10 Razones para NO Enamorarse...

By CamilaSteel

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Ana tiene 16 años y se niega rotundamente a enamorarse. Sin embargo, su mejor amiga, Lucía, le apuesta que no... More

NOTA DE AUTOR
Razón N°1: Chicos -Parte1-
Razón N°1: Chicos -Parte2-
Razón N°2: Celos -Parte1-
Razón N°2: Celos -Parte2-
Razón N°3: Sentimientos estúpidos -Parte1-
Razón N°3: Sentimientos estúpidos -Parte2-
Razón N°4: Debilidad -Parte1-
Razón N°4: Debilidad -Parte2-
Razón N°5: Estupideces del amor -Parte1-
Razón N°5: Estupideces del amor -Parte2-
Razón N°6: Confianza -Parte2-
Razón N°7: Disculpas rápidas -Parte1-
Razón N°7: Disculpas rápidas -Parte2-
Razón N°8: Libertad -Parte1-
Razón N°8 Libertad -Parte2-
Razón N°9: Necesidad -Parte1-
Razón N°9: Necesidad -Parte2-
Razón N°10: El amor -Parte1-
Razón N°10: El amor -Parte2-
NUEVA VERSIÓN
REDES

Razón N°6: Confianza -Parte1-

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By CamilaSteel

Razón N°6: Confianza.

    Parte 1. Cambios.

-¿Qué haces?-

Mis ojos abiertos como los de un pez miraron a ambas partes de la habitación.

-Eh...¿yo?-lo miré con el ceño fruncido, y una mueca apareció en su bello rostro.

-Si, tú, Anabeth. ¿Qué estas haciendo?-miro mis manos, el cajón entreabierto y todos los expedientes en el suelo, debido al susto que me dio al entrar.

-Eh...¿yo?-volví a preguntar.-Y-yo, na-nada.-escondí torpemente detrás de mi la foto, y le sonreí tranquilamente (nerviosamente) a Luke, quien me miraba con desconfianza.

-Dame tu mano.-le extendí mi mano derecha.-La otra Anabeth.-suspiré y lo miré avergonzada.

¡¿AVERGONZADA?!

¿Cómo voy a estar avergonzada?!

¡ÉL TENDRÍA QUE ESTAR AVERGONZADO!

¡ES PRIMO DE LA ARPÍA MÁS ARPÍA DE TODAS LAS ARPÍAS DEL MUNDO ARPÍANO!

Enojada, me paré a centímetros de su sensual rostro, y con el ceño fruncido coloque mi mano en su mejilla.

Bueno, más bien...

¡Golpeé mi mano en su mejilla!

-¡¿Qué mierda te pasa?!-exclamó, sobando la roja mejilla.

-¡¿Qué me pasa?!-espeté de igual manera que él.-¡Cómo se te ocurre ocultarme algo como esto!-estampé la foto en su pecho, y furiosa me arroje al piso para levantar rápidamente los papeles.

Creo que pasaron unos dos minutos, para cuando termine de juntar todo, dos minutos donde el silencio se encargo de hacernos sus esclavos.

Deje todo en su lugar, y empujando a Luke salí por la puerta. El director no tardaría en venir.

-¡Ana!-me solté de su brazo y seguí caminando.

-Ana, no puedes estar haciendo una puta escena de drama por esto, ¿cierto?-me di vuelta y le sonreí sarcásticamente.

-¿Drama? ¿Qué te parece esto? ¿Qué me dirás ahora, eh?-lo miré desafiante.-¿Qué tú te enrollaste con April?-

A decir verdad, lo había dicho de mentira. No lo creía capaz de algo así.

Pero en la manera en que sus ojos se ensancharon, y su rostro se contrajo nerviosamente supe la verdad.

-¿Te enrollaste con April Barren?-dije en un hilo de voz, y en un susurro.

Bien, no solo eran primos, sino que también ellos tuvieron algo.

-Por favor, Luciano dime que tú y ella no se acostaron. Por el amor de todos los dioses, y los cielos. Dime que tú y la arpía menor no tuvieron ningún tipo de contacto físico. Dímelo.-fruncí mi ceño, mordí el interior de mi mejilla, y él suspiró.

-Fue una estupidez.-me tape la boca.

<¿Qué esperabas? ¿Qué teniendo a la perra controladora de April no sucediese nada? ¡Vamos, Ana, te creía más inteligente!>

Y allí estaba ella, de nuevo, con sus malditos y estúpidos comentarios.

-¿Pensabas también tirártela en el campamento?-lo miré escandalizada pero sin poder creer que le estuviera diciendo eso. ¡No debía decirlo!

<¡Estúpida! ¡Calla!>

-¿Qué? ¿Ana te haz vuelto loca?- 

-¡NO! solo que pensé que eras distinto, que yo te im...-¡¿QUÉ?!-olvídalo, olvídalo.-

Salí de allí corriendo, y pensando en la idiotez que acababa de decir.

¡¿Qué clase de enferma mental era?!

Sin darme cuenta, choqué contra alguien.

Al levantar la vista mis ojos azules se encontraron con los ojos verdes y pequeños de la profesora de biología.

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!!!!!

La escena de ella y el director se repetía constantemente en mi cabeza.

-Ana.-pasó por mi lado, y siguió como si nada.

<Es que ella no te vio, idiota.>

Refunfuñando me escabullí por los pasillos y me encerré en el pequeño cuarto del conserje.

Bien, solo debía marcar el número de Lucía y comunicarme con ella.

Y evitar a Luke a toda costa.

Y evitar cruzarme con el director o la profesora.

Y borrar esas imágenes de mi mente.

pip, pip, pip.

 

Sentada en el sucio piso y con el maldito trapeador a punto de caer sobre mi, marque por decimoctava vez el número de Lucía.

Habían pasado como 45 minutos, y seguía perdiendo clases.

Por suerte, los profesores, pendientes del viaje de mañana no notaron mi ausencia.

En 15 minutos debía irme de la escuela, pero no podía salir sin la ayuda de Lucía.

No iba a permitir que Luciano me viese, oh no, claro que no.

Una horrible canción sonando me aviso que la señorita se había dignado a llamarme.

Y antes de siquiera poder hablar...

-¡Lo siento! ¡Lo siento! ¡Lo sientoooooooooo!-rodeé los ojos.-Dime donde estas, ya mismo voy para allá.-suspiré.

-En el cuarto del conserje, y si no quieres que te golpeé y arruine ese bonito rostro tuyo , ya mismo te quiero aquí.-espeté.

-¿En el..? Okay, no preguntaré. Ya estoy llegando. ¡Love you!-dijo, antes de abrir la puerta y mirarme con una deslumbrante sonrisa, que se evaporo cuando vio como me encontraba.

-Uhg. ¿Hace cuánto estas aquí?-miré la hora en mi teléfono.

-47 minutos, 54 segundos.-me crucé de brazos, y se acercó a ayudarme.

-¿Por qué aquí?-me miró con una ceja alzada, y una mueca de extrañeza.

-Luciano Whine.-silbó.

-Vaya, vamos a tu casa y me cuentas.-asentí.

-Ya mismo, muero de hambre.-

-Recuérdame hace cuánto tiempo somos amigas.-dijo, tomándome por sorpresa con su pregunta.

-Ahm...¿desde preescolar?-mi mente comenzó a calcular.-Unos 9, 10 años.-dije.

-Entonces...¿hay confianza en nuestra relación?-asentí lentamente.-Bien. Anabeth, tienes todo el culo manchado de blanco.-soltó.

Mis ojos se abrieron como platos y lleve automáticamente mis manos a mi trasero.

Mierda, me había sentado en el peor lugar.

Oye, eso se leyó feo.

-Ya, vamos a casa.-la tomé de la mano y salimos de la escuela corriendo.

Por un momento su pregunta me había dado algo de miedo.

Ella confiaba en mi, estaba claro.

Creo que es hora de hablar con ella, y contarle lo que jamas pude.

-¿Estas segura?-pregunté, escaneando a mi madre.

-Ana, ella es tu mejor amiga, claro que lo estoy.-se llevó la taza con la frase 'la mejor mamá' a la boca y yo mordí mi labio inferior.

Apenas habíamos llegado, le hable a mama sobre todo lo sucedido en el día, omitiendo el encuentro del director y la de biología.

-Mira, Ani. Han pasado 3 años, no puedes esperar más. Ella y tu son amigas desde niñas, se han confiado cosas que yo creo peores. Ya eres alguien responsable, y ella no te dejará por algo así. Todo esto hará más fuerte su relación.-la miré con una ceja alzada, y media boca abierta.- ¿No has oído la frase 'ganamos la confianza de aquéllos en quienes ponemos la nuestra'?-

Esta mujer, podía sacarme de mis casillas, darme ganas de asesinarla, y no ser una madre responsable, pero la amaba más que nada en el mundo.

-Woah.-fue lo único que salió de mi.

Suspiré pesadamente, y volví a depositar mis ojos en mi madre.

-Lo haré.-susurré.-Confió en ella.-

Y tranquilamente me di vuelta, subí los escalones que me separaban de mi habitación y abrí la puerta.

Hoy era el día.

Lucía sabría todo.

Sentadas frente a frente, la miré a los ojos, y con toda la seguridad del mundo, comencé.

-Hay algo que jamás tuve la valentía de contarte.-susurré apenada, mientras ella me miraba con preocupación.-Algo, que sucedió hace 3 años atrás, pero que me marcó para siempre.-su ceño fruncido se agrando.

-Ana, estoy aquí para ti.-tomó nuestras manos y las entrelazo.

Las lagrimas se agruparon en mis ojos, dispuestas a salir.

-Hace 3 años, conocí a Logan Weyland.-

Habían pasado una hora y 20 minutos, en los que solo yo había soltado palabras. Le había contado todo, absolutamente todo. 

Pues, así estábamos nosotras. Con lágrimas que no dejaban de caer, y las manos aun entrelazadas.

Cuándo todo acabo, le conté lo sucedido hoy. 

-Vaya...-susurró.-Eso fue...Ana, lo siento tanto.-me miro apenada.-Todos estos años molestándote por ello, y yo no...ay por dios, que mala persona soy.-enterró su rostro en sus manos, y acaricie su cabello.

-No, Lu. Yo debería habértelo dicho.-sorbí mi nariz, y ella me sonrió.

-Ven aquí.-me tomo entre sus brazos y nos fundimos en un gran abrazo.

-Te quiero muchísimo, ¿si? Nada, ni nadie hará que me aparte de tu lado.-las lágrimas caían con más fuerza.-Siempre estaré para ti, no debes temer, confió en ti, cuando quieras decirme algo, estaré allí.-sonreí, y un sollozo escapo de mi boca.

-Lo siento tanto, tendría que habértelo dicho en ese momento. Te adoro Lucía, eres una de las mejores y pocas personas que conocí en mi vida, yo también estaré para ti.-

Y era la verdad, estaría allí hasta el infinito y más allá.

-Bueno, basta.-me apartó de golpe, y solté una risita. Allí estaba mi amiga.-Ese idiota, va a pagármelas. Él y su primo. Ah, si, y la arpía menor.-sonreí y negué.

-¿Sabes cuál sería la mejor manera de darles un buen golpe?-dijo, pensativa.

-No,-me dio una sonrisa ladina, arqueó sus cejas, y supe que algo malo vendría.

-Un cambio de imagen.- 

-¿Un qué?-la miré extrañada.

-Aggg.-rodó los ojos.-¡Ana! ¡Lo arruinas!-dijo frustrada.-Ahí es cuando dices '¡Un cambio de imagen!', chocamos cinco y vamos toda la tarde de compras- Oh...no.

-¡No, no, no! Yo jam,,,-el timbre de la casa sonó, y automáticamente miré a Lucía.-¡Abre tú, y si es Luke yo no estoy!-rodó los ojos, de nuevo. Y refunfuñando salio por la puerta.

Amo a mi mejor amiga.

Me quedé viendo mis uñas, y rogando que no fuese Luke.

-¡Ana!-el grito de Lucía me tomó por sorpresa.-¡Tienes que ver esto!-mi yo curiosa tomo el poder de mi cuerpo y antes de reaccionar estaba bajando escaleras abajo, y sintiendo mi vista nublarse por las lágrimas.

Al lado de una sonriente y muy feliz Lucía, estaba la persona que mas me había consentido, molestado, amado y protegido en la vida.

Mi padre.

El muy trabajador del señor Blake.

Corrí hacía él, y nos fundimos en un abrazo, donde nos decíamos todo lo que no nos dijimos en todos estos meses.

El tiempo pareció volver atrás, con mi padre, Lucía y una gran mesa llena de comida chatarra, mientras mi madre nos miraba desaprobatoriamente desde la otra punta.

Desde los 7 años, que se había vuelto una costumbre esto.

Para Lucía mi padre era como un padre para ella (?), y para él, ella era como su segunda hija.

Y me gustaba eso, porque Lucía sin el cariño de mi padre, no hubiese sobrevivido.

Odio a sus padres, con todo mi corazón.

Tienen dos hijos únicos, y viven trabajando día y noche.

Como si no tuviesen dinero suficiente.

Ella merece mucho más.

-¿Sabes?-dijo Lucía señalando a mi padre con el tenedor.-Soy, y seré siempre una fiel creyente de que tu padre es una especie de espía secreto, o algo así.-él estalló en carcajadas.

-¿Espía secreto?-me reí.-¡Esta muuuuuuy viejo para serlo!-

-¡Hey!-una papa frita me golpeó en la frente, y todos reímos.

Ah, momentos familiares.

Los extrañaba.

-¿A donde van?-dijo mi padre con la boca llena, cuando vio que Lucía me tomaba del brazo para irnos.

-¡Cambio de imagen, wuju!-exclamó Lucía, y ambos chocaron cinco.

-¡Wi!.-dije sarcástica.

-Diviértanse.-miré a ambos.

-¿No van a ser padres protectores y decirme que me ponga abrigo, no salga a estas horas, o que no gaste el dinero de mi mejor amiga?-se dirigieron una mirada burlona entre ellos, y ambos, con una sonrisa me contestaron.

-No.-

-Ugh.-refunfuñe frustrada, y me deje arrastrar afuera por Lucía.

Visitamos miles de tiendas, y gastamos miles de dolares en ropa. Nuestra ultima parada era la peluquería, y ya podríamos volver para preparar todo.

Nos adentramos al local, y rápidamente nos colocaron frente a un gran espejo, repleto de cosméticos.

-¿Que deseas, linda?-me dijo el, claramente, francés gay.

-Honestamente, no lo sé. Quiero cambiar.-hizo una boca de pescado, que me dio ganas de reir, y luego de pensar un rato chasqueo los dedos y sonrió satisfecho.

-Tengo la idea perfecta.-

Comenzó a hacer un montón de cosas a mi cabello, que si describiría no terminaría nunca, y ademas...no le preste demasiada atención.

Pensaba solo en Luke, Logan y lo cerca de ellos que estaba la arpía.

Ojala el cambio funcionase.

<Luciano Whine es nuestro, bitches.>

Y por primera vez, estaba de acuerdo con mi yo interior.

Si yo no podía tenerlo, ella menos.

-¡Listo!-exclamo con acento francés, y por segunda vez desde que llegamos, dirigí la mirada al espejo frente a mi.

No podía creer lo que veía.

Mi pelo café oscuro, estaba totalmente negro, excepto por las mechas californianas que tenía al final.

Maldita sea, estaba deslumbrante.

Si con esto, la ropa nueva, y mi genial venganza no conseguía nada, pues, Luciano Whine es definitivamente gay.

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