The Best Friends ||Adrianette...

بواسطة Shiro-TrueLove

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Marinette ha viajado a la ciudad de Shangai cuando tenía siete años, en aquel tiempo sus padres decidieron v... المزيد

PRÓLOGO
EL DISEÑADOR Y SU HIJO
ELLA
EL SR. Y LA SRA. AGRESTE
LA REVISTA
VIERNES POR LA NOCHE
BONUS: DESPUES DE TI
AMANTES
BONUS: INFILTRADA DOS
MALAS RACHAS
BONUS: GERENTE DE G.A. ENTERPRESISES - ENRIQUE BOURDEU
EN SU VIENTRE
BONUS: LAS HORMONAS DE ADRIEN
FIDELIDAD
BONUS: MI AMADO MININO
¡HOLA, FÉLIX AGRESTE!
BONUS: HABLANDO CONTIGO
BAJO LA LLUVIA
BONUS: CAFÉ PARA DOS
LAZOS
DECISIONES IMPORTANTES
FLORECER
DOBLE CARA
BODA
RAZONES PARA AMARTE
PRIMARIA
FIESTA DE DISFRACES
PADRE
ESCARLATA
BIENVENIDOS A MÉXICO
BONUS: LA ABUELA [UN SALTO AL FUTURO]
EN TUS AGUAS CRISTALINAS, COLOMBIA.
BONUS: HERMANAS
RICAS MONTAÑAS Y HERMOSAS TIERRAS, RISUEÑAS PLAYAS, ES MI PERÚ
SOLO RECUERDOS DE TI
¿Layla B. Chao o Rossé Mary Bartolini?
NACIDO PARA SER HISTORIA
EPÍLOGO: REINICIO

ROMPIENDO LAZOS Y SECRETOS

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بواسطة Shiro-TrueLove

Por primera vez en mucho tiempo Liz se sacó las mascara. Estaba en el auto y se cruzó de manos y de piernas. Lo miró sonriendo de manera fría. Claro, había logrado mentirle y él la había descubierto pero aún tenía un haz bajo la manga. Lizeth se rió un poco en medio de su locura y lo miró a los ojos.

-Cariño... No sé de qué mentiras estás hablándome...-le devolvió la mirada, quien cayera, quien desviara los ojos sería quien perdiera y fue Adrien- Supongo que ya lo sabes. Es decir, Alya, Nino o Marinette te dijeron que yo no soy la chica de Shanghái...

-Sí. Marinette...-se quedó callado cuando ella lo miró con algo de ira. Claro, ella tenía que arruinarlo todo como siempre.

-¿Qué tienes en contra de ella? –dijo mientras el auto seguía estacionado.

-¿Sr. A donde lo llevo? –el chofer los quedó mirando por el retrovisor.

-A la calle Asis en el distrito 3 de París...-dijo él dándole el dinero necesario como para que no volviera a molestar.

-¿Puedo pedirte un trato? –Liz lo miró, estaba hablando en serio – Si te cuento todo. Te saldrás del equipo de Baloncesto...

-¿Qué? ¿Por qué Haría tal cosa? – Liz le tomó del rostro con fuerza- Liz, suéltame. Me estás lastimando...

-Porque si no lo haces, tú y yo saldremos lastimados...-lo soltó de mala gana y miró por la ventana.

-Está bien. Solo convénceme de porque tengo que hacerlo...-Respiró hondo y miró a través de la luna del taxi.

-Hace dos años estuve con Nathanael. Éramos felices a pesar de las discusiones, en aquellos tiempos pensaba que todo se resolvía con algo de comida y palabras de afecto. Habíamos tenido una pequeña discusión con respecto a mi ingreso en el equipo de las porristas...

Liz comenzó a narrarle todo, desde el inicio. Adrien estaba escuchando. Gran parte de las cosas que ella decía las desconocía por completo. Había otra vida detrás de esta faceta de chica indefensa. Alguien que no se molestó en ver lo que pasaba. Incluso Nathanael preso de los celos y de los malos pensamientos le dio la espalda cuando esto sucedió y tampoco estaba lejos de la realidad. Como una persona consiente de los problemas de la sociedad, Nathan solo quería velar por el bienestar de su amada novia, así que le prohibió que se uniera al equipo de las porristas. Pero ella desobedeció deliberadamente.

-Lizeth. Por favor, debes dejar el equipo de las porristas. Sé que ese cerdo de Rodrigo está detrás de ti, me lo ha dicho tantas veces que sé que cumplirá su palabra... -Nathanael era calmado, de hecho las peleas con él no se podrían llamar discusiones sino consensos.

-No, me estás prohibiendo hacer algo que tenía pensado desde hace mucho...-Liz muy por el contrario de él, se exaltaba mucho y por consecuencia terminaba enojada.

-Pero... Por favor, tú dices amarme y ¿es así como lo demuestras? – era la primera vez que Nath se descontrolaba. La tomó de los hombros y la miró a los ojos- No cuentes con mi apoyo...

El tiempo pasó tan rápido. Liz utilizaba dos horas de su tiempo para hacer las actividades del club de las porristas. Aquel día la mandaron a guardar las pelotas de Basquet. Aquel día la dejaron llevar sola las pelotas, nadie fue a acompañarla, cuando ingresó con el carrito inmediatamente le cerraron la puerta impidiéndole salir. El grupo líder del equipo de Básquet conformado por tres personas estaba allí. Se giró para verlos a todos, les sonrió y se dirigió a la puerta para irse, las cosas se habían puesto tensas. Pero no pudo salir. Uno de ellos al tomó del cabello y arrastrándola la tiró a dentro de los vestidores. A pesar de sus gritos ninguno de las chicas vino a salvarla.

Uno de ellos salió y dos de ellos se quedaron encerrados en los vestidores. Uno de ellos le tomó el brazo y le inyecto algo que no sabía que era pero que la había dejado totalmente ansiosa, eufórica y delirante. Le sacaron la ropa interior que traía debajo de la falda y como pudieron comenzaron a abusar de ella. Primero el más pequeño. Y luego el corpulento capitán.

Rodrigo, mandó a grabar su hazaña con un celular. Primero la tomó del pelo arrastrándola por el suelo. La puso contra la pared y la cargó sobre su pelvis. Por la inyección y debido a los mareos ella se abrazó a él con fuerza para evitar caerse y luego se sintió nuevamente invadida, estaba siendo ultrajada nuevamente pero esta vez por el capitán. Su mirada turbia se dirigió a la puerta de los vestidores, pudo ver a Nathanael en medio de sus delirios. Lo llamó a pesar de tener la voz agitada y sencillamente irreconocible, estaba gimiendo. Nathanael no supo que más hacer, se fue... a pesar de que lo llamó... estiró su mano para tratar de alcanzarlo pero él ya se había ido. Había personas a fuera. No sabía quiénes eran y tampoco se molestó en averiguarlo. Cuando Rodrigo la soltó corrió como pudo hacia donde estaba Nathanael. Sabía dónde estaba, subió a la azotea de la prepa, se cayó en el suelo. Comenzó a arrastrarse hasta encontrarlo.

-Cómo pudiste...Zorra... maldita perra...-Nathanael estaba hecha una furia. Por primera vez en su vida no quería estar calmado- ¡Eres un PUTA! Te has revolcado con ese pendejo estando conmigo. Perra... Sucia... Asquerosa Rata... espero que te mueras...

-Pero yo no quería...Debes de creerme-las palabras no sonaban convincentes, se trababa en algunas letras y babeaba un poco.

-¿Cómo quieres que te crea? si gemías como lo que eres... Zorra arrastrada... -Cada una de esas palabras fueron directamente a su corazón.

-Por favor... tienes que creerme... -decía ella entre sollozos, la baba se le estaba cayendo y por si fuera poco comenzó a tiritar del frio. Estaba sangrando de entre las piernas pero eso como siempre el pelirrojo no lo notó.

-No, aléjate de mí. Maldita mentirosa...-Nathanael no tuvo piedad, no se molestó en ver la realidad de las cosas. Fuera de socorrerla, se fue, dejándola sola. Se quedó allí hasta que Chloé llegó y pudo auxiliarla.

Desde ese entonces habían pasado prácticamente dos años, dos años que decidió permanecer en el anonimato hasta que el hijo del Señor Gabriel Agreste apareció en el equipo de Baloncesto. Ashley al enterarse eso, se dirigió a su hermano. Rodrigo, la esperó afuera del instituto. Cuando la vio no dudo en jalarla hasta el almacén de deporte. Se encerró con ella y....

-Hola mi amor. Me extrañaste...-le dijo Rodrigo poniéndola boca abajo en uno de los taburetes. Bajó su pantalón y comenzó a Nalguearla hasta que ella respondiera. Pero era inútil. Su alma partida en mil pedazos y lo menos que quería era gritar o pedir auxilio.

-Eso es lo único que tienes... Pedazo de mierda...-dijo ella levantándose para mirarlo- Creo que mi vecino pega mejor que tú...

-Oh, parece que hablamos el mismo idioma...-Rodrigo la levantó y la giró para verla directamente a los ojos- Quiero que hagas algo por mi...

-No hago trato con basuras...-Liz se sacudió la ropa y se subio el pantalón con rápidez. Hasta que escuchó los gemidos que provenían del celular de Rodrigo, quedó viéndolo a los ojos.

-Sino me haces caso se lo entregaré a Nathanael...-dijo él mientras guardaba su celular- Necesito que hagas que el Sr Agreste renuncie a su cargo como Capitán y mi hermano tome su lugar...

-Para que quieres una estúpida capitanía...-dijo ella tomándose la cien.

-Porque una capitanía implica respeto, admiración y sobre todo fortaleza. Mi hermano tiene que seguir mis pasos...

-¿Acaso no era ese chico tu subordinado más preciado? Se merece estar de capitán después de un año de haberte servido...

-Pero tú, lo obligarás a renunciar...-dijo él sacando una navaja de su bolsillo- Lo que tienes que hacer es muy sencillo. Enamóralo y luego pídele que no se acerque más al equipo de Básquet. Sé que sabes cómo hacer que las personas te hagan caso. Ya sabes cuál será tu recompensa...

-Maldita basura...-le arrojó lo primero que encontró y luego comenzó a llorar- ¡Espero que te mueras!... ¡te odio con toda mi alma!

-Yo también te amo cariño...-Se despidió dejándola allí. Mientras estaba descolocada, hambrienta de furia y sobre todo destrozada.

Adrien había escuchado todo atentamente mientras ella miraba con amargura su reflejo en la ventana. Sabía muy bien que esta vez ella decía la verdad. Ella le mostró como prueba unos mensajes de Rodrigo a su Movil y los leyó todos. Se decepcionó tanto. Para él, Rodrigo era como un ejemplo a seguir. Se había animado a entrar al equipo de Baloncesto porque él lo animó. Sufrió mucho por llegar a donde está y simplemente dejarlo por el capricho de su ex capitán le parecía totalmente absurdo.

-Él no te quiere como capitán. Lo quiere a su hermano. Él debe estar como capitán de los Chat Noir's" de la Francoise Dupont...

-No lo haré, no voy a renunciar a algo que me ha costado llegar...-dijo Adrien mirándola a los ojos- No voy a darle el gusto a ese hombre...

-Adrien. ¿Podrías hacerle caso por primera vez a alguien?-dijo ella molesta. Liz estaba reventando de la cólera. Ella estaba en peligro y él también. Pero para él no le importaba, jamás le importaba lo que los demás le pudieran decir- Ambos estaremos en peligro por tu necedad. Él tiene todas las de ganar. Empezando conmigo y terminando por Marinette.

-Marinette no tiene que ver en esto...-Adrien se estaba comenzando a impacientar un poco- ¿Acaso le comentaste de ella?

-No idiota, él8 investiga todo sobre el enemigo. ¿Sabes para qué quiere que su hermano sea el capitán? –Adrien negó, solo faltaba que Ashley y Rodrigo quisieran tener poder para fines ilícitos – Venden drogas, ambos son los proveedores de "Polvo de Hadas" para los fiesteros de la prepa. Si ellos saben de la existencia de Marinette, le harán daño...

El auto paró en la avenida de la casa de Liz, ambos bajaron. Caminaron sin hacer evidente lo anterior. Liz se tomó de su brazo y susurró algo que Adrien no dudó en captar. Ellos estaban siendo observados, era la hora de que Liz decidiera sacar su carta maestra. Se acercó a su oído sonriéndole.

-Sino haces lo que yo digo, me encargaré de que Marinette sufra las consecuencias... -Adrien se quedó helado, como era posible que después de todo lo que le contó ella siguiera con esa idea. ¿Acaso no tenía remordimiento?- No voy a arriesgarme por ti esta vez, ya he tratado por todos los medios liberarte del embrollo pero me temo que no puedo hacer nada. Ellos son más...astutos...

Adrien se quedó callado, quieto, preso del miedo de lo que podían hacerle a Marinette o a sus amigos. Aceptó entonces las condiciones del trato. Debía de alejarse del equipo por un buen tiempo. Tendría que dedicarse a otras actividades ajenas a lo que realmente amaba. Y así fue como decidió proteger a Marinette y a los demás a cambio de dejar su pasión y su motivo de superación.

Al día siguiente Marinette estaba en clase cuando algún murmullo llamó su atención. El capitán de Básquet dejaría el equipo esta misma tarde. No iba a jugar más, comenzó a escribir mientras Alya la miró con algo de desconcierto. Ninguna de las dos tenía idea de lo que pasaba pero no iban a preguntar ahora, se encargarían de hacerlo después. Al salir al receso se encontraron con Nino y Adrien, el desmejorado rubio solo las miró a ambas con una leve sonrisa. Se le notaba la tristeza.

-Hola...-Marinette alzó su mano para que la mirara pero lejos de hacerlo solo desvió su mirada.

-Está mal porque terminó con Liz...-dijo Nino palmeándole la espalda- Creo que estaba realmente tocado...

-Nino, por favor...-dijo el sonriéndole con algo de desgano- Respeta mi dolor...

-Oh, lo siento por ti...-dijo Marinette palmeándole el hombro. Adrien dio dos pasos hacia ella y apoyo su rubia cabeza en el hombro de la azabache – Todo va a estar bien...

-Lo sé...-dijo él en susurro mientras sonreía ligeramente- estaré bien si tu estas apoyándome...

-¿Cómo? –dijo Alya que sonrió picara, esos coqueteos le decían que había terminado con Liz por ella.

-Con su apoyo... con el de todos en realidad...-Adrien quedó mirando a la pareja de morenos. Ambos sonrieron, sabía que ellos habían arreglado sus problemas.

Nathanael apareció en la escena. Al parecer Liz había dejado al rubio. Se quedó pensando por un momento en que esto no iba a estar bien. Había notado a Marinette algo distante desde que Adrien y ella habían pasado algo de tiempo a solas. Ahora que Liz había dejado a Adrien estaba seguro de que ella terminaría con él. Suspiró pesadamente y se acercó a ella tomándole la cabeza con delicadeza.

-Hola, princesa...-Nathanael le dio una cálida sonrisa. Marinette le devolvió el gesto y luego miró disimuladamente a Adrien que le devolvió un guiño.

-Oye Nathanael... -el rubio llamó su atención. Lo miró con algo de hostilidad, ¿cómo se atrevía a dirigirle la palabra? – ¿Crees que podamos hablar?

-No...-cortante abrazó a Marinette como si fuera algo que le pertenecía y le dio un beso en la cabeza- No tengo nada que....

-Bueno, me enteré que estuviste con Lizeth...-el grupo de cinco chicos se quedó en silencio por un largo rato- Me enteré de muchas cosas que...

-¿Fue ella? –dijo él enojado. Liz había abierto la boca. Él solo quería rehacer su vida, ser feliz con alguien que realmente no quisiera y que no lo engañara.

-No, fue Rodrigo...-dijo él mientras metía sus manos en los bolsillos- ¿Podemos hablar en privado?

-Está bien...-el pelirrojo caminó alejándose de los morenos y la azabache. Cuando estuvo lo suficientemente lejos se cruzó de brazos- ¿Qué es lo que te dijo esa zorra? ¿Se hizo la victima contigo?

-Rodrigo la drogó el día que los encontraste en el vestidor...-dijo Adrien enseñándole el celular con una foto de los mensajes de Rodrigo a Lizeth- La está extorsionando. Solo quería decírtelo...

-Ella se revolcó con él porque quiso. Le advertí del peligro y ella no me hizo caso, eso le pasa por perra...-Nathanael , habló como si Liz fuera un animal o un niño pequeño el cual había aprendido una nueva lección de vida. Para él Liz se merecía todo lo malo – Ella es una zorra y como tal te está engañando...

En ese momento, una nueva alumna se alistaba para ingresar a la clase de Marinette. Su nombre era "Maria Cassanova", era una estudiante de intercambio de España, la común mente llamada Madre patria por algunos Latinoamericanos. A pesar de haberse criado en un lugar donde hablaban un idioma distinto como era el catalán, podía fácilmente comunicarse hablando del francés. Tomó asiento mientras un jefe de policía le daba algunas indicaciones. La mandaron a cambiarse de ropa al baño privado del director y salió convertida en Henry Smith. Estudiante varón de dieciocho años. Cabello rojo y de ojos color azul marino. Vestido de negro con grandes botines y con una cámara fotográfica entre las manos.

-Esta será tu credencial... y esta será tu compañera de lugar. Necesito que averigües hasta el más mínimo detalle del equipo de Básquet. Recuerda que eres una oficial en cubierto. Debemos detener a ese hombre a como de lugar...-el sujeto asintió mientras salía de la dirección rumbo al salón.

Caminó entre los pasillos, se chocó con una azabache que al verlo se sonrojó mucho. Marinette nunca había visto a ese chico, sus facciones eran finas y sus movimientos algo delicados. Pero los gestos eran muy varoniles. Se quedó mirándolo más de lo debido.

-Hola bombón...-el pelirrojo infiltrado había osado coquetear con ella. Se sintió algo extraña y al final fue tomada por la morena de los hombros que solo lo quedó mirando- Hola, preciosa... - Alya abrió los ojos en grande, ese chico era lindísimo.

Las chicas del salón comenzaron a murmurar quien podría ser ese chico. El profesor recibió una hoja, la leyó con rapidez y golpeando con una regla la mesa, llamó la atención de todos los alumnos. Entre ellos la morena y la azabache de la puerta. Lo quedaron mirando y coqueto, les guiñó el ojo cual estrella de rock. Nathanael lo miró con detenimiento y luego echó a reír un poco, sin duda sabía de quien se trataba.

-Todos Saluden al Sr. Henry Smith, estudiante de Intercambio de España, Cataluña...-sonrió de oreja a oreja al ver como las chicas daban un suspiro. Miró luego a Nathanael entre todo los alumnos y se ruborizó un poco- Puede tomar asiento donde más prefiera. Le recomiendo que tome asiento con la Señorita Marinette D. Cheng...

-Prefería ir atrás con el pelirrojo de allá...-señaló a Nathanael. Sus palabras y su postura eran varoniles, su dejo arrastrando las palabras era más que notorio. Para todos los demás estudiantes Henry hablaba arrastrando las "s" en las palabras, cosa que lo hacían verse aún más sexy para las señoritas.

-María Cassanova...-Nathanael habló en susurro mientras veía como Henry se acercaba a él- Cuando tiempo sin verte...

-Vaya, Gillipollas...-Henry puso su cámara fotográfica profesional sobre la mesa y sacó su cuaderno de apuntes- Que mi nombre es Henry, no sé de qué María me estás hablando...Me estáis confundiendo con otra persona...

-Oye, te has vuelto irrespetuo...-le tapó la boca cuando Henry metió la mano en la parte de atrás del pantalón de Nathanael. Se puso colorado y se quedó callado.

-Vaya, Vaya... que te ha comida la lengua el ratón. Porque mejor no atendemos la clase y luego conversamos más de nosotros, compañerito...

Aquel día pasó otra vez volando, Adrien salió rápidamente de su salón para dirigirse a la azotea. No se percató siquiera que lo estaban observando. Cuando abrió la puerta que daba a la azotea encontró a Liz mirando hacia el horizonte. Su cabello se movía al compás del viento, ya no traía el uniforme de las porristas. Lo había dejado todo. Adrien se acercó a ella poniéndose a su lado, suspiró mirando al horizonte. Se le notaba la tristeza a ambos.

-Vamos a estar bien, ¿verdad? –Liz sonrió algo más tranquila. Sin embargo no pudo evitar que una lágrima se le saliera debido a todo lo que había hecho – Lo siento tanto... Realmente lo siento...

-No pasa nada, no es como si vaya a morirme por no jugar Básquet...-Adrien rió un poco, no iba a morir pero sí iba a ser todo diferente- Nathanael... No cree que Rodrigo haya hecho eso...

-Lo sé...-dijo ella mirándolo a los ojos- Es por eso que me iré dentro de dos semanas a Italia. No tiene caso que me quede acá...

-Pero...-Ella negó con su cabeza, le sonrió un poco. ¿Estaba todo perdido para ella? – Puedes recuperarlo...

-Hay cosas que no se recuperan fácilmente Adrien, este es un claro caso de eso. Sé que Nathanael se repondrá del rompimiento que tendrá con Marinette muy pronto. No me necesitará, no necesitará a nadie...-apretó sus manos sobre el enrejado de la azotea- Yo, solo me iré sin decir nada. Es lo mejor para ambos...

-¿Adrien? ¿Lizeth? –la voz suave de una musa apareció en la puerta. Era Marinette quien los vió sentimentales a ambos – Por qué no bajan, hace frio...

-Oh, por supuesto. Iremos de inmediato...-dijo Adrien caminando hacia ella- Espérame en el parqueo, luego te contaré todo...-Marinette tenía total confianza en Adrien. Asintió entonces con una leve sonrisa y bajó las escaleras.

-Cuídala...-dijo ella sonriéndole- Ve con ella...

-Nos vemos Liz... -se despidió Adrien bajando rápidamente las escaleras- Nos veremos luego...

-Adiós Adrien....

Mientras tanto, Rosalía estaba en el baño de su habitación. Estaba algo asqueada por algo que había comido. Iba a ser hora de almorzar, tendría que sufrir otra vez al tener la comida cerca. Comenzó a vomitar de solo pensar en que la mayor parte de la comida hoy tendría queso. También se le había retrasado el periodo un par de semanas, tenía 38 años de edad y creía que su organismo no podría concebir ningún hijo. Pero estaba equivocada.

Hace unas semanas, Gabriel y ella decidieron viajar unos días a las Islas del Caribe donde disfrutaron de su tercera luna de miel en tanto tiempo. Habia tenido noches de placer y amor maravillosas. Producto de ese viaje ahora estaba con esos malestares. A primera instancia creyó que solo eran cosas de la edad. Rosalía ahora estaba pensando que podía estar embarazada. Como toda mamá, ella estaba segura de que se trataba de un embarazo pero quería confirmarlo. Así que sacó una prueba de embarazo del botiquín del baño, siguió todas las instrucciones al pie de la letra y esperó largo rato hasta que estuvo la noticia confirmada. Se quedó perpleja. Tomó su móvil y le marcó a su esposo.

-Gabriel...-dijo ella en susurro cuando contestó su marido- ...necesito que hoy llegues temprano a casa...

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MALAS RACHAS 


HENRY SMITH - MARIA CASSANOVA (FBI)

NINO X ALYA(nuestros héroes)

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