Mario:¡______! – lo escuché gritar mientras me iba a paso rápido.
No me importó.
No, no quería preocuparme, pero la única verdad era que a mí también me dolía. Me dolía dejarlo ahí, con el anillo de compromiso que tanto había estado esperando tirado en el suelo. Pero él se lo merecía. Por sucio, bastardo y agh. Que se fuera con Hailey.
Entonces, una mano agarró, mi brazo y me hizo girar.Era Gloria.
Gloria:¿Qué es lo que te pasa ____ Miller? — reclamó alterada.
____:Gloria, tú no sabes nada.
Se quedó observándome con sus pequeños ojos, los cuales estaban rodeados por unas cuantas arrugas. Se veía decepcionada, alterada. No dejó de sujetar mi brazo.
Miré por encima de su hombro y vi que Carlos estaba acercándose lentamente con Mario en la silla de ruedas. Sentí pena por Mario, si no estuviese ahí seguramente me habría tomado cargada y me hubiese montado a su coche mientras yo pataleaba y gritaba.
Gloria:¿Es por la incapacidad de Mario? — preguntó, sorprendiéndome.
¿Cómo podía pensar eso de mí? Me había tomado por sorpresa con aquellas palabras, ¿Por quién me había tomado? Yo no era de esa clase de chicas. Yo amaba a Mario incondicionalmente. Aun y cuando él me hubiera engañado.
____:No —murmuré frunciendo el entrecejo. — Mario me ha engañado. Me ha engañado con su maldita prima — solté indignada, mientras sentía que mi corazón latía con más fuerza que nunca.
Se le hizo difícil de creer, pues se quedó como una estatua mientras miraba al suelo. Se veía tan sorprendida y alarmada, seguramente así me veía yo cuando escuché los gemidos de Mario en su maldita habitación.
Mario:¡Hey! — luchaba para agilizar el paso de su padre, colocando las manos en las ruedas de la silla para impulsarse. —¡Dame una explicación a lo que acaba de pasar! —exigió.
Estábamos en el estacionamiento del restaurante, el cual estaba lleno de coches y personas que pasaban por la acera y que observaban la escena. Incluso había personas mirándonos desde el restaurante.
____:¿Quieres una explicación? — exclamé enfadada. ¡Era el colmo del descaro! ¿Cómo se atrevía a pedirme una explicación? — ¡Estuviste follando con tu prima! ¡Yo los escuché con mis propios oídos! — señalé mis oídos mientras él se detenía con el ceño fruncido.
Mario:¿Qué? —preguntó fingiendo estar conmocionado.
Vaya... actorazo.
Mario:¿De qué estás hablando, _____? —él prosiguió con su sarta de mentiras. — ¡¿Cómo podría fijarme en mi prima?! ¿Por qué estás inventando estas cosas? — negó aterrado mientras me miraba con los ojos aguados. Desvié mi mirada hacia otro lugar para no ablandarme. —¿Es porque estoy así, verdad? Es porque no puedo caminar, ¿verdad ______?
Oh mi... creí que iba a desmayarme.
____:¡Yo te escuché Mario! — lo señalé, mientras que con la otra mano me limpiaba las lágrimas que comenzaban a aparecer en mis ojos. — ¡Escuché cuando le dijiste a tu prima que era la mejor!
Negó rápidamente, su intensa mirada me destruía por dentro y hacía que todo mi cuerpo comenzara con retorcijones.
Mario:¡Yo no te he engañado, _____! — su tono era tan serio, incluso desesperado. — ¡Sólo era un masaje! ¡Por Dios, mis padres estaban en casa!
____:¿Un masaje? —reclamé, caminando hacia él. —¡Será un masaje en tu jodida polla! —le grité iracunda. ¿Cómo se atrevía a decirme que le estaba dando un masaje y se quedaba tan tranquilo?
Mario:¡Reacciona _____, ubícate un poco! — exigió, alzando la voz. Aquellas venas que solían parecerme sensuales comenzaron a formarse en su cuello a medida que alzaba la voz. — ¡Ni siquiera puedo tener relaciones sexuales!
Entonces todo se detuvo, o así lo sentí.
¿Qué?
Miré hacia Gloria y ella me hizo un gesto de afirmación. Estaba tan aterrada y por un momento no me la creí. Abrí la boca reiteradas veces para hablar pero nada salía de ésta, era como si fuera un pez bajo el agua.
Mario:______ yo te amo —pestañeó y prosiguió — No sería capaz de hacer semejante cosa. Ella es mi prima y se ofreció a hacerme un masaje, mis padres estaban en casa. — miró a Gloria y a Carlos, quienes asintieron rápidamente.
Gloria:Mario tiene razón _____ — intervino severamente. — Él no te ha sido infiel. Reconozco que sus quejidos eran un poco exagerados, pero en ningún momento ese masaje pasó a algo más. Yo estaba vigilándonos constantemente, no solo por Hailey sino por la salud de mi hijo. ¿Por qué has pensando eso de Mario? ¿Por qué simplemente no entraste a la habitación?
Mario:Me sorprende que pienses eso de mí —murmuró
Su voz sonaba enfadada, pero yo también lo estaba.
____:Mira Mario, uhm... si tú hubieses estado en mí lugar seguramente hubieras ido por un rifle de cuatro calibres y hubieras derribado la puerta. —exclamé en defensa. — ¡Me diste razones para pensar que estabas engañándome!
Vaya... que tonta era, por Dios. Quería que la tierra me tragara ahí mismo. ¿Qué era lo que había hecho? ¡Le había tirado el anillo de compromiso al piso y luego lo había pisoteado! Quería sentarme a llorar.
Mario:Me importa una mierda. —miró a su padre, pidiéndole que lo llevase de vuelta al coche.
Mi padre miraba el espectáculo desde el restaurante. Joder. A él jamás le gustaron este tipo de situaciones, mi madre se las jugó varias veces. El pobre estaba traumatizado.
____:Mario, por favor —dejé mi orgullo a un lado y le rogué. —Entiéndeme — susurré, mirándolo.
Me miró con su típica cara de mala leche mientras movía las ruedas de la silla y se dirigía al coche de sus padres. Tomé aire y cerré los ojos por un instante.
____:¡Mario! — gemí angustiada, moviéndome hacia él. —Lo siento, ¡Sé que lo que hice estuvo mal! Y es ridículo que ahora esté pidiéndote disculpas pero... por favor Mario.
Mario:Es que no has confiado en mí. — esperó a que Carlos lo levantara y lo sentara en el asiento trasero del coche pero eso nunca pasó.
Carlos también quería una reconciliación. Lo agradecí profundamente.
Mario:¿Puedes subirme de una puta vez? —miró a Carlos mientras apretaba la mandíbula.
Carlos:Arreglen las cosas Mario — murmuró su padre. —Ella te quiere, aunque se haya equivocado, te quiere y ya se ha dado cuenta de su error. ¿Vas a dejar que algo como esto se interponga en su relación? ¿Ah? — preguntó en voz baja.
Me acerqué más, temiendo por su reacción, pero afortunadamente no hizo nada para evitar que llegase a él. Lo miré mientras tomaba su mano y la apretaba, sintiéndome culpable.
____:Lo siento —murmuré.
Sus labios seguían siendo una línea recta.
Mario:No lo sientas, ya lo hiciste. Me avergonzaste frente a muchas personas. Pisoteaste el anillo que había comprado para ti, pensaste que te estaba engañando con mi prima.... ¿Acaso estás demente?
____:Lo siento, de verdad lo siento —insistí desesperada.
Mario:_____ las cosas no son tan fáciles —se abstuvo de mirarme.
Obnubilada por lo que estaba diciéndome, me agaché y me tomé el descaro de tomar su rostro con mis dos manos. Tenía los ojos aguados y la expresión de su rosto un poco triste.
Mario:Déjame —murmuró, mirando hacia las ruedas del coche.Gloria y Carlos se alejaron de nosotros. Eso también lo agradecí.
____:Mario,ya te he dicho que lo siento — continué. — ¿Cuántas veces te perdoné? ¿Recuerdas cuando estuviste apunto de follar con una chica en un baño y yo los encontré? Esa misma noche te perdoné e hicimos el amor y me hiciste sentir miles de cosas, me hiciste sentir la mujer más afortunada del planeta. ¿Por qué no puedes perdonarme tú a mí?
Se quedó mirándome impasible. Estaba respirando agitado.
Mario:______... —exhaló. —Yo te amo, eso no puedo negarlo—murmuró.
Sin darle tiempo de agregar algo más, acerqué mis labios a los suyos y los presioné con fuerza, mientras sostenía su rostro con más firmeza. Sus labios no se movieron pero él no hizo nada para alejarme. Entonces una lágrima que resbalaba por mi mejilla cayó en la suya.
____:Te amo. —me alejé para mirarlo a los ojos.
Suspiró nuevamente, elevando su mano para acariciar mi brazo y apretarlo con delicadeza.
Mario:Yo también te amo —intentó sonreír.