El Vampiro & La Bella (Saga V...

By Sweet_Girl42

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Cuando ayudas a alguien... puede ser... Que ese alguien, te ayude toda la vida... More

El Vampiro y La Bella
Capítulo 2 (Sobreviviendo al bosque)
Capítulo 3 (La Gran Ciudad)
Capítulo 4 (Recuentro familiar)
Capítulo 5 (Alice y la pequeña Kaname)
Capítulo 6 (Lo he logrado)
Capítulo 7 ( Mi nuevo amigo)
Capítulo 8 (Discusión Familiar)
Capítulo 9 (Su espada en mi boca)
Capítulo 10 (La mujer triste)
Capítulo 60 (Entrenamientos)
ANUNCIO IMPORTANTE

Capitulo 1 (Una nueva vida)

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By Sweet_Girl42


Canción: Passenger  - Sia and Katy perry 


Thomas POV:

Cada vez odio más a esos malditos hombres lobos, solo por su existencia me produce asco, desde el momento que me deshaga de estos malditos sellos le voy a dar muerte, por ahora no, tengo algo planeado para ellos y se tomará un tiempo elaborarlo; pero esto que acabo de pasar con ellos me la iban a pagar, claro, esperaron que yo estuviera vulnerable para poder atacarme y mira como me dejaron, maldición, hijos de putas no se imaginaron que meterse conmigo era un paso rápido hacia su muerte.

Y claro que lo disfrute, al momento que les desvareté el cuerpo completo y le arranque la columna vertebral con un solo golpe, dejándo una sonrisa triunfar en mi rostro. Le hice un funeral merecedor para ellos, los hice cenizas, escanee mi cuerpo, tenía varias mordeduras y golpes.

¡Esos malditos hijos de putas !

Al menos, me sentía satisfecho, debido a que los 10 que andaba en esa manada los mate a todos, aunque soy consciente de que después de esa masacre que hice en ese lugar los otros hombre de oreja de perro vendrás detrás de mí. Tenía que reponerme, estaba muy mal herido por esa razón, me retire de la zona alejada de donde había peleado hasta que mis heridas cierren por si solas.

Comencé a saltar entre los árboles, cuando mi vista comenzó a empañarse, no me hubiera imaginado que había aguantado tanto golpe, seguí saltando hasta que llegue a un árbol que me hizo caer dejando mi arma arriba entre las hojas, mientras yo bajaba de golpe a suelo, no tenía fuerza, necesitaba beber sangre para seguir con mi camino y ahora que lo pienso el inepto de Pablito no ha parecido, ese tipo le daré una lección cuando lo vea, me suplicó seguirme y ahora no estaba por ningún lado.

No supe más de mí, mis ojos se cerraron automáticamente por falta de sangre, perdí la razón de mi, si los hombre de oreja de perro me hubieran encontrado iba hacer un blanco fácil de acabar.

Cuando volví abrir los ojos y vi al lado mío un vaso de agua, veo mi camisa tirada al lado mío, no recuerdo habérmela quitado, y en mi pecho muchas hojas extrañas, al parecer alguien me estaba cuidando mientras estaba en coma, al parecer la inútil persona que me estaba cuidando no sabía quién yo era, o tal vez podría ser que Pablito estaba cuidándome.

¿¡Pero a ese idiota se le ha olvido que yo me curo solo!?

Cuando reaccione vi una mugrosas niña delante de mí, su apariencia era horrible, los humanos eran horribles, pero esta niña lo remataba con esa forma de vestir y tenía un olor escasamente conocido, negué con la cabeza, era imposible que yo hubiera visto a alguien así antes.

Le pregunte si fue ella, la culpable de esa estúpida forma de curarme y ella solo decía que si, le amenace de muerte si no se iba, pero al parecer era inútil o era retardada en captar ordenes; ella seguía delante de mi ofreciéndome una comida horrible, bueno combinaba con ella, ella tenía que tener como 9 a 10 años, más o menos, porque ni era una cría ni tenía su cuerpo formado; pude notar que a diferencia de los demás aldeanos, esta tenía un aspecto diferente, como si fuera abandonada en este lugar.

Los ojos de la mugrosa humana que tenía delante me llamaba la atención, era como si su mirada pudiera comunicarse conmigo, era solo una niñita humana, negué con la cabeza, esta cosa nunca la había visto y lo más seguro es que yo hubiese matado a alguien con esa misma intensidad en la mirada, llegaba un punto que hasta me molestaba, tenía que apártala de mi.

Le tire la comida para un lado así se podría machar, le perdonaré la vida porque no tengo suficiente energía; Ella me pregunto qué yo comía y le dije la verdad:

Bebo sangre.

Podía drenarla con gran facilidad si continuaba estorbando mi camino. ¿Por qué no lo hacía? Su sangre tenía un olor más fuerte que los demás.

Le confesé lo de la sangre para ver si se asustaba de una buena vez por toda y se iba con su mugrosa familia humana, era increíble la capacidad que ellos tenían de traer a este mundo inútiles sin sentido.

La pequeña humana se alejó, al menos eso pensaba, después de par de minutos volvió con la mitad de un coco, dentro había sangre ¿Era loca? ¿Qué ella pretendía ganar con esto? Se notaba que ella no conocía nada de mí, no la rechace, necesitaba realmente esa sangre, me la bebí hasta el fondo estaba sediento, notcé que la niña sonrió y cuando la vi bien, estaba muy mal herida, antes no estaba en ese estado.

Si antes estaba horrible, ahora esta doblemente horrible, le pregunte qué le había pasado y ella me contesto, le dije que se fuera antes de que yo la terminara de matar, aunque como quiera los lobos se dirigían hacia esa aldea donde ella vivía, ósea que, como quiera iba a morir, ella salió corriendo del lugar, así que tuve tiempo de ponerme la camisa; cuando escuché algo que venía entre lo profundo del bosque hacia mí.

Cuando se estaba acercando solo faltaba un leve movimiento para enterrarle mi espada en la garganta, pero después la baje cuando me di cuenta que era el incompetente de Pablito.

— ¿¡Donde diablo estabas metido!? —Le dije furioso.

Si estuviera Alice diría que yo siempre estaba furioso, no era algo que me importara, de mi se hablan muchas cosas y todas son negativas, creo que no existe un ser que hable de mi de manera positiva; por mi eso estaba bien, me gustaba ser el villano de la historia, nunca he querido a llegar a ser héroe.

— Jefecito lo estaba buscando, pero no lo encontré, la pelea paso muy rápido y estaba peleando con dos lobos a la vez. — Me dijo en el momento que respiró aliviado de no tener mi espada cerca de él.

— ¿Y tu sabes con cuánto yo? —Lo fulminé con la mirada, mientras que Pablito negó con la cabeza —10 lobos — Termine diciendo recalcando que su incompetente cantidad no era relevante ante mí.

— ¡Usted es increíble jefe! —Dijo contento, no era la repuesta que estaba esperando — Por eso es que siempre yo lo admiro a usted.

— ¿Y encontraste lo que te pedí? —Dije cambiando el tema —Dime que si, para quitar esa linda idea de mi cabeza de querer matarte.

— Si jefecito lo encontré, está del otro lado de la colina. —Pablito se asombro a ver el humo que prevenía de la aldea cercana, la aldea donde la mugrosa niña humana vivía. — ¡Jefecito, jefecito mire algo pasa más adelante!

— Los lobos están en la aldea, lo muy probable es que me estén buscando — Dije recogiendo todas mis cosas, noté como Pablito abrió los ojos como que ya entendía lo que estaba pasando, esos lobos estaban devorando uno a uno a todas esas personas que vivían allá.

Hubiese podido ayudar a esa aldea, pero no me importaba en lo absoluto que alguien sobreviviera de ese lugar, como quiera ese lugar iba a ser destruido de toda manera con el paso de los tiempos, que se realice ahora no hay ninguna diferencia.

Cuando comenzamos a caminar, sentí algo atrás de nosotros, cuando me acerco a ver, era esa niña horrible que estaba corriendo hacia donde me encontraba ¿En serio esta niña no quiere su vida? ¿Era tonta? Ahora si era verdad que no le perdonaría la vida, ahora le atravesaré mi espada en su cuello para que así en el otro mundo reaccione ante la estupidez que cometió en vida, cuando saqué mi espada para matarla me dio un olor a lobo, estaba muy cerca.

Busque de reojo el bosque entero y cuando volví a ver a la pequeña niña, estaba tirada en el suelo con los ojos tapados, al parecer ni ella misma se había dado cuenta que estaba de frente a mí; vi a lobo que se acerco con movimiento rápido a la dirección de la niña, cuando el lobo salto atacarla, reaccione y le trapacé la espada al lobo haciéndolo caer al lado de la niña, para luego guardar mi espada a la posición de antes.

La niña segía en el suelo unos segundos más llorando y rezando algo que no lo podía entender.

— Jefecito ¿Qué hacemos con la niña? —Dijo Pablito a ver la cara de la humana de horror al comprobar que el lobo que la iba a atacar, ahora estaba muerto al lado de ella.

En realidad no me importaba lo que le pasara a ella, solo quería matar al lobo ese fue el primer pensamiento que me llego a la mente, miré confundido a la pequeña humana mugrosa, ella tenía algo extraño; y lo más extraño de todo es que sentía la necesidad de matarla y a la vez no, esto era de loco. Aunque siendo sincero, ese deseo de matar siempre lo he llevado conmigo, pero con ella me estaba pasando algo extraño y eso comenzaba a molestarme bastante.

Miré el cuerpo sin vida del lobo, tenía cuentas pendiente con cada uno de ellos, pero tampoco no sé, por qué no espere a que la matara y después matarlo yo a él.

— Que haga lo que quiera —Dije caminando e ignorando lo que había dejado atrás.

Tenía que alejarme de esa pequeña humana.

En poco segundo sentí como algo me agarro la mano, baje mi mirada para verla ¿Quién se creía para tocarme? Lo que puedo hacer es mocharle la mano por tal atrevimiento, pero no lo hice, espere a ver que me iba a decir. Sus ojos me miraban con mucha atención.

— Quiero ir con usted —Dijo con su voz quebrada, al parecer había llorado mucho.

Al parecer toda su familia había muerto, el olor a sangre era fuerte de donde ella había venido, en realidad tenía frente a mis ojos a la única sobreviviente de la masacre de los lobos en esta zona.

— Tú no nos puedes acompañar mocosa —Dijo Pablito mirando con desprecio a la pequeña humana.

Ella me miro y ya comenzaba a odiar la intensidad con la que aquellos ojos marrones me miraba, necesitaba alejarme de ella, pero a la vez me daba una curiosidad que nunca antes había sentido.

¿A caso esperaba que yo dijera algo? Su mirada seguía mirándome sin apartar la vista. Había que reconocerle a ella, no todos me mantienen la mirada.

Bufe con fastidio.

— Haz lo que quiera —Dije controlando mi enojo por no saber que estaba pasando conmigo.

Su sonrisa se amplio como si eso fuera lo que estaba esperando escucha, sentí que ella seguía mis pasos igual que Pablito.

Ni yo mismo se por qué deje que esa pequeña humana nos siguiera ¿Estoy agradecido con ella? No lo dudo, en cualquier caso que ella haga algo que me desagrade la mato y me quito esa carga. Y también es muy probable que a donde vamos ella muera en el proceso y así la eliminaría de mi vida.

¿Por qué no la mato yo mismo?

Llevábamos varias horas caminando hacia la dirección que Pablito me había dado, cuando escuché unos sonidos extraños, no sentía olores de alguien acercándose a nosotros, era un sonido que no había escuchado antes, cuando vi a Pablito, él me hizo una seña de que no era él, así que no me quedaba otro remedio que mirar a la pequeña, noté que se apretaba la barriga fuerte, ahora entendía el sonido venía de ahí.

— Perdón Señor —Dijo ella apenada y llevándose sus dos manos a la barriga.

— ¿Cuál es tu nombre? –Dije, tenía rato viajando conmigo y no sabía su nombre, al menos debía saber el nombre que iba a poner en la lapida cuando ella muera.

— Kaname —Dijo ella con cierta timidez, ese nombre era muy pesado para una niña tan inútil como ella.

— Escucha Kana si tienes hambre, tienes que buscar tu comida- La miro a los ojos esperando que entienda lo que yo le estoy diciendo —Porque yo no te la conseguiré ¿Entendido? Por mi mueres de hambre — Termine de decir.

—Si señor —Dijo haciendo una risita y se alejó hacia el bosque mientras yo me quede analizando el lugar en donde nos encontrábamos.

— Pablito.

— ¿Si Jefecito?

— Ve —Le dije mirando por el camino que se había ido la pequeña humana.

— Pe... Pero – Comenzó a tartamudear mientras me miraba como sino entendiera mi orden.

A decir verdad, ni yo mismo entendía.

— Es una orden – Lo interrumpí. Él salió corriendo a dirección donde se había ido la niña.

Cogí ese tiempo para también comer algo, dándole comienzo a mi caza, tenía que tener toda la energía necesaria para continuar el viaje.

Pablo POV:

No entiendo para qué el Jefecito acepto que esa mocosa viniera con nosotros, será un estorbo para nosotros en nuestro viaje, una muchacha que ni uno la puede ver como mujer porque es solo una pequeña, y aparte de eso me manda a mi atrás de ella, ¿Donde se habrá metido esa niña? la seguí buscando, cuando la vi, abrí mis ojos ¿Esa chica era un mono o qué? estaba encaramada en un árbol de frutas de coco.

— Oye mocosa bájate de ahí, te puedes caer, aunque si te caes no sería tan mala idea, puedes caerte con toda libertad — Dije riéndome. –Así te mueres de una vez por toda –Dije lo último en voz baja para que solo yo lo pueda escuchar.

Ella me miró con cierta gracia que no entendía por qué la tenía, luego que agarro par de cocos y dejarlo caer al suelo, bajo ofrendiéndome uno, me sorprendió aquel gesto ¿Por qué lo hacía? Yo nunca compartiría mi comida; se sentó a abrirlo con la manos ¿En qué mundo vive esta niña? ¿Cómo está intentando abrir un coco con las manos? ¿En serio es humana? Más parece una especie de idiotez. He conocido varios humanos pero para mí que el humano más idiota lo tengo justo al frente de mí, intentando abrir un coco con las manos.

— Quítate —Le dije, ella se apartó me miro frunciendo un poco su ceño, no le hice caso y saque mi espada de filo que el Jefecito me había dado, después de pelear con un guerrero de la montaña, él usaba esta espada y después dijo que no la necesitaba más y me la regalo.

Aunque pensando bien en eso, creo que este ha sido el primero presente que el jefecito me ha ofrecido.

Luego de partir ambos cocos comimos los dos, por una extraña razón no me negué a comer con ella, pero luego lo deje de hacer a verla disfrutar por completo de su comida. Luego subió a otro árbol como toda una mona humana profesional que ya era y comenzó a coger manzana y todas las frutas que encontraba en el camino.

— Vámonos ya mocosa al Jefecito no le gusta espera — Le dije.

— Señor Pablo — Ella me mira, se notaba que le costaba un poco hablar —¿Cómo es el nombre del Señor? —Me dijo curiosa. Claro esta chiquilla nunca lo había escuchado.

— Bueno yo no uso su nombre porque no tengo mucha confianza con él, además lo respecto y admiro mucho, y detrás de como lo llamo, tiene su historia y... — Le dije pasándome la mano por la cabeza.

— Pero ustedes viajan siempre juntos ¿No se sabe el nombre? —Me interrumpió.

— Claro mocosa que me lo sé, su nombre es Thomas Vermont. —Le dije para que vea que si yo me lo sabía —Dime niña ¿Cuántos años tienes?

— 10 años Señor — Ella se rió ¿Le estaba haciendo un chiste? ¿Por qué era la risa? — Y usted y el señor Thomas ¿Cuántos tienen?- —Preguntó llevándose un trozo de manzana amarilla a su boca.

—Bueno yo tengo muchos años y jefecito más —Dije riéndome, si le dijera mi edad realmente se sorprendería.

— Que chistosos es usted señor Pablo —Se paro y recogió las frutas que había sobrado, sosteniendo la que podía con las manos —Vámonos o sino el señor Thomas se va enojar con nosotros- —Y salió corriendo. — A él no le gusta esperar, señor Pablo.

La vi corriendo hacia la direción que esta el jefecito, espero que esta niñita no nos cause problema mientras este con nosotros. Cuando llegamos, Thomas estaba sentado en una piedra un poco grande sentado, sus ojos estaban cerrados como si estuviera meditando, en el momento que la mocosa se acerco, el abró los ojos y se puso en marcha y nosotros le seguimos atrás.

Kaname POV:

A pesar de que estoy muy triste por todo lo que paso con mi aldea y que siempre voy a extraña a mi querida familia, no quería ser le carga al señor Thomas, él había sido muy bueno conmigo en estas semanas que había pasado y también el señor Pablo, aunque a diferencia del señor Thomas, el señor Pablo se ve un hombre muy amargado, pero es muy bueno yo lo sé, aunque siempre vive con su cara de gruñón.

Caminabamos por día, de vez en cuando escuchaba hablar al señor Thomas y Pablo en otro idioma que no entendía, bueno yo solo sabía dos, gracias a mi tía; otras veces el señor Pablo se quejaba de porque ahora yo estaba con ellos se atrasaban sus pasos, muchas veces de mala gana, el señor Pablo me llevaba sobre su espalda y cuando me dormía era como si hubiese dormido por días, porque cuando despertaba siempre estábamos en un lugar totalmente diferente.

Una noche dormimos en casa de campaña, nunca había visto uno, solo en la revista, era muy comodo dormir en una. Sentí que alguien me estaba moviendo los pies y mis ojos comenzaron a abrise despacio.

— Despiértate Kaname tenemos que irnos —Dijo el Señor Pablo despertándome por completo.

— Si Señor Pablo — Asentí, tenía un mango dentro de mi casa de campaña.El mango era mi fruta favorita y en uno de las paradas que hicimos había una enorme mata de mango con muchos frutos, lo cual me puse feliz y más porque pude comer mucho y también traje conmigo.

No me importaría vivir de solo comer mango.

En realidad en esos días que pasaron pensé mucho en mi familia, y en verdad lo extrañaba mucho, quería volverlo a ver, quería jugar con mi hermanita y que mi hermano me enseñe muchas cosas, quería ayudar a mi mami en la cocina y a mi padre a recoger leña para el fuego de las noches frías, todo me recordaba a ellos, lo quería aquí conmigo y lo que no podía sacarme de mi cabeza fue la última vez que vi a madre, siendo devorado por ese lobo malo.

A veces tenía feas pesadillas sobre aquella noche, durante el día si algun animal se parecía a un lobo me alteraba un poco, ya que el miedo volvía otra vez a mi. Un día comencé a llorar mucho, mis lagrimas salían sin control alguno, realmente quería que ellos estuvieran conmigo.

— ¿Qué haces mocosa? —Dijo el señor Pablo, yo no le respondí seguí llorando, quería a mi familia conmigo aunque sabía que era imposible eso. —Deja de llorar que me irrita tu llantos.

— Kana — Dijo el señor Thomas, lo miré todavía sollozando —No quiero que llores en mi presencia ¿Estamos claro? —Dijo serio y con una voz muy profunda, sabía que él no le gustaba que le desobedecieran y era mejor protarme bien, para que no me abandonara.

Ya me había acostumbrado esa parte de él, no era alguien de expresar sus sentimientos como mi madre, pero él no era mala persona, él era mi héroe.

Me seque mis lágrimas y sonreí; cada vez que el señor Thomas me hablaba era como si fuera un mandato para mí y yo tenía la obligación de obedecer sin chitar, no me molestaba, más bien me sentía bien obedeciéndolo, aunque no llevaba mucho tiempo con él, sentía que ya lo había conocido desde siempre.

Continuamos el viaje.

Cada vez que necesitaba comida el señor Pablo siempre me acompañaba, él era tan bueno siempre cuidando de mí, sin yo pedirle que me acompañe. Subimos una montaña y era muy horrible ese lugar, pero no tenía miedo porque el señor Thomas estaba conmigo, apareció muchos hombres con armadura de hierro plateado en frente de nosotros, tenían en sus cara pintura blanco con roja y armas muy peligrosas en sus manos.

¿Estos eran los hombres malos con lo cuales mi padre y mi hermano luchaban?

— Aparténse de mi camino. —Dijo señor Thomas con su voz temible y su mirara feroz.

— No lo dejaremos pasar ¿Quien usted se cree? —Dijo el dirigía el equipo, digo el que dirigía porque era el único que estaba diferente, eran más de 50 hombres armados y con armaduras, se veían muy fuerte, no quería que le hicieran nada al señor Thomas ni al señor Pablo. Ellos eran ahora mi familia.

— Usted no sabe con quién está hablando —Dijo el señor Pablo.-— Ahora les quitare la vida a todos ustedes.

Los guerreros comenzaron a correr con sus armas hacía nosotros, llevaban archa, espada y muchos objetos raros de los cuales no me sabía los nombres, lo único es que sé que eso nos iban a matar, me quedé mirando horrorizada.

— No se preocupe Jefecito yo me encargo —Dijo el señor Pablo

Sacando su espada comenzó a matar a cada uno de los guerrero, me quede aterrada ¿En serio el lo estaba matando? , me fui echando para atrás, despacio cuando de un momento a otro, un guerrero me iba atacar, sentir el reflejo del señor Thomas, atacando al guerrero que me iba a matar, el señor Pablo termino con todos, unos estaban muertos, otros inconscientes y muy pocos mal heridos.

Ahora si nos dejaran pasar. Algo me quedo muy claro la gente de la ciudad eran muy violentas y peligrosas.

— Kana — Dijo el señor Thomas.

— Dígame —Dije mirándolo

— Coge un arma de estos guerreros —Me dijo señalando a todos ellos y después comenzó a camina —No pensaras que te voy a salvar siempre, lo de hoy no volverá a pasar.

Me quedé observandolo, no volvería a pasar ¿Salvarme? Con esta eran dos veces que lo hacía.

— Vamos Mocosa date rápido y escoge una —Dijo el señor Pablo acercándose al señor Thomas.

Tuve que elegir una, pero ninguna me llamaba la atención, vi una espada, quise levantarla pero era muy pesado para mi cuerpo tan pequeño y sin fuerza, no sabía qué elegir y tenía que ser pronto ya ellos iban un poco lejos de mí; cuando vi que uno tenía un arco, reí, el arco me gustaba mucho y no era buena, pero a veces daba en el blanco, cuando lo iba a coger, el guerrero me agarro la mano haciendo que yo me asustara y cayera de nalga al lado de él.

— Corre niña — Me dijo en sus últimos alientos de vida — Antes de que te maten, ellos son los enemigos de los humanos.

Cogí el arco y corrí, pero hacia el señor Thomas que ya iba un poco alejado de mí.

¿Enemigo? Ellos eran los que me cuidaban y nunca iba a correr lejos de ellos.

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