Atrévete a dominarme {Wigetta...

By Guti_chica

254K 20.9K 2.8K

Portada realizada por sallyxmonagas1, todos los créditos dirigidos a ella. Guillermo regresa a el pueblo en e... More

Prólogo
Capítulo uno.
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco.
Capítulo seis
Capítulo siete
Capitulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
*Extra*
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Aviso
Capítulo quince
Capítulo dieciseis
*Extra dos*
Capítulo diecisiete
Capitulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo ventiuno.
Nota para mis bonitas/os lectoras/es
Tag del Escritor
Capítulo ventidos
Capítulo veintitrés
Capítulo venticuatro.
Capítulo Veinticinco
Capítulo veintiseis
Respuestas
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Para los interesados en ello.
Capítulo treinta.
Tag 40 cosas sobre mi.
Capítulo final.

Epílogo.

3.8K 314 81
By Guti_chica

Me giré en el sillón, mirando a un lado de éste el enorme cuerpo del rubio, tirado en el suelo debido al repentino empujón que le había dado. Éste respiraba fuertemente mientras se frotaba frustrado el rostro con ambas manos, mientras que en sus pantalones se apreciaba una grande erección, que me hacía sentirme mil veces más avergonzado de lo que me sentía ya.

Estaba dispuesto a disculparme, pero en el momento en el que abrí la boca para comenzar con las disculpas, su dedo acusador me señalaba, a la vez que se incorporaba rápidamente, sentándose en el frío suelo de baldosa.

-Ni se te ocurra decirlo - gruñó, levantándose y buscando con la mirada su camiseta, que por cierto no tenía una idea de donde podía haber acabado, yo ni siquiera se la había quitado.

-Pero yo... - intenté disculparme nuevamente, pero fue inútil, y a la vez me arrepentí. Se giró con sus ojos negros cuales pozos y me miró amenazante.

-Estoy cansado de ti, Guillermo. ¿Cuantos años llevo tras de ti? No eres más que un niñato inmaduro e inseguro. Un calientapollas que solo espera que su príncipe azul vuelva por él. - dijo, poniéndose su camisa, la cual había encontrado tras la televisión -. Asúmelo, Guillermo, Samuel no va a regresar, el te quería para lo mismo que te queremos todos, para echarte un polvo y fuera.

-Pues para solo querer un polvo ya llevas demasiado intentándolo, ¿no crees? - contraataqué a sus palabras hirientes, levantándome del sillón de un salto.

- Bueno, siempre me gustaron los retos. - para éstas alturas él ya estaba a punto de salir por la puerta, pero exploté, sabiendo lo mucho que mis palabras le herirían, y arrepintiéndome apenas unos segundos después.

- No eres mas que una replica barata de tu hermano, Martín. Asume tu eso también.

Se giró, rugiendo fuertemente mientras mostraba todos sus dientes, sobresaliendo sus enormes y blancos colmillos.

Un fuerte llanto inundó la habitación, provocando que me volteara rápidamente, para encontrarme a Samantha llorando fuertemente y tapándose los ojitos, haciendo puchero.

La pequeña, con apariencia de unos seis años, rubia y con el pelo revuelto, se lanzó a mis brazos en el momento en el que vió que me agaché a su altura. Estaba dispuesto a girarme con la intención de regañar a Martín por lo ocurrido pero el sonido de la puerta cerrándose me avisó de que ya se había marchado.

Caminé hacia la cocina aún con la pequeña en brazos, acariciando su espalda mientras la calmaba, susurrándola palabras tranquilizadoras, para después sentarla en la encimera.
En ese momento me di cuenta de que pegado a su pecho sostenía una hoja que estaba levemente arrugada por haberla sostenido en brazos.

-¿Que es esto, Sammy? - dije con voz calmada, cogiendo lentamente el papel.

-Fe-feliz cumpleaños, papi - murmuró, frotándose los ojos eliminando todo rastro de lágrimas. - Pero mi regalo se ha esro.. estropeado - hizo puchero, pero antes de que rompiera en llanto nuevamente la calmé.

-Pero si está precioso - aseguré, estirándole sobre la encimera, intentando borrar los rastros de arrugas

Sobre el papel, dibujados todo lo bien que pueden estar por una niña, dos muñecos, el mayor, con un triangulo en la cabeza, lo que supuse que era un intento por hacer la cresta con la que acostumbraba a peinarme, yo, mi nombre escrito debajo, y mi mano agarrada a la de otro muñequito más pequeño, con un alboroto de rayas amarillas su cabeza, y una sonrisa exagerada dibujada en su rostro, Samantha. Sonreí apreciando todos los corazones que rodeaban ambos muñeco, y leyendo -difícilmente- las palabras 'te quiero papa'.

-. ¿Que te parece  si lo pegamos al frigorífico, para que todo el mundo lo vea? - pregunté, acariciando su cabeza.

-Bien - murmuró tímida.

Lo pegué sobre el frío metal del frigorífico, sobre un pequeño calendario que María, mi compañera de piso, había pegado allí. Con un permanente de purpurina verde fosforito, y bien remarcado, se encontraba rodeado el día de hoy, nueve de mayo, mi vigésimo segundo cumpleaños. Por alguna extraña razón a mi mente vino el recuerdo de la última conversación que Samuel y yo habíamos tenido.

*Flashback*

Me encontraba guardando todas las maletas en el maletero del taxi, Samuel a un lado, con la pequeña dormida en sus brazos, mirándome con una mirada neutra, pero el leve temblor de sus manos le delataba.

Cuando intenté coger a la pequeña, una vez que hube terminado de guardar todas mis pertenencias, él se apartó levemente, acunando a la pequeña entre sus brazos, besando su frente y apegándola más a su cuerpo.

-No puedes irte - susurró, y en ese momento juré que en su voz se había podido apreciar un leve tono de dolor -. Yo no puedo simplemente dejarte ir, Guillermo.

-Atrevete a dominarme - le reté, acercándome nuevamente a él, arrebatándole esta vez a la pequeña de los brazos, la cual hizo un leve puchero por el movimiento.

-No puedo - se quejó, intentándose acercar a mi.

- Entonces no hay más que hablar - aseguré, antes de acercarme a besar su mejilla. - Adiós, Samuel. Algún día quizás volvamos a vernos - dije, comenzando a alejarme de él.

Deseando que me retuviera.

-Ojalá - rezó, sin moverse a penas un milímetro de su posición, acariciándose la mejilla con su mano.

*Fin Flashback*

El ruido de la puerta cerrándose de un fuerte portazo, y unas botas resonando por el suelo. María apareció por la puerta de la cocina sosteniendo un montón de bolsas en sus brazos, y sujetando difícilmente una enorme caja con las manos.

-Ayuna, chinito. Necesito ayuda. - demandó, tendiéndome la caja para que la cogiera, e indicándome con la cabeza que la dejara sobre la isla de la cocina.

Sin cuidado alguna lanzó todas sus bolsas al suelo y antes de siquiera darme cuenta, sus brazos ya se encontraban rodeando mis hombros, y sus piernas rodeando mi cintura, en un abrazo que en toda regla era de koala. Beso mi mejilla tantas veces que pensaba que iba a desgastarla, y cuando se hubo cansado, escondió su rostro en mi cuelo.

-Felicidades al hombre de mi vida - dijo, con tono de burla.

No me atreví a reprocharle por aquello. Los tres hermanos de María, y su padre, habían muerto hacia tres años en un accidente automovilístico, y yo había sido el único que había estado ahí para ella. Era una compañera de universidad, y cuando se vio sola y sin un duro, puesto que su familia apenas y tenía lo suficiente para comer, la ofrecí mudarse conmigo y ayudarla a buscar un trabajo.

A día de hoy, tres años después, se podía decir que nos teníamos únicamente a nosotros mismos, con la única excepción de que yo aveces, muy aveces, también tenía a Martín.

Claro está que entre María y yo no había nada romántico. Ella sabía que yo era gay y bueno... ella aun no decidía que horientación sexual tenía.

-Muchas gracias, pequeña, te quiero mucho - aseguré, abrazándola por la cintura fuertemente.

- Yo también quiero un abrazo - la fina voz de Samantha se dejó oir, y María se bajó de mi cuerpo para correr hacia ella y alzarla entre sus brazos.

A pesar de ser algo raro, María jamas había preguntado el porque del rápido crecimietno de Sammy, si no todo lo contrario. Una noche en la que me encontraba realmente deprimido ella vino y me dijo que si no quería que preguntara, ella no lo iba a hacer, para ella eramos como su nueva familia y aceptaría todo lo que eso trajera consigo.

Y debía darle las gracias por todo lo que había echo por la pequeña.

Samantha debía ir a un pedagogo, y puesto que no teníamos suficiente dinero como para permitirnos todas las sesiones que el médico recomendada, María comenzó a ir con ella a las sesiones para poder hacer en casa lo mismo que hacía allí con la mujer.

Quizás no era de la misma calidad, pero Samantha hablaba muy poco, y solo cuando María estaba a su alrededor era que ella se atrevía a hablar un poco más.

Le debía tanto.

-Guillermo - me llamó María, haciendo que volteara. - El cartero ha dejado esto en el buzón esta mañana - dijo, tendiéndome un pequeño paquete.

Lo comencé a abrir lentamente, encontrándome en el interior un pequeño estuche de terciopelo negro, y sorpresa la mía cuando en el interior vi un pequeño colgante redondo, relleno de pétalos de rosa blanca y pequeños, diminutos trozos de lapislazuli.

Mis ojos se llenaron rápidamente de lágrimas a la vez que desdoblaba una pequeña carta que había quedado en el interior del sobre.

"Hey, peque:

En todos estos años no me he atrevido a contactar contigo, he sido todo un desastre, lo admito. No quiero sonar como un acosador, pero algunas fuentes cercanas me han dicho que estas haciendo un maravilloso papel de padre, y que la niña esta realmente hermosa, así que te felicito.

Me gustaría decirte que todos te echamos de menos, sobre todo yo. Me gustaría que nunca te hubieras ido, pero fue tu decisión, y yo no tenía derecho a obligarte a quedarte.

Todos aquí te mandan saludos. Rubén me pidió que te dijera que al menos le enviaras un mensaje, no ha cambiado de número y le gustaría saber de ti. Mangel dice que estaría bien que os dejárais ver por aquí; Luzu no lo dice, pero se que también tiene ganas (aunque sean pocas) de verte, y Lana dice que quiere ver a esa pequeña que tantos problemas dio, que seguro y ahora es un angelito.

Y yo... yo quiero verte, pequeño. Quiero ver tus rasgados ojos, tocar tus redonditas mejillas, y poder coger tus manos. Pero se que tu no vas a volver a este pueblo, lo entiendo. Yo incluso muchas veces deseo marcharme, pero no puedo. Solo espero poder volverte a ver algún día de nuevo, Guillermo.

Cumple esa pequeña promesa. Si ya no me quieres, déjame verte al menos una vez más.

Aquí te dejo este collar, porque se que te gustaba, y una de las veces que fui a la casa de tu madre encontré el collar que tu padre te regaló en una pequeña caja de madera, a si que supongo que no tienes nada que te proteja de ya sabes... nosotros.

Felices veintidós años, te quiero.

Samuel de Luque"

La mano de María se posó en mi hombro a la vez que me arrebataba ambas cosas de las manos y se alejaba para dejarlas en una estantería del salón.

-Hablaremos de eso más tarde, ¿vale? - dijo, acercándose nuevamente a mi -. Ahora vamos a comernos el hermoso pastel de chocolate y vainilla que he comprado.

Samantha aplaudió alegremente por la idea de poder comer dulce desde tan temprano, y emocionada ayudó a María a desenvolver la enorme caja que había dejado encima de la isla, revelando un hermoso pastel que en verdad pedía a gritos ser deborado.

-Disfrutemos, Guillermo, de las pequeñas cosas de la vida - dijo la morena usando un tono todo culto y serio, haciéndome reir mientras alcanzaba pequeños platos de los estantes y comenzaba a servir la tarta.

Quizás ahora mi vida fuera de lo más  aburrida y vacía de sentimientos -con pequeñas excepciones-, pero algo en mi interior me decía que todo esto no estaba más que por cambiar.

Fin.

(N/A: Si no es dentro de unas horas, seguramente sea mañana, que encontrareis en mi biblioteca... chan chan chan... ¡La segunda temporada! Me he decidido a hacerla y espero que haya sido buena idea, porque no se que va a salir de esto.

MIL GRACIAS A TODOS LO QUE HABÉIS LEIDO MI HISTORIA, OS DEBO QUE ESTO HAYA SIDO POSIBLE Y OS QUIERO A MONTONES.

MIL BESOS, V.)

Continue Reading

You'll Also Like

267K 22.5K 23
Samuel es una persona estricta y simétricamente organizada. Es dueño de una enorme empresa, la cual le ocupa mucho de su tiempo y se lo quita para co...
2.6M 333K 23
**Este es el segundo libro de la bilogía 'Leyendas de Braemar'. El primer libro es LA REINA DE LAS ESPINAS, también disponible en mi perfil** Vampiro...
14.6M 1.7M 37
[COMPLETADA] Ella es un vampiro convertido. Él es un vampiro purasangre. Ella aún se aferra a su humanidad, él es un asesino frío. Sus mundos son com...