Después de la conversación que tuve con Jackson en la azotea decidí que era demasiado tarde volver por mi teléfono al gimnasio e ir a cambiarme de ropa para volver a clases, deseché esa idea y opté por ir a la cafetería de la universidad para descansar un poco. Al llegar allí había visualizado la melena inconfundible de Sharon quien se encontraba entretenida bebiendo un malteado de fresa.
— Que mal día — Comento cuando llego a su lado con una botella de agua, él apetito se me había ido y no tenía ganas suficientes de comer.
—Dímelo a mí — Responde ella llevándose una mano a la cabeza. — Tengo una resaca de mil demonios y él chico que golpeó Jackson es un dolor de cabeza ¿Por qué lo detuviste? Ese chico realmente se lo merece.
—Lo sé — Intento sonreír, pero me sale como una mueca extraña — Lamento todo eso, pero era necesario que hablara con Jackson — Le explico y abro mi botella de agua y bebo un sorbo.
— ¿Que necesitas hablar con él? — Cuestiona Sharon mirándome con desconfianza. — Ni siquiera pueden estar juntos en una misma habitación sin que tengan la necesidad de pelear.
— Tengo mis razones — Le explico lentamente y ella me mira con suspicacia — Antes de que él golpeara a Nash paso algo en el que estuve involucrada sin querer.
— ¿Que...? — Ni si quiera termina la pregunta cuando alguien nos interrumpe.
— ¿Hay algo que yo no me haya enterado? — Mi hermano apoya sus manos de donde nosotras estábamos sentadas, sus ojos delatan cierta desconfianza sobre nosotras, cosa que me preocupa.
— No entiendo — Murmuro y la mueca irritante que Aarón me pone nerviosa.
— No finjas que no — Habla con voz firme — Creí que no ibas a acercarte más a Jackson, sin embargo, ahora has sido castigada por estar en problemas con él.
— ¿Cómo sabes? — Pregunto.
—Toda la maldita universidad habla de ello — Aarón golpea la mesa con la palma de la mano atrayendo la atención de unos pocos estudiantes que se encontraban en la cafetería.
—Aarón — Sharon le advierte con la mirada, pero este hace caso omiso.
—No lo entiendo — Repone furioso. Sé que está haciendo lo imposible para contenerse. —Desde que has llegado aquí has estado ocultándome lo que pasa con Jackson ¿qué pasa contigo?
—No es nada — Le aseguro. —No quiero que te entrometas. — Esta vez busco su mirada, pero él la aparta antes de que pudiera tener contacto.
— ¿Quién soy yo para ti? — Se pasa una mano por el cabello y sus dedos tiran de él, ansioso.
—Vamos Aarón, no hagas esto aquí — Insiste Sharon intentado atraer la atención de mi hermano.
Los ojos de Aarón pasan de mí a Sharon y aprieta los dientes.
— Tú más que nadie debes saber la gravedad de esto — Exclama alzando nuevamente la voz — ¿Quieres que todo sea igual como hace dos años?
—Sé la gravedad — Contesta Sharon y luego se acerca para murmurarle — Pero no es momento ahora.
— ¿Y cuándo lo será? — Lanza una risa hipócrita y agrega — ¿Cuando ella acabe expulsada de aquí o incluso algo peor? Si eso ocurre, sabes lo que va a pasar con ella.
— ¿Crees que eso pasará conmigo? — Lo desafío con la mirada incapaz de comprender porque me dice todo esto. —Soy tu hermana, al menos deberías apoyarme.
—Tú no eres mi hermana — Determina con voz firme.
¿Acaso no está escuchándose? sus palabras me hieren y las ganas de llorar aparecen, pero me obligo a retenerlas, no quiero hacerlo en frente suyo porque sabrá que esto realmente me afecta y no quiero que Aarón lo sepa.
— ¿Qué?
—Mi hermana no sería capaz de ocultarme estas cosas y mucho menos involucrándose en estos problemas ridículos. — Lanza manotazos al aire con la mandíbula apretada. — Ya no sé quién eres realmente.
— ¿Estas escuchándote? — Mi voz tiembla y casi no puedo contener las lágrimas.
Esta vez no dice nada y solo se limita a observarme por unos cuantos segundos para luego alejarse de nosotros con rapidez.
—Aarón — Sharon intenta ir detrás de él, pero yo sujeto su mano antes de que pudiera levantarse.
—Déjalo ir — Digo en voz baja. — Él tiene razón.
—No lo escuches, solo está enojado — Sus ojos buscan animarme, pero es demasiado tarde porque no puedo contener las lágrimas.
Aunque sus palabras fueran crueles y por más que me doliera aceptarlo, en el fondo las comprendía. Las razones por las que se preocupaba, por mas ridículas que fueran era porque él temía que mi última oportunidad para poder volver a ser la misma la desperdiciara a causa de ser demasiado impulsiva. Aarón no quería que yo me vaya a ese lugar al que me veía obligada a ir si las cosas volvían a ser como antes.
(...)
Al final del día todo volvió a la normalidad, o al menos tuve la impresión de que fue así. Asistí a mis últimas clases y estuve deambulando un rato por la universidad para no tener que volver a mi habitación. Sabía que ahí solo me pondría a pensar en lo que paso hoy y no me sentía lo suficientemente capaz de hacerlo. Quería tener la mente ocupada en algo que no fuera mi hermano ni mi madre y por supuesto, Jackson.
El aire gélido de Seattle me atraviesa y puedo sentir como él aire mueve mi falda, la tela toca las cicatrices de mis muslos y me siento repentinamente incómoda. No puedo recordar cuando fue la última vez que tuve que verlas frente al espejo, odiaba tener que recordar todos esos recuerdos por culpa de esas quemaduras.
Y aunque a pesar de mi inseguridad de que alguien más pueda verlos, aprendí que eso no sería posible, la ropa que llevo siempre cubren las quemaduras lo suficiente como para que nadie pudiera notarlo a simple vista y hasta ahora nadie nuevo ha descubierto que las tengo; era lo mejor, así evitaba dar explicaciones que generara más preguntas.
Sacudo la cabeza apartando esos pensamientos de mí y me concentro en caminar directo al gimnasio donde ahora mismo tenía que reunirme con Jackson para limpiar todo ese lugar. Realmente no tengo suficiente fuerza para hacerlo, pero no podía faltar, lo más posible era que eso me trajera más consecuencias.
A unos cuantos pasillos para llegar a él gimnasio recibo una llamada de mi mejor amiga que no dudo en contestar casi sin pensarlo.
— ¿Todo bien? — Es lo primero que pregunta cuando contesto.
—Sí, solo estoy algo cansada — Le digo y vuelvo a acelerar el paso para llegar al gimnasio.
— Lo entiendo — Incluso puedo ver como ella sonríe, intentado de alguna forma hacerme sentir bien, incluso si ella no lo está. — Así que supongo que no iremos a visitar él Space Needle— Me comenta con aire desanimado.
—Lo siento —Pronuncio con tristeza. — Sé que tenías muchas ganas de ir, pero debo limpiar el gimnasio por mi castigo y no creo que mi hermano quiera verme ahora.
—Está bien, no te preocupes — Me responde seguido de un leve suspiro — Solo debes prometerme que intentaras hablar con tú hermano ¿está bien?
— Quiero hacerlo, pero...— Por alguna razón no puedo seguir y ella lo nota.
—Sabes que las personas cuando están enojadas dicen cosas hirientes que en verdad no quieren decir — Me dice. —Aarón es de esa forma, tú lo conoces.
— Es que por un momento creí que en verdad estaba siendo sincero. Viste como me miraba, él sigue pensando que soy un desastre.
— Quizás solo este preocupado, él piensa que si éstas demasiado involucrada con Jackson podrían ocurrir cosas peores.
— ¿Y tú estás de su lado? — Inquiero con cierta amargura en la voz.
—Tú eres consciente de que Jackson es peligroso, su misma hermana nos lo dijo — Evade la pregunta, pero sé que ella piensa igual que Aarón, no hace falta que responda cuando la respuesta es evidente — Si sigues estando tan cerca de él, sabes lo que ocurrirá Alicia.
— ¿Es eso lo que les preocupa? — Pregunto procurando hacer un esfuerzo para no gritar.
Llego finalmente al gimnasio y empujo la puerta con brusquedad, observo el lugar y al darme cuenta de que a simple vista no había nadie, entro y cierro la puerta. Me apoyo sobre la puerta aun con él teléfono en mano.
— Lo que paso hace dos años...— Empieza Sharon, pero ya no quiero escucharla.
—No volverá a pasar — Demando con voz firme. — Solo están buscando una excusa para recordármelo todos los días ¿no es así?
— No es una maldita excusa — Interviene Sharon, su voz luce enfadada. — Todo esto se trata de tu extraño comportamiento y de Jackson que no es solo agresivo sino también narcisista e impulsivo, él te hará algo malo en cualquier momento.
— ¿Cómo puedes saberlo? — De pronto tengo la necesidad de defenderlo sin saber porque — Ni si quiera sabemos en qué está realmente involucrado.
— No, pero sabemos que es algo malo — Repone con frustración. — ¿Qué te pasa? ¿Acaso estas defendiéndolo?
—Sé que él es peligroso — Alzo la voz y esta resuena por todo el lugar. — Todo el mundo me lo ha dicho, lo tengo muy en cuenta.
— ¡Entonces aléjate de él! — Espeta Sharon a través del teléfono. — No más peleas, no más venganzas, solo evítalo y todo esto habrá acabado.
—Yo puedo tomar mis propias decisiones — Me defiendo.
— ¿Qué es lo que realmente pasa contigo? — Pregunta.
— Viste lo que hizo conmigo — Trago saliva para poder seguir: — No podía quedarme de brazos cruzados viendo como hace mi vida más miserable.
— Debes olvidarte ya de eso — Repone.
— Lo dejare cuando quiera — Le respondo irritada.
Escucho un largo suspiro de Sharon, puedo imaginar cómo su cara delata enojo y frustración.
—Quizás Aarón tiene algo de razón, no eres la misma desde que llegaste aquí — Dicho esto corta la llamada sin esperar a que responda.
Despego él teléfono de mi oreja y me quedo viendo la pantalla incrédula, ¿no era la misma? son ellos los que han cambiado, simplemente no pueden decidir por mí y entiendo su preocupación, pero al menos ellos deberían confiar un poco en mí, no volveré a hacer lo mismo que hice hace dos años y aunque sé que Jackson solo era una excusa para darles la contraria algo me dice que ellos dos piensan diferente.
Tenía intención de apagar mi teléfono para no tener que lidiar con más personas que se esfuerzan en recordarme lo que fui hace un tiempo, pero mi fondo de pantalla aparece ante mis ojos, lo observo un segundo y un extraño sentimiento me invade, la imagen que mi teléfono mostraba era una foto de hace tres años donde Sharon, Aarón, Abby, Alex y yo aparecíamos con tanta alegría que ahora me resulta un poco raro, desde que llegamos aquí no hemos hecho nada más que distanciarnos. Me gustaría volver a ese momento. Todos éramos felices en ese preciso instante y tan solo esa noche nos habíamos olvidado de nuestras responsabilidades y problemas, todos sabíamos que en algún momento tendríamos que separarnos y eso fue justo lo que paso.
—Hola — Una voz resuena en el gimnasio haciendo que pegue un grito del susto.
—Me asustaste — Pronuncio con dificultad. Mi mirada se dirige hacia el lugar de donde provenía la voz y mi corazón se paraliza.
¿Es posible que Jackson haya escuchado la conversación que tuve con Sharon?
— ¿Ahora me tienes miedo? — Jackson se acerca un poco más y puedo ver su rostro, parece más tranquilo que hace unas horas, sin mencionar que ahora lleva vendadas las manos.
—No — Pongo los ojos en blanco y cambio de tema — ¿Cuánto es que llevas aquí? — Pregunto con la esperanza de que no haya escuchado nada.
— No mucho — Se encoge de hombros y yo hago ademán de dejar de apoyarme de la puerta para mirarlo mejor.
— ¿Escuchaste lo que hable con...? — Señalo mi teléfono con esperanza de que comprendiera lo que estaba diciendo.
— ¿Por qué? ¿Había algo que debía escuchar? — Me pregunta, su mirada se intensifica.
—No, olvídalo.
Algo en su rostro no encaja con su actitud de modo que no puedo estar tranquila, ¿realmente no lo escucho?
— Deberíamos empezar a limpiar — Señala con la cabeza él lugar y me dedica una pequeña sonrisa sin mostrar los dientes.
Espera... ¿Jackson va a limpiar?
— ¿Que te sorprende? — Arquea una ceja.
—Tú padre es él director y tienes tus propias reglas en esta universidad — Le recuerdo. — Creí que no hacías este tipo de cosas
—Tienes un mal concepto de mi — Niega con la cabeza fingiendo estar ofendido. —Pero a pesar de todo eso sigo siendo un estudiante común— Se señala a sí mismo, serio. Realmente sabe fingir muy bien. —Debo cumplir con mi castigo.
—Claro — Le respondo sarcástica.
Sus ojos me observan con cierto destello de diversión que puedo ver más de cerca, debido a la cercanía que me ofrece de repente. .
— Aunque eso ya lo debes saber — Me reta con la mirada — Parece que sabes mucho de mí.
—Tienes tan buena reputación que todo el mundo habla de ti. — Le dedico una falsa sonrisa.
— Soy alguien importante aquí — Se encoge de hombros con engreimiento.
—Imbécil — Digo en voz baja.
— ¿Dijiste algo?
—No — Digo rápidamente, luego añado: — ¡Vamos, es hora de moverte! quiero acabar con esto lo antes posible. — Lo atajo.
— ¿Acaso te da miedo estar conmigo a solas? — Preguntó y yo rodeo los ojos sin contestar.
Nos dirigimos al trastero minúsculo del gimnasio y sacamos todo lo necesario, Jackson permanece callado y eso en cierta forma me agrada, es mejor así.
El lugar es gigantesco y no creo que nosotros podamos acabar todo esto en un par de horas.
—Tú empieza por allí— Señalo con la cabeza él lugar donde las pelotas de baloncesto se encontraban.
Él asiente.
Empiezo limpiando el suelo mientras que Jackson, por su parte, va a recoger las pelotas y aprovecha para botarlas un poco y hacer unos cuantos lanzamientos.
Debo admitir que se ve increíble cada vez que hace un salto para encestar, tiene un cuerpo perfecto y me resulta agradable ver como su sonrisa se agranda cada vez que encesta.
— ¿No quieres intentarlo? — Me pregunta de repente haciendo que salga de mi trance.
— No soy tan buena — Contesto.
— ¿No puedes encestar una pelota? — Pregunta con aire burlón.
— Mejor que tú, sí. — Espeto rodeando los ojos. No llevamos ni diez minutos juntos y ya estamos discutiendo, quizás Sharon tenga algo de razón.
Jackson me extiende la pelota alzando las cejas, lo observo por unos segundos y me designo a demostrarle que puedo encestar una pelota en la maya, aunque lo mío es correr no puede ser tan difícil encestar una pelota ¿verdad?
Me acerco a él y cojo la pelota con rapidez, me coloco unos cuantos metros atrás de la maya.
—Deberíamos hacer una apuesta — Interviene Jackson antes de que pudiera tirar la pelota.
— ¿Qué? — Me giro para verlo. Lo he escuchado perfectamente, solo no sé qué decir.
—Apostemos — Vuelve a repetir. —Si fallas harás cualquier cosa que te diga todo un día sin protestar.
—Y ¿Si no fallo? — Cuestiono y él se encoge de hombros con rapidez.
—Tú elige.
Lo observo y pienso por algunos segundos, ¿que podría hacerlo enloquecer? de improvisto una idea viene a mi cabeza y me provoca una sonrisa.
—Si no fallo me pedirás disculpa frente a toda la escuela — Jackson alza las cejas por él desconcierto, pero no palidece.
—Bien, trato hecho.
Vuelvo a concentrarme en la pelota e intento relajarme, pero con la intensa mirada de Jackson es imposible hacerlo. Respiro hondo y finalmente tiro la pelota, esta choca con el tablero y rebota un poco, pero mis esperanzas se desvanecen cuando veo que la pelota no logra pasar por la maya de baloncesto y cae por un costado.
—Mierda— Murmuro y miro como la pelota rueda por el piso.
—Parece que gane — Comenta Jackson con una alegría repentina.
—Quiero intentarlo de nuevo — Le digo, pero este niega con la cabeza.
— Ya hemos apostado, Alicia.
—Entonces ¿Qué vas a querer que haga? — Le pregunto sin rodeos.
La sonrisa maliciosa de Jackson me hace estremecer, definitivamente no tuve que apostar.
—Te lo diré cuando termines con todo esto — Comenta y luego vuelve a ordenar las pelotas.
Otra vez estoy en un lío por Jackson ¿cuándo acabará todo esto?
.
Nota de autor:
Estoy debatiéndome en si seguir escribiendo o no
¿Debo seguir?