Eran menos seis.
Dorian estaba temeroso de lo que pudiera pasar.
《Dorian》
-Largo...-suplicó sin fuerza.
《Stella》
-Por favor...
《Cinco minutos》
Él se acurrucó. No había hecho nada para merecer eso. No había nada de lo que se arrepintiese. Solo no haber podido enfrentarse a sus padres antes.
《Cuatro minutos》
-Cállate, por favor...
《Dorian. Stella. Tu ángel. Tres minutos》
-Déjame sufrir los últimos tres minutos que me quedan en silencio.
《¿Sufrir?》
-Sí.
《Dorian》
-Sí, lo sé, dos minutos.
《A casa. Dorian, Stella, irán a casa》
-Por favor, cállate.
Ella, en cambio, no le hizo caso, empezó a cantar la canción con la cual todo eso había empezado.
Quedaba un minuto.
《Doriaaaaa aán》-cantó ella.
La habitación se iluminó con una luz blanca que le cegó durante un minuto.
Sonó algo tocar el suelo delicadamente, la canción seguía sonando, una suave brisa le acarició el rosto.
-¿Es esto morir?
-Dije que no morirías.
-Pero eres un ángel, me dijiste que iría contigo-se interrumpió. Ella le había hablado. Hablado de verdad. No en su cabeza como hacía siempre.
-Dorian. Tú eres mi casa. Iré contigo a donde sea. Era tu ángel, ahora soy humana.
-Stella...
-Puedes ponerme otro nombre.
-Stella.
Él se echó a llorar. No iba a morir. Iba a tener una vida con la chica de la cual se había enamorado.
-Dorian.
-Stella.
La campana dio las doce.
<Fin>