Yoongi despertó por el sonido de un celular, era el de Jimin.
Él pelinegro se apresuró a contestar y decir un: "te veo en diez minutos".
— ¿A dónde vas? —preguntó Yoongi somnoliento al ver a Jimin levantarse de la cama con rapidez.
— A... un lugar.
— ¿No te duele la cabeza?
— Ayer no tomé —respondió sonriendo un poco—. Tenía que guardar dinero para poder llevarte al cine.
Yoongi no pudo evitar esbozar una gran sonrisa— ¿Vas a tardar?
— Estaré puntual para nuestra cita —entró al baño para cepillarse los dientes y arreglarse el cabello.
[...]
Alguien tocaba la puerta con desesperación, Yoongi corrió a abrir, tropezándose con la esquina de un mueble.
— ¡Yoongi! ¡Min Yoongi! ¡Te lo dije! —seguía golpeando la puerta.
— Maldita sea, Taehyung —gruñó con la cara en el piso—. Relájate un poco —se levantó y dejó entrar a su amigo—. ¿Qué haces aquí y qué es lo que quieres?
— ¡Te lo dije!
— ¿Decirme qué?
— Jimin te engaña.
A Yoongi pareció faltarle el oxígeno para poder respirar.
— Eres un idiota —intentó echarlo de la casa, pero Taehyung era muy fuerte como para poder moverlo de su sitio.
— Tengo pruebas.
— No me interesa, Taehyung —suspiró y se dejó caer en el sillón—. ¿Puedes irte? Quiero estar solo.
— Si quieres... puedo dejarte las pruebas... —señaló el sobre en sus brazos.
— No. Por favor vete.
Taehyung caminó hacia la entrada y le echó un último vistazo a su amigo. Parecía decepcionado y triste... y era obvia la razón.
Suspiró y cerró la puerta con cuidado.
[...]
— Yoongi, amor —Jimin le llamó entrando a la casa. No obtuvo respuesta—. ¿Yoongi? —preguntó extrañado.
Subió las escaleras y por un momento creyó que le recibiría como muchas otras veces lo había hecho; con gemidos y jadeos desde su cuarto. Pero no, ésta vez, toda la casa se encontraba en silencio.
Jimin empujó la puerta de su habitación y vio a Yoongi tirado en la cama boca bajo, aún con pijama y durmiendo.
Miró su reloj de muñeca.
Antes de regresar a casa después de su pequeña reunión, había decidido ir a comprar los boletos para la película y ya faltaban únicamente dos horas para que la función 3D comenzara.
Se subió a la cama y comenzó a brincar para que Yoongi despertara.
— ¡Vamos a ver Buscando a Dory~! —gritaba y canturreaba.
— Detente, Jimin... —pidió entre balbuceos.
— ¡Arriba, Min Yoongi! —continuó brincando— Sólo tienes media hora para arreglarte.
— No quiero ir...
Jimin detuvo sus brinquitos y se dejó caer con lentitud encima de su novio.
— ¿Qué tienes amor? —le susurró en el oído para luego comenzar a besar su cuello.
— Quita tu asquerosa erección de mi trasero.
— Ño... —murmuró y comenzó a restregarse contra las pequeñas pompis de Yoongi.
— ¡Jimin, maldita sea! —el mayor se giró molesto con tanta fuerza que hizo caer a Jimin de la cama.
— ¿Q-qué pasa? —sus ojos se aguaron. Su novio jamás había sido tan grosero con él.
Yoongi despeinó su cabello.
¿En verdad Jimin lo estaba engañando? ¿Tenía que esperar a que él mismo se lo dijera?
Sabía que nadie en su sano juicio le confesaría a su pareja alguna infidelidad. Pero aún así, confiaba lo suficiente en su novio como para darle tiempo de que este lo revelara por sí solo.
— Tienes una semana —habló y Jimin arrugó el entrecejo.
— ¿Para qué? —se puso de pie.
— Tú sabes para qué —suspiró—. Sal del cuarto, quiero cambiarme.
[...]
— ¿Quieres palomitas?
— Ajá.
— ¿Y refresco?
— Hm... ajá.
Jimin intentó tomar la mano de Yoongi, pero este la alejó enseguida.
— Hay mucha gente —dijo en voz baja.
El pelinegro miró a su novio, había algo mal con él. Jamás le había importado cuanta gente estuviera a su alrededor. Por lo regular, tomaba su mano y entrelazaba sus dedos o dejaba que el menor le abrazara desde atrás.
Jimin suspiró y unió sus manos con fuerza. Lo que más le dolió, fue el hecho de que Yoongi también estaba usando su fuerza, pero al contrario de él, para separar sus manos.
— ¿Podrías soltarme? —le pidió poniéndose rojo debido al esfuerzo que estaba empleando.
— Ño —tomó el refresco y las palomitas como pudo. Le lanzó los boletos a la persona que los revisaba y jaló a Yoongi al interior de la sala.