El más pequeño extrañaba los momentos que solía pasar con sus hermanos pero ahora, solo quería la atención de Osomatsu. Karamatsu, Choromatsu e Ichimatsu se la pasaban detrás de él, pero quería más, necesitaba más y lo que menos quería era eso, terminar como termino. Al principio le dolía mucho, y su esperanza disminuía, se llenaba de amigas y le iba bien en las materias, tenía todo, pero en sus sueños siempre estaba lo que no tenía, el apoyo de su hermano mayor. Su gran inspiración.
—Las chicas reían con el—. Parece como si te gustase Osomatsu-kun.
— No le gusta, es su admiración. Yo era igual con mi hermana, y allí esta —señalo a la chica que justamente estaba con Osomatsu—. Gracioso ¿No? Nuestros hermanos son mejores amigos y nosotros, amigos —le sonrió la chica.
— Yumiko, nosotros también somos mejores amigos —tomo la mano de su amiga, haciendo que se sonrojara.
Yumiko fue la primera chica que conquisto el corazón de Todomatsu, cosa que ninguno de sus hermanos nunca supo, tampoco de su noviazgo oficial que duro hasta preparatoria. O de su primera vez, con la misma chica. Miles de cosas importantes y nuevas pasaron en su vida, y ninguno de sus hermanos lo supieron jamás. Así como antes le era costumbre contarles absolutamente todo, ahora ese todo pertenecía a sus amigos y amigas, los hermanos mayores que nunca tuvo.
Su adolescencia y adultez no cambio mucho, logro reemplazar el Smartphone que una vez robo por uno exactamente igual, pero comprado con su propio dinero; haciendo trizas el anterior, así como Osomatsu hizo con su corazón.