Las flores de cerezo caían, haciendo que la escena sea bastante cliché.
—¿Por qué en las escuelas siempre hay árboles de cerezo? —pregunto el menor.
—No lo sé, supongo que será una tradición o algo así.
—Si —todos asintieron a la vez-.
—Son nuestros primeros días, sigo sintiéndome un poco inquieto...—comento el tercer hermano—.
—Todo estará bien —dijo el menor—.
—Claro, si lo dices así...quiero decir—
—Esta bien, Choromatsu, al menos estamos en la misma clase.
—Es verdad. Ya me siento bien, sin ningún tipo de preocupación, supongo —rio Choromatsu—.
La campana del inicio de clases, anunció que debían ir a sus respectivos salones.
Rápidamente, así fue como pasaron toda su secundaria. Pero habían cosas...que serían difíciles de olvidar. Cada día que pasaba, sus relaciones iban peor, no se sentían realmente bien, ¿Así sería como pasarían sus días de secundaria y preparatoria? La respuesta, era sí. La adolescencia puede ser muy buena, pero claro está que a ellos los marcó más que a ningunos. Sería difícil hablar y contar detalles, por lo que se centrara en ellos de manera particular.