Matrimonio Concertado (Chanba...

By Ryunick

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Chanyeol es un Alfa sin querer serlo, ha huido por enésima vez de un matrimonio concertado por buscar a su pa... More

Parte única

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By Ryunick

Cuando eres lo que comúnmente se llama un hombre lobo, tu vida no es precisamente fácil. Cuando eres un Alfa, lo es incluso menos. Pero cuando eres un Alfa que ni siquiera quiere serlo, estás jodido. Esa era la vida de Park Chanyeol.

Park Chanyeol era el hijo varón del jefe de su manada. A pesar de no ser el primogénito, su hermana Yoora era una Beta, por lo que la responsabilidad de heredar el liderazgo del clan había recaído sobre sus hombros. Pero eso era una ambición que Chanyeol no tenía.

Chanyeol había nacido Alfa, tenía todas las características necesarias. Era alto, fuerte, tenía los reflejos más rápidos de toda la manada y aún no existía el lobo que pudiera hacerle frente en una pelea. El problema residía en que Chanyeol simplemente no quería ser Alfa.

Jamás peleaba si no era porque veía que si no respondía, su cara iba a acabar peor que un cuadro picassiano, o en contadas ocasiones para salvarle el culo a alguno de sus amigos bocazas que no sabían dónde meter su lengua para no liarla.

En lugar de ocuparse del primer equipo de caza como a su padre le habría gustado, Chanyeol rechazó amablemente el puesto en favor de Yifan, otro Alfa de su clan que ardía en deseos de demostrar su valía. Ni siquiera era miembro activo de los grupos de caza. Chanyeol prefería trabajar de bibliotecario, rodeado de libros y silencio.

Tampoco había sentido jamás la necesidad de dominación o de proteger a alguien. De hecho, si no fuera por las peleas a las que era arrastrado, Chanyeol habría creído que el lobo dentro de él no existía de lo que pasaba inadvertido. No había tenido pareja alguna, a pesar de los incesantes intentos de sus padres por emparejarlo con hijos e hijas de distintos clanes cercanos para cerrar tratos de negocios, de los cuales siempre huía.

- ¿Otra vez escabulléndote de un encuentro prematrimonial? -Jongdae se escurrió en la silla contigua a Chanyeol. Lo había localizado en el bar de siempre, bebiendo en la barra una Coca Cola con total tranquilidad.

- Era demasiado agobiante -explicó Chanyeol, encogiéndose de hombros.

- Chanyeol, no va a ocurrir -lo miró Jongdae muy serio-. Las parejas destinadas son un mito.

- No lo son -replicó tozudo Chanyeol, mirándolo fijamente.

- No lo son, pero como si lo fueran, Yeol -bufó Jongdae-. Hay una posibilidad entre diez millones de que te encuentres con tu pareja destinada. Y siendo el futuro líder del clan, deberías ir pensando en olvidarte de esas cosas y en encontrar a una pareja que sea lo suficientemente buena como para ayudarte con esa tarea.

- No pienso emparejarme hasta que no tenga una marca en el pecho, Jongdae -respondió secamente Chanyeol, volviendo a mirar al frente y bebiéndose el resto de su bebida de golpe.

Salió del bar poniéndose la chaqueta y sin esperar a que Jongdae reaccionara y lo siguiera. Sabía que era un idealista intentando encontrar a su pareja destinada, pero no podía evitarlo. De niño, había leído que su pareja destinada era su alma gemela. Alguien que lo complementaría y que sería su igual a la vez. Lo sabría por la marca que saldría en su pecho, en el de ambos, tras su primer encuentro sexual. Chanyeol no quería nada menos que eso para sí mismo.

Pero en las últimas décadas, decir que las parejas destinadas eran escasas y muy poco frecuentes era tener una idea muy positiva del asunto. Las parejas destinadas eran las ideales, pero con muy poca frecuencia eso acababa siendo beneficioso para los clanes, que preferían emparejar a sus miembros conforme a su beneficio y mirando poco por el destino. En la actualidad, no emparejarse con tu alma gemela no suponía ninguna clase de riesgo ni para la persona ni para el lobo en su interior, por lo que las parejas destinadas eran más cosa de cuentos y chismes de viejas que de casos reales.

Aun así, Chanyeol no pretendía emparejarse a no ser que fuera con su pareja destinada, lo que para su madre era un dolor de cabeza y para su padre una patada en los huevos. Su hermana era la única que lo apoyaba en todo el asunto. Ella también había rechazado algunos intentos de su padre por emparejarla y, aunque en su caso no era porque esperara a su pareja destinada, compartía la aversión de su hermano a los matrimonios concertados.

Cuando llegó a su casa, un pequeño piso cerca de la biblioteca en el que vivía solo, suspiró mientras veía parpadear la luz del teléfono que indicaba que tenía mensajes sin escuchar. Genial.

Apretó el botón y dejó que los gritos de su padre llenaran la habitación, reprochándole que ni siquiera se hubiera dignado a aparecer por la maldita reunión prematrimonial. Tras varias amenazas su padre suspiró.

"Ya sé que no te gusta la idea, pero por favor, al menos dale una oportunidad" Chanyeol se sintió mal al oír la punzada de desesperación en la voz de su padre. "Podrías encontrar a tu pareja destinada en uno de estos encuentros igual que en la calle, ¿no? Si no te gusta, prometo no forzarte a casarte con él." Su padre, muy a su pesar, tenía razón. Si no lo veía, no sabría si el destino querría que fuera su pareja. No, sacudió la cabeza Chanyeol. No era posible, los matrimonios concertados nunca eran entre parejas destinadas, no era la forma que el destino quería que se conocieran dos almas gemelas. "He vuelto a organizar la cita para dentro de dos semanas. No me falles."

El silencio se hizo en el apartamento de Chanyeol. Sabía que lo último era una orden y, por mucho que le jodiera, tendría que obedecer la orden de su padre, el líder el clan. Maldijo por lo bajo mientras se metía en la cama. Al menos tenía dos semanas para hacerse a la idea.

A una semana del dichoso encuentro, Chanyeol aún no se había hecho a la idea. Estaba sentado en su puesto de trabajo tras el mostrador de la biblioteca. Era un día tranquilo, pero no es como si la biblioteca fuera la discoteca más famosa de la ciudad. También ayudaba que, aunque fuera el hijo del jefe del clan de lobos más grande de la ciudad, al pasar mucho de las reuniones y demás, pasaba desapercibido y la mayoría de licántropos ni siquiera sabía qué aspecto tenía.

Allí apenas entraba gente, y en sus mejores días, Chanyeol hacía la ficha de préstamos un máximo de cinco veces. Así que el hecho de estar en su trabajo no era precisamente una distracción para lo que sabía que se avecinaba. En un intento de amargarlo aún más, ese día no había entrado nadie para que lo distrajera de su tormento. Gruñó por lo bajo, ordenando por quinta vez en esa semana el listado de libros prestados (un asombroso total de catorce), cuando la puerta de la biblioteca se abrió.

Chanyeol por lo general pasaba y mucho de quien entraba o salía, para eso estaban las cámaras de seguridad, aunque sí que conocía a los habituales. Por eso fue sorprendente el hecho de que el lobo en su interior, normalmente tranquilo e inalterable, le hiciera alzar la vista, curioso por saber quién estaba entrando.

Lo primero que sintió Chanyeol fue algo parecido a un retortijón en el corazón, a la vez que notó cómo el calor invadía su cuerpo. La persona que había entrado era claramente nueva, jamás había entrado allí, estaba seguro. El chico lo miró fijamente por detrás de su pelo plateado, una expresión indescifrable en su cara, antes de girarse sin darle siquiera los buenos días y encaminarse a la sección de misterio y terror.

Chanyeol no pudo despegar los ojos del susodicho. Había comprendido que el chico era un lobo por el aura intimidante que lo rodeaba, al contrario que ocurría en los humanos. Si los instintos de su recién despertado lobo no le fallaban, Chanyeol juraría que era un Omega, aunque por su actitud, el chico no parecía sumiso como la mayoría de los de su clase. Estaba empezando a notar cómo se le acumulaba la sangre incómodamente en su entrepierna y agradeció estar escondido tras una mesa.

El otro lobo se colocó de espaldas a Chanyeol, ofreciéndole una maravillosa vista de su no menos maravilloso trasero, lo que hizo arañar al lobo en su interior. Era la primera vez que Chanyeol creía que sus instintos iban a dominarlo, haciendo que sometiera al otro y se lo follara contra las novelas de Stephen King. Encendió el aire acondicionado en un desesperado intento de controlar a su lobo y de que bajaran su temperatura corporal y su casi erección sin dejar de observar al lobo.

- Si le echas una foto, te durará más el recuerdo -le espetó el otro, girándose desde su posición y acercándose amenazante con un libro en la mano.

- Lo recordaría mejor si me dejaras follarte en la habitación de atrás - gruñó, y ese era su lobo y no Chanyeol respondiéndole, emanando una dominación y una lujuria que jamás había sentido antes.

El otro lo miró con un brillo de reconocimiento en los ojos, y Chanyeol se dio cuenta de que acababa de verlo. Ahora sabía que Chanyeol era un lobo como él, y no sólo eso, sino que también, a pesar de su aspecto amigable, era un Alfa.

- Ya te gustaría a ti y a la mitad de la población poder probar este trasero -le estaba replicando, pero Chanyeol podía ver en los oscuros ojos del otro la misma lujuria que suponía que se reflejaba en los suyos, haciendo que la incómoda erección fuera completa en sus pantalones. El otro le tiró su carnet bibliotecario casi a la cara, antes de darse la vuelta para salir con el libro bajo el brazo.

- Vuelve mañana -Chanyeol miró el carnet-, Byun Baekhyun.

Era un orden, y ambos lo sabían. Baekhyun se giró justo antes de salir y le dedicó una media sonrisa antes de desaparecer por la puerta moviendo sus caderas provocativamente, sin más pistas de si se había dado por aludido. Chanyeol entonces maldijo y golpeó la mesa con su cabeza. Tuvo que huir al cuarto de baño privado para el personal y liberar a mano toda la tensión acumulada durante el breve encuentro. Se corrió con imágenes de Baekhyun siendo follado en su cabeza y con el pensamiento de que más le valía al hijo de puta volver al día siguiente. No había apuntado el libro que se había llevado.

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Baekhyun no tenía intención alguna de volver a la biblioteca. Por supuesto que no. Que aquel jodido bibliotecario que resultó ser un puto Alfa le hubiera ordenado expresamente que volviera le chupaba el pie izquierdo. Él se estaba vistiendo para volver allí porque quería, no porque un tipo guapo, con voz sexy y Alfa se lo hubiera dicho. Y si iba a la biblioteca era porque suponía que el gilipollas detrás del mostrador estaba demasiado ocupado el día anterior mirándole el culo como para apuntar el título del libro que se había llevado. No porque la voz condenadamente grave y que no iba para nada con su cara del otro hubiera hecho despertar la lujuria de su lobo interior y quisiera comprobar si podía hacer que esa voz grave bajara aún más.

Eso se seguía repitiendo en su cabeza mientras entraba por la puerta de la biblioteca, libro bajo el brazo, y dirigía su mirada a la mesa justo al frente, localizando al otro lobo que a su vez ya era consciente de su presencia allí. Sonrió para sus adentros y se acercó a él. Notó cómo el aire se iba haciendo más pesado a medida que avanzaba, moviendo sutilmente sus caderas, casi sin querer, hasta que estuvo justo delante del otro. Baekhyun se dio cuenta entonces de que no era el único que había mejorado su aspecto en comparación al día anterior.

Si Baekhyun había optado por ponerse unos vaqueros que realzaran su culo y se pegaran a sus muslos, el otro lobo había decidido que las gafas de empollón y las sudaderas no eran cosa suya. El hijo de puta se había peinado hacia atrás, llevaba camisa y debía de haberse puesto lentillas, porque lo miraba fijamente con una sonrisa en los labios. El peinado hacía que sus orejas fueran evidentes, pero a Baekhyun no le importó. El calor se apoderó de su cuerpo, e intentó que no se le notara. No iba a darle ese gusto al imbécil.

- Vaya, esto siempre tan animado -la burla era palpable en su tono-. ¿Siempre estás así de ocupado?

- He preferido que estuviéramos solos -le contestó el otro, aún sonriendo-. No quiero que los niños se traumaticen cuando te haga gritar mi nombre al empotrarte contra las novelas del siglo diecinueve.

Hijo de puta. Esa voz estaba mandando electricidad directamente a su columna vertebral y la sangre directamente a su polla. Baekhyun cambió ligeramente de posición para ocultar lo que sus apretados pantalones no podían.

- Gilipollas -no le tembló la voz al insultarlo, nunca antes había demostrado la educación hacia los Alfas que se suponía debía tener y no iba a empezar ahora-. ¿Te has puesto guapo para alguien o sólo para mí?

- Yo siempre soy guapo -el otro levantó las cejas, fingiendo sorpresa-. Además, te dije que volvieras y quería que vieras lo que te estabas perdiendo.

Estaba jugando con él, Baekhyun lo sabía, pero quería continuar el juego para ver quién de los dos perdía los papeles primero. Se inclinó sobre la mesa, acercándose al bibliotecario que se movió incómodo en el asiento. La cercanía de sus cuerpos hizo aumentar la temperatura (¿no tenían aire acondicionado en este puto sitio?) y Baekhyun lo notó temblar cuando se acercó a su oreja.

- He vuelto porque ayer estabas demasiado ocupado mirándome el culo como para darte cuenta del libro que me llevé, Yoda -susurró, tras lo que soltó una risita y se separó. Vio la cara desencajada del otro y se anotó un pequeño triunfo interiormente, ya que no era el único al que la ropa empezaba a sobrarle. Iba a decirle el título del libro cuando el otro lo cogió de la muñeca y se levantó, inclinándose sobre él.

- Primero, mi nombre es Chanyeol -mierda, mierda, el tío era altísimo y desprendía un aura de dominación que hacía que a Baekhyun le temblaran las piernas-. Segundo, puedes decir lo que quieras, pero sabes que has venido porque ayer te lo ordené. Y tercero -se inclinó para susurrar en una de las orejas de Baekhyun y, joder, el aroma de Chanyeol lo estaba embriagando-, el culo no es lo único que te miraba, Baekhyun.

Joder, el tipo había bajado la voz hasta límites insospechables y Baekhyun fue incapaz de controlar el gemido que se escapó de entre sus labios. Chanyeol se separó, la seguridad en su cara de quien sabe que ha conseguido el efecto deseado. Baekhyun se avergonzó y se enfadó a partes iguales, mirándolo fijamente tras su pelo plateado e importándole bien poco que su ya para nada discreta erección quedara a la vista del alto.

- Los Ojos del Dragón de Stephen King -Chanyeol lo miró sin comprender-. Apúntalo, Yoda estúpido -y sin más se largó de allí.

Joder, joder, joder. Llegó a su casa en cinco minutos y se metió bajo la ducha, intentando librarse del aroma del otro, que se había quedado incrustado en sus sentidos. Ni el agua fría de la ducha consiguió librarlo del calor y su polla seguía estando dolorosamente erecta, así que, humillado, se masturbó pensando en el Yoda alto, guapo y gilipollas de la biblioteca. Esto iba mal.

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Durante toda la semana, Chanyeol estuvo haciendo gala de su recién adquirido autocontrol evitando follarse a Baekhyun encima del mostrador de entrada y, por el contrario, liberando tensiones de forma humillante tanto en el baño del personal como en su ducha en casa. Pero, lejos de disminuir, la tensión aumentaba.

Chanyeol también lo notaba en Baekhyun, por mucho que el otro le replicara y jugara a pulsar sus botones, esperando a que explotara. El más bajo (Chanyeol había experimentado cierto placer al ver la clara diferencia de altura entre los dos, haciendo a su lobo saltar de alegría y dar dos volteretas) había seguido apareciendo por la biblioteca todos los días sobre la misma hora, que era una de las horas menos transitadas. Se dedicaba a tocarle las narices, a responderle, y a tocarlo de manera que Chanyeol podría haber creído hasta inocente de no ser por las miradas lujuriosas que Baekhyun le mandaba. Todo ello a Chanyeol lo atraía de una manera que jamás antes había experimentado y, joder, quería follárselo. Quería tenerlo bajo él suplicando por su polla, hecho un lío de jadeos y saliva.

Pero justo hoy, el día previo al maldito almuerzo de compromiso, el enano no había aparecido y Chanyeol estaba furioso como nunca en su vida. La necesidad de verlo todos los días era ahora clara en su mente, y no quería que pasara un día sin tener al más bajo fuera de su vista. Y joder, se suponía que al día siguiente tenía la puta comida y además de no estar aún mentalizado para ello, tenía que sumarle el cabreo y la frustración sexual a la que estaba sometido.

Estaba ya cerrando la biblioteca de espaldas a la puerta terminando de ordenar su mesa, todas las luces apagadas y la decisión en su mente de buscar por toda la cuidad al maldito lobo plateado y follárselo en cualquier callejón, cuando la puerta se abrió. Ni siquiera se molestó en girarse, el simple hecho de que la temperatura en la habitación hubiera subido unos grados le indicaba quién había entrado. Se giró con cara de pocos amigos, y no la movió ni un ápice a pesar de que el hijo de puta se había presentado vestido en pantalones de cuero sintético negro que parecían una maldita segunda piel y una camisa blanca ceñida con el cuello ligeramente abierto, dejando ver sus clavículas. Notó cómo la sangre se acumulaba rápidamente en su entrepierna, pero no se molestó en ocultarlo. Estaba cabreado, cachondo e iba a follarse a Byun Baekhyun.

- Estoy cerrando -le soltó, girándose de nuevo hacia su mesa. Junto con muchas otras cosas, el Omega le había hecho descubrir que tenía orgullo, y no pensaba ceder simplemente porque el tipo se hubiera vestido como si supiera que iba a follárselo y porque lo hubiera puesto duro en nanosegundos tan sólo con mirarlo.

- Por eso estoy aquí, tío grande. -Chanyeol notó cómo Baekhyun se acercaba y se colocaba tras él-. No tengo mucho tiempo más, vamos -aun sin tocarlo, podía notar el calor que emanaba del otro. Mierda. Autocontrol, autocontrol.

- ¿Quieres que te encierre aquí? -se dio la vuelta y miró al más bajo a los ojos. Doble mierda. ¿Desde cuándo los hombres usaban eyeliner? El más bajo se acercó aún más, pegando prácticamente sus cuerpos.

- Prefiero que te quedes encerrado aquí conmigo -lo miró con los ojos oscuros llenos de deseo y se lamió los labios, mordiendo brevemente el inferior.

A la mierda todo. Chanyeol lanzó su cordura y su autocontrol por la ventana y atacó los labios Baekhyun. El primer contacto le hizo sentir una chispa eléctrica entre los dos, una sensación deliciosa que recorrió todo su cuerpo. Baekhyun no se hizo de rogar y rodeó el cuello de Chanyeol con sus brazos, suspirando en el beso y enredando sus largos y finos dedos entre los oscuros mechones del alto.

Siguiendo a su instinto, Chanyeol recorrió con su lengua el labio inferior de Baekhyun, haciendo que gimiera e introduciendo su lengua para probar el sabor del más bajo. Sus lenguas chocaron la una con la otra, probándose mutuamente, haciendo gruñir a Chanyeol por la presión que se acumulaba en su entrepierna. Acercó a Baekhyun hacia sí, pegando al fin sus cuerpos y haciendo que sus erecciones se rozaran a través de la ropa, lo que hizo que ambos jadearan con lujuria.

- Oye -le susurró Baekhyun tras romper el beso por la falta de aire-, ¿lo de follarme en la habitación de atrás iba en serio?

Por toda respuesta, Chanyeol agarró su tentador culo y lo aupó, para que enroscara sus piernas en su cintura y se lo llevó a la habitación que había tras el mostrador, besándolo aún con más fuerza.

La habitación era más bien un pequeño almacén de libros, los que raramente alguien buscaba, con grandes estanterías a los lados y una mesa en el centro con algunos libros sobre ella, esperando a ser colocados. Con un rápido movimiento, Chanyeol mandó todos esos libros al suelo, dejando a Baekhyun en su lugar. Se tomó su tiempo para observar al Omega, su pecho subiendo y bajando, el pelo algo despeinado y los ojos, clavados en él, mirándolo con deseo. Chanyeol decidió entonces que le molestaba la camisa del otro e hizo un amago de arrancársela, pero lo pensó mejor. Baekhyun había sido una molestia constante para su autocontrol y su polla desde que entró por la puerta de su biblioteca el primer día y pensaba hacérselo pagar. Baekhyun iba a suplicar que lo empotrase contra la mesa, o no se lo follaría aunque su polla reventara de la cantidad de sangre que se le estaba acumulando.

Se acercó lentamente, mirando con intensidad a Baekhyun. Notó cómo el otro contenía el aliento, tenso y excitado al ver el cambio en los ojos de Chanyeol. El alto posó sus labios sobre la mandíbula del otro suavemente, dejando pequeños besos a lo largo de ésta, terminando con un suave mordisco en el lóbulo de la oreja. Baekhyun suspiró, dejando salir el aire que había estado conteniendo. Agarró la camisa de Chanyeol, e iba a decir algo cuando la mano del alto rozó su dolorosa erección y lo hizo soltar un jadeo, lo que hizo sonreír al Alfa.

Las manos de Chanyeol no perdieron tiempo. Mientras su boca bajaba por el cuello de Baekhyun hacia sus clavículas, sus manos se entretuvieron en desabrochar uno a uno los botones de su camisa, dejando a sus manos explorar la blanca piel desnuda una vez se deshizo de ella. Baekhyun se sentía arder, quería ser dominado, follado sin piedad contra la mesa y el gilipollas se lo estaba tomando con tranquilidad. Era su última oportunidad de follar libremente, y Yoda había decidido unilateralmente que tenían todo el tiempo del mundo. Gruñó por lo bajo cuando la boca de Chanyeol se deslizó pobre uno de sus pezones y su lengua empezó a jugar con él, a la vez que le desabrochaba lentamente los pantalones.

Baekhyun reunió toda la fuerza de voluntad que pudo para arrancarle la camisa a Chanyeol, mirándolo con lujuria y suplicante a la vez. El alto sólo rió y, no sin dificultad, le quitó los pantalones a Baekhyun junto con los zapatos, dejándolo sólo en calzoncillos. Le pasó la mano por encima del notable bulto, notando la mancha que el líquido preseminal estaba empezando a formar, haciendo que Baekhyun se agarrara a sus hombros y ocultara la cabeza en el hueco de su cuello.

- Parece que se te ha comido la lengua el gato, Baekhyun -le susurró Chanyeol provocativamente. Joder, su nombre pronunciado por esa voz casi hizo que se corriera. Al no obtener respuesta, Chanyeol apretó la erección de Baekhyun, arrancando un grito de su garganta-. Responde.

- Si no te comportaras como un gilipollas y me follaras ya, al menos me oirías gritar tu nombre -la autoridad de la voz de Chanyeol lo estaba poniendo caliente, y tuvo que recordar que el otro era un Alfa y, por mucho que no lo pareciera, lo llevaba en la sangre.

Chanyeol le arrancó sin miramientos los calzoncillos, lanzándolos contra una de las estanterías sin mirar realmente si se habían quedado allí o no. Hizo que Baekhyun se tumbara, y apenas hubo tocado su espalda la dura y fría superficie de la mesa, la boca de Chanyeol rodeó su glande y succionó. Baekhyun maldijo, agarrándose con una mano a la mesa y con la otra al pelo de Chanyeol.

Chanyeol lamió concienzudamente toda su erección, succionando con suavidad en las zonas en las que Baekhyun gemía más fuerte. Chupó la cabeza, succionando y mordiendo ligeramente antes de metérsela en la boca, ahuecando las mejillas y comenzando a mover su cabeza arriba y abajo sin dejar de chupar. Baekhyun comenzó a mover sus caderas, intentando que Chanyeol lo llevara aún más dentro, pero el alto lo agarró firmemente y lo obligó a estar quieto, subiendo y bajando lentamente con su lengua.

- Chanyeol -gimió Baekhyun. El tipo estaba jugando con él y Baekhyun sabía que quería que le suplicara. Lo odiaba y a la vez, saber que él no tenía el control y que estaba a merced del alto hacía que se excitara -. Chanyeol -tiró de su pelo hasta que consiguió que lo mirara a la cara-, fóllame.

- Pensé que no lo ibas a pedir nunca -se relamió los labios, eliminando los restos de líquido preseminal y saliva. Sentó al más bajo en la mesa y lo besó lenta y provocativamente-. Boca abajo y contra la mesa. Ya.

Como movido por un resorte, Baekhyun saltó al suelo y se inclinó sobre la mesa, poniéndose ligeramente de puntillas para ofrecerle una mejor vista al Alfa. Por el rabillo del ojo vio a Chanyeol deshacerse de toda la ropa que aún le quedaba puesta. El alto lo pilló mirándolo, pero en lugar de avergonzarse, le sonrió de medio lado con una sonrisa de suficiencia.

-Mira hacia delante -le ordenó y, sorprendentemente, Baekhyun obedeció sin rechistar, notando cómo se le ponía la piel de gallina de imaginar lo que podría estar pasando a su espalda.

Chanyeol sonrió; después de tantos días tocándole las narices, el Omega era sumiso y no sólo eso, sino que además se había dado cuenta de que quería que se lo pidiera y lo hizo igualmente. Se inclinó sobre Baekhyun y acarició sus costados mientras dejaba un rastro de besos en su espina dorsal, subiendo por su espalda hasta terminar lamiendo el trozo de piel donde empezaba su mandíbula, frotando su erección contra el trasero del más bajo, haciendo que la punta presionara contra el agujero de Baekhyun.

Baekhyun jadeó, los toques y caricias del otro lo estaban excitando y había empezado a mover las caderas suavemente en un intento de encontrar alivio en la fricción contra la mesa; Chanyeol lo estaba llevando al límite. La piel le ardía, y gotas de sudor comenzaban a correr por la inmaculada espalda. Oyó sonidos de succión a su espalda, y su mente nublada por la lujuria no alcanzó a comprender lo que ocurría hasta que un frío y resbaladizo dedo se introdujo sin previo aviso en él. Se agarró a la mesa con fuerza, Chanyeol no había sido caballeroso ni había tenido tacto alguno al meter su dedo de golpe dentro de Baekhyun, aunque intentara distraerlo besando suavemente su espalda. Repitió el proceso al poco rato con un segundo, añadiendo el tercero apenas unos minutos después de haber comenzado.

- Joder -le susurró con voz grave Chanyeol-, estás muy apretado. ¿Tanto hace que no follas? Quién lo diría con ese culo -Baekhyun sintió el pecho de Chanyeol contra su espalda moverse en una risa silenciosa.

- Cá- cállate -contestó con un hilo de voz-. Es mi primera vez.

Chanyeol paró en seco, sacó los dedos ganándose un quejido de Baekhyun y lo giró intentando que lo mirara, pero el más bajo, con las mejillas rosadas, no se atrevía a mirarlo directamente.

- Baekhyun, mírame -no era una orden, era una petición y Baekhyun lo sabía. Levantó la vista lentamente y, al hacerlo, se encontró la cara de Chanyeol a escasos centímetros de la suya. Chanyeol lo besó lentamente, sin prisa, haciendo que Baekhyun sintiera cómo se le debilitaban las piernas por la intensidad de los sentimientos que Chanyeol estaba volcando en ese beso. Al separarse, Baekhyun supo que su mirada debía parecerse a la de Chanyeol en ese momento.

- No te vayas a pensar que no quiero que me folles -susurró Baekhyun, lanzándole una mirada provocativa.

- Gilipollas -le respondió Chanyeol sonriendo, clavando su polla dentro de Baekhyun, haciendo que éste gritara y hundiera la cabeza en su hombro, insultándolo. Chanyeol apoyó su cabeza en el hombro del más bajo, mientras acariciaba la base de su espalda en un intento de calmar el dolor-. Iba a decirte que también es mi primera vez, pero tuviste que abrir la boca y estropearlo.

Baekhyun gruñó, incapaz de articular sonido alguno, pero sintió en su pecho algo caliente que no tenía que ver con el calor del sexo. Sin embargo, no pudo pararse a pensar qué podía ser porque Chanyeol empezó a moverse y él vio las estrellas. Al principio le dolió, dolió como su puta madre, haciéndolo gemir de dolor y clavarle las uñas en la espalda a Chanyeol, a quien pareció no importarle las marcas que le estaba dejando en la espalda.

Poco a poco, Chanyeol fue aumentando el ritmo, y lo obligó a mirarlo. Los ojos de Chanyeol destilaban fuego, deseo y algo más que Baekhyun no supo identificar, pero que hizo que su lobo interior aullara encantado. Rodeó la cintura de Chanyeol con sus piernas, empujándolo hacia sí y haciendo que la polla de Chanyeol se le clavara aún más dentro. Gimió, esta vez de placer, llevando una de sus manos hasta su propia erección desatendida, masturbándose al ritmo de las embestidas de Chanyeol, que aumentaban por momentos. Baekhyun era consciente del silencio que los rodeaba, el sonido de piel contra piel claro como el cristal resonaba en sus oídos, junto a los gruñidos de Chanyeol y sus propios gemidos.

- ¡Chanyeol! -gritó. El alto había encontrado ese punto dentro de Baekhyun que había hecho que su cabeza cayera hacia atrás, exponiendo su cuello.

Chanyeol sonrió y se movió un poco, tratando y consiguiendo golpear con cada uno de sus embistes el nudo de nervios que hacía gritar a Baekhyun de placer. Sus embestidas se volvieron rápidas y erráticas, sustituyó la mano de Baekhyun por la suya propia para masturbarlo mientras besaba y succionaba su cuello, dejando marcas rojas que identificaban al Omega como suyo. Baekhyun le tiró del pelo para levantarle la cabeza y lo besó salvajemente, haciendo chocar sus lenguas en una lucha sin ganador claro. Jadeando, se separaron sin que Chanyeol bajara el ritmo de sus embestidas y con Baekhyun moviendo sus caderas el compás de sus embestidas, logrando que cada una de ellas lo mandara directo al paraíso.

- Chanyeol -le advirtió el más bajo.

- No dejes de mirarme.

Lo penetró aún más rápido y más profundo, la mano que masturbaba a Baekhyun moviéndose a una velocidad que le era desconocida para hacerle alcanzar el placer que estaba buscando. Baekhyun gritó, el nombre de Chanyeol brotando de sus labios casi como una oración a la vez que se corría en la mano del alto, contrayendo sus músculos involuntariamente en un éxtasis de placer mientras era follado durante su orgasmo. La presión sobre su miembro fue demasiada para Chanyeol, quien notaba la conocida sensación de advertencia, pero antes de que pudiera pensar siquiera en salir de Baekhyun, éste lo atrajo aún más hacia sí. Chanyeol derramó su semen dentro de Baekhyun, el nombre del más bajo resbalando de sus labios y cerrando los ojos por un momento a la visión de la blanca e inmaculada piel del otro, apoyando su cabeza en el hombro ajeno.

Tras unos minutos, sus respiraciones se normalizaron, y Chanyeol se atrevió a abrir sus ojos. Lo que vio no tenía sentido, se dijo, debía haber cerrado los ojos con demasiada fuerza y por eso ahora veía manchas delante de sus ojos.

Pero al separarse y salir de Baekhyun, la mancha en su pecho seguía ahí. Miró a Baekhyun, aún algo extasiado tras el orgasmo, y vio la misma marca en su pecho. Una marca que antes, al cerrar los ojos, no estaba ahí.

- Baekhyun... -alargó la mano y posó sus dedos sobre la mancha sobre la piel del Omega. Al tacto, era como un tatuaje viejo, algo que siempre has llevado en tu piel y que forma parte de ti. Era hermoso, se dijo.

Baekhyun siguió con los ojos la dirección de la mano de Chanyeol. Abrió mucho los ojos y volvió a mirarlo, extrañado. Se dio cuenta entonces de la marca que también lucía el Alfa en su pecho.

- Tú eres... No puede ser -Baekhyun negó con la cabeza.

- Soy tu pareja destinada -dijo Chanyeol, sorprendiéndose con la serenidad de su voz.

- Joder, se suponía que esto no iba a ser así -el lobo plateado hundió su cabeza en sus rodillas, agarrándose el pelo desesperado.

- ¿Tan malo es que sea yo? -esta vez no pudo ocultar el amargor en su tono. Cierto es que no habría imaginado que Baekhyun fuera su pareja destinada, pero el descubrimiento lo había alegrado y ya era incapaz de verse con otra persona más. O peor, de ver al lobo de pelo plateado con otra persona.

- Claro que no, imbécil -le espetó, levantando la cabeza y mirándolo desafiante-. Simplemente no lo esperaba, y encima en el peor momento...

- Yo mañana tengo una comida para conocer a mi posible futuro esposo, así que no es que esté encantado con la idea de ir mañana a decirle a mi padre que puede desheredarme si quiere, pero que se meta el acuerdo por el culo -Baekhyun lo miró, desconcertado-. Pienso hacerte mío, Baekhyun, si esa marca en el pecho no es suficiente para ti.

Baekhyun sonrió, los ojos brillantes de alegría y expectación.

- Enséñame cómo quieres hacerme tuyo, entonces.

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Decir que Chanyeol estaba cabreado habría sido quedarse corto. Echaba humo por las orejas y no se había cansado de gritar amenazas contra la sólida puerta de madera que ahora mismo lo separaba de Baekhyun y de la libertad.

Había ido al sitio acordado para la comida simplemente a decirle a su padre que, contra todos sus pronósticos, había encontrado a su pareja destinada y que sus acuerdos de clanes podían besarle el culo. Pero no había podido ni abrir la boca antes de que lo empujaran a un reservado y que su padre echara la llave, asegurándose así que no volvería a huir. Lo había abandonado allí, tan sólo dirigiéndole la palabra para decirle que su futuro esposo estaba al llegar y que más le valía ser amable. Chanyeol bufó. La habitación no tenía ventanas (¿qué era esto, un cuarto para la mafia?) y la única otra puerta en la habitación estaba tan sólidamente cerrada como la primera. Estaba sopesando si embestir la puerta por la que había entrado con todo su cuerpo sería una opción a considerar cuando la otra puerta se abrió. Chanyeol no se dignó siquiera a girarse.

- No vas a tirar la puerta así, imbécil.

La familiaridad de la voz y el tono conocido lo hicieron parar en seco y mirar hacia la persona que había entrado, no pudiendo reprimir la sonrisa que se extendió por su rostro.

- Tienes buen aspecto para alguien que folló ayer por primera vez -contestó con una sonrisa estúpida estampada en su cara.

- Me recupero mejor de lo que esperaba y, como cierto gilipollas que conozco, me estaba reservando para mi pareja destinada.

Baekhyun lo miraba divertido desde su posición al lado de la otra puerta.

- No me habías dicho que el mal momento para follarte era porque tenías una cita prematrimonial, Baekhyun.

El chico de pelo plateado tan sólo se encogió de hombros y sonrió ampliamente, acortando la distancia entre ellos.

- Preferí darte la sorpresa, no creía que hubiera muchos más Park Chanyeol en la ciudad cuyos padres los hubieran obligado a asistir a una cita prematrimonial.

Atrayéndolo hacia sí, Chanyeol lo envolvió en sus brazos, besándolo largamente. Si su futuro esposo era Baekhyun, entonces esta vez, pensó, el destino había jugado bien sus cartas.

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