Ya habían pasado unas cuantas semanas desde que empecé a salir con Camila, las cosas estaban más que bien.
A pesar de que nuestros estudios se ponían cada vez más pesados siempre sacábamos un tiempo para estar juntas y disfrutar de muchas cosas.
Si alguien me hubiera dicho que cambiaría tanto al venir a Nueva York no le hubiera creído, pero ahí estaba Camila demostrándome que a veces llegan personas a cambiarlo todo desde tus gustos hasta la forma de ver muchas cosas.
Con ella todo era alegría y positivismo, amaba como se emocionaba con las pequeñas cosas como cuando íbamos al parque y yo le enseñaba como usar la cámara o cuando simplemente nos sentábamos a ver series y no nos movíamos de ahí hasta terminar las temporadas, podría decir que ella era como la luz de mi vida porque en serio que la iluminaba con cada acción, palabra o gesto de su parte, no podía negarlo estaba enamorada de Camila Cabello.
Solo había una cosa a la que le tenía miedo, que yo fuera muy rápido con mis sentimientos hacia ella y que arruinara las cosas si le decía que la amaba, tal vez ella se asustara y decidiera terminar con lo que teníamos o para mi suerte y esperaba que fuera así ella sintiera lo mismo.
Estaba acostada a su lado con estos pensamientos en mi cabeza, era domingo y no teníamos nada que hacer.
Sentí como se removió en la cama y cuando abrió los ojos yo le estaba sonriendo.
-Sabes que es lo más perfecto del mundo dijo
-Umm no, no lo sé
-Despertar y ver a la persona que amas a tu lado con una sonrisa.
Estaba alucinando o en realidad ella dijo La persona que ama, quería preguntarle pero me daba miedo que se retractara.
-Al parecer quedaste muda dijo riendo, se acercó y beso mi frente.
-Lo siento me perdí dije, buenos días por cierto.
-Claro que hoy será un buen día, levántate y ve a cambiarte, yo voy a hacer el desayuno mientras te alistas tengo una sorpresa para ti dijo.
Y ahí estaba la chica que amaba siendo espontánea y detallista
-Como usted ordene le dije sonriendo.
G.V