todos los días eran los mismos, decías que acabaste de comer y te marchabas, me dejabas solo. hasta que esos días en los que no comías nada, más que beber agua, nos visitaron. entonces, pensé «sé que puedes llegar a matarte» y así fue.
te acostumbraste a estar vacío completamente, te gustaba aquella sensación. sin embargo, a mí me gustaba la sensación en las que tus brazos fuertes me rodeaban la cintura.