No soy tu princesa.©

By violetslay

1.5M 75.4K 9.2K

"― Yo de ti no jugaría a fútbol. ― dijo, acercándose más a mí, de modo que tuve que levantar un poco la cabez... More

No soy tu princesa.
01. ¡Idiota!
02. Mala suerte.
03. En el mismo equipo.
04. Pizza y más pizza.
05. ¿Enemigos?
06. De nuevas y principiantes.
07. Polos opuestos.
08. Bajo el mismo techo.
09. Algo no va bien.
10. Rupturas y helado.
11. Primer partido.
12. Annielleta.
13. Corazones rotos y fiestas.
14. Pruebas.
15. Algo como amigos.
16. ¿Conocerme?
17. Preguntas.
18. Gracias, Parker.
19. Antes del desastre.
20. Acampada.
21. Reencuentros y problemas.
22. Recuerdos.
23. Enamorado.
24. Una nueva guerra.
25. Operación mortadela.
26. Chicos, soy gay.
27. Indirectas y cambios.
28. El ¿amor? está en el aire.
29. Hakuna Matata.
30. Y los problemas vuelven.
31. Recuerda eso, Parker.
32. Perdiendo el norte.
33. ¿Estás nerviosa?
34. Nick Carter.
36. Baile, zorras, y un idiota enamorado.
37. Te quiero, idiota.
38. Esto no se ha acabado.
39. Algo más que eso.
40. Alma de la fiesta.
41. Último partido.
42. Colores, miradas y una llama.
43. Alguien diferente. [Parte I]
44. Te lo prometo. [Parte II]
Especial uno: Princesa.
Especial dos: Brianna Smith.
45. Cuento de hadas. [Final]
Epílogo.
Agradecimientos y aclaraciones.
¡Gracias por los 1M! ♡

35. Intento de Cupido.

23.4K 1.2K 87
By violetslay

— ¡He tenido una idea! — exclamó Annie, y se acercó hasta donde estábamos nosotros. — ¿Por qué no vais a una cita, y así os conocéis mejor?

James asintió frenéticamente y le dio una palmada en la espalda a su hermana.

— De acuerdo, chicos, vamos a mi casa: vamos a arreglar a Nick para su primera cita. — exclamó esta vez Chris, y salió de la casa, con el resto de los chicos detrás.

Miré a las otras, las cuales me miraban sonriendo de lado, y dí un paso hacia atrás.

— No estaréis pensando... — murmuré y, para mi mala suerte, asintieron a la vez.

Annie me agarró del brazo y me arrastró a su cuarto contra mi voluntad.

Después de una hora y media de probarme vestidos, haberme puesto cantidades de rímel, máscara, labial, y demás cosas, me dí la vuelta y me observé en el espejo.

Llevaba puesto un vestido corto rojo y botines marrones, y no pasé por alto mi cara llena de maquillaje, a lo que reí.

Annie me pasó el cepillo por el cabello, dejando que éste cayera sobre mis hombros, y sonrió.

— Estás preciosa, Di. Qué rápido crecen, me siento orgullosa. — exclamó, con voz de madre orgullosa, y hizo como si se secara una lágrima.

Bajamos al salón, salimos de casa y Annie sacó su teléfono.

— James dice que ellos ya están en el restaurante, ¿vamos? — preguntó, y asentimos.

Cogimos un taxi, y me quedé todo el camino pensando en que todo este plan sería un completo desastre. Pero, al fin y al cabo, son mis amigos, y les adoro tal y como son, a pesar de que nunca les diría eso.

Llegamos, bajamos del taxi y nos dirigimos hasta dónde estaba Nick vestido como si fuera a casarse con alguien, y los demás.

— Vaya, Diana, cuando te conocí estaba seguro de que eras una naranja, pero ahora eres más bien un tomate. — murmuró, haciendo referencia a mi vestido y a que, seguramente, estaba roja.

— Muy romántico teniendo en cuenta que nos conocimos hace dos horas, Nick. — rodé los ojos.

— Estaba bromeando, te ves hermosa. — sonrió.

— Bueno, nosotros miraremos de lejos. ¡Suerte! — anunció Luke, y se fueron en dirección contraria.

— ¿Entramos? — señaló el restaurante y asentí.

Al entrar, vimos que el restaurante estaba lleno de... ¿sushi?

— ¿Esto es un restaurante chino? ¿Me ves con cara de traductor o...? — dejé la frase a medias al ver a alguien acercarse a nosotros.

— Hola, una mesa para dos, por favor. — le indicó Nick a la persona en cuestión, ignorándome, y le seguimos hasta una mesa al fondo del restaurante. — No son chinos, son japoneses, y entienden inglés. — rió.

Me senté en la silla que estaba justo en frente de él y miré el menú.

— Estos idiotas nos han traído a un restaurante japonés, yo sólo quería mi pizza. — suspiró, y solté una pequeña risa.

— Me has leído la mente. — señalé, y me miró.

— En el fondo no somos tan diferentes, ¿ves? — me regaló una sonrisa. Vale, tengo que admitirlo: Nick es guapo, mucho, más de lo que creía que sería cuando James dijo que quería presentarme a alguien.

— ¿Qué van a pedir? — preguntó el camarero, sonriendo.

— Yo tomaré un plato de sushi y un té verde, por favor. — respondió Nick.

— Tomaré lo mismo, gracias. — respondí, y el camarero asintió antes de alejarse de nuestra mesa.

— Pero, como se supone que esta es una cita para conocernos, ¿qué tal si empezamos? — sugirió Nick, y ladeó la cabeza.

— De acuerdo. — respondí, y le miré, pensativa. — Tú no vas a nuestro instituto, ¿verdad?

— No, voy a un instituto en Leslieville, pero suelo venir aquí a menudo.

— Entonces, tienes la misma edad que James, ¿no?

— Exactamente. — sonrió. — Pues, mi turno, ¿te has enamorado alguna vez?

— Esa pregunta ha sido muy aleatoria. — reí.

— Lo sé, era mi intención. — sonrió de lado, y me dio un golpe amistoso en el hombro. — ¡Vamos, responde!

— La verdad es que no, que yo recuerde, y es la segunda vez que me preguntan eso hoy. — respondí, sin dejar de reírme.

— En ese caso, creo que lo tengo demasiado difícil.

— Puede, pero no imposible. — admití, y coloqué un mechón de mi pelo detrás de mi oreja. — Y a ti, ¿te gusta alguien?

— Puede, no sé. — iba a quejarme ante la respuesta abierta, pero vimos al camarero acercarse a nuestra mesa con dos bandejas.

Dejó los dos platos de sushi y las dos tazas de té sobre la mesa y se retiró de nuevo.

— Hacía tiempo que no venía a un restaurante japonés. — alcanzó la taza de té y sonrió para él mismo.

— Eso no es justo. — protesté, y hice un puchero.

— Pero te he dado una respuesta, ¿verdad? — rodé los ojos y volvió a reírse.

Estuvimos un rato comiendo y riéndonos y, al terminar, pagamos y salimos del restaurante, aunque fuera no había nadie.

— ¿Dónde se supone que han ido? — pregunté, y miré a Nick.

— No lo sé, pero se supone que es nuestra cita, así que, ¿qué te parece si vamos al parque de atracciones? — sugirió, y me tendió la mano.

Pensé unos segundos, sonreí y le agarré la mano.

— Vamos, Carter. — salí corriendo, arrastrándole literalmente detrás de mí.

***

Al llegar al parque de atracciones, me paré y Nick estuvo a punto de tirarse al suelo.

— ¿Realmente hacía falta ir corriendo, Diana? — reí y empezamos a pasear por el parque.

Antes de que pudiera darme cuenta, me vi a mí misma observando como una tonta a Nick, el cual estaba contándome algo que, obviamente, no estaba escuchando.

— Ya vale, ¿acaso tengo algo en la cara? — preguntó, y se rió al ver que me estaba sonrojando.

— Vamos a subirnos a algo. — cambié de tema, mirando hacia otro lado.

— ¿Nos montamos ahí? — señaló los coches de choque y asentí.

Fuimos a comprar las entradas para la atracción y nos montamos los dos en el mismo coche.

— Más te vale no chocarte con todo lo que veas. — le advertí cuando el coche empezó a moverse.

— Tranquila, no voy a... — antes de que terminara la frase, el coche empezó a dar vueltas solo. — Creo que he perdido el control de esto.

— Déjame a mí. — puse los ojos en blanco y traté de conducir el coche por mí misma.

Cuando conseguí recuperar el control del coche, Nick volvió a conducir y nos chocamos con otro coche que había en frente.

— Eres un imbécil. — reí, y él hizo lo mismo.

— Cállate, pelirroja, esto no es tan fácil como parece. — dio la vuelta y fuimos en dirección contraria.

Estuve riéndome durante toda la atracción debido a la estupidez de Nick, aunque a la vez, estaba mareada.

— Creo que voy a vomitar. — murmuré al bajar del coche con la ayuda de Nick, y se puso a reír.

— Ya te vale, la próxima vez conduces tú. — le agarré del brazo para no caerme y seguimos paseando.

Después de estar un tiempo pensando en qué atracción nos podríamos subir, vi un puesto y le estiré del brazo a Nick.

— ¿Podemos ir ahí? — pregunté, señalando un puesto en el que, si acertabas con uno de los dardos en el centro de la diana, te daban un premio.

— De acuerdo, vamos. — nos acercamos al puesto y me quedé mirando fijamente los peluches.

Justo cuando iba a preguntarle al encargado si podía jugar una partida, Nick me agarró del brazo, deteniéndome.

— Espera aquí, yo me encargo de esto, ¿vale? — le entregó unas cuántas monedas al encargado y agarró los tres dardos.

En el primer intento, falló y el dardo ni siquiera se acercó a la diana; en el segundo intento, el dardo acertó en el borde de la diana, y en el tercer intento, acertó en el centro.

Nick señaló un oso de peluche que había colgado en el puesto, el encargado lo bajó y se lo entregó amablemente.

— Toma, Diana. — murmuró, tendiéndome el oso de peluche gigante.

— ¿Es para mí? — sentí mis mejillas arder y reí, nerviosa.

— Sí, no creo que haya otra Diana aquí. Excepto la que tenemos detrás, claro. — sonrió, a lo que yo también sonreí involuntariamente.

— Muchas gracias, Nick. — agradecí, y acepté el peluche.

— Bueno, no es nada. — éste se sonrojó y reí ante lo adorable que era. — ¿Y si subimos a la noria?

Asentí y tomé la mano de Nick para empezar a correr hacia la fila para montarse en la noria.

— Ya estás corriendo de nuevo, Di. Vas a acabar conmigo. — volví a reír y sonrió.

Hasta ese momento no me había dado cuenta de que me reía una y otra vez por cualquier tontería que él dijera o hiciera, y me quedé pensativa por unos segundos.

Diana, hace un día que lo conoces realmente, debes calmarte y dejar que las cosas fluyan y salgan como tienen que salir. Quizás es que sí te estás enamorando de Nick, ¿no crees?

— Cállate, idiota. — murmuré para mí misma, o eso creí, porque Nick me miró, confundido. — No me refería a ti, es decir, es que había una mosca y me estaba zumbando en la oreja y... da igual, déjalo.

Para mi sorpresa, rió y se dirigió al puesto para comprar las entradas.

Cuando las compró, me entregó la mía y me miró fijamente.

— Eres rara, Diana. — susurró, y tuve ganas de que la tierra me tragara en aquel instante. — Pero eres especial, ¿sabes? — dio la vuelta y se subió en una de las cabinas de la noria.

Me quedé completamente inmóvil hasta que él me hizo una señal para que me montara con él, a lo que subí a la cabina.

La noria empezó a moverse minutos después y coloqué el oso de peluche a mi lado.

— ¿Sabes? Esta ha sido la mejor primera cita de mi vida. — murmuró, y sonrió.

— También la mía. — sonreí también, y apoyó su cabeza sobre el respaldo de su asiento.

— No pareces la atrevida y orgullosa Diana que conocí esta mañana. — agaché la cabeza y suspiré.

— Eres la segunda persona que me dice eso hoy, pero no os culpo; porque no es mentira. — Nick se levantó y se sentó a mi lado, apartando el peluche.

— ¿Te pasa algo? — preguntó, y me puso un brazo detrás de los hombros.

— N-no, estoy bien, gracias. — respondí, tratando de no mantener contacto visual con él.

— De acuerdo. — accedió, y miró por la ventana. — Diana, mira, está atardeciendo. — levanté la cabeza y miré también; ya estábamos en la parte más alta de la noria, y se veía el atardecer perfectamente.

— Es precioso. — susurré, y sonreí para mí misma.

— Eres preciosa. — susurró él, y me giré rápidamente para golpearle en el hombro. — ¡Eh, no me pegues!

Reímos a la vez y volví mi vista a la ventana, observando la puesta de sol hasta que la noria se paró para que pudiéramos bajar.

Después de bajar de la noria, nos dirigimos hacia la parte de atrás del centro de atracciones, donde había un campo.

— Estoy realmente agotada. — bostecé.

— Me temo que los chicos se han perdido toda la cita. — rió él.

— Por cierto, Nick. — me paré en frente suya. — Gracias por lo de hoy.

— No hay de qué. — se acercó a mí y me miró. Su mirada bajó a mis labios y arqueé una ceja.

— Nick, ¿en qué estás pensando ahora mismo? — pregunté, y volvió a mirarme a los ojos.

— U-uh, en nada.

— ¿Estás pensando en besarme? — pregunté, divertida, a lo que sus mejillas se tornaron de un color rosado.

— ¡N-no! — exclamó.

— ¿En serio? — volví a preguntar, acercándome a él.

— Vale, puede que sí. ¿Vas a matarme después de esto o algo?

— Para nada. — sonreí.

— ¿De verdad?

— De verdad. — volví a reír, rodando los ojos, acto seguido le tomé del cuello y le besé.

Al diablo con las morales.

Sentí sus brazos abrazarme por la espalda, acercándome más a él.

— ¡Os dije que estaban aquí! — oí a lo lejos. — Di... ¡santa mierda!

Esa misma voz empezó a gritar y me separé de Nick para luego mirarle.

— Esa definitivamente es Annie, ¿verdad? — añadió, y asentí.

Nos giramos y vimos a un grupo de personas acercarse a nosotros.

Bien, una de ellas a la velocidad de la luz.

— ¡Dianick es real!

Annie se abalanzó sobre mí y caí al suelo junto con ella.

— Hola, chicos. — saludó Skylar, riendo. Claro que lo han visto.

— Creo que a partir de ahora deberíais llamarme Profesor Corazones o algo así. — señaló James, orgulloso.

Nick y yo nos miramos y echamos a reír. Sin duda, la mejor primera cita de la historia.

Continue Reading

You'll Also Like

5.2M 452K 83
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
988K 48.2K 72
#1 libro. Ten cuidado al cruzarte en el camino de Nicholas Anderson. Nisiquiera pienses en dirigirle la palabra por que cuando abre su boca no hay v...
7.4K 1.7K 29
Peligros, tragedias, muertes. Esto y mucho más deberán enfrentar Devi y Killiam. ¿Podrá el amor ganar?. ¿Lograrán su final feliz?. ¿Estarán dispue...
246K 7.2K 34
Los dos son un desastre,y juntos...el caos perfecto. - - - - Comenzada el 02/10/18 Terminada el 25/01/19 Historia completa y absolutamente gu...