"Cariño, ¿qué le has hecho a nuestro amor?"—Keaton Henson.
—Te extraño tanto—digo reteniendo las lágrimas—. Parecen siglos desde la última vez que te vi.
Espero en silencio, mis manos tiemblan, una pequeña sonrisa de felicidad dibujada en mi rostro. La imagen en la pantalla no tiene la mejor calidad, pero estoy tan contenta por estar viéndola.
—Yo también, Zo. Nos veremos pronto, iré en dos semanas, para lo de papá. Mi instructora me dijo que no podía pasar mi cumpleaños aquí porque sería una semana importante, pero al menos cuando esté allí podré disfrutar al menos unos cuantos días con ustedes. Odio estar tan lejos. Nunca pensé que los extrañaría tanto.
— ¿C-cómo te ha ido? ¿Todo es tan genial como me lo imagino?
—Es mucho mejor de lo que te imaginas—ríe y yo la imito, aunque mis ojos están cada vez más aguados—. Todo es perfecto aquí, hay gente maravillosa; mis compañeros de clases, mis profesores... ¡Incluso me gusta ir al instituto!
— ¿Cómo lo hacen con el instituto?
—Bueno, estoy en la academia desde las seis hasta las cuatro, a veces desde las ocho o nueve hasta las seis o siete, incluso a veces terminamos las lecciones a medio día. La verdad es que mi horario no es muy fijo porque depende de los profesores, además, tenemos que estar disponibles para cualquier clase extra fuera de nuestro currículum "escolar". Así que vamos a una escuela nocturna para poder sacar la licenciatura del instituto. Y eso es todo, pero me gusta, Zoë. Quiero ser bailarina profesional y éste es el camino.
—Estoy tan feliz por ti. No puedo esperar a verte, pequeña—esta vez las lágrimas caen.
— ¡Yo también! Amo Nueva York, esta ciudad es hermosa, también es muy aterrador, estoy sola en este lugar, pero todas mis amigas están en la misma posición que yo, así que eso es bueno. Extraño mi casa y a ti y a mamá, pero Dawson City ya es historia pasada—ríe, intento imitarla pero un sollozo se me escapa. No sé por qué lloro, simplemente una parte de mí siente que es lo correcto por hacer—. ¿Por qué lloras, Zoë? ¿Está pasando algo? ¿Todo está bien?
Niego y asiento a la vez, la verdad es que no sé qué estoy haciendo. No quiero preocupar a Panda, sé que estoy bien, aunque mi cuerpo me pida a gritos que me permita llorar.
—Es sólo que te extraño muchísimo.
***
"¿Cómo estás?"
Envío el mensaje. Me contengo de escribir un te extraño, las cosas están muy raras y eso sería sobrepasarse en estos momentos.
A los pocos segundos recibo una respuesta.
Adrien: "Sigo vivo, muchas gracias. ¿Qué tal tú?"
"Respiro. Podría ser peor. ¿Qué tal la nieve?"
Adrien: "Helada. ¿Qué tal el sol?".
"Extrañamente caliente".
Adrien: "Genial :)"
Bloqueo el celular y lo apoyo contra mi pecho, como si lo abrazara, sin entender bien por qué. Mi teléfono vibra y leo un nuevo mensaje de él:
"Te extraño".
Mis dedos tiemblan, al escribir la respuesta. No puedo seguir con esto, está matándome lentamente, adiós orgullo y sentimientos heridos, quiero reconstruir mi corazón.
"Yo también. No sabes cuánto".
Y pulso enviar.
***
—Se hacen daño. Son unos idiotas—dice Roxy con el ceño fruncido, mientras se llena la boca de helado.
Hace un par de horas que está en mi casa, invadiendo mi espacio personal con mucha comida chatarra y películas románticas. Mi mejor amiga es la mejor.
—No es así—intento defenderme.
—Sé que estoy loca, pero nunca he estado tan cuerda como en este momento, diciéndote esto: se hacen daño, tú y él son los idiotas más grandes que hayan pisado este hermoso hogar llamado planeta Tierra.
— ¡Roxy!—la regaño.
— ¿Lo amas?
—Sí, lo sabes. ¿Por qué preguntas esto? No tiene sentido.
—Preguntas al final el recorrido—me mira desaprobatoriamente, cierro mi boca—. ¿Te amas a ti misma?
—Uhm, sí, supongo.
—Su relación es destructiva como el mismo infierno.
— ¡No lo es!
—Claro que sí, Clark. ¡Piensa con claridad, mujer! ¿Desde cuándo soy yo el cerebro que da consejos sobre relaciones amorosas? Estás en una neblina llamada amor, tienes tu cabeza enterrada en tu trasero y ahora no tienes idea de nada.
—Esto no es justo y es mentira.
— ¿Por qué permites que esto pase?
— ¿El qué? No lo entiendo.
— ¿No te interesa tu bienestar o tus sentimientos? ¿No te importa estar con el corazón roto?
—Me importa.
—No puedes dejar que esto siga así.
—No voy a terminar esta relación, ¿está bien?—mis ojos se hacen agua mientras hablo—. Lo amo y él me ama, vamos a estar bien. Esto es sólo un mal momento.
—No dudo eso, no te digo que lo dejes, eso no solucionaría nada. Pero no puedes permitir que esta relación siga así, no pueden seguir haciéndose daño entre ustedes, porque los dos son frágiles y se rompen con facilidad. Eres muy sensible y has tenido que soportar mucho en tu vida, sé que hasta lo más pequeño te puede derrumbar. Y él está dañado emocionalmente y necesita ayuda. Menuda pareja que hacen.
—No te burles—sonrío un poco, pero miro mis manos, avergonzada. Todo lo que dice Roxy es verdad, lo sé, pero, ¿qué puedo hacer?
—Eres mi mejor amiga y te adoro como a ninguna otra persona, no puedo ver esto y quedarme callada.
—Lo voy a arreglar.
—¿Lo prometes?
—Sí, lo prometo. Estaremos bien, cuando vuelva de su viaje las cosas mejorarán entre nosotros. Ya no habrá peleas tontas ni insultos que nos dañen, todo será como antes.
—Me alegra saber eso—sonríe ampliamente y se acerca a mí para darme un gran abrazo.
***
Han pasado 9 días desde que Adrien se fue y ha sido muy extraño, desde que somos amigos/estamos juntos la última vez que estuvimos tanto tiempo sin vernos fue cuando viajó a Toronto por la escuela de hockey que fue un fracaso y lo del concurso de fotografía... Cielos, siento que han pasado décadas desde que eso pasó, pero no han pasado más que algunos meses.
Durante estos días he estado yendo a la cafetería a atender la caja y hacerle compañía a mamá, además de ahorrar dinero con el trabajo. La universidad está cada vez más cerca, ya he sido admitida en dos, con dos carreras muy distintas: Marketing y Publicidad y Psicología. Cuando recibí la carta de esta última, lo único que pude hacer fue reír, pero no era de felicidad, era más ironía. Cuando Adrien regrese le mostraré mis cartas para que podamos reírnos un poco.
Desde el día en que escribí que también lo extrañaba no hemos vuelto a hablar, de hecho, no se ha conectado desde entonces. Me preocupa un poco pero sé que tengo que mantener la calma, está de vacaciones y está bien desconectarse de todo un poco.
Miro programas basura en televisión ocupando mi tiempo libre, intento no pensar tanto o me volveré loca, o quizá me ponga a llorar, como es tan común por estos días. La verdad es que mi período terminó hace unos días, así que no me extraña que esté tan irritable y sentimental, pero es algo que no se ha acabado.
Odio sentirme así, sólo deseo que este sentimiento de pesadez en mi pecho se aleje.
Mi teléfono vibra, miro la pantalla y atiendo la llamada de mamá.
—Hola.
—Hola, nena. ¿Quieres cenar en la cafetería o cocinar algo con lo que hay en casa?
—Uhm—medito mis opciones unos segundos; la verdad es que tengo demasiada pereza para ir hasta la cafetería—, aquí me las arreglo, ma. No te preocupes.
—Bien, en cuanto mi turno termine Iris me vendrá a buscar y nos iremos juntas a Whitehorse para la despedida de soltera de Lena.
—Uh, bien.
—Te amo, Zoë. Nos vemos mañana, ¿sí?
—Yo también, ma. Pásalo bien.
Dejo el teléfono a un lado y cambio los canales hasta que encuentro una película muy aburrida que vi hace unos años, sin importar que es una pérdida de tiempo, me pongo a verla, aunque está más o menos por la mitad. Luego de media hora de aburrimiento decido apagar el televisor. Me levanto del sillón para dirigirme a mi habitación y con el plan de ver unos videos en youtube, pero alguien toca la puerta.
Miro mi atuendo en el espejo del pasillo, uso unos pantaloncillos cortos de pijama y una blusa de tirantes blanca-transparente que deja ver mi brasier de encaje. Mi cabello está revuelto porque estuve toda la mañana con un estúpido peinado para atender a las personas en la cafetería y tengo maquillaje corrido porque soy demasiado perezosa para quitármelo antes de tomar una siesta. En conclusión, parezco un personaje de Skins* y no tengo humor de abrir la puerta. O e encontrarme con quien sea que está al otro lado.
Me gustaría quedarme con mi dignidad, muchas gracias.
Sigo caminando hasta mi habitación, esta vez ignorando la insistencia de la persona, quien sigue tocando. Después de unos minutos de silencio, vuelven tocar, esta vez con más fuerza. Me levanto de mi cama, dejando mi computadora en el piso y busco el suéter más cercano que tenga, y vistiéndome con él.
Camino por el pasillo a zancadas, bastante molesta. Necesito días de paz y de vaguedad, no de atender público en mi casa.
Abro la puerta de golpe y al encontrarme con esa persona en la entrada de mi casa me deja helada de pies a cabeza.
— ¿Qué haces aquí?
—Pensé que me extrañabas.
—Y-yo...—trago con fuerza, mi boca se ha quedado seca— lo hago.
Me mira con una sonrisa cálida, una de esas que hace que mi corazón se derrita y que me indica que todo está bien.
—Ven aquí—abre sus brazos y no dudo en correr hacia él y abrazarlo.
Se aferra a mí como si yo fuera el pilar que sostiene su vida y yo lo abrazo como si separarme de él doliera, que en cierta manera, es verdad. Soy mucho más pequeña que él, por lo que doy un pequeño salto enredando mis piernas en sus caderas, de esta manera es más sencillo para los dos mantenernos unidos. Avanza unos pasos y cierra la puerta de la entrada con su pie. Camina hasta mi habitación sin soltarme en ningún momento, escondo mi cabeza en su cuello, sintiendo su aroma, deseando no tenerlo lejos jamás. Las lágrimas no tardan en llegar.
—Lo siento tanto—susurro entre sollozos.
Se sienta en mi cama, yo quedando a horcajadas de él y así podemos mantener una conversación.
—Yo también lo siento—dice con los ojos cerrados, veo que le cuesta trabajo tragar.
Dejo un beso en su mejilla, sin poder evitarlo por más tiempo.
—Nunca, jamás diría esas cosas tan horribles de nuevo, sé que te hice mucho daño y lo siento. Desearía que las cosas fueran diferentes, que todo esté bien.
—Yo también dije cosas horribles, Zoë y cometí errores. Me arrepiento de haber arruinado nuestras vacaciones y nuestra relación—me mira y en sus ojos veo una profunda tristeza—. No quiero seguir arruinando las cosas, no quiero seguir siendo eso que hace que las buenas cosas lleguen a su fin.
—No lo eres—tomo su rostro en mis manos y él pasa sus dedos por mi rostro, quitando la humedad que dejaron las lágrimas—. Estamos juntos en esto, no te dejaré caer, espero que tú hagas lo mismo.
—Estoy cansado de sentirme débil, Zoë. Te voy a proteger y no dejaré que nada te dañe, eres preciosa y lo más importante para mí, no vuelvas a dudar de eso.
— ¿Comenzaremos de cero?
—Sí—susurra antes de juntar nuestros labios.
Me siento en el paraíso sólo con sentir nuevamente su cercanía y sus labios contra los míos. Lo extrañaba y ahora lo necesito, más que nunca, porque está al fin aquí, conmigo, y porque las cosas volvieron a la normalidad.
Toma mis caderas y me acerca más a él, nuestras entrepiernas chocan y mis manos juegan con su largo cabello. Sólo eso basta para que convirtamos de esto un juego y la ropa se convierte un obstáculo que pronto termina en algún lugar de mi habitación.
Todo está bien, ¿hay algo mejor que eso?
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Skins: Serie dramática británica que sigue las vivencias de un grupo de jóvenes de Brístol, las cuales se basan en fiestas con alcohol y drogas, además de sus duras vidas personales.
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No puedo creer que me demoré menos de un mes en actualizar >:D