Y ellas luciendo sus preciosas piernas,
con sus vestidos ajustados,
con sus labiales rojos,
y sus rizos recién hechos.
Ellas eran tan preciosas,
con esos zapatos negros
y sus medias de red.
Y yo era tan estupida,
tan aburrida,
nadie voltearía a verme,
nadie me miraría en secreto en el tren,
ni guardaría mi nombre escrito entre sus hojas.
Yo era tan miserable,
solían confundirme, nadie preguntaba mi nombre,
pocos se interesaban en mirarme,
y tu, entre tantas mujeres, te fijaste en mi.
Tal vez era un engaño,
un truco,
una mentira,
magia,
destino,
suerte,
una señal,
lo que fuese,
tu me miraste a mi. Y yo a ti.
Y desde ese día los dos nos completamos,
pero tantos errores, tantas caídas, tantos gritos y peleas,
rompieron nuestro corazón.
Intente ser como ellas, perder peso,
vestirme como una puta,
y aunque no fuese nada de lo que intentará,
era una puta, estuve con varios hombres a la vez,
te traicione más de una vez con diferentes hombres.
Entonces sí era una puta,
y no faltaba usar un escote para que la gente se dieran cuenta,
mis amigas me miraban con asco, entendí que no eran mis amigas,
y tu me perdonaste,
no sé porque, pero cuando mis lágrimas comenzaron a rugir,
tu caíste en mis tontos encantos.
Y amo ese poder de manipulación, pero aunque no lo sepas, estoy loca por vos.
Cariño, no te alejes de mi, por favor.