British Secret Governmental S...

By Laradecks

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En su afán de lograr mantener las mejores posiciones a nivel mundial en educación, el gobierno británico logr... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Epílogo

Capítulo 4

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By Laradecks

- Hey chicos, hablen, esto parece un tumba

Job fue el primero en romper el hielo, sin embargo no logró aligerar el ambiente dentro del helicóptero. Oscar miraba un tanto enojado hacia Freddy pues desde el principio él rechazaba la idea de ir a la misión pero sabía disimularlo bastante bien.

Alfredo observó el entorno que lo rodeaba, el helicóptero estaba bien armado; a cada lado había una ametralladora gatling fijada al piso, estas se podían disparar manualmente o desde el volante. Encima de donde se encontraba había un compartimento con dos lanzacohetes, del otro lado habían de seis a ocho cohetes, y en el centro se encontraba una caja con cuatro paracaídas. Alejandro observaba con detalle que todo estuviera en orden para despegar, y al parecer lo estaba, sólo faltaba que Jackson tomara su papel como copiloto para salir, pero se encontraba afuera con otro soldado hablando de algo que Alfredo no podía percibir pero que seguro, por sus caras, eran malas noticias.

- ¿Pusiste atención en lo que dije, Alfredo? - Preguntó Job tratando de no mostrarse molesto

- En realidad no, ¿exactamente qué dijiste? - Responde Alfredo distraído

- Les he dicho a todos que habláramos un poco, la situación es complicada desde luego y se pondrá mucho peor que ahora, hay que mejorarla ¿no creen? Empecemos por algo simple, Alfredo ¿qué tal si nos cuentas sobre tus otras misiones? Tú sabes, esas donde el viejo Job te saca de apuros.

- ¿Job sacandome de apuros? ¿En qué clase de universo sucedió eso? - Soltó una carcajada y prosiguió - Bueno es verdad que hubo varias misiones en las que la ayuda de Job fue vital para que fueran exitosas, recuerdo aquella hace tres años en la que...

De pronto Jackson se sube al helicóptero y hace una señal para que todos se pongan los audífonos, todos asintieron y se los pusieron tan rápido como les fue posible. Por su cara parecía que Jackson estaba a punto de dar malas noticias.

- Bien, ahora que estamos listos hay cosas que deben saber - Dijo Jackson mientras supervisaba su asiento - Nosotros seremos la primera línea de ataque junto con otro helicóptero que saldrá con nosotros. El plan es llegar a la escuela militar, montar un perimetro. Asegurar los edificios principales, buscar la base de operaciones, encontrar los chips y, si es posible, encontrar al hijo del Jefe. Avanzarán hacia el norte por tierra, nosotros sobrevolaremos el área en busca de actividad extraña. Las ordenes son disparara todo aquel que use un chip pirata, sin excepciones ¿Entendieron?

- Señor, creo que también hay otra manera de neutralizar, destruir el receptor de señales - Comentó Alfredo

- Si tienes la suficiente destreza como para lograrlo hazlo, de otra manera ni si quiera trates. Alejandro, haz volar esta cosa de una vez - Dijo Jackson con total autoridad.

- ¿Qué pasará con aquellos que viajan en vehículos terrestres? - Preguntó Oscar aunque creía saber la respuesta.

- Llegarán unas horas después de nosotros, la idea es tener controlada toda la zona principal hasta que ellos lleguen.

El aire se inundó con el sonido de las hélices girando y a pesar de tener audífonos optó por ignorar la conversación que todavía se sostenía dentro del helicóptero. Comenzaron a despegarse del suelo y de inmediato Alfredo notó una sensación de incomodidad, el despegue siempre le hacía sentir así, pero una vez emprendido el vuelo, toda sensación de incomodidad se le pasaba.

Ya en el aire, al estar a una distancia razonable del hangar, Freddy tomó la carta de Luis, rompió el sobre y en su mano cayó un auricular. El auricular era casi transparente, imposible de notar incluso a corta distancia; si Alfredo no supiera que estaba en su mano, probablemente no lo podría ver, tardó un poco en colocarlo dentro de su oreja pero eventualmente lo logró. Sacó también un papel doblado en cuatro partes, lo desdobló y en el mismo estaba escrito lo siguiente:

Mientras dormías he hecho una pequeña investigación del caso. He tenido que acceder a archivos privados, pero no significó un problema hacerlo. He encontrado algo relacionado a los chips piratas, a pesar de no tener la misma magnitud de efectos que los originales, sí pueden aumentar en buena proporción las habilidades y resistencia de quien lo usa, por lo que no debes confiarte mucho. La mejor forma de eliminar la amenaza es disparar contra la cabeza o directo al chip, gracias a la mejora de resistencia es posible que soporten más de un balazo.

Como sé que tus principios harán que pienses en salvar la mayor cantidad de vidas posibles, hay una tercera alternativa, la neutralización. Consiste en dar una descarga eléctrica potente contra el chip, lo cual romperá su receptor de señales, de ninguna manera esto garantiza que el individuo sobreviva pero de menos hay posibilidades.

Los chips originales no deben ser dañados, de modo que, si es que se están usando, deberás disparar al portador a la cabeza preferiblemente, si no tienes angulo suficiente para hacerlo, tendrás que disparar a extremidades o en su defecto, lo más lejos posible del chip.

El auricular es para mantenernos en contacto, todo dato que encuentres durante tu misión es relevante para la investigación, procura tenerlo encendido. Para encenderlo basta con dar un golpe leve con tu dedo. 

Sin más por el momento me despido, ten mucha suerte en tu misión -Luis.

- Te noto un poco distraído ¿es que te asusta la misión? - Preguntó Oscar en un tono burlesco.

- Para nada, estoy listo para ésta así como lo he estado para otras misiones - Respondió Alfredo con firmeza - Además sólo leía un poco, específicamente leía un informe de misión.

- ¿En serio? Quizás todos deberíamos leerlo - Dijo Oscar mientras le arrebataba la carta de su mano.

- No es necesario, yo mismo le diré a todos lo qué hay que hacer, en cuanto aterricemos para no repetirlo más de lo necesario - Respondió Alfredo quitando bruscamente la carta de la mano de Oscar.

- No es necesaria tanta violencia, tranquilo.

Sin quitarle la vista de encima, Alfredo guardó la carta en el sobre y en seguida lo metió a su mochila. Y ¿cómo funciona esto? ¿sólo lo presiono y llamará a Luis? Pensó mientras lo presionaba, después de unos segundos de estática todo quedó en silencio. Intentó de nuevo, y otra vez apareció la estática, seguido de ésta, se escuchó la voz de Luis.

- Alfredo ¿eres tú?

- Sí Luis, te agradezco de verdad la información, sé que será de gran ayuda.

- Sigo lamentando no estar ahí contigo, pero trataré de ayudar en lo que se pueda desde aquí. Recuerda que todo dato es relevante, no los guardes sólo para ti. El auricular siempre está encendido, si quieres llamar sólo presiona el botón. Ahora debo de seguir con esto, hasta luego y suerte.

Entonces volvió la estática, duró unos segundos hasta que quedó en silencio al igual que el helicóptero, todos parecían estar concentrados en sus propios pensamientos a excepción de Job quien miraba al infinito mientras comía un dulce. Job se dio cuenta de que Alfredo lo miraba y de inmediato le ofreció un pedazo de lo que comía pero Alfredo lo rechazó amablemente con un ademán.

Después de unas horas de viaje tranquilo Alfredo verificó que todo estuviera en orden pues ya casi se llegaba la hora del aterrizaje, hizo un gesto para que los demás lo imitaran. Contó las municiones que venían dentro para no estar desprevenido al momento de atacar o quedarse sin ella en el peor momento posible.

-Alfredo, creo que la escopeta te quitará movilidad en la misión, será mejor que la dejes -Mencionó Job mientras ordenaba sus cosas.

-En cuanto se acabe la munición dejaré mi mochila y sólo llevaré lo que esté cargado; la escopeta en realidad no significa mucho peso ni pérdida de movilidad- Contestó Alfredo con suficiencia en su voz -No te preocupes por mí, sé arreglármelas solo.

- No cuestiono eso, es obvio que lo haces, sólo estaba tratando de darte un consejo amablemente - Respondió Job mientras daba una palmada en el hombro a Alfredo.

Jackson dejó su asiento de copiloto y pasó a la parte de atrás rápidamente, se acercó a la caja y comenzó a repartir los paracaídas.

-Bien soldados, ha llegado la hora de saltar. Justo en cinco minutos daré la orden y lo harán, prepárense desde ahora - Dijo Jackson mientras regresaba a su asiento.

Alfredo y los demás se colocaron sus paracaídas rápidamente. Pasó su escopeta a un costado suyo de forma que no le estorbara para maniobrar, dio un rápido chequeo a su cinturón donde tenía las 9 milímetros. Job hizo lo mismo con su rifle y demás armas. Oscar y Rolando preparaban sus fusiles y pistolas secundarias. Tenían suficiente munición para sobrevivir un buen rato, y dado que su puntería era bastante precisa, las balas no serían un problema temprano.

-Bien, es ahora o nunca ¿Listos? -Dijo Jackson señalando que ya habían llegado al punto de aterrizaje -Uno...- Alfredo se puso un poco nervioso, ya hacía tiempo que no saltaba en paracaídas y pensó lo peor - Dos...- Alfredo respiró profundamente y se calmó a sí mismo -Tres, ¡Ahora!-

-Suerte - Dijo Oscar al notar el nerviosismo de Afredo, tan pronto como lo dijo saltó del helicóptero.

Todo rastro de miedo fue reemplazado con valentía. Job y Alfredo saltaron por la puerta contraria a la de Oscar apenas unos segundos después de Rolando. Pudo sentir la adrenalina fluyendo en él, acompañada de una curiosidad por lo desconocido, a pesar de las muchas misiones que logró llevar a cabo con éxito, sentía que ésta en particular era muy distinta a todas las anteriores. Pasados apenas menos de cinco segundos jaló de la cuerda que abría el paracaídas, iba a tal velocidad que al abrirse le causó una molestia en el hombro, pero nada grave. Esperó hasta tocar el suelo, entonces de un movimiento se quitó el paracaídas, pasó la mochila a su lugar y colocó la escopeta en su espalda. Empuñó con su mano derecha una de las 9 milímetros que tenía en su cinturón y esperó hasta que todos estuvieran listos.

Desde su ubicación ya se alcanzaban a ver los primeros edificios que conformaban la escuela militar, uno de ellos era la torre de vigilancia a la derecha, parecía vacía pero no podían confiarse, ahora mismo estaban en misión y ya no podían darse ningún lujo. Esperó también a que los demás soldados, provenientes de otros helicópteros, llegaran hasta su posición; en cuanto ésto pasó, Alfredo se paró frente a todos ellos y dijo:

- Ya estamos en misión, lo que significa que estoy a cargo de ustedes. Cada equipo debe elegir un capitán al cual seguirán en todo lo que ordene. Ya saben las instrucciones, hay que entrar y neutralizar edificios de manera que podamos marcar un perímetro seguro. Les agrego una instrucción extra, no se deja a ningún hombre atrás - Caminaba en círculos frente a ellos mientras lo decía. Su voz sonaba fuerte y clara, con seguridad, justo como la de un general al mando - Mi equipo y yo entraremos por la puerta principal, los demás equipos deberán buscar entradas alternativas y asegurar torres de vigilancia. Es todo, por tanto doy por comenzada la misión.

Sin decir más, comenzaron a avanzar hacia la escuela. Corrían a través de árboles frondosos, ésto significaba que no podían ser observados desde ninguna torre de vigilancia cercana. Apresuraron el paso y no les tomó más de dos minutos llegar hasta la entrada principal. Una vez ahí, Rolando y Oscar tomaron posiciones a los costados de la puerta principal, Job se encontraba cubriendo la espalda de Alfredo mientras éste forzaba la cerradura. La puerta estaba hecha de una aleación muy fuerte de metal, tenía toda la pinta de ser extremadamente pesada. supongo que, además de ser muy pesada, la cerradura será muy avanzada como para abrirla de un simple forcejeo.

Así lo fue. La cerradura no parecía ceder a los trucos convencionales que Alfredo había aprendido en el entrenamiento básico, en otras circunstancias no hubiera dudado en disparar al cerrojo, sin embargo, debido a la naturaleza del material, resultaba bastante peligroso; si disparaba corría el riesgo de que la bala rebotara, y a esa distancia seguro que alguien sufriría las consecuencias, por no decir que además alertarían al enemigo de su presencia. Después de un minuto de infructuoso esfuerzo decidió aplicar un truco menos convencional. Lo había aprendido en una misión cuando no encontraba la forma de abrir una puerta blindada. De la parte de atrás de su cinturón tomó una navaja, que a su vez contaba con un sacacorchos. En la otra mano contaba con un pequeño alambre con punta pronunciada, ambos, el sacacorchos y el alambre fueron introducidos en la cerradura.

Click Click Click.

En sencillo truco funcionó. Rápidamente guardó los utensilios que le dieron entrada al lugar y se reagrupó. Mientras se ponía de pie miró sobre su hombro, Job estaba listo para el ataque y, al notar su mirada, asintió de forma leve. Una vez reagrupado volvió la mirada al frente. Fueron empujando la puerta de a poco, con el fin de obtener un poco de visión antes de entrar por fuerza bruta. Una vez media abierta, al notar que no había movimiento, entraron rápidamente. Entró mirando de izquierda a derecha, seguido de Job, esperando ver a alguien listo para disparar sin contemplaciones a los intrusos. Nada. Tras la primera inspección todo sugería que tomaron lugar a cubierta, sin embargo, después de revisar más exhaustivamente se dieron cuenta que no había ni un alma a su espera.

Tanto él como sus compañeros estaban sorprendidos. En cada misión el primer paso solía ser el más complicado de todos, siempre había una línea frontal de enemigos esperando el ataque, normalmente eran muy agresivos al primer contacto. Sin embargo, en ésta ocasión, la sala se encontraba vacía. Estaba bastante bien iluminada, había lámparas incandescentes colgadas a todo lo largo del techo, los azulejos, negros y blancos, y brillantes además, reflejaban que no hacía mucho hasta su último mantenimiento; las ventanas reflejaban limpieza por igual, frente a ellos se encontraba un escritorio con un ordenador de alta gama sobre el mismo, atrás de éstos había una silla de oficina. Estaban en la sala de espera.

Job bajaba por las escaleras que hacía un momento había subido en busca de enemigos, una vez abajo le informó que la segunda planta estaba vacía. Alfredo sacó su transmisor, aquél que servía como comunicador con los demás miembros del equipo y avisó que tenían bajo control la sala principal. De a poco y sin bajar la guardia ni por un instante caminó hacia el ordenador. Estaba encendido y con sesión iniciada, lo que sugería que alguien efectivamente lo había usado hacía poco, no tardó mucho antes de encontrar los mapas y registros del lugar; no era exactamente el mejor trabajando con computadoras, pero tampoco era algo que le generara muchos problemas. Acercó su mano al auricular de su oreja, lo encendió y después de la habitual estática, sonó la voz de Luis.

-Amigo, he encontrado un ordenador encendido y con sesión abierta. Vaya suerte la que he tenido -Lo dijo en forma de broma pero Luis ni siquiera se esforzó por reír un poco - ¿Necesitas algo que busque por ti?

-No, por el momento estoy centrado en... Otras cosas. Sin embargo, lo que sea que rescates puede servir de utilidad. Si es que ves algo importante dímelo.

-Entonces me enfocaré en lo que ya buscaba. Cambio y fuera. 

No esperó respuesta y cortó comunicaciones de inmediato. No había sido cortés en lo absoluto pero sintió que era su venganza por no haber reído con semejante chiste. Desde luego sabía que no había sido bueno en absoluto pero ¿dónde quedaban las risas por lástima?

Siguió pulsando afanosamente las teclas, hasta que apareció lo que buscaba. Alix Bornes. El mismísimo hijo de su jefe. Lo había buscado con el fin de saber cuál había sido su paradero y, en efecto, esperaba que estuviera sano y salvo. O me cortan la cabeza...

El último registro que aparecía en pantalla contaba con algo más de un mes de antigüedad, nada fuera de lo común, estado de salud normal y conducta un tanto rebelde; un poco más abajo se describía su traslado hacia los dormitorios situados al norte, al pie de la montaña, el resto del escrito era completa basura de información. Pese a su antigüedad, ése papel era su única referencia del chico, sin embargo ordenó a sus compañeros, y más para sí mismo, que debían tener los ojos bien abiertos e inspeccionar tanto como les fuera posible los alrededores, cabía la posibilidad de que se encontrara ahí mismo, aunque era muy baja.

Miró los mapas y se dio cuenta de la magnitud del terreno sin explorar. Hasta el momento se había asegurado la sala de espera y la primer sala del segundo piso, sin embargo, los pasillos de alrededor y las habitaciones colindantes seguían sin ser seguras ¿quién asegura que los enemigos sólo estén esperando en otra sala? de esa manera nuestra guardia estaría baja y seríamos presa fácil.

Dio la señal a sus compañeros. Rolando caminó enseguida a la puerta oriente, a su vez, Oscar se apresuró a la del lado contrario. Job subió las escaleras a su lado y una vez arriba se dirigieron a puertas contrarias. Él a su izquierda y Job a la derecha. Se topó con una puerta simple de madera que no opuso resistencia a ser abierta. Después de unos chillidos bastante fuertes entró con el arma en alto. Miro a la izquierda y se topó con una pared color crema bastante limpia. Miró a su derecha y pudo observar cómo se alargaba un pasillo que bruscamente giraba a la izquierda, más allá de eso todo estaba demasiado oscuro. 

Ni un ruido. Ni un movimiento. Nada. El pasillo estaba totalmente desierto, al girar a la izquierda, se encontraba mejor iluminado, sin embargo, aparte de una puerta de madera al final del mismo, no había ni almas ni objetos. Caminó lentamente y con la guardia alta hacia ella. El mapa indicaba que el pasillo llegaba hasta un cuarto administrativo. Llegó al picaporte y lo giró lentamente a la vez que empujaba la puerta con el hombro. Una vez abierta se encontró con lo mismo, es decir, ni un alma a la vista. Momentos antes su corazón palpitaba con gran fuerza, ahora latía tan normal como siempre; esperaba ver a alguien con un arma del otro lado. El único detalle que pudo observar fue el desastre que reinaba en los escritorios, un mar de papeles en cada uno de ellos, algunos estaban en el suelo, no podía observar cada uno de ellos, sin embargo, un vistazo rápido reveló que todo era irrelevante. Nada que observar. Caminó un rato entre los escritorios pero no divisó nada extraño. Observó a través de las ventanas, las cuales daban al patio exterior, pero se encontró únicamente con una fuente de piedra y una que otra planta que servía de decoración. Ya no me sorprende... Debería regresar.

Así fue. Regresó por el mismo camino de antes. Estaba a punto de bajar las escalera para informar sus decepcionantes hallazgos cuando la voz de Job le llamó en tono tenue.

-Tienes que escuchar esto.

Los dos caminaron hasta la habitación que Job le indicó. En su camino pudo observar las demás salas que Job se encargó de revisar; baños y salas de juego sin importancia. Llegaron a la puerta. En el mapa, ésta era la que daba hacia los dormitorios. De primer momento no escuchó nada por lo que tuvo que acercar su oído bastante al frío metal de la puerta. Ahora escuchaba. Una, no, eran más, al menos un par de voces se alzaron desde dentro, una más grave que la otra.


























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