Las nubes negras se esparcían lentamente por todo el espacio azul hasta cubrir por completo el cielo soleado que hace unos instantes se encontraba brillando, la tormenta amenazaba con llegar en cualquier instante y caer con su mayor fuerza. El clima en este país era lo más extraño que podía haber, el calor en el día era un total infierno que lo hacía insoportable, pero en las tardes la lluvia no se detenía.
A las orillas de la ciudad, justo en el oeste donde la población era escasa a comparación de otros lugares, en una zona remotamente vacía, una misión muy importante estaba por dar inicio. El detective consultor permanecía escondido detrás de una cabaña hecha de palmas que lo ocultaba de los hombres que cubrían la puerta principal, donde tenía la intención de infiltrarse para cumplir con su cometido.
Sacó su teléfono y mando un mensaje para dar el aviso de que estaba cerca del objetivo, recibiendo una contestación instantánea.
Holmes escuchaba a lo lejos las voces de esos hombres que tenían un dialecto diferente a él comunicarse entre sí, y se reclamaba a sí mismo por no aprenderlo hace unas horas. Se percató de que los hombres fueran en dirección contraria como Mary le indicó, tomó el aire suficiente y corrió con precaución hasta otra cabaña cercana que lo ocultara, llegando poco a poco hasta el lugar donde era su objetivo.
—Estoy aquí —hablo de forma silenciosa al micrófono que tenía escondido en su oreja —. ¿Estás listo?
—Espera, Sherlock —agregaron al otro lado de la bocina —. Mary dice que Sherlly intentó decir 'papá'.
—Por el amor de Dios, John —reclamo en voz baja —. Enfócate, esto es importante.
—Por eso te dije que era mejor idea que fuera yo —Mary se integró a la plática.
—Yo le dije, pero insistió en que él quería venir.
—Por si no lo recuerdan, yo también estoy en el comunicador —agrego John con ligera molestia.
Sherlock estuvo a punto de dar un paso a la puerta principal, pero dos hombres vestidos de soldado salieron con sus armas en mano para vigilar el lugar.
—Entonces, ¿lo dijo completo? —continuo el doctor.
—Hablemos después de eso cariño. En 0.5 segundos, tendrás el camino libre, Sherlock. Prepárate.
—Hasta que alguien es coherente aquí —expreso sincero.
—Es mi hija Sherlock, es obvio que me debe importar si dice la maldita palabra —Sherlock rió en silencio al escuchar a su compañero molesto.
—Pues no es la culpa de nadie que te diga 'John' en lugar de "esa maldita palabra" —dijo el detective en modo de burla.
—Ahora Sherlock, tienes menos de un minuto para llegar hasta la cabina y tomar las llaves. El guardia está armado pero tiene mala condición, será sencillo —Mary le expuso las instrucciones.
Miró a los lados antes de continuar con su misión, revisando si había algo que pudiera causar algún problema, aunque sabía muy bien que Mary cuidaría de él. Se adentró por el pasillo del enorme lugar que lo llevaría hasta la puerta de la que había sido anteriormente una prisión.
—Por cierto, si alguien tiene la culpa de que no le digan "papá" a John, es porque ese 'alguien' no deja de decir su nombre y pues... Ella se acostumbro —escucho reír a la rubia —. Da vuelta a la izquierda Sherlock, estas cerca. John, a su señal podrás entrar.
—Al menos hubieran podido darme un mejor lugar por donde entrar —reclamó el doctor desde la parte trasera del lugar.
—La alcantarilla es muy importante —la voz de Sherlock fue silenciosa al encontrarse más cerca del guardia.
Se detuvo unos segundos antes de continuar debido a la cámara que vigilaba la zona.
—Esta desactivada, ahora ve.
—John, tu mujer es increíble —dió un fuerte suspiro al sentir la emoción correrle de ver que el juego estaba por dar inicio.
Aprovechó que el cuidador gordo se encontraba de espaldas para tomarlo por sorpresa, él se dio la vuelta y el tiempo que tardó en sacar su arma no bastó para que estuviera tendido en el suelo en menos de lo pensado.
—Listo, tengo las llaves. Es hora, John.
—Creo que fue un error traer mi camisa favorita a este viaje —La mujer miraba divertida a su esposo a través de la cámara que tenía puesta.
—Chicos... El juego ha comenzado. —Holmes sonrió para sí mismo antes de correr por el pasillo que lo llevaría por lo que vino en cuanto estuvo cerca de lo tanto quería encontrar.
|Flashback|
Él mantenía sus ojos cerrados con fuerza, esperando a que el momento de ser convertido en completas cenizas llegará en cualquier segundo. Intentó entrar en su palacio mental para buscar una manera de salir de la realidad y evitar que los sentimientos siguieran invadiéndolo. Elimino cada detalle de su rostro, cada sonrisa, cada palabra que había dejado en él esa tonta chica, pero le estaba siendo más difícil de lo que creía, no era por culpa de los recuerdos; más bien era suya al no querer hacerlo.
La alarma indicó que su tiempo de vida llego al final, su corazón latía a tanta velocidad que no podía concentrarse en olvidar el dolor, sólo serían unos segundos más de vivir en esta absurda vida que lo hacían sentir aburrido, ya no habría más sentimentalismo que lo haría caer de nuevo.
Apretó los puños cuando los pitidos inundaron sus oídos, el último segundo pareció una eternidad, temía abrir los ojos y ver la muerte llegar. Pero seguía sin pasar nada.
Busco una explicación rápida del porque no sentía nada aún, pero el nerviosismo y saber que moriría no le permitía concentrarse.
Mucho menos si el sonido de una risa estruendosa comenzaba a escucharse y retumbar por todo el lugar, entrando a un momento donde pensó que se estaba volviendo loco por todas las circunstancias.
Sus músculos se tensaron al no entender que pasaba, retomó su fuerza antes de dar el paso para definir su situación.
Abrió uno de sus ojos con lentitud, buscando la mejor respuesta para explicar porque la explosión no había detonado y escuchaba esas voces.
—Oh Sherlock... —todo su cerebro quedo en blanco al ver de quién provenía esa risa. —Debiste ver tu cara.
Quedó estático al saber de qué persona se trataba, la única que podía traerlo de vuelta de este laberinto lleno de emociones al que había entrado.
—Sabía que algún día me podría vengar sobre la explosión en el tren, pero ahora entiendo porque lo hiciste. —el doctor no podía controlar su risa. —Tu cara de idiota no la podré olvidar jamás.
De pronto, todo empezó a desvanecerse. El mirar a su amigo hizo que su cordura total regresara.
—¿John?. Esto es... ¿Un sueño?. —toco varias partes de su cuerpo buscando alguna señal de daño.
—Hasta donde yo sé, no.
—¿Qué fue lo que pasó?. —giro a la piscina donde hace unos minutos la bomba explotaría. —¡La bomba!.
—Tranquilo, logramos desmantelarla antes de que explotara.
—Pero... ¿Y el criminal? Yo...
—Mycroft está buscándolo ahora. Todo esta bajo control. —decía con tranquilidad.
—¿Cómo es que supieron todo esto? —pero de nuevo estaba ahí presente ella, su pecho se lleno de angustia al recordar lo que había visto en esa televisión. —¡¿Dónde está Hannah, John?! ¡Ellos la tenían!... Ellos...
—Ella está bien, está custodiada por miembros de tu hermano.
—No entiendo nada... ¿Cómo pudieron detener al asesino?.
—Desde que saliste del hospital no podíamos confiar en que ibas a estar bien solo, tenemos que cuidarte. Así que te seguí hasta aquí y le avise a Mycroft lo que pasaba, Mary no dudó en ayudar y hackeo las redes del hombre, logrando desmantelar el explosivo a tiempo. —se aclaró la garganta. —Ahora entiendo porque la admiras tanto.
—Pero... Anderson...
Frunció las dejas. —¿Anderson?.
—Anderson tenía puesta la bomba John, el hombre que está muerto en la alberca, es él. —trago saliva.
El rostro de Watson palideció al escuchar a Sherlock, ¿Cómo es que no sabían de eso?.
—Pero... ¿De qué hablas Sherlock?.
El detective corrió hasta la orilla de la piscina donde yacía el cuerpo del hombre.
—Dios mio. —tapo su boca de la impresión. —Sherlock... ¿Qué fue lo que pasó?. Porque Anderson está... Ahí.
—Intercambiaron su vida John, era ella o Anderson. —explicó en voz baja.
—Pero...
—Ahora está a salvo. Y lejos de mi.
El doctor estaba por decir algo más, pero la forma en que su amigo había esbozado esas palabras supo que no estaba bien, notaba el dolor que intentaba ocultar. Pero tenía razón, era difícil aceptarlo, Hannah estaría mejor lejos de él, fuera de todos los peligros que conllevaba estar con Sherlock Holmes. Mucho mas ahora que sus enemigos sabían que ella empezaba a ser su debilidad.
—Sherlock, ¿Te encuentras bien?. —dudó en preguntar.
—¿Por qué no habría de estarlo?. —respondió distante.
—Solo... Quería saber.
—Vamos a casa John. —observó el lugar antes de salir, tal parecía que con nostalgia. Sin embargo, no se detuvo. Dejo atrás lo que pasó, para continuar con su camino.
3 meses después...
Las cosas habían salido más tranquilas de lo que creían, tanto el doctor como el detective intentaron continuar con su vida normal. A diferencia de que muchas cosas cambiaron desde ese día en la piscina.
John descansaba en su famoso sofá entretenido leyendo las noticias en el periódico, mientras que Sherlock miraba de un lado a otro el departamento, poniendo atención en cada mueble que había en el.
Observo por último ese enorme sillón de piel que lo incomodaba de cualquier forma, de hecho, no podía ni siquiera estar frente a el.
—¿Qué rayos estás haciendo Sherlock? —pregunto el rubio cuando el hombre comenzó a empuja el sillón fuera del piso. —¿Sherlock?.
Lo ignoro todo el tiempo, no porque quisiera desoír como siempre lo hacía, más bien no tenía ganas de hacerlo. Prefería mantenerse callado y ocultar todo lo que sentía en esos momentos para sí mismo y alejarse del mundo aunque sea un poco.
Su pijama de hace dos días y esa bata color azul, lo hacían demostrar el estado en que estaba, a pesar de quererlo esconder.
—Ya sé que no quieres hablar desde hace días, pero mínimo presúmeme que intentas hacer. —insistió John.
—Necesito deshacerme de esto. —un quejido salió de su garganta al momento de hacer esfuerzo para aventarlo.
—¿Pero por qué? Este sillón es muy necesario aquí.
—Compraremos otro. —continuo con su trabajo.
—Pero Sherlock, es una tontería. ¿Por el amor de Dios podrías explicarme de que se trata?.
—¡No quiero verlo más aquí John! —se detuvo, hablando con alteración. —No puedo seguir viéndolo ahí.
Dejo de empujar el mueble para dar la vuelta en sentido contrario y marcharse a su habitación, soltando un portazo detrás de él.
Watson se sentía tan incompetente por no saber cómo ayudar a su amigo, sin duda era algo muy difícil por hacer.
•
Habían pasado una, dos, tres semanas desde que esa chica se marchó del departamento y el difícil caso de las bombas. Sin embargo, la situación no tenía ningún nivel de cambio. Quizás hasta empeoraba cada día más.
—¿Como está el? —preguntó Mary en silencio cuando llegó al 221B.
—Sigue igual. No habla, come muy poco, solo mira a la ventana y se encierra en su cuarto. Nada ha cambiado, aunque creo que he visto un poco de mejora en su odio hacia el sillón.
Mary sonrió con nostalgia.
—Te diría que es extraño, pero esto ya lo vi antes en Sherlock. —continuo John.
—¿Y cómo salió de eso?.
—Resultó que no estaba muerta y termino resolviendo su caso. Pero...
—¿Qué pasa?. —tomó la mano de su esposo.
—Esta vez es diferente. Siempre suele consolar y sacar su dolor a través de la música, pero ahora no. Con mucho esfuerzo mira hacia el stand o al violín.
—Se que es difícil cariño, pero lo único que puedo decirte es que "Es Sherlock". ¿Cómo vamos a saber qué pasa dentro de él?.
—No lo sé Mary, no se como ayudarlo. —por primera vez en mucho tiempo, John estaba envuelto en una nube negra que cubría toda idea para socorrerlo.
—Haces bastante por él, vienes diario a verlo y a pesar de que no lo entiende, no lo dejas permanecer solo. Tal vez se encierra en su mundo, pero sabe te tiene a ti, y eso también lo mantiene en pie. —metió la mano al abrigo de John y sacó su teléfono. —Ahora, hazme el gran favor de buscar un caso y sácalo de esa depresión.
—¿Depresión? ¿Crees que él este... Ya sabes. ¿Deprimido por lo de Hannah?.
—A veces me sorprendo de lo ciego que estas. Esa mujer vino a mover gran parte de su mundo, no puedo decirte que "de amor", más bien fue su lealtad, cuidado y estima que tenía por él. Le mostró más allá de su persona, le enseñó que no está solo de esa manera. —hablo con total sinceridad Mary.
—Yo he intentado que vea eso, que no está solo. Y no funciona.
—La diferencia, es que ella está enamorada de Sherlock y se lo demostró. Tú no lo estas John... ¿O sí?. —se le dibujó una enorme sonrisa por su insinuación.
—No digas tonterías Mary.
—Vamos, dejémosle a Sherlly para ver si sirve de algo.
—Pobre de mi hija. —el rubio se levanto de su asiento para ir rumbo a la habitación del detective.
|Fin FlashBack|
—Listo, llegue. —John recargo sus mano en las piernas para inclinarse a tomar aire. —Jamás volveré a hacer eso.
—Eres el único que cabía.
—¿Por qué simplemente no pude pasar por donde tú?. —acomodo su camisa.
—Silencio, debemos ir a dentro. —saco un arma de su pantalón. —Prepárate.
—¿Tú usaras una pistola?. Creí que...
—Estos tipos están armados hasta por donde no, ¿me crees tan estupido?.
—Si, pero esta vez me sorprendiste. —acomodo los brazos en posición de defensa. —¿Listo?.
Sherlock asintió con la cabeza y de inmediato John empujó la puerta para poder entrar, encontrándose con más de cinco hombres jugando a las cartas y mujeres sobre sus regazos.
—Esto es como en las películas de mafiosos. —comentó John.
—Pues lo son.
Los hombres miraban con enojo, todo permanecía en silencio, lo cual hacía más tensa la situación.
—¿Puedo ayudarlos muchachos?. —uno de ellos, que parecía ser el jefe, se levanto de su asiento para enfrentarlos.
—No estamos acostumbrados a recibir visitas. —seguía hablando con su acento apenas entendible.
—Cúbreme. —murmuró Sherlock a John. —Se para quién trabaja, puedo ver que su, o más bien, sus esposas han hecho un gran trabajo con su camisa.
—¿Perdón ?.
—¿Ellas saben qué clase de trabajo tiene?. O usted —señaló a otro. —¿Hace cuánto tiempo que no ve a su madre? Su aspecto físico lo demuestra.
—Sherlock, deja de presumir. No esperarán mucho para volarnos la cabeza.
—Vamos John, ellos no van a hacer eso con nosotros. Mucho menos si sabemos cuáles son sus debilidades.
En su mente aparecían cada una de ellas, con solo leerlos físicamente bastaba para saberlo.
—Podría decirle que sus mujeres están en peligro justo ahora, pero se que no le importa. —guardó su arma en el cinturón. —¿Pero que hay de Alih?. Se ve que es un gran perro.
El hombre abrió grandemente los ojos al escuchar el nombre, lo cual hizo que sacara su arma.
—Acerté, ¿no es así?. —Sherlock lo miro con desafío, sin dejarse ver débil ni un solo segundo.
De inmediato el sujeto grito cosas en su idioma, provocando que todos los demás se levantaran y los apuntaran.
—Divorciado, engaña a su mujer con su mejor amiga, adicto al alcohol, vive con sus padres todavía, usted es latino, le agrada la violencia... —paseo al frente de cada uno deduciendo lo que más llamara su atención. —Todos son finísimas personas por lo que veo.
Quitaron el seguro de su arma. —Tranquilos, solo me queda una cosa más por decir antes de que prosigan. —se aclaró la garganta. —Dulces sueños... ¡Vatican Cameos!.
Y esa fue la simple señal para dar inicio al plan que tanto organizaron desde hace meses, John saco la pequeña botella de gas que había sido hurtada del "cuarto especial" de Mycroft y la lanzó hasta ellos. Inmediatamente salieron de ahí, tratando de esquivar cada bala que pasará cerca de ellos.
—Eso fue extraño. —tosió al sentir el picor en su garganta.
—Sigo dudando si en verdad fuiste a Afganistán.
—Lo sé. —su risa y mala respiración se juntaron. —Oye... Traes la morada. Supongo que nos pusimos lo mejor para este caso.
Miró con nostalgia la camisa. —Si.
—Lo ameritaba. Estuviste trabajando mucho para conseguirlo.
Quedaron en silencio unos segundos.
—Vete John. —dijo de la nada. —no podemos seguir esperando. —el doctor se desconcertó.
—¿De qué hablas?...
—Ahora. —arremangó su camisa. —Vendrán más de ellos en menos de dos minutos, sal por el mismo lugar. Yo daré aviso a Mary si pasa algo.
—No pienso irme, yo dije...
—Esto es mío John... —se miraron a los ojos, entendiendo el doctor a que se refería. —Vigila si pasa algo más.
—Muy bien. Si así lo quieres. —dio pasos más lejos de él. —Igual que con el maldito sillón.
Salió molesto del pasillo por lo que acababa de pasar, pensó que todo lo anterior había mejorado, pero era mentira.
Ha pasado más de un año desde eso, y nada cambiaba aún...
|FlashBack|
—Sherlock, traje el desayuno. —Watson subía las escaleras con tranquilidad como todas las mañanas. —La Sra. Hudson me dijo que saldría esta mañana.
De pronto, un sonido estruendoso que venía del segundo piso alertó a John, por lo cual aumentó la velocidad de sus pasos.
Mil pensamientos malos pasaron por su cabeza, tal vez alguien entró al departamento y Sherlock estaba luchando con ellos, o incluso algo peor. Llego a la puerta y sin miramientos la abrió, quedando sorprendido por lo que veía.
—¡¿Qué mierda estás haciendo?! —grito más alterado que nunca. —¿Estás loco?.
El hombre ignoraba a John, sin detenerse de lo que hacía.
—Por una mierda Sherlock, ¡Deja eso ahora!.
—¡Déjame solo John!... ¡LÁRGATE!. —movía con fuerza los brazos.
—¡DETENTE AHORA!. —insistió con los nervios de punta. —¡No me obligues a detenerte Sherlock!.
Sin importarle, continuó con la locura que hacía. Rasgando y haciéndole el mayor daño al sillón más grande. Su arpón era la mejor arma para hacerlo y con la que pudo sacar todo su coraje.
Respiraba con dificultad debido al esfuerzo, pero se podía notar a lo lejos su coraje, esos sentimientos que no dejaba ver a nadie. Lucía derrotado, lo podía ver en sus ojos.
Tiró el arpón al suelo una vez que llego al final su terrible hazaña, dejándose caer al sillón hecho añicos.
—¿Por qué hiciste eso? ¡¿Por qué?! —sentía tanto enojo por el comportamiento de su compañero. —Ya no más Sherlock, ya no más. ¡Estoy cansado de tu maldita actitud!
—Basta ya...
—Esta bien John —su voz continuaba agitada.
—¡Por el amor de Dios Sherlock! Nada está bien contigo, mira lo que acabas de hacer. —tocó su frente por la desesperación. —He estado estos meses contigo, intentando que mejores y estés bien. Pero nada funciona. Estoy cansado ya de esto.
Se sentía mal por hablarle de esa manera a Sherlock, pero realmente sentía el cansancio mental de no poder ayudarlo a pasar por su situación. Mucho menos por lo que había pasado hace un dia.
—Se que no es fácil todo lo que has pasado, lo sé y te entiendo. Sé que jamás pasaste por algo como esto, pero es difícil, no sé cómo manejar tus estados de ánimo.
Inhaló aire antes de continuar, se sentía tan oprimido.
—También entiendo que lo de ese día fue algo... Muy, muy fuerte para ti. Que jamás habías pasado pero...
—Basta John, ya no hables más.
—Sherlock...
—¡Solo vete!
—¡¿POR QUÉ NO ME DEJAS AYUDARTE?! Soy tu amigo Sherlock. —su voz se fue por unos momentos —Pero en lugar de explicarme cómo te sientes, prefieres desquitarte con el maldito sillón.
Holmes le daba la espalda, sin querer moverse para mirar a su amigo. Él mismo sabía que realmente estaba mal, pero no entendía nada. Solo sentía esa opresión en el pecho, que lo derrotaba cada vez que llegaba la imagen de ella en esa circunstancia comprometedora. Eran tan difícil, no quería aceptar sus sentimientos por ella porque él no era así.
No creía en el amor, mucho menos en el dolor provocado por eso.
Tenía que ser un error que confundía con la realidad. Él no quería sentir dolor por lo que Hannah Morgan hizo.
—Esta bien Sherlock, si así lo quieres, así va a ser. —dio media vuelta para retirarse del departamento —Pero de lo que estoy seguro, es que no tenía porque hacer eso, no aquí. Ella es libre y más aún por lo que tú le hiciste, pero no debía.
Volteo a verlo una vez más.
—Esto es mío John... —expreso con pesar.
—Entiendo... —dijo por último. Antes de dirigirse a la salida.
|Fin FlashBack|
Sherlock corrió más adentro de la prision, exactamente por los pasillos donde se mantenían escondidas las peores celdas de los encarcelados. Repaso con cuidado las instrucciones en su mente justo como lo planeo hace unos meses, lo único que lo mantuvo cuerdo después de pasar por todo lo anterior.
Siendo el único caso que necesitaba resolver como fuera, quizás con eso podría llenar un poco el vacío mental que lo perseguía día con día. Tenía claro que sería más difícil de lo que creía, pero fue precavido todo este tiempo.
Llevaba más de cinco meses en el pequeño pueblo de Machakos en el continente Africano, desmantelando una de las redes más complicadas que vio alguna vez, siendo esta no la final. Faltaba aún la más importante que se encontraba situada en Texas.
Y debía aceptar que sin la ayuda de Mary y John jamás podría haberlo logrado.
—Estoy cerca, veo la puerta. —se recargó en el muro antes de continuar. —Avísame si ves cualquier cosa extraña.
—No te preocupes, estaré al tanto. —contesto la rubia.
—John. —hablo casi en silencio.
—Dime.
—Mantente alejado de esto.
—Pero puedo ayudarte, yo...
Lo interrumpió. —Puedo hacer esto solo. Será peligroso. —respiro profundo. —Aquí voy Mary.
—Todo está despejado, suerte.
La adrenalina corría por sus venas al saber que su cometido se cumplió, estaba por resolver el caso que tanto tenía ocupada su mente sin dejarlo dormir por días enteros con tal de hallar la respuesta y poder terminarlo.
A unos pasos se encontraba solamente, llegando a la conclusión que sus estrategias funcionaban cada vez mejor.
Cuidadosamente se acerco hasta la enorme puerta de metal, la zona dejaba ver la completa soledad que emanaba.
Busco la forma de poder abrir para lograrlo y llegar al fin de todas las mentiras y traiciones que un hombre pudo hacer solo por envidia.
Encontró después de unos segundos el seguro que impedía el poder abrir la puerta, cuando de pronto, escucho pasos provenientes de atrás, justo a su espalda. Sintió una punzada en el pecho, había sido descubierto.
Debía pensar en un plan con rapidez antes de que lo mataran o hicieran algo peor...
—Muévete, no tenemos todo tu tiempo. —sintió algo extraño al oír su voz. No entendía si era enojo o verdadera admiración por el hombre.
—Siempre que incluyó la palabra "peligro" no dudas en aparecer.
—Bueno, lo llevo en la sangre. —quito el seguro de su arma. —Date prisa, yo te cubro.
—Todo está controlado John.
Con sus dos manos tomó la rendija para abrir la puerta secreta, gracias a las huellas y marcas de suciedad que tenían los botones para poner la contraseña, pudo adivinarla y lograr por completo que quedará el camino libre para continuar con su trabajo.
Un fuerte olor a sangre y sudor salió una vez que estuvo abierto, la oscuridad reinaba por todas partes e impedía que entraras con libertad. Saco la linterna de su pantalón, lo cual fue de ayuda para encontrar otras dos celdas que estaban escondidas. Busco la llave correcta y en menos de 10 segundos, se adentró al lugar.
Suciedad, restos de comida y manchas de sangre eran la decoración perfecta que más lucia en el cuarto. A excepción del hombre que miraba el suelo sin inmutarse de su presencia, o eso creía.
—Es hora de irnos. —su gruesa voz retumbó por las paredes.
Al igual que el sonido de su teléfono con la alerta de mensaje. Miro de inmediato la pantalla esperando que fuera algo relacionado con la misión, pero fue algo inesperado; dejando al detective sin palabras por la simple frase que fue enviada...
"Feliz cumpleaños."
•
Segundo capítulo de Trouble I'm In.
De verdad no sé cómo agradecerles por el gran apoyo que le están dando a esta segunda temporada, son grandiosas❤️.
La próxima semana llegara el próximo capítulo, y no se desesperen, la historia durante esos dos años que pasaron de la separación de Sherlock y Hannah se irá contando poco a poco. Y sabrán el porque Sherlock odia tanto ese sillón.
Recuerden que tengo otras 3 obras que intentó actualizar lo más pronto, cada día he subido un nuevo One Shot relacionado con los superhéroes de Marvel y también otra relacionada con Sherlock y las noticas más relevantes que salen sobre la 4ta temporada. Así que ya saben 😄.
Las dejo, que tengan una excelente semana❤️.
—Bett✨