Hey, Chico Panda.
Tengo que confesar que esa sonrisa tan tuya me comenzó a dar miedo desde el primer instante en el que me subí a tu coche, mientras estabas conduciendo e inclusive cuando bajaste del auto. Si no fuera porque te conozco quizá hubiese pensado que me querías llevar a perder a un lugar solitario.
Y realmente eso pensé cuando paraste en una playa solitaria. Mi primer pensamiento fue algo como "estoy jodida" o "lo único que falta es que me deje sin nada". Aunque obviamente estoy demasiado loca para pensar esas cosas. Y por suerte resultó ser parte de la casa de la playa de tus padres.
Fue cuando entonces respiraste, me miraste a los ojos y me hiciste una pregunta que aunque te dio tantos nervios hacerla como a mi responderla, acepté. Entonces me besaste.
Jenny.
P.D. Espero que despiertes pronto, te has quedado dormido mientras veíamos el atardecer y mi madre debe de estar hecha una furia.
N/A: Sólo falta el epílogo.