Quien iba a decir que ya habían pasado dos años de la muerte de mis padres, es verdad, les echo de menos, sobretodo a mi madre, con mi padre no me llevaba demasiado bien, él era mi padrastro, el padre de mi hermana pequeña, Erika.
Desde aquel accidente hemos estado viviendo con nuestra abuela, pero ella no creo que se capaz de cuidar de nosotras más. Ella pensaba mandarnos a una casa de acogida, pero yo ya tenía casi 24 años, y nadie iba a cuidar de mi. Tampoco pensaba dejar a mi hermana con otras personas teniéndome a mí. Mi abuela nos dejó su casa y ella decidió irse por su cuenta a una residencia.
Y aquí yo, Lauren Jauregui sabiendo lo que era ser madre. Tenía que ir a la universidad por las mañanas mientras que mi hermana estaba en el colegio, luego mientras que ella estaba en la academia de baile por las tardes yo tenía que hacer mis deberes, las tareas de casa, y a veces si me sobraba tiempo podía tener un rato para mi de relajación. A las 6:45 tenía que estar saliendo para recoger a mi hermana de la academia a las 7. Cuando llegábamos a casa le ayudaba con los deberes y a estudiar, más tarde le bañaba, jugaba con ella...Mientras que yo hago la cena ella ve la tele, luego nos sentamos a cenar juntas y a hablar durante la cena. A es de las 10 acostaba a Erika y me quedaba a su lado hasta que se durmiese, lo que solía hacer para que se durmiese era cantarle, y cuando por fin se quedaba dormida yo me iba a dormir o a estudiar, eso ya depende si tenía examen o no.
Y así era mi día a día, ejerciendo de hermana mayor pareciendo una madre, aunque muchas veces era muy mala, no llegaba a recoger a mi hermana, no podía ir a las reuniones de su colegio, cuando ella tenía problemas de niña de 8 años no había mucho que yo pudiese hacer y eso me dolía, pero lo peor era que yo no tenía demasiado dinero, no trabajaba porque estaba las 24 horas ocupada, solo tenía la herencia de mis padres y no era mucha y lo que nos prestaba nuestra abuela de su pensión.
No poder comprarle cosas a mi hermana me partía el corazón, la mayoría de su ropa era mía que ella había heredado, no tenía las cosas nuevas que sus otras amigas tenían, yo tampoco podía comprarme nada para mi, y daba gracias de que tuviéramos comida y un sitio para vivir, aunque de lo que más daba gracias era de poder tener a mi hermanita pequeña conmigo