerta máxima. Mirando a su alrededor pudo darse cuenta de que algo definitivamente no estaba bien, ya que todas las entradas y salidas estaban selladas y de los ductos de ventilación comenzaba a salir una especie de humo blanco que amenazaba con llenar la habitación. 

Retrocedió temeroso, preguntándose qué es lo que estaba pasando. Nuevamente miró cada una de las entradas, incluyendo al techo del lugar, y activando sus alas, trató de sobrevolar un poco sin acercarse demasiado al extraño gas que entraba por la ventilación. No había conductos de ventilación que evitaran el avance del gas, tampoco una salida libre o señales de la mujer que el equipo tanto buscaba y tenía miedo de averiguar qué diablos era lo que hacía ese gas. Aunque a juzgar por el rápido avance del mismo, lo averiguaría pronto. 

Necesitaba un Plan B.

Y de pronto una figura surgió de entre la bruma. Tenía el mismo cabello, la misma altura, y el reluciente brazo de metal le dio una pista de quién se trataba, por lo que no titubeó al bajar en picada para atraparla. Sin embargo, sus brazos se toparon con la absurda nada. 

Un poco consternado se volvió hacia la figura, encontrándola de pie, tal y como la vio desde arriba. Inmutable, firme, como una imagen. 

Lentamente se acercó y como si se tratara de agua, su mano traspasó la silueta una y otra, y otra vez. 

- ¿Pero qué...- ella no estaba. 

Y dado que había tenido que atravesar el gas para llegar a la falsa presencia de su objetivo, debió inhalar una gran cantidad del mismo. No sentía sus efectos, pero lo que si sintió un segundo después fue el fuerte impacto de una patada directo a su rostro que lo llevó al suelo en un instante. Con un gruñido, Sam llevó la mano a su adolorida mandíbula y la masajeó tratando de mitigar el dolor mientras que miraba a su alrededor. 

Al menos tres agentes vestidos de negro y con máscara lo miraban desde arriba, aunque comenzaba a verlos un poco borrosos. Dos pares de manos se acercaron con brusquedad a sujetarlo de los brazos, mientras que Sam forcejeaba. Repentinamente otro golpe llegó a su cuerpo, impactando contra su rostro, justo en la sien. Luego otro, y otro que le sacó varios quejidos de dolor y al menos un par de costillas rotas. Había perdido la cuenta de cuantos golpes impactaron en su cuerpo o cuanta sangre había escupido, dado que a penas y podía distinguir al sujeto que lo golpeaba y a los dos que lo sostenían. Sentía sus músculos adormecidos y a penas y tenía fuerzas para luchar, aunque tal vez eso se debía al gas que inundaba la habitación.

De pronto una mano lo tomó del cuello de su uniforme y lo lanzó al suelo, haciendo que sus rodillas chocaran con un ruido bastante sórdido. El escozor de sus costillas fue lo que lo hizo gritar y alzar la cabeza. 

La luz de un reflector lo cegó de un segundo a otro, siendo únicamente obstruida por la silueta del soldado que tantas veces lo había golpeado. 

Era una trampa y había caído como un tonto. Se sentía como un tonto. 

- Estos juguetes cada vez me gustan más- escuchó la voz de una mujer desde una de las entradas el lugar, pero la luz le impedía ver con claridad dónde podía estar, sumando que el gas adormecía gran parte de sus sentidos. De pronto una mano de metal tomó el hombro del soldado frente a él y lo apartó de su camino, revelando la sonrisa victoriosa de la misma mujer que tanto habían buscado por semanas. Ella se agachó hasta quedar al mismo nivel que él, y tomándolo de la barbilla lo obligó a mirarla le sonrió- No creíste que la tendrías fácil ¿o si?- cuestionó soltándolo de pronto y poniéndose en pie- Tal vez Barnes no te lo haya dicho, pero me gusta bastante jugar con mis presas antes de comérmelas- el puño de metal se alzó en el aire y rápidamente impactó directo en su estómago, sacando un fuerte gruñido de dolor de parte de Sam junto con todo el aire que su cuerpo podía almacenar. La armoniosa melodía de la tos quejumbrosa del moreno le sacó una nueva sonrisa.

Estaba de racha. 

Shadow soltó un suspiro aliviada. Eso, más su pequeño juego con la chiquilla de antes le regresaban la euforia que debía tener y además le daban valor para enfrentar lo que se aproximaba. 

Echó un vistazo a Sam una vez más con un dejo de burla. 

No valía la pena. Este sujeto era tan fácil de derrumbar como la dulce brujita que hace una semana había aterrorizado hasta la saciedad. 

- Aunque me encantaría jugar contigo, tengo un pez más gordo por el que debo ir. 

Hizo una seña hacia los tres soldados y tras darles la orden de dejar la puerta abierta, regresó a paso veloz a la sala de mandos. 

Ya iban dos, solo faltaban dos mas. 

Se escurrió como pudo, evitando toparse a los dos super soldados que a buscaban por toda la base, hasta que finalmente llegó al amplio salón repleto de paneles de control y cuya pantalla dominante, le mostraba cada rincón del recinto y a las personas dentro del mismo. No era la mejor calidad dado que estaba en un lugar muy viejo, lo que significaba que equipo con el que contaba a duras penas había sido renovado por los antiguos dueños. Sin embargo, los juguetes encerrados dentro de esas cuatro paredes eran prototipos bastante funcionales y bastante desarrollados como para desaprovecharlos. 

Y hasta ahora no la habían decepcionado. 

- A ver si puedes seguirme el paso, Barnes- murmuró mientras introducía el código para activar de nuevo sus hologramas. Esta vez iría tras su objetivo, no quería perder más el tiempo son terceros, y ya tenía pensado el lugar perfecto en el que ocurriría todo. Solo tenía que atraerlo a la trampa y esperarlo dentro, por lo que se apresuró a calibrar los proyectores para que todo fuera de acuerdo a su plan. En cuanto terminó, volvió su atención a la rubia aterrorizada y amordazada en una esquina de la habitación. No paraba de llorar y de temblar, aunque el dispositivo en su nuca era lo que en gran parte la mantenía quieta en esa esquina. Su evidente incomodidad aumentó en cuando los ojos de Shadow chocaron con su figura vestida con el uniforme de HYDRA que portaba, en especial cuando la vio morderse el labio inferior con esa mirada lobuna que parecía desvestirla. 

Sentía náuseas, a diferencia de la castaña que la observaba con tanta diversión. 

Si que se había divertido con ella, como hacía mucho que no lo hacía, o al menos no lo recordaba de forma tan vívida. Y habría llegado más lejos de no ser por la alerta de la llegada de los vengadores. 

Sin borrar su sonrisa se acercó a la rubia y tomó el arma que portaba la rubia en su cinturón, le quitó el seguro y se la colocó entre las manos. Su fría mano de metal la tomó de la barbilla y le abrió la boca, mientras que las lágrimas se derramaban una tras otra de sus ojos verdes. Lentamente colocó el cañón del arma dentro de su cavidad.

- Tú vas a quedarte aquí con este lindo regalo en la boca- ordenó mientras terminaba de colocarle el dedo cerca del gatillo- Si algún vengador llega primero y se atreve a acercarse a ti menos de un metro, tiras del gatillo ¿entendido?- no recibió respuesta, aunque no la necesitaba. Con solo ver su rostro pavoroso y sollozante le bastaba. Nuevamente sus ojos se desviaron hacia su cabello platinado, pensando en lo hermoso que resultaba y en lo llamativo que se vería cubierto de un intenso color escarlata. 

Shadow no pudo contenerse y acarició la cabellera, ignorando el pequeño sobresalto de la muchacha bajo su tacto. Aunque no la culpaba, realmente se portó como el monstruo que decían que era. 

- Buena chica- murmuró antes de darle un suave beso en la mejilla. 

Acto seguido, dio un último vistazo a los monitores para asegurarse de que Barnes iba por el camino correcto. Tenía al menos unos cinco minutos antes de que llegara a su destino planeado, ella por su parte, debía entrar por detrás para no ser vista y así aprovechar el juego de luces, por lo que trató de moverse rápido entre los oscuros pasillos de la base mientras que lidiaba internamente con sus emociones. Tenía una sensación muy rara en el pecho con cada paso que daba , más cerca del laboratorio. Era un cosquilleo muy extraño que le generaba ganas de gritar y saltar, como una adolescente antes de su primera cita con el niño que le gusta. 

Era curioso. Muy curioso.

Aunque tal vez se debía al encuentro que tendría con su antiguo compañero después de tanto tiempo. No podía ser miedo, planeó cada movimiento, cada acción, cada golpe antes de poner un pie sobre esta base. Estaba completamente segura de lo que estaba haciendo, el deseo de venganza creía a cada segundo en su interior junto con la furia de sentirse abandonada cada vez que lo recordaba. Las palabras de Strucker habían sido lo bastante claras como para prestarse a un malentendido. Tampoco era como que iba a echarse para atrás a estas alturas, y sin ningún motivo para hacerlo. De solo pensar en el rostro de Barnes la envolvía un profundo sentimiento de ira y frustración, que solo sería amedrentado por el alivio de su puño estrellándose contra su mandíbula. Aunque había algo más, lo presentía. Debía existir más que solo un motivo por el cual lo detestaba tanto, porque, aunque su memoria le fallara en la mayoría de las ocasiones, era consciente de que su odio hacia su antiguo compañero se incrementó varias onzas ascendentes. 

Había algo más, estaba completamente segura, y no tenía nada que ver con la ansiedad que sentía al verse a solo metros de verlo. Pero eso lo descubriría aquí y ahora. Lo enfrentaría finalmente, lo vería a los ojos y le pediría explicaciones antes de enviarlo de regreso a la silla. 

Rápidamente entró a la sala llena de tanques de conservación, comprobando que aún su objetivo seguía jugando afuera con sus hologramas. Era la sala perfecta para ella, podía esconderse detrás de los tanques y los estantes, además que la escasa luz en el lugar era un factor bastante favorecedor para ella. Aunque tenía que admitir que este lugar la ponía ligeramente incómoda, y a pesar de que no tuviera ni la más mínima idea de por qué, una parte de ella no deseaba estar aquí, precisamente en esta sala. 

En ocasiones como esta detestaba su memoria. Su cuerpo reaccionaba constantemente a personas, lugares y sabores, pero por más que escarbara en su interior, la sensación de pérdida prevalecía a pesar de sus esfuerzos por recordar. Consecuentemente se preguntaba quién era esa mujer de finos vestidos y ambos brazos que portaba su rostro en los breves momentos de claridad en su mente maltratada y agujereada. Sabía que debían tratarse de recuerdos, pero le era muy difícil establecer un orden, porque tal y como venían esos recuerdos, así se iban. Silenciosamente y de forma aparentemente permanente. 

Hoy podía recordar su antigua casa y en un par de horas olvidarlo por completo. 

Tampoco era como que podía escribirlo. De lo contrario corría el riesgo de que Strucker o cualquier otro miembro de HYDRA se enterara de que poco a poco recuperaba la memoria. Si había algo que recordar de la organización a la que servía era el dolor que le infligían en cada reinicio, algo que ya estaba dentro de su sistema, a pesar de la falta de memoria que constantemente le hacía cuestionar si el recuperar su pasado era algo verdaderamente malo. No tenía nada además de un sobrenombre y una reputación intachable que la hacía aterradora ante cualquier persona que tuviera el más mínimo conocimiento sobre su existencia, aunque la consideraran un mito. Ni siquiera sabía cuál era su nombre real o el de su familia, dónde estuvo los últimos años de libertad que tuvo antes de servir a esta organización, o siquiera si había perdido el brazo en un accidente o por una lesión o una mala cirugía. Y a estas alturas no iba a negar que la curiosidad comenzaba a carcomerla por dentro. 

- Shadow.

Esa voz.

Un escalofrío la recorrió de pies a cabeza y en consecuencia solo cerró los ojos saboreando cada sensación en su cuerpo. Los nervios, la emoción, la inquietud de tenerlo una vez más a tan solo metros de ella. Podía sentir su mirada nerviosa desde el otro lado de la habitación, incluso podía escuchar su respiración agitada. Y justo unos segundos después, el recuerdo de su abandono invadió su mente, trayendo de nuevo la ira a su cuerpo. 

Shadow respiró profundo y se dio la vuelta para encontrarse finalmente con ese par de ojos azules, llenos de consternación y nerviosismo. Lo miró de pies a cabeza. Estaba bastante cambiado, a pesar de que su cabello conservaba un largo similar al que recordaba de las fotos en los archivos. Su uniforme era diferente, ya no era el mismo chaleco negro y pantalones que iban en conjunto con su propio uniforme. El chaleco era azul con mínimos detalles en dorado y sus pantalones eran verdes, o eso parecía. Con la falta de luz no podía distinguir bien los colores. 

Había cambiado, sin duda alguna. Y por alguna razón, se sentía estancada en el pasado. Como un mal recuerdo que regresaba de entre las tinieblas a atormentarlo por un largo tiempo. 

Aunque, ¿eso no era lo que deseaba? Atormentarlo, hacerlo sufrir por su abandono, jugar con él tanto como quisiera y liberar toda la ira en una gran pelea. 

Shadow volvió a recorrerlo con detenimiento, cayendo en cuenta de su expresión consternada y nerviosa. En sus ojos se veía reflejada la lucha interna que debía librar, la angustia de no saber con qué le saldría esta vez. Porque si en algo estaban de acuerdo es en que él la conocía muy bien, y era la primera vez que permanecía tanto tiempo quieta en un lugar, solamente observando en lugar de atacar con esa agresividad que tanto la caracterizaba.

¿Estaría asustado? ¿Nervioso?

El puño de vibranium que ahora llevaba Barnes, se apretó en confirmación a sus sospechas. Eso le causó una pequeña risa que no pudo contener. 

Era hora de jugar. Él no era sino otra más de sus víctimas.

- Supongo que no es agradable verme de nuevo después de tantos años- dijo por lo bajo, comenzando a caminar lentamente por el espacio. Barnes era inteligente, la veía avanzar por la habitación manteniéndose alerta, protegiendo todos sus puntos sin darle acceso a su espalda. Pero así como él conocía todos sus movimientos contra sus enemigos, ella también conocía los suyos y los usaría a su favor- Dime ¿Cómo está mi viejo amigo ahí adentro?- su brazo fue tan veloz que apenas pareció hacer algún movimiento, pero su daga atravesó el espacio con un suave silbido que a penas y fue capaz de esquivar. 

Bucky miró agitado el mango negro clavado hasta el fondo en el muro. 

- Veo que no ha desaparecido, o al menos su entrenamiento- agregó con una mirada despectiva, antes de lanzarse contra él. Un golpe, luego otro y otro. Todos los esquivaba o los bloqueaba bastante bien, pero no parecía tener intenciones de defenderse en ningún momento. En una de sus rápidas idas y venidas, logró sacar un cuchillo de su cinturón y con ambos brazos ejerciendo todo el peso y fuerza sobre el arma con el objetivo de atravesar su hombro o su cuello. Sin embargo, Barnes reaccionó a tiempo imponiendo sus brazos contra los de ella. Shadow sonrió ladinamente, relamiendo su labio superior con diversión- Me pregunto si aún queda algo ahí dentro...

- No queda nada de él- repuso él casi instantáneamente. 

Ella solo rió negando con la cabeza antes de ser empujada lejos por Bucky.

Sus pies frenaron la posible caída que pudo tener, mientras que sus oscuros ojos no lo perdían de vista y en cambio se teñían de una profunda chispa de diversión. Algo que él jamás había visto en todos sus años con ella. 

- Es una pena- sostuvo sin borrar su sonrisa maquiavélica- Me hubiera gustado que saliera a recordar viejos tiempos. 

Nuevamente embistió primero, atacando por el frente con golpes que muy pronto perpetraron sus defensas y llegaron hasta su abdomen. Uno tras oro, con movimiento tan ágiles como los que recordaba, pero a la vez tan mortales que lo dejaban más que seguro de que si no actuaba pronto, le rompería más de una costilla. Todo esto era una pelea sucia, una en la que constantemente se topaba cara a cara con su pasado. Uno al que no era capaz de golpear o lastimar por más que se repitiera a sí mismo que esa mujer no era Mary, sino una vil copia de la mujer que tanto amó y que en la actualidad lo martirizaba tanto. Trataba de dar un golpe, pero su antigua sombra era lo suficientemente rápida como para reaccionar antes de que siquiera pudiera tocarla. 

Lo esquivaba, se burlaba de él precisamente porque ella tenía el poder en ese momento, solo que no lo usaba porque disfrutaba mucho el juego previo. Eso podía verse reflejado en sus oscuros ojos cafés. No recordaba esa faceta suya. De hecho, estaba seguro de que jamás la había tenido. 

A través de los años, muchos especularon sobre ese pequeño destello de locura y sadismo dentro de su comportamiento al momento de torturar a sus víctimas, pero él jamás había visto algo parecido a lo que presenciaba ahora. Si sabía que le gustaban los juegos previos, al igual que sabía lo mucho que le gustaba tomar el control de las torturas, el acorralar a sus objetivos. Pero todas esas terribles acciones las había llevado a cabo con toda la calma e inexpresividad que la caracterizaba y que complementaba esa persona a la que tanto temían. Indiscutiblemente algo había cambiado en ella.

Tal vez era que nunca les tocó pelear en distintos bandos. Mucho menos en contra del otro. 

En un intento porque se alejara de él, pateó sus piernas haciendo que cayera de bruces contra el suelo con un jadeo, y acto seguido la tomó del tobillo para arrojarla lejos. Pero antes de que siquiera pudiera alzarla, una bota negra impactó contra su barbilla. Era su pie libre. Su mano soltó su tobillo en reacción y se balanceó hacia atrás, afectado por el dolor que se extendía a lo largo de su mandíbula y por todo su rostro. Sus ojos se desenfocaron por un segundo, haciendo que todo se volviera borroso a su alrededor.

¿Así se sentían los golpes de una bota talla 39?

Cuando pudo finalmente recuperar la lucidez, ella ya no estaba frente a él. Buscó frenéticamente a su alrededor, temiendo que se le hubiera escapado de nuevo, pero no encontró señales de ella. Y con esta semi oscuridad era difícil distinguirla, considerando que era bastante buena en camuflaje y con lo sigilosa que era, debía andarse con mucho cuidado. 

El eco de una risa burlona le dio la señal que necesitaba para saber que aún estaba en la habitación. 

Y claro que no se iría. Había esperado semanas por este momento, repasando todo lo que su dañada memoria le daba para trazar un buen plan de ataque que le permitiera disfrutar cada segundo y cada golpiza. Tenía la oportunidad de vengarse a lo grande y no iba a desperdiciar ni un segundo de tiempo, no ahora que lo tenía tan cerca. 

Al asomarse desde donde estaba oculta, pudo notar la tensión en la espalda de Barnes y lo alterado que estaba. Su respiración agitada, su mano acercándose tentativamente al mango de su pistola debido a los nervios. Shadow se preguntó qué clase de pensamientos debían pasar por su cabeza, ¿se sentiría culpable por abandonarla o solo quería terminar el trabajo? No lo sabía y tampoco deseaba averiguarlo. Tenía una misión que cumplir y la llevaría a cabo. No importaba que no pudiera ponerle una bala en la cabeza, tampoco es como que fuera muy necesario. Strucker lo necesitaba con vida y así lo llevaría. 

Pero eso no era motivo para no divertirse. Además, Strucker se lo dijo antes de ir por los rehenes a sus casas.

"Sería bueno que se divirtiera hoy. Ya que será un día digno de conmemorar, disfrute de su labor, agente"

Claro que lo haría. Y en cuanto terminara, iría por la pequeña Olivia para terminar lo que empezó.

Ahora subiría de nivel. 

- Tú no eres así- su voz grave rebotó en cada rincón de la habitación. No pudo contener la risa que brotó desde lo más profundo. 

Se movió rápido y sigilosamente entre las sombras, jugando con la paciencia y los nervios de su objetivo.

- Soy lo que siempre he sido- resonó en todo el salón. Bucky trataba de descifrar de donde provenía esa voz, pero el eco del lugar le hacía la tarea imposible- Una pesadilla, una sombra- podía escucharla pero no podía verla- Un soldado- se giró de golpe para encontrarla justo detrás de él. 

Pero ni siquiera pudo mover un músculo, porque el puño de metal se estrelló con fuerza contra su mejilla. Saboreó la sangre tan pronto como su cuerpo golpeó el suelo en un estrépito, con el eco de los pasos de la castaña, volviendo a ese caminar que lo rodeaba como un león a su presa. Tosió, apoyado en sus brazos por un momento antes de escupir un poco de sangre en el suelo, y acto seguido, alzó la mirada para toparse con un par de ojos cafés, divertidos, burlones y maliciosos que se deleitaban en esa muestra de debilidad suya. Pero esto no podía terminar aquí. Prometió que lo intentaría y eso haría.

- Eso no es verdad, no siempre fuiste la Sombra de un super soldado- espetó con una seguridad que sentía, no tenía. La estaba mirando a los ojos en este momento y no había rastro alguno de la calidez que muchos años atrás lo hizo sentir en casa. Aún así, se armo de valor para decir su verdadero nombre, a conciencia de que tendría algún tipo de repercusión como le pasó a él en el pasado- Eres Mary Storm- los pasos se detuvieron detrás de él después de eso y el salón quedó sumido en silencio por un par de segundos. 

Se volvió tan pronto como pudo esperando que esa señal significara el rayo de esperanza que necesitaba para traerla de regreso, pero se encontró con una expresión totalmente serena, imperturbable y fría. No había emoción, dolor, nostalgia o algún rastro de sentimiento en sus ojos cafés. No había nada. Su lenguaje corporal tampoco expresaba gran cosa, no había tensión o algún tipo de espasmo que le indicara que estaba nerviosa. Pero ya no lo acechaba, eso era un punto a su favor ¿cierto? Eso quería creer.

Cuando escuchó la risa brotar de la garganta de la castaña, todas sus esperanzas se vinieron abajo. Su mano de metal sacó del cinturón una daga de mango tallado y emprendió nuevamente su caminar a su alrededor. 

No hubo reacción, solo digería el nombre como la máquina que HYDRA había creado para eliminar a los cabos sueltos de su lista negra. 

- Creo que me confundes con alguien más, Barnes. 

Volvió a embestir, pero esta vez con más fuerza y rapidez, tratando de clavar la daga en alguna parte de su cuerpo sin ningún ápice de duda en sus movimientos. Parecía mucho más decidida a acabarlo, los juegos previos habían terminado sin duda alguna, comenzando a transformarse en una pelea más reñida en la que alguno que otro salto se veía involucrado, por lo que Bucky, sin ninguna otra opción empezó a golpear tan duro como ella. En algún punto logró golpearla justo en las piernas haciendo que cayera al suelo e intentó aprovechar esa ventaja para retenerla, sujetándola de los brazos y cerniéndose sobre ella.

Le quitó la daga de las manos y la arrojó lejos.

Todo esto tenía que significar algo. El que se detuviera. Quería aferrarse a una esperanza inexistente, negándose a los hechos que le presentaban sus ojos, como el forcejeo de Shadow y el profundo odio en sus ojos cafés. 

En algún momento esos ojos lo miraron con amor. No podía rendirse ahora. 

- Sabes de quién hablo- sentenció con firmeza- Eres tú. Mary Elizabeth Storm- buscaba desesperadamente en sus ojos alguna señal- Mi amiga. Mi compañera...- de pronto la castaña apretó los dientes en respuesta y estrelló fuertemente la cabeza contra su nariz, sin dejarlo terminar. 

Bucky retrocedió sin otro remedio, llevando ambas manos a su rostro con un quejido de dolor, liberando a la chica de su agarre. Ella aprovechó esta oportunidad para ponerse de pie sintiendo nuevamente la ira recorrer su cuerpo junto con un nuevo sentimiento, desconocido para ella en su totalidad. 

Era desesperación. Completa e infinita desesperación y todo causado por un maldito nombre. 

Claro que había reaccionado cuando lo escuchó por primera vez, pero no era idiota, no iba a permitir que Barnes la viera flaquear por un trozo de sus recuerdos. Jamás lo permitiría, después de todo lo que le había hecho lo mínimo que se merecía era una buena paliza y mucho más. Porque ninguna otra persona le había hecho sentir lo que James Buchanan Barnes le había provocado el día en que despertó del hielo. Un profundo sentimiento de soledad y abandono que solo desaparecía con algo tan estúpido como mirar el cielo y recordar un fantasma de su presunto pasado. 

Eso jamás se lo perdonaría. 

- ¡Ya éramos compañeros!- bramó finalmente dejando salir todo su odio- ¡Durante décadas luché a tu lado! ¡Te demostré mi lealtad en cada segundo!- quería llorar, gritar, golpearlo y luego salir huyendo, y lo peor del caso es que no tenía idea de porqué. Así que solo siguió lanzando un golpe tras otro hasta que finalmente tuvo el cuello de su uniforme entre sus manos. Con un gruñido estridente lo estrelló contra el muro más cercano, alzándolo del suelo- ¡Pero eso no pareció importarte lo suficiente porque me abandonaste!- lo azotó de nuevo contra el duro concreto, haciendo que una grieta apareciera justo detrás- ¡Te olvidaste de mi como si fuera... Como si fuera nada- su voz que se quebró al final. Y cuando menos lo esperaba todas sus emociones salieron a flote, enviando al demonio toda su fachada inexpresiva ante la expresión consternada de Barnes.

Porque no tardó ni dos segundos en comenzar a llorar. 

No lo soportaba, tampoco lo entendía. Así que un poco asustada de este nuevo sentimiento, soltó por primera vez a su objetivo y retrocedió para tomarse un segundo. Escuchó el cuerpo del castaño golpear el suelo, pero estaba tan absorta en sus propios pensamientos que por un segundo bajó la guardia totalmente. 

Definitivamente no era tristeza, era algo más. Pero aún no lograba encontrar el motivo de toda sus lágrimas.  

¿Sería la ira? ¿Toda la frustración? ¿O era producto de la desesperación que le producía el que Barnes supiera ese nombre?

- ¿A caso no fui nada para ti todos estos años?- inquirió dejándose llevar por aquel raro sentimiento en su pecho. 

Bucky estaba profundamente consternado, y poco a poco la culpa se colaba en su cabeza y en su corazón. Después de todos estos años de sufrimiento, de dolor y de nostalgia finalmente la tenía frente a él. Y ella creía que se había olvidado por completo de ella, dejándola atrás como si se tratara de algo desechable. 

- Claro que lo fuiste- le aseguró colocándose de pie. Todo su lenguaje corporal cambió en un santiamén, lo que le brindó un poco de luz a su desesperada alma que deseaba traer a su chica de regreso de entre las sombras. Sus ojos lo miraban, llenos de lágrimas y de esperanzas rotas. Y justo en ese instante, su mente viajó velozmente al pasado. A esa noche en la que por un momento ambos estuvieron tan cerca de salir de esa pesadilla juntos, ¿a caso lo recordaba?

Trató de acercarse en consecuencia. Tan solo para probar que esa pequeña teoría era cierta. 

Después de todo, era el recuerdo más feliz que tuvieron antes de que los despertaran en 2014.

Afortunadamente ella no retrocedió. 

- Fuiste la mejor parte de todo un siglo de vida- pero ella no parecía creerle en lo absoluto. Sus lágrimas solo reflejaban el profundo odio que tenía- Mary...

Se abalanzó con mayor furia, embistiéndolo de frente y derribándole al suelo con un estruendoso golpe seco. Y colocándose a horcajadas sobre él, alzó su puño de metal para comenzar a golpearlo una y otra vez. Solo se detuvo cuando pudo ver la sangre teñir el rostro del castaño, entonces lo tomó del cuello de su chaqueta y lo alzó del suelo.

- No digas ese nombre- escupió ella entre dientes, con una furia que no era propia de ella. 

El nudo en su garganta no desaparecía sin importar cuantas lágrimas derramaran sus ojos, así como tampoco era capaz de apagar los cientos de pensamientos que la invadían en ese segundo. Miraba el rostro lastimado de Barnes, pero solo podía pensar en una sola cosa. 

En el nombre. En ese maldito nombre y en que tal vez, el fantasma que perseguía no era el que tenía en sus manos en este momento. Y hastiada de todo ese cúmulo de emociones, soltó la chaqueta de su ex-compañero y se alejó de él sin apartarle la mirada. Nuevamente era la primera vez que hacía algo así, pero era la primera vez que experimentaba cosas tan abrumadoras. Sus pies comenzaron a moverse entonces por todo el espacio, dejando de lado la misión, a su objetivo y todo por lo que había trabajado, tratando de averiguar qué estaba mal. Y entre más lo pensaba más se hacía presente el vacío en su pecho, en conjunto con un nuevo y familiar dolor en su cien que amenazaba con dejarla en el suelo de nuevo.

Un nuevo colapso. Un nuevo recuerdo como los anteriores que comenzaban a llegar más rápido que la luz de un foco al encenderse. 

Ojos azules como el cielo que la miraban, conteniendo cientos de emociones y una felicidad infinita que anhelaba sentir de nuevo. Manos tan cálidas que quemaban su piel de una forma tan divina para su gusto. Besos que la hacían suspirar entre las sábanas blancas a plena luz de la mañana. Y esa voz tan grave que la llamaba con una dulzura similar a la que...

¿Por qué sentía que algo aún le faltaba? 

Hundió sus propias manos en su cabello, tomando una profunda y desesperada bocanada de aire, en lo que su garganta luchaba por contener el nudo que la llevaría a un llanto incontrolable y que la dejaría en el suelo, como esa misma mañana. Cuando recordó su visita al cementerio y al campo de concentración de la Segunda Guerra Mundial. 

¿Eso era?

Ya no podía recordarlo. Todo iba y venía tan rápido en un fuerte remolino de pensamientos desesperados que luchaban por darle una respuesta a la pregunta central de todo este asunto. Había algo que no estaba bien, algo que no encajaba en su cabezota y que acentuaba el dolor en su cabeza, ¿acaso era algo que había hecho? No, de ser así lo recordaría. Entonces debía ser algo que los demás hicieron, pero de tratarse de su equipo, también lo recordaría. Su cerebro estaba dañado de fábrica, pero era capaz de retener información importante. Pero entonces ¿qué demonios era lo que estaba mal? ¿Era algo que vio? ¿Algo que escuchó?

Su corazón se detuvo y algo en su pecho se hundió hasta su estómago. 

Era eso, pero ¿qué era?

¿Una orden? ¿Un procedimiento? ¿Una palabra? 

Y entonces lo recordó. 

"Mary..."

Tan cálido como el sol, tan suave como la textura de esa cama. Pero había un detalle. 

No suena igual, ¿por qué diablos no suena igual?

Tiró de su cabello en frustración, en castigo a su cabeza por olvidar algo tan importante como un rostro que causaba tan desorden en su sistema y que a su vez le causaba tanta paz. Estaba tan sumida en sus pensamientos que no se dio cuenta de que Barnes se había puesto en pie y se acercaba a ella. 

- Mírame al menos- le pidió en un ruego que logró llamar la atención de la castaña. Ella lentamente se giró hacia él- ¿No me recuerdas? La feria del 43, las noches en Holly's... 

- ¿Holly's?- inquirió extrañada. 

¿De qué demonios hablaba?

Pero parecía tan convencido de lo que decía y tan lleno de esperanza a sus reacciones. 

Unas que jamás llegarían. Porque ¿cómo podría tener algún recuerdo feliz del hombre que tanto daño le hizo? A duras penas podía relacionar ese nombre con su propio rostro y dudaba que fueran recuerdos felices los que se escondieran tras esa puerta. Una puerta que dudaba que existiera. Durante décadas solo fue considerada por todos y por sí misma como una máquina asesina, y se comportó como tal. Una máquina sin pasado ni emociones. Y justo ahora, el hombre que la abandonó, en quien confió ciegamente durante casi un siglo, le decía que tenía un nombre y un pasado. 

A pesar de las sensaciones y las reacciones de su cuerpo, no confiaba en él. 

¿Cómo hacerlo? ¿Abrirse a él y mostrarle su verdadero estado? ¿Sus dudas sobre ese pasado fugaz que siempre parecía perseguirla?

Jamás. Jamás volvería a confiar en él.

Podía sentir en ese momento que la cabeza se le partiría en pedazos como una sandía a presión, y que sus piernas le flaqueaban con cada retumbo de ese nombre en su cabeza. Pero el juego aún no se había acabado, y si HYDRA le había enseñado algo era a dar batalla hasta el final, sin importar cuando doliera el cuerpo. 

Fijó su mirada en el suelo y puso todo su empeño en parecer convincente. Aguantando cada gramo de dolor y de desespero en lo más profundo de su cuerpo. 

- Me conoces, Mary- profirió él. Dibujando una media sonrisa mientras que sus pasos se acercaban más y más. Le repugnaba- La última vez que nos vimos fue...

- ...en la base- completó por él. El brillo en los ojos del castaño se encendió, quedando absolutamente pasmado- Estabas por irte a una misión y te dije que no lo hicieras...- alzó lentamente la mirada y le sonrió incrédula, con muchas más lágrimas corriendo por sus mejillas.

- ¿Bucky?

Nunca supo por qué, pero las manos le temblaron en ese momento. 

- Mary- corrió a su encuentro profundamente emocionado, pero antes de rodearla con sus brazos. La dulce mirada café adoptó de nuevo la misma frialdad de antes, y con una velocidad aplastante empuñó su cuchillo para moverlo hacia arriba- ¡Mierda!- siseó Bucky alejándose de golpe. 

Pero el daño ya estaba hecho y Shadow observaba su obra de arte con una sonrisa satisfecha. 

Un enorme corte adornaba el pecho del super soldado y su chaqueta comenzaba a teñirse de un oscuro tono escarlata. La risa de la castaña no se hizo esperar y nuevamente se lanzó contra él empuñando su cuchillo, esperando alcanzar mucho más que un simple corte superficial. Logró golpearlo un par de veces en el estómago antes de aplicarle una llave a su único brazo humano.

- Que tierno, enserio creíste que eso funcionaría- pateó sus piernas, haciendo que cayera al suelo y luego presionó en el centro de su espalda con su rodilla, haciéndolo gritar de dolor. Debía tener al menos dos costillas rotas a este punto. Música para sus oídos- Admito que tenías razón Barnes, es tan fácil engañar a un hombre enamorado- se aproximó más a él con una sonrisa burlona. No era tonta después de todo, sabía reconocer los sentimientos de los que la rodeaban, en especial los de su ex-compañero- Tan sensible, tan apasionado, tan desesperado por una señal de esperanza. Me enfermas- escupió antes de apartar su rodilla y tomarlo del cabello para alzar su rostro, exponiendo su hombro. 

Si se movía rápido y golpeaba en el área correcta, lo tendría inconsciente en menos de lo que cantaba un gallo.

¿Cuánto tardaría en transportarlo al camión? ¿Menos de diez minutos?

Lo suficiente para antes de mandar este lugar al diablo con todas las personas que se encontraban en el recinto. 

- E-esta no ere-es tú.

- Ya te lo dije, soy la que siempre he sido- le amarró las manos sin importarle mucho lo que decía. Ya la victoria era suya. Lo tenía contra las cuerdas y era completamente suyo. Ahora esperaba una gran recompensa en casa y al menos un mes de vacaciones en los que podría divertirse con los tiernos gritos de Olivia en el sótano de esa bonita casa en Minnesota- En cuanto acabe contigo y te lleve de regreso a donde perteneces, desearás jamás haber mencionado ese nombre. 

- Mary, por favor. 

Su cabeza de nuevo dio una vuelta y sus manos le fallaron al intentar de cerrar el nudo.

- Mary, Mary, Mary- resopló en frustración- Que patético- aunque su cuerpo creía lo contrario, mostrándole los mismos flashes como si ese nombre fuera similar al cielo azul que admiraba cada mañana. Shadow gruñó desesperada y trató de recuperar el control- Ella no está aquí, ¿no lo ves? Jamás volverás a verla, no mientras yo siga en pie- en cuanto terminó, tiró de su cabello y lo tomó del cuello. No sabía por qué, pero quería burlarse una vez más de él y de lo idiota que había sido al creer que con solo pronunciar un nombre, traería de vuelta a esa mujer tan débil que creía que tenía dentro- Enfréntalo Barnes, no eres nada comparado conmigo. No eres nada ni nadie- lo soltó por un momento y se alejó un poco, solo para mirar cuan patético se veía. 

Jamás habría pensado que el temible Soldado del Invierno caería tan fácil. 

Que bajo había caído. 

- Y apuesto que para tu querida Mary tampoco, porque debió morir esperándote...

Esa pareció ser la gota que colmó el vaso de James Barnes, pues con un estridente grito se liberó de la cuerda que ataba sus manos y rápidamente se puso en pie para atacar a su oponente, quien solo de burlaba de sus movimientos desesperados, aunque cargados de una fuerza impresionante que hace muchos años no veía. 

Y entonces sucedió.

El puño de vibranium chocó contra su mejilla, se tambaleó un poco hacia atrás mientras que trataba de espabilarse, mientras que los ojos azules de Bucky la miraban ensombrecidos. Ella escupió un poco de sangre y rió en respuesta.

Esta no era su Mary. Era un monstruo. 

Uno con el que no debía bajar la guardia o lo pagaría bastante caro. 

- ¡Vaya! ¡Veo que he despertado a la bestia! ¿Toqué un punto sensible, Barnes?- exclamó profundamente divertida, colocándose en posición para recibir el segundo golpe- ¿Y ahora qué harás?

Ambos comenzaron a caminar en círculos por la habitación. Había dos leones en la habitación ahora. Para capturarla debía serlo, o de lo contrario se convertiría en la presa de una mujer que no tenía escrúpulos y que no se detendría hasta verlo muerto. No quería darle la razón a Steve, pero el maldito tenía razón, jamás debió dejar que sus emociones lo guiaran en esta misión. Mucho menos conociendo lo peligrosa que era Shadow. 

Sam a penas y pudo salir con vida de ese lugar.

No sería el próximo. No regresaría a HYDRA bajo ningún concepto.

- Voy a llevarte a la base. Te ayudaré a tener una vida normal. 

Nuevamente ella se burló de él y de sus fantasías. 

Parecía verdaderamente convencido de ser el triunfador de esta pelea.

- ¿Y hacerme pasar por el mismo proceso de mierda que tú? Eso ni soñarlo.

Esta vez fue Bucky quien se lanzó contra ella, logrando llenar los estándares de Mary y haciendo que la pelea fuera muchísimo más reñida de lo que alguna vez pudo ser en un entrenamiento en el oscuro pasado que compartían. Las patadas de ella eran impecables y aterrizaba con sus manos a la perfección cada vez que él la derribaba, sin darle tiempo de atacarla ya que se colocaba en pie tan pronto como la punta de sus botas rozaba el suelo. Y si alguna vez ella chocaba contra una mesa o un muro, solo soltaba un jadeo del cansancio o del dolor, pero jamás se detenía. 

Los rasguños comenzaron a cubrir su rostro junto con la sangre y el sudor de su esfuerzo, pero jamás dejó de sonreír o de burlarse de la credulidad de Barnes. 

- ¿Te dolió? Dime- volvió a provocarlo mientras que le aplicaba una llave al cuello utilizando sus piernas- Te dolió creer que la habías recuperado y luego ver que no era así ¿cierto?

- Cierra la boca- espetó antes de lanzarla contra el suelo. Shadow nuevamente aterrizó sobre sus pies, frenando su caída con su mano de metal aferrada al concreto desgarbado con su propia fuerza bruta. 

- Me encantaría seguir tus órdenes, pero hay un pequeño detalle...- la castaña lanzó una de sus dagas que le dio el tiempo suficiente para acercarse a Barnes, dada su pequeña distracción al intentar esquivar su ataque. Lo atacó por la espalda, pateando sus pies y tumbándolo al suelo- Tú no eres él- sacó su cuchillo y en un rápido movimiento lo clavó en el suelo, atravesando la mano del super soldado. Su alarido de dolor cubrió todo el salón- Lo borraste de tu mente. Pero no te preocupes, te llevaré de regreso y arreglaremos el desastre que hiciste.

Eso fue mucho más satisfactorio de lo que pensó.

Antes a penas habría pensado en lastimarlo pero ahora, no sentía absolutamente nada por el hombre que veía debajo de ella. Sacó la pistola de su cinturón y alzó la culata para golpearlo, pero de pronto un enorme platillo salió de la nada y le quitó el arma de las manos con un golpe. Acto seguido fue apartada de Bucky de una fuerte patada que la envió varios metros lejos de él. El impacto contra uno de los tanques le costó un fuerte dolor de espalda que la hizo gemir de dolor, mientras que el castaño, por su parte soltaba un jadeo lleno de alivio. Sobre todo de ver a su salvador del día. Debió cruzar un infierno antes de llegar hasta ahí, porque podía ver la tierra adornar su mejilla junto con algo de sangre. Fuera de eso Steve no se veía muy herido o afectado por esta misión como lo estaba él.

- ¿Estás bien?- preguntó un poco agitado, extendiendo su mano en su dirección. 

En cuanto esa voz cruzó el espacio, Shadow sintió un escalofrío y algo más. 

"Mary..."

- No, no puede ser- murmuró para sí misma, aún en el suelo. 

Existía un mínimo de posibilidades de que los tonos coincidieran, si lo evaluaba desde un punto externo. Pero entre más lo pensaba, la sensación extraña de agitación en su cuerpo y las ganas de salir corriendo, aumentaban considerablemente. Una parte de ella deseaba alzar la mirada, esperando encontrarse con el fantasma que tanto parecía estar buscando en la profundidad del cielo. Pero su otra mitad tenía miedo de descubrir una realidad completamente distinta. Sus pensamientos corrían sin descanso alguno y su ritmo cardíaco se disparó en un segundo, las manos le temblaban, miraba desesperadamente a la salida con las lágrimas corriendo por sus mejillas cual grifo destapado. Ni siquiera las contusiones, los golpes o los posibles rasguños en su cuerpo le dolían en ese momento. 

Pero estaba segura de que era la misma voz. Estaba sumamente segura. Todo su cuerpo lo presentía y se agitaba en respuesta. 

Entonces ¿por qué tenía ese sentimiento tan extraño? ¿Por qué tenía miedo?

Miedo.

Tengo que irme de aquí.

Al diablo con Barnes y todo su gremio. No pensaba ver a los ojos aun fantasma de un pasado que no existía. Ya encontraría la forma de seguir aterrorizando a todo el país y atrapar a su objetivo en el proceso, pero no se quedaría a ver como el destino se reía en su cara, restregándole sus propios sentimientos ocultos con esa aparición repentina y su propia ansiedad latente por encontrarse con lo que tanto deseó ver esta misma mañana. 

Rápidamente se puso en pie y se escondió entre las sombras antes de salir huyendo del lugar sin importarle siquiera que sus pasos resonaran en toda la base. No dejaba de llorar, no dejaba de jadear y el desespero que hacía latir a su frenético corazón quería salir a toda costa en un grito desgarrador. 

- ¡Que no escape!- escuchó exclamar a Barnes, seguido de dos pares de pasos fuertes que avanzaban a gran velocidad por los oscuros pasillos de la abandonada base. 

Aceleró sus propios pasos tanto como pudo y usó los hologramas, con el pequeño mando que tenía en su poder, para distraerlos y ganar algo de tiempo. Pero la enorme diferencia de unos trucos de luces y sus fuertes pasos por el suelo metálico, hacía que tal esfuerzo fuera solo una pérdida de tiempo. Trataba de idear un plan hábil que la sacara de la base en una pieza, pero no se le pasaba nada por la cabeza más que todos los recuerdos breves y fugaces que había logrado recuperar, de una vida que ya no existía.

La desesperación comenzaba a trepar desde lo profundo de su estómago, poco a poco hasta su cuello, envolviendo el nudo en su garganta hasta cubrirlo en su totalidad. Deseaba gritar tan fuerte que hasta en el pueblo más cercano escucharan su desesperación. 

Por primera vez en toda su existencia comenzaba a sentirse como la presa que tanto le gustaba perseguir, y eso era algo que jamás debía permitir.

Debía retomar el control como fuera. 

Se detuvo en seco y miró a su alrededor, tratando de recobrar los planos de la base entre los pocos datos importantes que almacenaba su cerebro y acto seguido, tomó el corredor oeste que la llevaría al centro de mando donde su pequeña recompensa la esperaba. Aunque ahora, tal parecía que esa recompensa se transformaría en su boleto de salida. 

Abrió las puertas del salón demando con un fuerte empujón y las cerró detrás de si. La rubia con la que tanto había jugado aún tenia el cañón de la pistola en su boca y por un segundo, al escuchar el estruendo en al puerta, pensó que apretaría el gatillo mucho más rápido de lo que se había imaginado. Sin embargo, cuando se topó cara a cara con los fríos ojos castaños de la Sombra, no supo si sentir alivio o un profundo miedo. 

Estaba herida y por alguna razón, lloraba. Sin embargo la furia y la desesperación eran visibles en su mirada. 

- Ven aquí linda, es hora de otro juego- ordenó estirando una mano hacia ella. Los pies de la chica se movieron solos, producto del dispositivo que se aferraba a su nuca hasta que estuvo de nuevo en los fríos brazos de esa mujer, que tan pronto como la tomó del brazo, le quitó el arma de las manos y la guardó en su propio cinturón. 

¿Era esto otro tipo de juego? ¿Ya habría terminado con los vengadores allá afuera? ¿Por qué había regresado? ¿A caso terminaría lo que había empezado?

La sola idea de ser tocada de nuevo por esa fría mano de metal la hacía temblar de temor. Era lo que menos deseaba. 

En ese momento se escucharon fuertes pasos afuera del corredor, y en cuanto abrieron la puerta, el brazo brillante de la Sombra la tomó por detrás, rodeando sus hombros y colocando la punta filosa de un cuchillo sobre su garganta.

- ¡Deténganse justo ahí!- bramó volviéndolas a ambas hacia los nuevos inquilinos en el cuarto. 

James Barnes y Steve Rogers estaban de pie justo en la entrada, a un par de metros de ellas. 

Olivia sabía a qué venían, y aunque tenía la fría hoja del arma blanca sobre su yugular, esperaba verdaderamente ser salvada por el par de vengadores que tan pronto como la vieron, se pusieron en guardia y listos para intervenir de ser necesario. Pero estaba tan lejos de la verdad y tan concentrada en salir de ese lugar con vida, que no notó el ligero temblor que sacudió el cuerpo de la castaña que la sujetaba con una fuerza fuera de lo común. Sus huesos se quejaban en respuesta pero no había nada que pudiera hacer. 

De pronto la escuchó reír por lo bajo.

Para Olivia era una burla más hacia el poder de los héroes que amenazaban con capturarla y salir victoriosos de esta batalla. Pero la realidad era que la máscara de Shadow poco a poco comenzaba a agrietarse ante los cientos de recuerdos fugaces que pasaban uno tras otro en lo profundo de su cabeza, y esa risa burlona era una pequeña señal desesperada de lo que quedaba de ese monstruo por mantener el control que esos ojos azules le robaban con cada segundo que pasaba. 

De pronto el asesinar a la pequeña rubia no parecía una prioridad y el sentimiento de culpa hizo acto de presencia en cuando encontró la similitud de esos ojos azules con el profundo cielo azul que tanto le gustaba admirar, y que tanto la tranquilizaba. 

¿Cómo lo hacía? ¿Quién era ese hombre de uniforme tricolor y escudo? ¿Por qué lograba desestabilizarla de esta manera? Causando sentimientos como el miedo, la culpa y una profunda desesperación que no cabía en su cuerpo y que provocaba lágrimas al mismo tiempo que un cálido sentimiento en su pecho. Se sentía indefensa frente a esos ojos que se le hacían profundamente familiares. 

Necesitaba respuestas ahora. 

Sosteniendo el mango del cuchillo y manteniendo la cordura, tanto como le era posible, se dirigió a ambos. Sonrió de forma juguetona, a pesar de que la situación ya no le causaba placer o diversión alguna. Solo pensaba en salir huyendo. 

- Vamos a jugar a la ronda de preguntas. Si responden a mis preguntas con la verdad, tal vez no le cortaré el cuello a Olivia- la mencionada se sacudió asustada al escuchar su nombre salir de la boca de la Sombra por primera vez. Cosa que la hizo reír- Si, así te llamas ¿no? ¿Creíste que no lo sabría?- suspiró victoriosa- Es hermosa ¿no?- inquirió hacia ambos acercando su rostro más de lo necesario al fino cuello de la rubia, con una mirada lasciva que solo logró incomodar a su víctima. Ambos soldados se removieron incómodos, asqueados y consternados por el comportamiento de la chica, quien al notar la mueca de su antiguo compañero solo bufó- No me mires así Barnes, no me había divertido tanto torturando a alguien en décadas enteras y finalmente tengo la orden de hacerlo. 

Olivia parecía querer huir pero su cuerpo no respondía en lo absoluto. 

Y ella disfrutaba cada segundo de su rostro repleto de miedo. Le hacía sentir que tenía al menos un gramo de control en la habitación, cuando la verdad es que todo el control lo tenía una persona. 

Una cuyo nombre no lograba recordar. 

- ¿Por qué no la dejas ir y nos olvidamos de todo esto?- inquirió Bucky acercándose de forma cautelosa a ellas, pero eso sirvió para que Shadow hundiera un milímetro más el cuchillo en la garganta del rehén.

- Oh no, ni muerta- escupió con profundo rencor, evitando mirarlo a los ojos- Esta linda mocosa tiene deudas con HYDRA que se debe pagar. Que no te engañen sus lágrimas de cocodrilo, Barnes- de pronto lo recorrió de pies a cabeza de forma despectiva- Aunque si fue tan fácil engañarte...- apartó el cuchillo de la garganta de la chica para colocar la punta en su mejilla, hundiéndolo lentamente hasta que una gota de sangre resbaló de la herida- ¿Quieres decirle lo que hiciste?

La rubia se puso blanca como una hoja de papel. 

- N-no...

Ante la mirada confundida de los vengadores que las observaban, Shadow rió divertida colocando de nuevo el cuchillo en la garganta de Olivia. 

- No fue pregunta, linda. Di la verdad o te corto el cuello. 

Steve no pudo aguantar mucho más. 

Esta no era la mujer que recordaba con tanto cariño. A pesar de tener el mismo rostro, eran muy diferentes sus personalidades y en este momento, predominaba la desalmada y sádica Sombra, sedienta de venganza y totalmente dispuesta a hacer hasta lo impensable por conseguir cumplir su objetivo.

¿Dónde quedó la tierna chica cuya mano sujetó cuando todo parecía perdido para ambos? Debía al menos quedar algún vestigio de ella más allá del físico.

- Mary, por favor- su voz salió en un ruego por lo bajo.

- Cierra la boca- espetó ella en respuesta, ignorando el pequeño regocijo de su corazón al escucharlo hablar. Volvió su atención a la rubia en sus brazos- La paciencia se me acaba, linda. Tick tock, tick tock.

Cada vez más hundía el cuchillo en su piel y justo cuando empezó a deslizarlo de forma horizontal, la chica se apresuró a cantar como un gallo.

- Olivia Neumann.

De pronto todo pareció cobrar sentido y la poca lástima que pudieron sentir Bucky y Steve por la indefensa chica en brazos de la Sombra, se esfumó en segundos. 

Olivia Neumann era una criminal de las más buscadas por el gobierno de los Estados Unidos, no solo por su trabajo de hacker y de filtración de datos de importancia nuclear para con otros gobiernos interesados o el mercado negro. Sino que también se había visto involucrado su nombre en transacciones financieras fraudulentas, trata de blancas y pornografía infantil. Aunque ciertamente no era la responsable de tales actos, pero era el puente que movía el dinero de cada comprador en la red profunda y se aseguraba de cobrar una pequeña comisión, cuya suma en dólares era bastante alta, por cada trabajo que hacía. 

Muchos pensaron que era solo un alias. Jamás pensaron que se trataba de una joven de diecinueve años. 

La buscaban por todo el globo terráqueo ya que pensaban que se trataba de una hombre extranjero, o eso arrojaban los algoritmos. Pero esto era una completa sorpresa. 

- Ah, esa expresión me dice que saben quien es- repuso Shadow con diversión al ver sus caras. 

- Aún así no te da el derecho de torturarla de esa forma. 

Pero no prestó atención a los reclamos de Barnes. En cambio se acercó de nuevo a la mejilla lastimada de Olivia para lamer la gota de sangre que se resbalaba.

- Yo lo veo como una lección de vida. Ojo por ojo. Niño, por niño- tiró de su cabello para exponer más su cuello y nuevamente pasó el cuchillo, rozando a penas su pálida piel mientras sollozaba. Acto seguido mordió el lóbulo de su oreja provocando que un estridente grito saliera de su garganta dada la fuerza de su mordida- Es ist das Mindeste, was du verdienst, Schlampe- (Es lo menos que te mereces, perra) escupió la castaña en un murmullo despectivo.

El dulce sabor de la sangre de Olivia se coló en su boca al momento de morderla, y la euforia que la invadió de nuevo junto con una oleada de valor que la motivó a pensar que tal vez, no solo podría salir de aquí con vida. Sino que podría salir con Barnes en el camión que había ocultado a varios kilómetros de la base. 

Solo debía derribarlo a él

- Mary, tienes que soltarla. 

Ese tono tan cálido y grave la golpeaba mucho más fuerte que cualquier patada o puñetazo que pudiera recibir de cualquiera de los super soldados. Pero no demostró señales de flaqueza mayor a las lágrimas que sus ojos eran incapaces de contener.

- Siguiente pregunta- aseguró su agarre sobre el cuello de la rubia- ¿Quién demonios eres tú? 

- Suéltala, Mary- Barnes de mandó con firmeza- Ella no forma parte de esto. 

Definitivamente no suena igual. 

¿Cuándo entendería que el control lo tenía ella? No ellos, no ese maldito nombre, sino ella. 

En un arranque de rabia tomó el mango de su cuchillo y lo clavó con fuerza en el muslo de su víctima arrancándole un nuevo alarido. Cuando vio que los héroes se atrevían a acercarse, retrocedió rápidamente con una sonrisa divertida antes de sacar el cuchillo de la herida. La sangre haría su trabajo y la guiaría a las respuestas que tanto buscaba. 

- Aún seguimos jugando, si no responde la pregunta puedo cortarle el cuello a la linda Olivia- advirtió sin soltarla- Yo tengo el poder aquí. Yo decidiré si vive o no.

Steve lentamente dejó el escudo a un lado y alzó las manos, tratando de demostrarle que no tenía armas ni nada que pudiera dañarla. Bucky lo miró como si de pronto se hubiera vuelto loco al dejar el escudo a un lado. Entendía que sus esperanzas para con Mary, o lo poco que quedaba de ella, eran tan altas como las que alguna vez tuvo con él en su momento. Pero tratar de acercarse a ella completamente desarmado era una locura. Sobretodo considerando lo inestable que estaba en este momento, totalmente fuera de control y violenta ante la sola mención de su verdadero nombre. 

Pero Steve había logrado notar algo durante el forcejeo. 

Fue su llegada lo que la hizo huir y cuando dijo su nombre pudo notar como temblaba, la tensión en sus hombros y mandíbula. Sabía que había algo dentro de ella que debía estarse desmoronando. No intentaría nada, solo quería tratar de razonar con ella, con la Mary que sabía aún quedaba dentro.

Entre más se acercaba, el agarre sobre Olivia se apretaba más y más, dejándola sin aire. Por lo que se detuvo en seco sin despegar los ojos de la Sombra. Lentamente llevó sus manos hacia el broche de su casco y se lo quitó de encima, arrojándolo a un lado, revelando su cabello rubio y el resto de sus facciones. 

Mary jadeó entre lágrimas y el agarre que tenía sobre la chica se aflojó un poco, pero era debido a la impresión de ver sus ojos y sus facciones. 

Era sin dudas, el hombre de sus recuerdos.

- Por favor, no hagas algo de lo que puedas arrepentirte. 

Tan pronto como esa voz retumbó de nuevo en sus oídos, todo a su alrededor se distorsionó por un momento.



- ¿Hay algo de lo que te arrepientas justo ahora?

Escuchó su propia voz en un tono mucho más animado, más calmado, más feliz. 

Y de pronto el suave aroma de las flores de cerezo invadió sus sentidos junto con la sensación tan cálida del sol sobre su piel y el suave viento primaveral que revolvía su cabello café y la falda de su vestido, mientras admiraba todo desde el pórtico de una bonita casa familiar. Los pétalos adornaban el amplio jardín y en el profundo cielo azul se asomaban algunas nubes para otorgarle sombra a quienes paseaban justo debajo.

Los zapatos eran un poco anticuados, pero le quedaban muy bien. Se sentía hermosa y tan feliz en ese momento, a pesar de que solo estaba sentada en el viejo sofá de madera en el pórtico, observando el cerezo del patio siendo azotado por la suave brisa. 

Ni siquiera quiso apartar la vista de tal espectáculo, tan pacífico y que se sentía tan suyo. 

Tan familiar. 

Supuso que fue la falta de respuesta a su pregunta lo que la hizo voltear hacia su costado, donde encontró al mismo hombre. El mismo rubio de ojos azules de antes. Salvo porque esta vez no llevaba un uniforme, solo un pantalón casual y una camisa de cuadros simple. 

Él también admiraba el árbol. 

Y de pronto una suave sonrisa de dibujó en su rostro, seguido por una pequeña carcajada. 

- ¿Por qué siempre que nos quedamos en silencio haces ese tipo de preguntas?- inquirió con una media sonrisa. 

- Me hacen pensar- fue su respuesta. Los pies le colgaban del mueble de madera y podía balancearlos en el aire como si fuera una niña pequeña. Era divertido, se sentía como una niña. Inocente, feliz y segura junto a ese extraño cuyo nombre no recordaba- Me calma bastante mirar a la nada y pensar en las buenas cosas que tengo. Además, las respuestas son la mejor parte- agregó con una sonrisa, regresando su atención al majestuoso árbol de cerezos en el patio. Disfrutando cada momento, cada rayo de sol, cada sonido, cada roce del viento, y la compañía del desconocido.

Sobre todo porque él no dejaba de mirarla. 

No sabía por qué pero eso la ponía nerviosa.

- ¿Y?- pidió con una pequeña risita. 

- Creo que el no haber aprovechado mejor el tiempo.

Soltó un bufido en cuanto o escuchó. 

No le agradaba para nada ese tono triste y lleno de nostalgia que estaba usando. Parecía que algo le dolía, y ella solo quería quitarle ese peso de encima. 

- No hables como si todo se fuera a acabar, nos quedan años por delante, Steve- palmeó el dorso de su mano en un gesto gentil y le dio una suave sonrisa que él terminó por corresponder- Todo saldrá bien, ya verás.

- ¿Eso crees?

- Ten algo de fe en el universo. 

Steve sonrió y asintió, dándole algo de razón. Acto seguido tomó su mano con un ligero apretón amistoso. 

- La tendré si tú estas ahí para recordármelo.

Le regresó el apretón antes de recostar su cabeza en el hombro del rubio. 

Por alguna razón aparente, se sentía como la luz después de un oscuro túnel. Finalmente podía respirar con total libertad, podía hablar sin llorar, podía ver el árbol sin preguntarle a la vida el motivo de su crueldad para con ella. Apostaba a que hacía meses que no visitaba ese lugar tan gris de la última vez y que ese pórtico era un lugar muy especial en su memoria.

En una que, ahora, estaba segura de que si existía.

- Steve- murmuró de pronto, pero él fue capaz de escucharla- Gracias.

- ¿Por qué?

Sonrió de nuevo.

- Por quedarte conmigo. 



Era él.

Era el mismo tono de voz, la misma calidez. 

Había algo dentro de ella que se lo gritaba.

En ese breve momento de alucinación entre la realidad y lo que suponía, era su pasado, no había pronunciado su nombre. Pero estaba segura que de hacerlo, sonaría igual a como parecía recordarlo. 

Como si se tratara del cielo azul, se perdió en la inmensidad de su color y su mente viajó lejos, eliminando los restos que quedaban de un monstruo que, a pesar de ser tan fuerte y despiadado, se quebraba con una gran facilidad. Todo por algo que no sabía si su existencia era real, porque la única persona que se conectaba con ese pasado y parte de su presente, la abandonó a su suerte sin dejarle respuestas o una razón. Como un objeto, como si fuera nada.

No podía confiar en alguien así.

Pero este hombre era una historia completamente diferente.

- Mary, por favor.

Se permitió cerrar los ojos, saboreando su propio nombre salir de la boca de otra persona. Las lágrimas no paraban de rodar y por alguna razón sus piernas flaquearon por un momento, porque en su mente retumbaba el nombre de ese rostro desconocido. 

- Steve...- profirió con voz trémula- Eres Steve.

Eso los dejó estupefactos a todos. Tanto a Bucky como a Steve, quien sintió un gran alivio cuando las señales del reconocimiento comenzaron a aparecer. En ese momento no le importaba que fuera él su detonante, y no su mejor amigo, quien aún permanecía totalmente pasmado y ligeramente ofendido detrás de él. A Steve solo le importaba en ese momento que Mary soltara por voluntad propia a la chica que tenía en brazos, quien estaba al borde de la inconsciencia por la falta de oxígeno, y que decidiera ir con ellos. 

Así que se atrevió a dar un paso más hacia el frente. 

- Así es- Mary en ningún momento reaccionó. Solo tenía sus ojos clavados sobre él- ¿Me recuerdas?

Ella se encogió de hombros de forma desinteresada.

- Posiblemente. Pero eso no responde todas mis preguntas- el cuchillo se ajustó de nuevo al cuello de Olivia. 

Bucky lo notó y se tensó al instante. Si Mary hundía más el cuchillo en la rubia, le cortaría directamente el cuello y tendrían que intervenir. 

Si Steve tenía algún tipo de plan, más le valía hacerlo rápido. 

- Te diré todo lo que quieras saber si la dejas ir. Solo eso.

- ¿Y ya? ¿No hay trampas?

- ¿Parezco alguien que haga trampa?

No

Fue lo primero que se le pasó por la mente, como una respuesta automática. Tal vez se debía al breve recuerdo que acababa de tener, por el hecho de que se había quedado a su lado en algún punto de su vida, o por las emociones que la embargaban con solo verlo. La razón no estaba clara, pero confiaba en este hombre y en lo que le estaba diciendo. Además, a estas alturas del partido ¿como podría negar que existía un pasado oculto a su vista? Se sentía tan vívido, tan suyo, como un raro déjà vu que te dejaba una buena sensación en el cuerpo y que además te daba seguridad. Si él lo decía ¿por qué habría de ser mentira? No podía negarlo, mucho menos después de semejante coincidencia. 

- No, algo me dice que eres demasiado noble para eso- respondió mirándolo de arriba a abajo.

Steve le dio una media sonrisa e intentó acercarse de nuevo a ella, sin embargo, Mary retrocedió. Una parte de ella desconfiaba un poco de aquel ofrecimiento.

Gracias a HYDRA sabía que todo en la vida tenía un alto precio, y considerando que era la persona más buscada en el país. La opción de unirse a los vengadores de forma repentina no era tan fácil como podían pintarla los políticos o como podrían pintarla ambos super soldados.

Existía una realidad. Y lo más cercano a la libertad que podría experimentar era en una jaula, siendo vigilada las veinticuatro horas del día.

- ¿Y qué cuando la suelte? De seguro me vas a noquear y me llevarás a rastras a la prisión, eso es seguro- inconscientemente,  apretaba su agarre sobre el cuello de Olivia y un ligero corte comenzaba a verse en su cuello. Bucky avanzó dispuesto a intervenir pero inmediatamente fue detenido por el rubio con una seña- No iré a una celda sin antes pelear, y si tengo que cortarle el cuello a ella o a ti, lo haré. 

Steve se volvió hacia Bucky, dándole una mirada llena de advertencia. 

Esta era una situación delicada en donde la vida de otra persona se veía amenazada por alguien muy inestable. Tenían que tratar todo esto con tacto y convencer a Mary de soltarla, porque solo Dios sabía lo que pasaría si fallaba en esta tarea, pero para eso Barnes tenía que dejar a un lado la idea de que sería únicamente él el que traería a la chica de regreso. Lo conocía lo suficiente como para interpretar sus expresiones y en este momento debía sentirse destrozado, angustiado, desesperanzado porque la mujer que amaba se le escapaba de las manos, lo odiaba con toda su alma, o al menos eso parecía cuando los encontró en el laboratorio. Ella parecía bastante determinada a llevárselo. 

Debió ser un golpe duro que Mary reaccionara debido a la presencia de alguien más. 

Lo entendía completamente, pero no era el momento para dejarse llevar por las emociones. Tenían una misión que cumplir y vidas que salvar, y la vida de Mary era la principal. 

Nuevamente se dio la vuelta para encarar a la castaña, esta vez con la seguridad de que su amigo no intervendría. 

- Sé que eres capaz de hacerlo, pero no lo harás. 

Ella frunció el ceño y soltó una risa burlona. 

- ¿Cómo estás tan seguro? Ustedes no me conocen, ¡ninguno me conoce!

- No, es cierto- accedió Steve sorprendiéndola un poco- No te conocemos...- era una buena señal que el cuchillo lentamente dejara de apoyarse en la garganta de Olivia- Pero hay algo que si sabemos. Tu pasado- la castaña desvió la mirada pensativa- Si la dejas ir, te lo diremos todo. 

Era una oferta bastante tentadora. 

Pero la imagen de una celda le impedía tomar una decisión. No importaba cuanto confiara en el hombre cuyo uniforme representaba a toda una nación. 

Si cambiaba de bandos, HYDRA se convertiría en su enemigo numero uno, huir de ellos era difícil y no sería ningún problema el tomarla en su estado más indefenso en una celda protegida por simples agentes federales. No, ella conocía bien a la organización y todo el poder que les dio el último mes. Comenzaban a igualar a SHIELD cuando estaba en su máximo apogeo, y echárselos a todos de enemigos era algo que debía meditar con bastante detenimiento. 

Sobre todo, porque no contaría con nadie cuando eso pasara. De eso estaba segura. 

Nuevamente estaría sola.

- ¿Qué me garantiza que no me encerrarán en una celda?- inquirió con la mandíbula apretada- ¿O como sabré que no están mintiéndome?- realmente quería confiar en Steve, y gran parte de ella lo hacía, pero conocía a la perfección todo el proceso burocrático y como funcionaba. 

Los nuevos acuerdos establecían una línea que los vengadores no podían cruzar y el gran Steve Rogers no podría hacer nada más que visitarla en su celda con algún motivo extra oficial como el de conseguir información. Y ni muerta les daría información de HYDRA si su pellejo estaba en juego. 

- Si te encierran, iremos contigo- intervino Barnes de forma repentina, llamando su atención- No estarás sola, eso te lo prometo. 

Nuevamente la ira se apoderó de ella. 

- Grandes palabras proviniendo de ti, asqueroso traidor- bramó con los ojos llenos de lágrimas. Su brazo de metal tomó a Olivia por el cabello y tiró de él hacia atrás, retrocediendo con la chica mientras que dejaba el cuchillo de lado y en su lugar, tomaba una pistola para apuntar al castaño- ¡No pienso confiar en alguien que me abandonó! ¡Si creíste que lo haría estás muy equivocado!- Steve corrió hacia adelante para interponerse entre ella y Bucky, pero Mary lo interpretó como una ofensiva y rápidamente apuntó el cañón a la frente de la rehén.

La rubia no dejaba de temblar.

- Tienes razón, él te abandonó- la declaración del rubio volvió a centrar la atención de Mary sobre él, quien en un gesto nervioso volvió a apuntar su pistola hacia Barnes. Sin embargo, cada vez que lo hacía, Steve se interponía y la obligaba a volver el arma contra la rehén de forma nerviosa.

¡Quería dispararle a Barnes, no a Steve!

Verlo interponerse en su objetivo le causaba un nudo en la garganta.

Bucky no podía permitirlo. Ella era muy inestable y un mal movimiento podría acabar en un disparo certero al corazón. 

- Steve, ¿qué diablos está...

- Pero puedes confiar en mi, no vamos a dejarte- lo interrumpió sin dejarlo terminar. 

Quería creer que la burocracia no se interpondría en esto, de verdad que quería hacerlo, pero no veía muchas salidas en este angosto camino, que al parecer, había elegido desde el momento en que se topó con ese par de ojos en la inmensidad del cielo azul y en sus vagos recuerdos del pasado. 

Su verdadero pasado.

Quería saber quién era realmente Steve, quería saber quien era Barnes y qué representaba para ella en esa época, qué pasó en esos años, que hacía, quién era. Mary Storm era el nombre de una mujer cuyo rostro, casualmente era el suyo, pero aún no podía sentirse como tal y deseaba saber por qué. 

Miró a Steve, temerosa de cometer un error.

- Confía en mi- le ofreció entonces su mano, con una sonrisa amable y una seguridad que terminó por desequilibrar la balanza. 

Posiblemente le costaría la vida, pero al menos si moría, lo haría con la certeza de saber quién era en realidad y qué tenían que ver Steve y Barnes con ella. Respiró profundamente y cerró los ojos, en un intento por obtener algo de valor, hasta que finalmente alejó el arma de la cabeza de Olivia y la guardó en su cinturón. Acto seguido soltó a la chica, dejando que cayera de rodillas al suelo con un jadeo. 

Listo. 

Se rendía. Estaba fuera del juego.

Esperó pacientemente a que colocaran las esposas en sus muñecas o que la sujetaran, pero eso jamás llegó. En cambio escuchó unos pasos acercarse y luego los quejidos de la rubia al ser sujetada y atendida por el capitán. 

- Bruce, pide el equipo de rescate- escuchó de nuevo su voz. 

Un poco extrañada abrió los ojos para ver que estaba pasando, encontrándose con ambos atendiendo a la rehén sin reparar en su libertad de movimiento. O eso creía hasta que Steve se volteó para darle una mirada llena de agradecimiento y simpatía.

¿No la atarían? Porque se suponía que eso tenían que hacer ¿no?

Estuvo a punto de preguntarles, pero de pronto las paredes y toda la base comenzó a sacudirse. Steve y Bucky se pusieron en guardia ante el surgimiento de cualquier eventualidad, mientras que una rubia, bastante débil, se desmayaba en el suelo. 

- ¿Qué está pasando?- preguntó el capitán con voz alta. El estruendo de las paredes a penas y dejaba que su voz se escuchara. 

En ese momento, Mary recordó...

- Programé la base para una autodestrucción.

- ¡¿Qué?!

- Se suponía que en una hora ustedes estarían muertos- se excusó ante el bramido de Barnes- Debieron darle más batalla a mis hombres de la que pensé. 

Los escombros comenzaban a caer el techo, siendo pequeñas piedras o tierra que se filtraba de los pisos superiores. 

- ¿Hay forma de desactivarlo?- nuevamente fue su ex compañero el que intervino, a lo que ella lo miró como si estuviera demente.

- ¿Es un chiste? ¿Al menos recuerdas cuánto tiempo tiene esta base?- apuntó a su alrededor- En HYDRA no existen segundas oportunidades. 

Si una base era destruida, así se quedaría. 

Si había algo que salvar, lo hacían y si no, lo dejaban arder en el fuego. 

- Hay que movernos- sentenció de pronto Steve, cargando a la rubia inconsciente en brazos. Los tres salieron de la sala de mandos y avanzaron por el oscuro pasillo de la base siguiendo las ordenes de quien ahora estaba cargo. Tanto ella como Barnes lo cubrieron del fuego enemigo, evadiendo a soldados de HYDRA y huyendo en el proceso hasta que llegaron al punto central de la base donde se encontraron con un magullado Sam y a Tony con su traje completamente restablecido. 

En cuanto ambos la vieron junto al resto del equipo no dudaron en apuntarla con sus armas. 

- ¡Wow!- exclamó tan pronto como escuchó los seguros de las armas al ser quitados. Sin embargo una amplia espalda se interpuso entre ella y los nuevos aliados que aún no parecían enterarse de la situación- Veo que no les agradó para nada mi estrategia- agregó asomándose por encima del hombro de Bucky, quien extrañamente la sujetaba con su brazo, ocultándola con todo su cuerpo. 

Viendo las cosas desde esta nueva perspectiva y las heridas de los compañeros de equipo que ahora tenía, tal vez se había pasado un poco de la raya.

Tal vez, un poco. 

- Muchachos, calma- alcanzó a escuchar la voz de Steve.

- Está con nosotros. 

- ¡¿Perdiste la cabeza?!- Tony no tardó en bramar ante las excusas de ambos super soldados- Dijeron que debíamos capturarla, no hacerla parte del equipo. 

- Es eso o irnos con las manos vacías. 

- O que nos asesine- agregó Sam de forma sarcástica. 

- Ella no va a hacer nada contra nosotros- Steve avanzó hasta quedar en medio de ambos bandos, aún con la chica en brazos- No es la misma Sombra que vinimos a capturar, eso se los aseguro. 

- No, claro. Y ahora fingiremos que no hay una horda de soldados que viene a matarnos. 

- O que los soldados son los rehenes. 

Tony asintió, dándole la razón al comentario de Sam.

- Confíen en mi, ella no es peligrosa- les aseguró el rubio a ambos. 

Justo en ese momento ambos fueron testigos de la mirada que le dio el Capitán América a la mujer que de pronto decidió acoger como nueva miembro del equipo. Estaba llena de nostalgia, de felicidad, pero sobre todo de confianza. Aunque eso no fue lo que les sorprendió, tampoco la tensión en el castaño que por tanto tiempo profesó conocer a la mujer que el gobierno tanto buscaba. Lo que los llenó de sorpresa fue que por primera vez pudieron ver un rastro de emoción en la Sombra oculta detrás de Barnes. Tras la mirada de Steve, algo pareció encender sus ojos y todo su cuerpo se relajó visiblemente.

Incluso alejó sus manos de si cinturón de armas. Cosa de la que nadie se había percatado. 

- Mary, ¿en dónde están los rehenes?- le preguntó el rubio amablemente. 

Y ella no tardó en responder. 

- Todos están en movimiento por el dispositivo en sus cuellos, solo hay que desconectarlos.

No sabían si podían confiar en ella, pero si eso salvaba a los rehenes, entonces no desaprovecharían la oportunidad. 

Si se trataba de una trampa más, ya se encargarían de ella. 

- ¿Y como lo hacemos?- fue lo primero que preguntó Tony. 

- Hay un control que dejé en la sala de reuniones, solo yo puedo acceder a él. 

- Buck, ve con ella- sentenció Steve, a lo que el mencionado asintió con la cabeza- Nosotros sacaremos a los rehenes y nos veremos en el jet.

Ambos ex compañeros se fueron en dirección a la sala de juntas de la base enemiga tan pronto como Steve terminó de dar la orden, siendo observados por los tres vengadores restantes. Los tres pensaron por un momento que tal vez no era una buena idea dejar a ese par ir solos a un lugar tan alejado de la salida. Considerando que la base no había dejado de sacudirse en ningún momento y que las paredes comenzaba a agrietarse, eso era realmente perjudicial para ellos y beneficioso para una agente de HYDRA tan habilidosa como ella. Estaban corriendo un gran riesgo, pero Steve confiaba en ella.

Y confiaba en que los vería a ambos en el jet. 

Aún así, Sam se aventuró a hacerle la pregunta.

- ¿Estás seguro de lo que haces, Cap?

Steve quería creer que no, pero después de ver la desesperación en esos ojos y luego la luz del reconocimiento y el alivio cuando dijo su nombre, fue como volver en el tiempo. A ese día gris donde creyó por primera vez que lo había perdido todo, y justo unos minutos después de que su mejor amigo se fuera del cementerio, se topó con un ángel. Uno que se quedó hasta el último momento y que creyó perder muchos años en el pasado. 

- Sé lo que hago, Sam, no te preocupes- le aseguró antes de emprender el camino hacia los pisos inferiores para salir de la base. 

 Mientras que Mary y Bucky corrían por los pasillos hacia la sala de juntas. Para su fortuna no se encontraron con ninguno de los hombres de HYDRA o algún rehén, así que el camino a su lugar de destino fue rápido y sin contratiempos. La castaña rápidamente se dirigió a una pequeña computadora que los de su equipo habían dejado en el centro de la mesa y comenzó a desactivar los dispositivos de los cuellos de los rehenes. Todo iba de maravilla hasta que algo comenzó a perturbarla, podía sentirlo detrás de ella mientras tecleaba en la computadora y cada vez más pesaba sobre su espalda. 

Si continuaba mirándola la atravesaría. 

- No creas ni por un segundo que me alegra que trabajemos en el mismo bando- espetó de pronto, con la esperanza de que él dejara de observarla con tanto ahínco- Aún puedo cortarte el cuello. 

Pasó toda una vida protegiéndolo y admitía que esta situación de pronto le parecía un poco extraña, pero él mismo se la había buscado. 

Bucky, por su parte, aún no lograba asimilar todo lo que había pasado hace un momento. Esa era la razón de su mirada insistente. No podía creer que por más que lo intentó, no pudo despertar a la Mary que tanto recordaba. Aunque no era para menos, Steve fue la última persona que vio antes de ser atrapada por HYDRA y él solo era el monstruo que ayudó a que todo esto pasara. 

Bufó y rodó los ojos ante el ofrecimiento de la castaña. 

- Hazlo entonces. 

Ella lo miró de arriba a abajo con una ceja alzada, luego de eso rió con ligera ironía. 

- Sería un desperdicio de mi tiempo. Además, no quiero ensuciar el piso- cuando terminó de teclear, además chequeó que las cámaras dejaran de grabar. Si se iba a fugar no debía dejar rastro, lo que significaba que tenía que asesinar a todo aliado de HYDRA en esta base. De lo contrario Strucker lo sabría- Listo- se levantó y se encaminó a la puerta, cuando de pronto, Barnes la tomó del brazo y aplicándole una llave logró someterla hasta tenerla contra la mesa- ¿Qué diablos haces?

- ¿Por qué lo haces?

La pregunta la tomó fuera de base y la dejó completamente confundida. 

Pero para él, tenía todo el sentido del mundo. 

Claro que había visto las lágrimas, pero también fue testigo de las excelentes actuaciones de su Sombra cuando ambos debían infiltrarse a algún lugar como civiles y hacer trabajos de inteligencia. Sabía manipular muy bien a las personas y tenía sus dudas acerca de las verdaderas intenciones de la castaña. Además, todo el asunto, de solo pensarlo, le parecía lo suficientemente engorroso como para no aceptar tan oferta de parte del Capitán América. Era imposible que ella no conociera los riesgos de desertar y que aceptara tan fácil la propuesta de Steve de conocer su pasado.

Podía parecer un poco extraño, viniendo precisamente de él. Pero era consciente de que no debía echar el consejo de su mejor amigo en saco roto, no debía dejarse dominar por las emociones que podrían o no invadirlo con la aparición de la Mary que conoció y cuyo regreso anhelaba tanto. 

- ¿A qué te refieres?- preguntó ella sumamente consternada, mientras que trataba de forcejear. Pero entre más fuerza aplicaba, más le dolía el brazo.

- Conozco bien a Shadow como para saber que esto solo puede ser una treta. No sé a quien diablos me dirijo, así que tengo mis dudas, no lo tomes personal. 

Mary soltó una risa burlona ante sus absurdas suposiciones. 

- Eres listo Barnes, pero no lo suficiente. Es una pena.

Trató de zafarse una vez más, pero solo obtuvo como resultado que la azotara contra la pared con gran brusquedad, mientras que el suelo tembló bajo sus pies. Las luces parpadearon y más escombros cayeron del techo, junto con una voz en ruso que les recordaba que la base sería destruida y que solo tenían veinte minutos para escapar de la base. Pero él no parecía dispuesto a ceder hasta que tuviera una respuesta.

- Dijiste que no existen segundas oportunidades. Si crees que puedes engañarnos...

- No lo hago- respondió rápidamente, abandonando sus provocaciones y su tono sarcástico- Realmente quiero saber quien soy- de reojo pudo ver la expresión dubitativa de Barnes, a lo que soltó un bufido, totalmente derrotada. No llegaría a ningún lado si continuaba provocándolo, eso solo aumentaría las dudas en él. 

Y ya había tomado una decisión. Quizá la primera en muchos años de servicio, siendo consciente de las consecuencias que eso acarrearía para ella en cuanto pusiera un pie en ese jet. Su cuerpo se relajó por completo, dejando de forcejear contra Barnes en su totalidad, abandonando todo tipo de resistencia y logrando sorprenderlo una vez más.

- Seré honesta contigo para variar- si quería salir de ahí debía ser transparente con él. Por más que lo detestara- No sé quien soy o de donde vengo, de qué estoy hecha, quienes fueron mis padres o qué fue lo que me pasó para llegar a... esto-dejó salir un suspiro abatida- Los pocos recuerdos que tengo van y vienen pero jamás se quedan, así que puedes considerarme como un frasco vacío- agregó con una sonrisa amarga.

Tenía que admitirlo, estaba cansada de todo este asunto, y si podía ponerle un punto final a sus convulsiones entonces eso era una enorme ganancia para ella. 

- Pero recordaste a Steve.

Steve

Ese nombre producía tantas cosas, tan contradictorias a lo que sentía cuando recordaba el nombre de Barnes. Su verdadero nombre. Pero lejos de saber sus datos básicos, los que encontraba en un folder amarillo creado por HYDRA, no sabía nada más. Solo eran personas con poder y estatus de las cuales debía hacerse cargo, no había datos personales o algo que la relacionara directamente con sus víctimas. 

Debía decírselo, o nunca la dejaría en paz. Conocía el método del Soldado del Invierno que, le gustara a Barnes o no, seguía tan adentro de su sistema en todo momento hasta el punto de usarlo como defensa personal. 

- Solo recuerdo un nombre y con eso un momento, pero estoy segura que en los próximos minutos se me olvidará como con el resto de veces que me ha pasado lo mismo- ella estaba tan quieta y no mostraba signos de lucha. Esto era completamente nuevo en ella, ¿tendría entonces el control sobre sí misma? ¿Podía confiar en ella? Una parte de él quería hacerlo de verdad, por todo el cariño que aún le guardaba. Mary suspiró una vez más- Mira, no sé exactamente quién es él más allá de lo que todo el mundo sabe, no lo conozco más allá de la información que me dan los reportes. Pero por alguna razón, confío en él- Bucky pudo notar su confusión, a pesar de que solo podía ver su perfil. No pudo evitar sentir un alivio al no ser el único consternado en la habitación- ¿Puedes al menos vivir con esa respuesta? 

Lo pensó por un momento y se sintió egoísta. 

La temible sombra tuvo una transformación y en su oscuro camino pudo ver la luz de una nueva oportunidad, percatándose de su propio pasado. Eso la llevaría a ser libre mucho más adelante, que es el objetivo que se impuso a sí mismo minutos antes de recibir la noticia de una nueva misión de captura. Capturar a la Sombra, mostrarle su pasado y ayudarla a construir su propio futuro lejos de HYDRA, porque era todo lo que ella se merecía después de tantos años de pérdidas y dolor. 

Pero ese no era el problema, era él. 

Él deseaba ser quien trajera de vuelta lo poco que quedaba de Mary. Su Mary. 

Tenía eso tan metido en la cabeza que cuando todo dio señales de resultar un rotundo fracaso, estuvo cerca de ceder a algo que no deseaba por la desesperación que tenía de recuperarla. Estuvo cerca de rendirse y dejarse arrastrar de nuevo a HYDRA, porque en ese momento en el que ella sostuvo la culata de su pistola en lo alto, cerró los ojos e internamente cedió ante todos sus deseos. Todo en lo que pudo pensar era en lo mucho que la amaba y en cuanto deseaba tenerla a su lado, hasta el punto de convertirse en aquello que dejó atrás y que tanto daño le hacía. 

"Si es la única forma..." fue lo que pensó segundos antes de que Steve llegara a salvarlo

Y no iba a negar que se sentía extraño. Aún había mucho que procesar, pero la base se estaba cayendo a pedazos. Así que finalmente, hizo a un lado su culpa y soltó las manos de Mary.

- Si, puedo hacerlo. Vamos. 

Rápidamente ambos se apresuraron a salir de la sala de juntas, esquivando escombros que caían del techo y tratando de mantener el equilibrio sobre el suelo que dejaba de temblar. Cuando llegaron al piso central de la base se toparon con todo un grupo de agentes de HYDRA, todos tratando de dar órdenes firmes para salir de la base. Sin embargo, en cuanto los vieron llegar se quedaron helados, preguntándose qué hacían esos dos juntos siendo el plan completamente diferente. Conociendo la efectividad de la Sombra, no tardaron en sospechar que algo había salido mal y tan pronto como tuvieron oportunidad, alzaron sus armas para atacarlos. La castaña reaccionó rápido, interponiéndose entre él y las balas con su brazo de metal lo suficientemente alto para evitar salir lastimada. Fue un impulso, un simple reflejo, pero una vez que lo arrastró detrás de un muro para protegerse su mente se burló de ella. 

Era débil. Aún tenía ese instinto protector hacia alguien que definitivamente no se lo merecía. 

Ambos, agitados y sorprendidos, intercambiaron una mirada en ese momento. No hizo falta nada más que decir. Mary se movió tan rápido, esquivando las balas y deteniendo la mayoría con su brazo de metal antes de alzar su arma para disparar a diestra y siniestra. Ocultándose tras los muros y cubriendo tanto como podía a Barnes, viendo como avanzaba para pelear con ellos con los puños. 

Se sentía como en los viejos tiempos, en los que ella le abría camino para que él terminara por acabar con el trabajo. Solo que la diferencia era que los dejaba inconscientes y eso era un lujo que ella no se podía permitir. 

Así que, tomó una de las dagas de su cinturón y la lanzó directo a la frente de uno de sus hombres, el cual peleó con Barnes hasta que la hoja de la daga se clavó hasta lo más profundo de su cráneo. Eso le ganó la atención del castaño y le costó que estuviera indefenso ante cinco más de sus hombres. Su corazón se estrujó en su pecho y sintió la angustia familiar que siempre tenía ante una sensación de peligro, trayéndole recuerdos del pasado que sí podía mantener por más tiempo en su memoria. 

Eso la hizo enojar de nuevo, y con ese sentimiento corriendo por sus venas se lanzó contra los cinco hombres restantes, dándoles las últimas cinco balas que le quedaban en diferentes áreas del cuerpo que si bien no acabaron con ellos, le dio el tiempo suficiente para acercarse a ellos y usar su cuchillo para cortarles el cuello uno por uno. Necesitaba asegurarse de que realmente estaban muertos y la única manera de hacerlo era encargándose ella misma. Eso le daría tiempo antes de que Strucker sacara conclusiones al ver la falta de reportes en su escritorio. Lo suficiente como para hacer un plan de escape. 

Sin embargo, ella no de daba cuenta de que estaba fuera de control. Solo Bucky pudo hacerlo, al ser testigo de sus movimientos, los cortes en el cuello o las veces que atravesaba el rostro de los agentes, empuñando el mago con firmeza de su cuchillo contra ellos. La ira que destilaba era palpable y por primera vez en años, pudo ver a lo que todo el mundo le temía en realidad. 

Su rostro era manchado de sangre con cada ataque, pero ella la única expresión que hacía era la tensión en su mandíbula cuando se requería algún esfuerzo. De pronto la vio montarse de un salto sobre el cuello del último soltado en pie y mientras le aplicaba una llave con sus piernas, clavó múltiples veces la hoja brillante sobre su cabeza hasta que el cuerpo cayó al suelo sobre sus rodillas. Mary terminó cayendo sobre sus pies, soltando el cuello de su adversario y con el rostro y el cabello salpicados de sangre. 

Soltó un suspiro y miró a su alrededor mucho más calmada, adoptando una actitud mucho más libre. No había hombres a la vista salvo por Barnes y su mirada severa y reprochante. 

- No me mires así, es la costumbre- se excusó encogiéndose de hombros mientras que se agachaba para recoger sus propias armas. No debía dejar rostros en el caso de que algún agente de HYDRA o el mismo Strucker se les ocurriera revisar los escombros de la base. 

- No tenías que matarlos- Bucky le reprochó irritado.

- Tengo mis motivos para hacerlo.

No iba a darle explicaciones. 

Que de pronto le hubiera salvado el culo no significaba que ya eran mejores amigos para siempre, y le dejaría eso en claro todas las veces que fueran necesarias. 

Estaba en su bando por puro interés propio. Nada más.

- ¿Todo bien, Buck?- la repentina voz de Steve capturó su atención de la tarea que Mary llevaba a cabo. Limpiar de sus dagas la sangre de todos los cuerpos y guardarlas de nuevo en su cinturón.

Estuvo por responderle cuando de pronto un nuevo grupo de soldados salió de uno de los pasillos, y en cuanto vieron todo el espectáculo, abrieron fuego. Bucky de pronto sintió un fuerte tirón en su espalda y el golpe seco de ésta contra el muro. La mirada reprochante de Mary nuevamente se topó con la suya, como un recuerdo de su estupidez por no actuar rápido ante una situación de peligro. 

¿Qué diablos le pasaba?

La castaña nuevamente tomó una de sus dagas y se lanzó a acabar con el nuevo grupo de intrusos, a lo que él trató de abrirle camino disparando. Eso no evitaría que asesinara a esas personas pero no había nada que podía hacer al respecto, de todas formas terminaría por matarlos a todos o asegurándose de que no pudieran moverse.

- Estoy algo ocupado ahora, Steve- respondió con voz alta mientras disparaba. Mary terminaba de partirle el cuello a uno de los hombres usando sus manos y el cuchillo clavado en la blanca garganta de su adversario- ¿Qué pasa?

- Las salidas principales están bloqueadas por el derrumbe, tendrán que salir por el techo. 

Tan pronto como terminó de decirlo se escuchó una fuerte explosión, proveniente de los pisos inferiores. El piso se sacudió y muchos más escombros cayeron del techo que empezaba a agrietarse.

Mierda. 

Justo en el momento en que todo parecía ponerse peor. 

Vio a lo lejos como un agente se acercaba por la espalda de Mary para atacarla. Actuó en consecuencia a un sentimiento de genuina preocupación por ella y apretó el gatillo de su arma, dejando al sujeto con las piernas completamente inútiles. La castaña se volvió rápidamente y en cuanto vio al agente sobre sus rodillas no tardó en usar esa ventaja para obtener nuevas armas y volarle la cabeza en pedazos.

- ¡Lo tengo!- exclamó Bucky mientras que se deshacía de más agentes de HYDRA. 

De un momento a otro un par de brazos rodearon su cuello y comenzaron a asfixiarlo. Él trató, en la medida de lo posible, zafarse de su agarre, chocando contra los muros para hacer que lo soltara. Sin embargo eso no funcionaba. El agarre era más fuerte y lo dejaba sin oxígeno con bastante rapidez. La vista se le nublaba y las piernas le flaquearon como si estuvieran hechas de papel, hasta que de pronto sintió algo caliente salpicarle el rostro y parte del uniforme, seguido de la falta de presión en su cuello. 

El aire entró a sus pulmones de golpe y éstos protestaron con una fuerte tos que lo hizo doblarse sobre sus rodillas. Todo seguía borroso para entonces, pero si pudo notar varias manchas en el suelo y cerca de él hasta que nuevamente sintió que alguien lo tomaba de su uniforme y lo arrastraba hasta uno de los muros para cubrirse de los disparos. A penas y podía escuchar algo, pero si podía percatarse de la figura femenina de pie frente a él y que permanecía a su lado mientras disparaba con las armas a su alcance.

- ¡Concéntrate! ¡No quiero tener que salvarte el culo a cada rato!- bramó furibunda hacia él- ¿Qué fue lo que dijeron?

- T-tenemos que... salir por el techo- respondió a duras penas. 

Fue cuando pudo normalizar su respiración que se dio cuenta de la cabeza degollada en el suelo, frente a él.

¿Quien diablos había hecho eso? ¿Lo habían salvado? ¿Había sido Mary?

Como sea, después le pediría explicaciones. Se puso en pie y se apresuró a ayudar a Mary en todo lo que pudiera para terminar con esto de una buena vez. No importaba que el piso temblara o que cayeran escombros del techo, él se mantuvo a su lado peleando hasta que de pronto la sintió apartarlo seguido de un alarido de dolor.

Le habían disparado justo cuando la pelea estaba por acabar. 

- ¡Mary!- exclamó preocupado.

Se acercó a ella para evaluar la herida, una vez que todos los hombres eran solo cadáveres en el suelo, y trató de distinguir en qué parte del cuerpo le habían disparado. Encontró entonces la abertura por donde salió la bala, pero antes de que pudiera tocarla, Mary le apartó el brazo con un siseo. 

- Estoy bien, estoy bien- nuevamente trató de acercarse, pero ella lo apartó- ¡Dije que estoy bien! Solo es una bala. Muévete, este lugar no tarda en desplomarse. 

Afortunadamente la bala salió limpiamente así que solo le quedaba un brazo herido que curar en cuanto estuviera a salvo. Se puso en pie, ignorando a propósito la mirada de Barnes y emprendió camino a la salida de la base. No deseaba mirarlo a los ojos a sabiendas de lo que encontraría y prefería evitar la tentación de golpearlo hasta dejarlo inconsciente, solo porque no soportaba tal peso sobre ella. El peso de unos sentimientos que para ella no tenían sentido alguno y que prefería no entender. Aún estaba resentida con él, porque aunque él lo admitiera o no, la había abandonado a su suerte sin darle siquiera la oportunidad de escapar con él en cuanto tuvo la oportunidad. 

Eso jamás se lo iba a perdonar. 

Y cubiertos de sangre y sudor se dirigieron a los pisos superiores. Desde las escaleras podía verse el fuego avanzar lentamente desde los pisos inferiores. El humo comenzaba a asfixiarlos lentamente pero eso no los detuvo de llegar hasta el último piso, donde tuvieron que batallar con una pesada puerta de metal, cubierta por los escombros, para dar con el acceso al techo. El calor era atroz y comenzaban a sudar y a llenarse de tierra hasta que por fin pudieron apartar todos los escombros con algo de esfuerzo para dar con el techo descubierto de la base. 

Justo en el cielo flotaba el quinjet a la espera de ellos. Mary pudo ver la sonrisa de Steve tras verlos emerger de entre la nube de humo que comenzaba a cubrir la base en su totalidad, y sintió un pequeño cosquilleo familiar en su pecho que le dio mucha más seguridad sobre la decisión que había tomado. Definitivamente deseaba saber quién era y todo lo que conllevaba tener un nombre como el de Mary Storm. Así que tomando a Barnes del brazo y tirando de él, lo levó lo más cerca que pudo del quinjet que se acercaba tanto como era posible a la base que ardía en llamas. 

Pero justo antes de saltar, la base tembló incontrolablemente, mucho peor que las veces anteriores. El suelo se partió en dos, tres y hasta cuatro partes seguido de fuertes explosiones que obligaron al jet a elevarse de nuevo en el aire. 

Afortunadamente el rubio actuó tan rápido como pudo y desde las alturas, les lanzó una soga lo bastante resistente como para que ambos treparan por ella. 

- ¡Suban!- exclamó el capitán, animándolos a subir. 

El primero en hacerlo fue Bucky, quien solo esperó a la mitad de la cuerda para que ella también subiera, asegurándose de que no dudara en el último momento. Pero lo que encontró fue lo contrario a arrepentimiento o dudas. 

Una mirada brillante miraba la cuerda, pero no era el arrepentimiento o sus propios cálculos lo que la detenían. Era la profunda emoción ante lo desconocido. Si tomaba esa cuerda ya no habría vuelta atrás, ya no seguiría órdenes. No más misiones, no más armas, no más reinicios y definitivamente no más hielo. Sería total y absolutamente libre de hacer lo que quisiera, de estar con quien quisiera.

Alzó la mirada hacia los ojos azules que la miraban con una suave sonrisa. Entonces Mary tomó la cuerda y comenzó a subir tramo por tramo detrás de Barnes mientras que el jet se alejaba lentamente de la base y de su pasado. Por un momento Mary se quedó colgando de la cuerda, contemplando el lugar que ardía justo debajo de sus pies. Ahora tenía una libertad que jamás soñó con obtener y con la que ni siquiera sabía por donde comenzar, tampoco lo había pensado con mucho detenimiento por la falta de tiempo y lo rápido que pasó todo. 

Pero ahora, desde las alturas, todo le vino de golpe como un balde de agua fría. Desde su despertar esta mañana y la falta de cielo azul, hasta el momento de tomar su primera decisión consciente después de todo un siglo de seguir órdenes. Sus manos se aferraron a la cuerda en cuanto la culpa golpeó su sistema seguido del horror de sus actos. 

No era una buena persona. 

Entonces ¿cómo es que podía mirarla así? ¿Cómo podía tener aún un gramo de fe en ella, sabiendo todo lo que había hecho?

No lo entendía y quería entenderlo.

Miró de nuevo hacia arriba para ver que la esperaban. Pero después de todo lo que había hecho ¿cómo iban a aceptarla como uno de los suyos? No era posible, al igual que era completamente imposible que la burocracia se interpusiera entre ella y lo que deseaba saber. Aún así, confiaba en que Steve encontraría una forma de no enviarla a una celda. Creía en él, y aunque la pusieran dentro de una celda ahora, estaba segura de que sería liberada luego. 

Subió un tramo, sintiendo el temor de lo desconocido recorrer cada palmo de su cuerpo, hasta que se detuvo de golpe por el ardor que le produjo su brazo. 

- Maldición- se quejó viendo la herida sangrante. Las balas soviéticas solían más que las comunes. Desde ahora comenzaría a odiarlas. 

Y entonces vino a su mente ese momento que creyó olvidado...

 Con una seña de su mano un par de doctores se acercaron a ella con una jeringa a presión y lentamente la insertaron en su brazo izquierdo, el único que no era artificial. Para la impresión de todos ella no demostró dolor alguno cuando el dispositivo fue insertado con éxito en su cuerpo, a pesar de que la aguja era gruesa y que a cualquier persona común le dolería como el infierno. El chip en cuanto estuvo adherido al músculo según su programación emitió una corta luz verde en señal de que la información ya había sido recolectada y la agente ahora estaba re-insertada a la organización.

El chip de rastreo. 

Aún estaba dentro de ella.

Recordaba para qué servía. HYDRA aún la tenía bajo la mira y sabrían si estuvo con los vengadores o no, incluso podrían saber cuantas veces estornudó en el día. 

- ¡Vamos!- escuchó exclamar a Bucky emocionado desde lo alto. 

Pero a ella, la alegría se el esfumó del sistema siendo remplazado por el miedo a ser encontrada. No quería saber a quien enviarían por ella en cuanto se dieran cuenta. Todos esos pensamientos aumentaron el temor hacia los nuevos enemigos que se había ganado, con solo tomar una decisión. Miró nuevamente hacia arriba, a su nuevo destino. Pero eso tendría que esperar. Tenía que alejarse de ellos y deshacerse del chip lo antes posible, no tenía idea de qué tipo de información emitía hacia Strucker, si captaba sus emociones y pensamientos o si captaba algo más. 

Necesitaba saberlo y limpiar el camino antes de darle sentido a su nombre. De lo contrario, HYDRA la seguiría hasta el cansancio y solo Dios sabía que harían, ahora que tenían tanto poder.

Desgraciadamente este era un camino que tenía que recorrer sola. 

- ¿Mary?- ignoró la llamada de Barnes y sacó una de sus dagas del cinturón- ¡¿Qué diablos crees que haces?!

Debía darle razones, o de lo contrario la perseguirían también. 

Tal y como lo había asumido antes. Estaba en esto sola. 

Alzó la mirada, encontrándose con la confusión en el azul de esa mirada. Un cosquilleo invadió su pecho, cosa que la hizo sonreír entre lágrimas. No sabía cuando salieron o si se debía a una extrema felicidad de saber que se preocupaba por ella o por una profunda tristeza de tener que verse alejada de las respuestas que ahora tanto anhelaba. 

- Al final yo tenía razón Barnes- declaró con ligera amargura- No existen segundas oportunidades.

Cortó la cuerda. 

- ¡No! ¡Espera!- bramó el castaño desesperado, atajando justo a tiempo la mano de Mary entre la suya. El contacto le pareció exquisito, después de años de anhelarlo, pero la situación le impedía disfrutar del momento. Su corazón latía desbocadamente ante el profundo temor de perderla de nuevo, y más cuando volaban a unos metros sobre una base que se consumía en las llamas. 

Soltarse era cometer suicidio y no podía dejar que eso pasara. No ahora que la tenía de regreso.

Con solo ver sus ojos cafés llenos de arrepentimiento supo lo que pasaba por su mente. Él había pasado por algo similar cuando decidió ser libre por cuenta propia y buscar respuestas sin la ayuda de nadie, desapareciendo en Europa hasta que Steve lo encontrara.

Pero ella era diferente. No tenía por qué hacer esto. No estaba sola. 

- Dijiste que querías saber tu pasado, que confiabas en Steve...- jadeó por el esfuerzo y la desesperación que invadía su pecho al ver que con cada palabra ella no cedía a la idea de rendirse- No es necesario que confíes en mi, pero al menos confía en él. 

Estaba bien si él era el único al que podía recordar. Estaba bien incluso si lo odiaba el resto de su vida, pero que se mantuviera con vida. Ese era su más anhelado deseo.

- ¡Me equivoqué! ¡Todos saben lo que he hecho!

La luz de sus ojos, esa luz que por muchos años deseó ver, finalmente salía detrás de los sombríos ojos cafés que antes pertenecieron a su Sombra. 

Y quería decirle. Gritarle que ya era otra persona.

- ¡Esa no eras tú!

Sin embargo, Mary solo sonrió con tristeza.

- Pero aún así lo hice, ¿o no?- de pronto el cuerpo de la castaña comenzó a pesar mucho más- Fue bueno verte de nuevo James, aunque no pueda recordarte. 

James

- No- suplicó. Ahora era él quien lloraba- Encontraremos una solución, te lo prometo- pero irremediablemente ella terminó por soltarse del brazo de Bucky, cayendo al vacío- ¡NO! ¡Mary!- los gritos del super soldado resonaron en todo el lugar mientras veía caer lentamente al amor de su vida a las brasas del fuego, de una base que se consumía lentamente.

No podía ver, las lágrimas no lo dejaban y el inmenso vacío en su pecho tampoco lo dejaba respirar o moverse de ese lugar suspendido en el aire. Fue Steve quien lo ayudó, junto con Sam a subir a la nave. Y aún así contempló la base ser destruía explosión tras explosión mientras que el jet se alejaba del lugar por órdenes del mismo capitán, mientras que Bucky solo podía pensar en la dulce voz de Mary pronunciando por fin su nombre. 

James

HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

 Mil perdones por tardar tanto en actualizar, pero como verán soy universitaria en medio de una pandemia, con tres obras en desarrollo y en un país tercermundista que hace que mi internet falle de vez en cuando. 

Ah y con procesos emocionales fuertes que me quitan toda inspiración y ganas de escribir.

Lo siento :(

Pero aquí les dejo el capítulo 4 de Remember Us remasterizado y bien escrito para su deleite visual y mi conciencia tranquila. 

Me tardé también porque junté como tres capítulos en uno solo y cambié unas cositas, además de darle un mejor contexto a la historia, una mejor cronología y más drama. Espero que les guste a pesar de lo flojo de algunas escenas, pero llevo MESES trabajando en esta vaina. 

Espero no tardarme tanto con el 5. 

Si tiene preguntas sobre lo que llevo hasta ahora, pueden dejármelas aquí.

De resto pues aja. Espero que hayan disfrutado mucho este capítulo. De verdad que batallé con wattpad para ponerles ese hermoso gif que ven en la multimedia. 

Por cierto, quiero decirles que leí cada una de sus sugerencias y hay muchas que son muy buenas. Les aviso que de una, las tomaré en cuenta, así que verán salseo del bueno.

Se darán cuenta cuando avancemos más en esta maravillosa historia de amors. 

En fin, muchísimas gracias por su paciencia y por continuar leyendo esta obra después de tantos años. 

Lxs amo.

-Male

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