Parte uno.
Estaba preparando un trago para Sebastian, mi padre, antes de que la guerra inicie.
Emma había dicho que los mutantes defensores de los humanos estarían allí para impedir la guerra. Pobres estúpidos. Cuando el mundo sepa de nuestras mutaciones, se va a encargar de destruirnos o explotarnos. Ellos tenían que saber quien era superior.
Sebastian era mi padre. Me ayudó a perfeccionar mi mutación cuando estaba sola en el mundo. Había prometido servirle hasta el fin de sus días. Mi madre murió cuando nací, Sebastian dice que fue una gran mujer y que tenía mi poder.
Algo elevó el submarino donde estábamos. Janos y Azazel salieron a ver a la superficies. Los imité con Angel.
Erik, el mismo que había enfrentado a Sebastian hace unos dias, estaba levantando el submarino con sus poderes.
Con mis poderes, le tiré agua con una temperatura considerablemente alta. Gritó y perdió control del submarino que cayó en la playa. Sebastian seguia absorbiendo la energía nuclear. Ahora solo restaba pelear.
Salimos afuera y una guerra contra los ingenuos mutantes empezó. Congelé a la joven que podía intercambiar su apariencia. Cree una esfera de agua en el rostro del joven que era azul asi su respiración se encontraba imposibilitada y le tiré agua hirviendo al que volaba. Mis compañeros se encargaron del resto.
Pude ver como el joven del metal entró al submarino. Lo seguí.
Coloqué un charco de agua donde Lahnsherr corría, donde se tropezó y así pude alcanzarlo.
Al levantarse, corrió tras de mi. No iba a dejar que interrumpa a Shaw, me detuve en la puerta de donde estaba.
-No quiero hacerte daño. -Dije jugando con agua entre mis manos de manera amenazadora.
-Yo tampoco, pero no dejaré que intervengas en mis planes. -Movió sus manos y logró que un pedazo de submarino rodee mi cuello y me dejé sin aire. Perdí conocimiento luego de unos segundos y caí al suelo.