Mi Soldado; Esperando a...

By NuriaOrtiz

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Esto es una mini temporada, que cuenta la historia de algo que, creo que la gran mayoría quería, y es la lleg... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 20
Capitulo 21
Epilogo
Parte 23 (Extra de Halloween) (Cortito)
SUPER NOTICION!!

Capitulo 19

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By NuriaOrtiz



Era arriesgado y lo sabía muy bien. Su propio cuerpo le avisaba del peligro que correría una vez se expusiera lo necesario para poder atacar la puerta que, seguramente, ocultaba a los hombres a los que habían ido a buscar. Sin embargo, pese a ello, no podía dejarlo allí por más tiempo. Era necesario sacarlos de aquella habitación y ponerlos a salvo.

Tomando una profunda respiración, permitió que el fusil de asalto colgara libremente de la correar que llevaba sobre el hombre, para poder cambiar al arma más pequeña que llevaba en una funda atada al muslo. Alzando la pistola, la alzo hasta alcanzar la posición optima para efectuar un disparo certero. Afianzo el arma entre sus manos, apretando los dedos entorno al mortífero complemento que portaba, miro por encima de su hombro, hizo un leve gesto y apunto al hombre que guardaba aquella puerta. Disparo. La bala hizo una trayectoria perfecta, saliendo de la boca del cañón, atravesó el aire con velocidad hasta incrustase con eficacia en la frente del hombre apostado a la izquierda de la puerta. Una segunda bala, llegando por su lado derecho, hizo una trayectoria parecida, hasta acabar con el segundo tipo. No era una estrategia muy pensada, y eso se notaba al haber efectuado disparos en una casa llena de enemigos, pero era crucial que sacasen de allí a sus hombres, y no iba a escatimar en recurso y medidas para lograrlo.

Alejándose de la poca cobertura que les había otorgado la pared, caminaron hacia la puerta e intentaron escuchar.

--No oigo nada.

Susurro hacia sus compañeros, antes de agarrar el pomo y girarlo muy despacio, usando una pequeña linterna para verificar que no hubiese cuerdas o cables, de una posible bomba, conectados a la puerta, la abrió de par en par y suspiro con alivio al ver a sus compañeros. Estaban atados de pies y manos, y mantenían una mordaza y una venda sobre sus ojos. Tenían algunas heridas por el rostro, uno de ellos lucia una herida de bala, pero parecía bastante superficial, así que no era preocupante. Aun así, la urgencia de evacuarlos trono dentro de su cabeza, hasta dejarlo sordo.

Guardando el arma en la cartuchera del muslo, se acerco a Kellan y usando su cuchillo, corto las ataduras de su compañero. Después le quito la venda de los ojos y la mordaza. Observando los ojos ligeramente desenfocados, entrono los ojos y cuando intento encontrarse con la mirada de su compañero.

--¿Kellan?

--Ah... Si... ¿Qué... que pasa?

Esa no era una respuesta normal para un hombre que no había sido herido, y que tenía un entrenamiento estricto para ser capaz de afrontar ese tipo de situaciones. Algo raro pasaba con el hombre.

Con ambas manos en la cara de su compañero, giro su rostro de un lado a otro para exponer su cuello, preocupado por la despreocupación del soldado y la extraña relajación de sus músculos.

Tirando del hacia delante, soltó una senda maldición cuando capto el moratón en la base de su nuca. Era circular, con un punto rojo en medio.

--¿Qué pasa?

--Lo han drogado.

Mascullo, mirando por encima de su hombro. Su compañero reviso a los otros hombres, dándole una mirada funesta que le dijo claramente que todos estaban en la misma condición que el bocazas del grupo. Estaba claro que no podían contar con ellos para protegerse a sí mismo con un arma entre las manos. En esos momentos, eran rehenes un tanto inútiles, que dudaba seriamente que pudieran poner un pie delante de otro y caminar sin tropezar con el polvo que cubría el suelo.

Así que básicamente, en esa situación, estaban jodidos.

--¿Habéis traído vuestras cantimploras?

--Si.

--Vamos a hidratarlos. No creo que hayan sido tan amables como para darles un poco de agua en medio de este infierno. Y ponte en contacto con Jordán.

Ordeno, señalando a uno al azar. No estaba realmente interesado por quien se pusiera en contacto con el hombre, simplemente esperaba que los refuerzos llegasen pronto, o no serian capaces de salir de allí.

--¿No sería mejor salir de aquí cuanto antes?

--Lo seria ¿Pero crees realmente que siendo tres podremos mover a cinco personas drogadas? No son un puñado de niños escuálidos. Es imposible que podamos moverlos solos. Tendremos que esperar al grupo de Jordán.

Mientras daban de beber un poco de agua a sus compañeros y mantenían una estrecha vigilancia sobre la puerta que habían cruzado y los pasillos con los que conectaba, permanecieron con el corazón en un puño a la espera de escuchar pasos amortiguados creados por un grupo de hombres, sin saber a ciencia cierta, si eran amigos o enemigos. Fuese un bando u otro, solo podían protegerse y esperar, así que cuando vio a otro de los novatos coger sus armas y salir sin decir nada, encaminándose por uno de los pasillos el solo sin siquiera preguntar, la rabia e impotencia, bulleron tan fuerte dentro del que sintió como la temperatura de su cuerpo subía varios grados.

Apretando fuertemente los dientes, tenso cada parte de su cuerpo cuando se aposto en la puerta, con el fusil de asalto en las manos, listo para coser a tiros al primer desconocido que se le cruzara por delante. No era lo mejor, pero era lo más efectivo cuando eran una minoría tan aplastante, ahora que eran uno menos gracias al mocoso que se acababa de esfumar.

Revisando cada pocos minutos a sus compañeros, comprobó que seguían igual. La droga que les debieron suministrar, debió ser lo bastante fuerte para tumbar a un caballo, si todos ellos estaban así, horas después de haber recibido la primera dosis.

El sonido de unos pasos, lo puso en alerta. Conteniendo la respiración, alzo el arma hasta su cara y apunto, esperando a que el cuerpo de un enemigo se pusiera en su punto de mira, respiro en profundidad cuando vislumbro los uniformes del grupo de Jordán. El novato, estaba con ellos.

Contente, pensó al alzarse sobre sus pies. Contente, repitió, creando un mantra para calmarse. Sin embargo, cuando los ojos del novato hicieron contacto con los suyos y vislumbro el orgullo de haber hecho lo que hizo, al encontrarse con el otro grupo, su temperamento estallo como una granada de mano sin la anilla de seguridad.

En su aproximación al chico y sin aviso previo, retrajo su brazo hacia atrás y estrello sus nudillos contra la nariz del chico. Escuchando un sonoro chasquido, que anunciaba la rotura de un hueso, o varios.

Su mano punzaba, pero no le prestó mayor atención, mientras escuchaba el grito de dolor que el chico soltó, mientras se llevaba ambas manos al rostro. Doblado, era testigo de cómo su sangre creaba un charco rojo sobre el polvoriento suelo a sus pies. Estaba seguro que le dolía. Había roto la nariz del novato.

Jordán arqueo una ceja, pero no dijo nada al respecto. Nadie lo hizo. Todo el mundo sabía que aquel ataque significaba algo, y que si había sucedido era por una muy buena razón.

--Hemos limpiado el edificio.

--Bien. Saquémosles de aquí. Los han drogado, así que será un poco complicado. Pillar cada uno a uno, y el resto que cubra. Tú, Timmy, carga con uno.

La mirada que le dirigió, hizo templar al chico, pero no le importo. En esos momentos no confiaba lo necesario en él para fiarse de que fuese a cubrir correctamente sus espaldas, y por ende, salvaguardar sus vidas de posibles enemigos.

La casa estaba limpia, pero siempre podían haber más y más. Aquel edificio era como un nido de ratas en medio de una pestilente cloaca. No importaba cuantas matasen, siempre saldrían mas de entre las sombras. Y si ese era el caso, no quería que Timmy, fuese quien sostuviese sus vidas en sus inexpertas e inadecuadas manos. Podía alegar aquel fallo al nerviosismo del primer día, pero había sido un error demasiado grave. ¿Dónde había echado todo el entrenamiento recibido?

Tenía que regresar a la base. No solo por sus compañeros heridos, sino más bien por una hermosa mujer embarazada que lo esperaba en casa. Así que no iba a poner su vida en manos de un destino del cual no se fiaba.

Mover cinco personas en malas condiciones de coordinación, era demasiado difícil y lento. Jordán sostenía a un Kellan mareado, al que el movimiento le provocaba nauseas y vómitos. Su compañero llevaba bastante bien el chute de droga cuando estaba sentado sobre su culo, pero en pie y movimiento, era una fiesta completamente distinta. En ocasiones eran necesarios dos hombres para transportarlo y eso les restaba tiempo de retirada. Confiaba en que Izan y su equipo, estuviesen haciendo un buen trabajo ahí afuera, o de lo contrario, iban a estar en serios problemas.

Para el momento en el que llegaron a la habitación a la cual le arrancaron las tablas de la ventana, su cuerpo estaba empapado de sudor por culpa de estrés de la situación, el ejercicio físico empleado para soportar la carga que suponía el cuerpo flojo de Kellan y el agotamiento mental de una mente alerta a cada paso del camino.

--Sal tu primero.

Dijo Jordán, inclinado bajo el peso de un Kellan con la tez pálida. Mirando al grupo, asintió a uno de los soldados libres.

--Ayúdame, Max.

--Voy.

Uno detrás de otro, salieron al brillante y castigador sol. Parpadeando por la momentánea ceguera, se mantuvo agachado y contra la pared, evitando que el enemigo pudiera verlo, cuando él estaba en un momento tan vulnerable. Tras unos angustiosos segundos, su visión se aclaro y finalmente pudo enfocar, distinguiendo perfectamente todo aquello que lo rodeaba.

Asegurándose de que no había enemigos, fueron sacando poco a poco a los soldados drogados. Sentándolos sobre el suelo contra el muro que anteriormente les había proporcionado cobijo en su acercamiento.

No había tiempo para recuperar el aliento. Los disparos se sucedían uno a otro, en ráfagas cortas y a una distancia demasiado cercana a su posición, como para permanecer quietos en el mismo lugar por un periodo largo de tiempo. Izan mantuve a raya a los enemigos al frente del edificio, y Jodan y su grupo hicieron una rápida y efectiva limpieza del interior. Era el momento justo para poner pies en polvorosa y salir de allí como si los perros del infierno los persiguieran.

Hicieron el mismo recorrido que cuando llegaron al lugar, pero con cinco cuerpos sobre sus hombros. Aun así, lograron llegar al punto de encuentro con el coche de evacuación. Lo primero que hizo nada más subir a la parte trasera del blindado, fue cerrar los ojos y dar las gracias mientras se llevaba una mano al pecho.

***

Nada más poner un pie dentro de la base Americana, todo su cuerpo se aflojo. La adrenalina que hasta esos momentos circulaba libremente por sus venas, se había extinguido como un fuego bajo un aluvión interminable de agua. Ahora solo quedaba el eco del miedo y el estrés, sufrido por la misión realizada.

Alargando sus brazos para ayudar a Jordán a bajar a Kellan al suelo, hizo una mueca cuando al agarrar al pesado hombre su mano protesto con fuerza.

--¿Estás bien?

Pregunto su compañero, afianzando el agarre sobre el inconsciente Kellan. El pobre tipo había perdido su lucha contra la inconsciencia y a mitad de camino perdió el conocimiento. Todos los demás soldados que fueron drogados por el enemigo, estaban igual. Controlaron sus signos vitales y los mantuvieron tan frescos como era humanamente posible dentro de un vehículo blindado en medio de un sofocante terreno de arena baldía, con un castigador sol sobre ellos que no daba tregua alguna a quien se aventuraba a salir cuando el gobernaba orgulloso sobre el mundo. Así que pese a que estaban drogados y en un estado de KO bastante fuerte, y los rasguños y heridas provocados por su lucha con el enemigo, estaban relativamente bien.

Sacándose el guante con cuidado, suspiro cuando vio el hinchazón de su mano derecha. Blanco y en botella... leche.

--Esta rota.

--Probablemente solo sea un nudillo o dos.

Jordán se carcajeo desde el interior del coche.

--Timmy y tú os haréis amigos en la consulta del doc. No está mal, aunque la próxima vez que intentes conocer a alguien, procura no romperle la nariz.

Mascullo al bajar a Kellan con ayuda de Max. Mirando a lo lejos, capto la espalda del chico en cuestión y recordó el momento en el que dejo al grupo para irse por sí solo. Había dado con Jordán, solo por el simple hecho de que el hombre fue capaz de escuchar la radio, de lo contrario, se habría topado con algún enemigo ¿Y qué habría hecho el solo? No dudaba de su entrenamiento, pero sí de sus acciones. Si seguía así, no estaba seguro de si los demás serian capaces de confiarle sus vidas a Timmy. El tenía muy claro que no lo haría.

--Ve a que te miren esa mano. Nosotros nos ocupamos de esto.

--¿Seguro?

--Si.

Golpeando la espalda de Jodan con su mano buena, se dirigió directamente al ala de enfermería donde el doctor de la base solía curar todo tipo de herida, sin importar la gravedad de estas. Empujando suavemente la puerta, arqueo una ceja al ver a Timmy sentado en una camilla.

En cuanto el chico lo vio se cuadro, tensando cada parte de su cuerpo en referencia a su rango y sus habilidades con los puños.

Agarrando una silla por el respaldo, tomo asiento sin mirar al chaval, echando el cuerpo hacia atrás, pretendió relajarse en aquella incómoda situación para Timmy. No le gustaba generar miedo en las personas, pero ese chico tenía que aprender que era lo que necesitaba para formar parte de aquella unidad de fuerzas especiales, así que era preferible una nariz rota a una vida perdida.

--Sargento... Lo siento.

--¿Sabes porque te he pegado?

--Si.

--¿Has pensado en ello?

--Si.

--Que no se vuelva a repetir. Tu vida no es la única que te juegas ahí afuera. Somos un equipo, y si uno la caga, los demás apechugan con las consecuencias.

--Lo sé. Quería lucirme frente a usted y me he comportado como un idiota.

--Es bueno que lo reconozcas, pero no tienes que lucirte frente a nadie. Confía en tu entrenamiento y tus instintos y todo irá bien.

Esperando al doctor en medio de aquella sala en la que eran capaces de atender a cinco personas consecutivamente, dejo que el silencio se instalara entre ellos, pensando en el hecho de que estar con Itziar y estar a punto de convertirse en padre, lo había convertido en un tipo demasiado maduro. El era un cabeza loca como Timmy, iba a su ritmo y no se preocupaba por los disparos, sin embargo ahora, era todo lo contrario. Y eso estaba bien. De ese modo evitaría hacer algo estúpido cuando estaba tan cerca de volver a casa.

***

--Ah-ah, señorita. Tenemos que esperar.

Susurro, sobándose la barriga en medio de una contracción. Estaba segura que no eran contracciones por las cuales tuviese que preocuparse. Durante las últimas semanas, si hacia un ejercicio que la cansase demasiado o si se mantenía en una misma posición por un largo tiempo, las contracciones de Braxton hicks atacaban. No eran ni seguidas ni dolorosas, eran una ayuda que le proporcionaba el cuerpo para acostumbrarse un poco a lo que estaba por venir.

Ya quedaba muy poquito. Con treinta y ocho semanas, estaba a las puertas de dar a luz. Por el momento Liv no parecía tener ganas de salir al mundo exterior, y aunque agradecía que le diese tiempo a Alex para llegar a casa, estaba tan agotada por los últimos meses que deseaba con todas sus fuerzas ponerse en labor de parto y traer al mundo a su pequeña hija, con la única intención de permitir que su cuerpo descansase. Aunque en realidad, la odisea comenzaba con la llegada del bebe y no cuando se gestaba.

Por otro lado, Alex estaba al caer también. Quedaban dos semanas para que se cumpliera el tiempo requerido para la misión y pudiera regresar a casa. Durante las últimas llamadas, le había parecido un poco raro que él no quisiera usar el Skype, pero alegando que le era mucho más difícil concentrarse si la veía y no podía tocarla, cedió a ello, pese a las inmensas ganas que sentía de verlo, en cuanto escuchaba su voz ronca al otro lado de la línea telefónica.

Pero aun así, si eran capaces de aguantar hasta que Alex estuviese de vuelta en casa, sería maravilloso poder brindarle la oportunidad de darle juntos la bienvenida al mundo a su primera hija. Aunque la espera era, una vez más, una parte esencial de su relación con el hombre. Estaba habituada, pese a que lo odiaba.

Durante una conversación de la última semana, ella solo pudo sonreír con ternura cuando él le confesó que lloro como un bebe cuando vio a Liv en el video de la ecografía en 4D. Sabía que la oportunidad de conocer a su hija cuando aún estaba dentro de su vientre, era algo que haría aflorar las emociones de su chico y no se equivocaba. Ella también lloro. Era inevitable, después de ver el hermoso rostro de su hija.

No tendrían que recurrir por mucho más tiempo a esas imágenes grabadas o a las fotografías, pues ya faltaba poco para que la real estuviese entre sus brazos y pudieran achucharla a placer. Comerse a besos a Liv y sentirla en sus brazos, sería una emoción de la que nunca iba a olvidarse, por muchos años que pasasen, ella lo recordaría.

Estaba casi segura de que había pasado por cada fase del embarazo, física o psicológica, volviéndola loca a cada paso del camino, pero convirtiendo sus días en un animado momento en el que no sabía que esperar. La única que faltaba era el parto, pero todas las demás las había dejado atrás.

Una de las más sonadas, y de la cual no tenía ni idea hasta que su madre se la explico, es la de anidación, que consistía en preparar el nido para la llegada del bebe. La necesidad casi enfermiza por tener todo listo para la llegada del bebe, arruino alguna que otra de sus noches ya de por si complicadas y volvió su mente un agujero negro que se tragaba todo aquello que no tuviese que ver con la preparación de la bolsa para el hospital, la cuna, el carro, la ropa, la habitación o la higiene del bebe. Tenía una certeza del cien por cien, de que su cabeza iba a explotar por culpa de esa fase, pero una vez que preparo la mochila del hospital, tanto para Liv como para ella y se ocupo de pedir un poco de ayuda para la colocación de la sillita del coche, todo se tranquilizo un poco.


Las dos últimas semanas, se iban a volver eternas y difíciles de soportar.

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Brujís!!

Esto sera cortito, solo recordaros un par de cosillas. 

La promo de Jared sigue activa, en Amazon e iBook de Apple a un precio especial.

También deciros que podéis conseguir los libros en Amazon, iBook y Kobo, y alguna mas que ahora mismo no se el nombre (Perdonarme)

Y la ultima cosilla, para aquellas que no me siguen en mi pagina... Allí cuelgo pedacitos de las novelas que voy escribiendo, así que si queréis entraros de cosillas antes de leer el capitulo, animaos =) Sois mas que bienvenidas. (Podéis encontrar el link en el perfil de Wattpad y os llevara directamente)

Muchas gracias por todo el apoyo que me brindáis. Como siempre, y una y mil veces SOIS LAS MEJORES. Y os adoro.

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