Harry estuvo bastante tentado en volver a cubrirse con la Capa de Invisibilidad para evitar las miradas curiosas que seguramente iban a caer sobre él cuando caminara entre las mesas. Era bastante tarde, lo sabía, Snape se había encargado de restregárselo todo el camino hasta el Gran Comedor.
—Ni se te ocurra ponerte la capa —sus ojos oscuros adquirieron un brillo malicioso—. Ahora entras y que te vea todo el mundo, que es lo que querías.
El azabache cruzó el umbral con decisión y a paso apresurado, tanto que apenas alcanzó a detallar las velas flotantes que hacían destellar los platos recién pulidos.
Cuando logró distinguir a Ron y Hermione, corrió, literalmente, y posteriormente se sentó entre ellos dos.
—¿Dónde has...? —el pelirrojo lo miró fijamente—. ¿Qué te pasó en la cara?
—¿Por qué? ¿Qué tengo? —tomó una cuchara y observó su distorsionado reflejo en ella.
—¡Pero si estás cubierto de sangre! —exclamó Hermione— ¡Tergeo!
—Gracias —se tocó el rostro, ya limpio.
Luego de haberse negado a relatarles los verdaderos hechos para evitar que Ginny, Neville, Dean, Seamus e incluso Nick Casi Decapitado lograran escuchar; trató de tomar un poco pollo y patatas, pero apenas las tocó, desaparecieron y fueron sustituidas por el postre.
—Te perdiste la Ceremonia de Selección —le informó Hermione.
—¿Ha dicho algo importante el Sombrero Seleccionador? —inquirió, sirviéndose un trozo de tarta de melaza.
—Lo mismo, pero... nos aconsejó que nos mantuviéramos unidos ante nuestros enemigos, ya sabes.
Harry asintió.
—¿Dumbledore ya dio su discurso?
—No, sabes que lo deja para el final —respondió con una pequeña sonrisa.
Hermione frunció el ceño cuando sus ojos se posaron en la mesa de Slytherin. Draco Malfoy hacía exageradas mímicas con las manos mientras reía burlescamente, señalando de vez en cuando donde estaban ellos. Cuando sus miradas se cruzaron, él arqueó una ceja mientras su nariz se arrugaba... un gesto de puro desprecio que Hermione correspondió al regresarle una mirada agresiva.
—Parece que Malfoy tiene mucho que contarle a sus compañeros —comentó irritada, desviando su vista del rubio.
Durante los segundos que lo miró, no pudo evitar notar que había cambiado; dejó de ser un chico de cuerpo espigado, e incluso se planteó la idea de que la gomina se le hubiese agotado, pues no llevaba el cabello peinado hacia atrás como en años anteriores, sino que un par de mechones caían sobre sus cejas y su cuerpo estaba más atlético... con pesar tuvo que reconocer que Draco Malfoy era atractivo.
Se golpeó mentalmente.
Pero eso no era lo interesante, ni mucho menos lo que llamaba su atención; lo que realmente picó su curiosidad fue el hecho de que debajo de sus ojos unas marcadas ojeras se asentaban, e incluso, en aquel instante en que sus miradas se encontraron, descubrió un renovado brillo cruel y oscuro que destellaba como una llama en sus ojos grises.
¿Pero a ella qué más le daba?
¿Acaso Harry tendría razón y el desagradable Slytherin se había convertido en un mortífago?
Patrañas, pensó. Draco Malfoy era demasiado cobarde.
—Ya lo creo —respondió su amigo, sacándola de sus pensamientos.
—Miren, Dumbledore comenzará su discurso —inquirió Ron, quien aún daba algunos bocados a su postre.
Todos prestaron atención.
—Buenas noches a todos, quiero darle la bienvenida a los alumnos de primer curso que ya han sido sorteados a la casa en la que mejor desarrollarán sus habilidades —comenzó, abriendo los brazos exageradamente, como si con ello quisiera abrazar a todos los presentes.
—¿Qué hace la profesora Trelawney fuera de su Torre? —inquirió Hermione, mirando la mesa de profesores con algo de hastío.
—... El señor Filch me pidió que les informara que como siempre, está estrictamente prohibido subir al tercer piso —continuó el director.
—No lo sé, pero estoy verdaderamente feliz de no tener que tomar su clase este año.
—Me gustaría anunciarles que este año contamos con la presencia de dos nuevos miembros a nuestra plantilla de profesores —el Gran Comedor se llenó de murmullos—. ¡Silencio!
—Seguro que mencionará que Slughorn será el nuevo reemplazo para la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras, como tú nos dijiste, Harry —Ron dio un sorbo a su jugo de calabaza.
—Horace Slughorn, mi buen y entrañable amigo, impartirá la clase de Pociones —acto seguido, un hombre de brillante calva se puso de pie, provocando que su amplia barriga hiciera una sombra sobre la mesa.
Todos aplaudieron, a excepción de algunos Slytherins que no ocultaban su disgusto al saber que el profesor Snape había sido reemplazado.
—¿Pociones? —exclamaron los tres amigos a la vez.
—Por lo tanto, el puesto de la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras será ocupado por el profesor Snape —inmediatamente hubieron muchos comentarios de indignación y queja, a excepción de los miembros de la Casa de Slytherin, quienes aplaudían con alegría a —quienes ellos consideraban— su máxima autoridad en el Colegio.
—Demonios, no —se quejó el pelirrojo con pesadumbre.
—El profesor Dumbledore sabe lo que hace, Ron —le reprendió Hermione.
—A veces creo que se equivoca —dijo el azabache distraídamente.
—Y por último, me gustaría anunciarles de la nueva asignatura que ha sido introducida al plan de estudios para los alumnos de sexto y séptimo curso... —de nuevo, un torrente de murmullos se asentó en el lugar—. Sabemos que Voldemort ha regresado —todos guardaron silencio de inmediato— y por lo tanto, muchos de ustedes están siendo atormentados por los recientes acontecimientos...
Harry miró a Malfoy, quien había dejado el tenedor suspendido en el aire mientras su mirada perdida se clavaba en el plato. Hermione también notó aquello.
—Por lo tanto, el profesorado ha decidido que se implante la clase de Defensa Física, una materia opcional a la que podrán inscribirse después de la cena, en la cual desarrollarán sus habilidades motrices así como aprenderán distintas técnicas de combate. Es, más bien, una clase que les servirá a muchos para distraer sus mentes por algún tiempo, en la cual podrán descargar tensiones y ejercitarse al mismo tiempo, sin mencionar lo divertido que será...
Todos los alumnos mayores parecían emocionados, sobretodo los que por ser de familias mágicas, no entendían lo tediosa que podía llegar a ser una clase de Educación Física de la cual tan bien sabían los mestizos e hijos de muggles.
No obstante, a Hermione le emocionó aquello, pues practicaba yoga de vez en cuando en su habitación, cuando sus compañeras no estaban. Por lo tanto, aquella nueva asignatura sería perfecta... jamás había sentido la típica apatía hacia las clases que conllevaban ejercicio físico... a ninguna clase, de hecho. Suspiró; bien, quizás sólo a Adivinación.
—¡Démosle la bienvenida al profesor Niklaus Mikaelson! —exclamó, mirando hacia un costado.
De inmediato, un hombre bastante joven de hecho, que quizás rondaba los veinte años, salió caminando con innata elegancia mientras sonreía levemente. Tenía el cabello color rubio dorado y rizado, al igual que un cuerpo por demás magnífico. Llevaba puesta una gabardina negra que contrastaba con su pálida piel. De inmediato, sus penetrantes ojos verdes recorrieron la estancia en busca de alguien... sus labios naturalmente rojos se curvaron en una sonrisa cuando la descubrieron.
Ahí estaba ella, con su inconfundible cabello rizado y sus lindos ojos observándolo con sorpresa pura.
Al instante, comenzó una nueva oleada de aplausos comandados por todas las chicas sin excepción alguna de casas, al igual que algún par de grititos emocionados.
—Muchas gracias, profesor Dumbledore —fue lo único que respondió con una voz suave y sumamente enigmática.
Una voz que Hermione Granger, sentada a tan sólo pocos metros de la mesa de profesores, ya había escuchado con anterioridad.
Un par de ojos más notaron con cierta sorpresa que ningún profesor le dirigía la palabra a ése que acababa de llegar; incluso, pudo descubrir que la mismísima profesora de Transformaciones y hasta el inservible guardabosques que tanta fama de amabilidad tenía, dirigían miradas de desaprobación hacia su nuevo colega.
Draco también sintió bastante curiosidad de saber qué era lo que acaparaba la atención del profesor Mikaelson con tanto ahínco, pues no apartaba su mirada de la mesa de Gryffindor.
Arrugó los labios, decepcionado.
Si él tenía algún tipo de afición por los leones, como la mayoría de los profesores; con menor razón se inscribiría a la estúpida clase en la que seguramente sólo perderían tiempo.
Draco Malfoy no tenía el suficiente para malgastarlo en vanas trivialidades... tenía una importante misión que cumplir.
La cena concluyó, pero no sin antes haberse asentado en el Gran Comedor el escandaloso estatus de sangre del nuevo profesor. Algunos creían que era un sangre pura —Slytherin negó tal dato, ya que, ése apellido no era muy común entre magos—, otros, un mestizo... pero ninguno tenía la absoluta certeza de quién o qué era él verdaderamente.
No obstante, las chicas que ya se habían planteado no tomar la clase de Defensa Física, rebuscaron entre sus bolsos de mano algunas plumas, para posteriormente atiborrarse en el tablón de anuncios donde estaban colocados los pergaminos para inscribirse.
—Hermione, ¿irás a anotarte? —le preguntó Ginny, quien no podía controlar un severo ataque de euforia.
La castaña miró a su amiga.
—No —respondió sin despegar su vista de la mesa—. No quiero estar en esa clase, lo mío no es el deporte, Gin —mintió.
Por supuesto que era lo suyo, quizás el único que le desagradaba por completo, era el Quidditch, y eso porque le tenía fobia a las alturas; pero ella adoraba sentirse viva, amaba el ballet —aunque ya no lo practicara—, el tenis, el cricket, y especialmente, trotar por las mañanas en el parque que estaba a unas cuadras de su casa durante las vacaciones.
Pero la verdadera razón por la que se abstendría de tomar esa asignatura extra curricular era simple y sencillamente porque, ya conocía a Klaus Mikaelson.
Y sabía perfectamente lo que era.
__________________________
Aló!
¿Qué tal, corazones? Espero que les haya gustado el primer capítulo de la historia... ya veremos qué sorpresas nos estarán dando estos misteriosos personajes.
Quiero dedicar esta historia (sí, enserio) a mi queridísima MrsMalfoy_ , y darle las gracias públicamente por apoyarme en todos y cada uno de mis nuevos proyectos, por leer mis larguísimos mensajes con alocadas ideas que salen de mi trastornada cabecita; pero sobretodo, por ser mi gran amiga, confidente, bff, beta, consejera, y madrastra... jamás pensé que al llegar a esta plataforma conocería a alguien que se ha vuelto tan especial en mi vida. Además, por qué no decirlo, éste es una especie de regalo de cumpleaños (yes, mi beba acaba de cumplir 16 hace una semana). Sabes que te adoro, Thals. 💓
Sin más, gracias a todos todos todos y cada uno de ustedes quienes siempre han estado aquí para apoyarme y leerme, a pesar de que no merezco tanto cariño :') Creo que ya se los he dicho, pero... ¡Son los mejores lectores que podría haber deseado! Los amo con todo mi corazoncito. ❤️
Besos y mil bendiciones,
—Señorita Mikaelson; UvaSalvaje; Lady Blair Bass; Dramiones (como gusten) 💋
P. D. No me resistí, acá les dejo una foto de nuestros protagonistas, (el que tenga mas comentarios es con quien dejaré a Hermione).
Draco chiquito bb 💘 Como dice una amiga: "Malfoy es malo, pero eso no le quita lo bueno" 7u7
Klaus precioso 😍 me encanta, bai.
Los dos están bien papus, jajaja. Lo de los comentarios, no se crean, es verdad que aún no sé con quién la dejaré, pero debo pensármelo bien xD.
Ahí les dejo las fotos pa' que se echen un taco de ojo. 😂