Daddy Issues |afi|

Por punkSdead

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I know that you got daddy issues and if you were my little girl. I'd do whatever I could do I'd run away and... Más

|Sinopsis|
|Prólogo|
|01|
|02|
|03|
|05|
|06|
|07|
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|09|
|09.5|
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|17| p a r t e u n o
|17| p a r t e D o s
|18|

|04|

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Por punkSdead

04: Deja de quejarte como una nena.

Cuatro años atrás.

De vez en cuando los papeles se invertían y era Ashton el que caía en esas pequeñas depresiones. Donde sentía que simplemente no podía seguir adelante y se derrumbaba sin más.

Nuevamente se encontraban los dos vecinos en el espacio que separaba ambas casas, sólo que esta era una de esas ocasiones en las que Leah tomaba sus manos para que él se tranquilizara.

Leah se consideraba a sí misma alguien mala para alentar, al menos con palabras, pero podía permanecer sentada junto a Ashton todo el tiempo que fuera necesario si con eso lograba que él se tranquilizara un poco.

—Ash, calma. No te debe importar lo que los idiotas de tu clase digan —le dijo acariciando el dorso de su mano.

Ashton estaba en su último año de secundaria y estaba como loco por terminar, necesitaba alejarse de todas esas personas que detestaba. No habían sido sus mejores años y mucho menos tuvo los mejores compañeros.

—Quiero graduarme y finalmente dejar atrás a todos los idiotas que están en ese salón —exclamó. Dejó caer su cabeza en el hombro de su joven amiga.

La gente se preguntaría por qué un chico de diecisiete años era amigo de una niña de trece. Claro, si estos no conocieran a Leah solamente harían la pregunta. Ella jamás demostraría su edad con su personalidad.

—Ser tarado es un talento natural que poseen muchos hoy en día, Ash. Tú ignora a esos que sólo quieren hacer que pases un mal rato —le aconsejó—. Ellos no pueden ver la gran persona que eres.

—Perdón por molestarte, Leah. Sé que estabas dormida pero necesitaba hablar con alguien.

Leah lo miró e hizo un gesto de ofendida.

—Yo te molesto cada vez que algo va mal en casa, que tú lo hagas de vez en cuando no es mucho problema que digamos —contestó Leah calmadamente.

—Por cierto, ¿tus padres ya llegaron a un acuerdo o siguen con los problemas por el divorcio? —Ashton cambió de tema.

Leah soltó un suspiro y se quedó viendo el suelo.

—Papá quiere mi custodia, mi mamá también. La fiscalía exige que yo elija con quién quisiera quedarme... No quiero que si elijo a uno el otro se enfade conmigo. —Ashton se fijó como tamborileaba con sus dedos en la acera de forma nerviosa.

—Son tus padres, aunque peleen y pase de todo entre ellos, te quieren, si puede que el que no elijas se va a sentir mal, pero no te va a dejar de querer, Leah —dijo en un tono bajo—. Para eso están los padres, se supone que te deben amar pese a todo.

Y cómo no notar ese tono nostálgico en su voz. Esa afirmación iba más a allá de ser una respuesta para Leah, fue más como una afirmación para sí mismo.

—Ashton —lo llamó.

—¿Sí?

—¿Nunca has sentido las ganas de convivir con tu verdadero padre? —preguntó tímidamente—. Si te molesta, no debes responder.

Un resoplido se escapó de sus labios.

—Un par de veces, sí. Por más que no quiera que mamá se dé cuenta, por años me ha jodido saber que él se fue por cuenta propia. —Cerró sus ojos con fuerza, intentando reprimir los pensamientos que había tenido por años—. Pero a fin de cuentas, supongo que si se marchó, algún motivo debió haber tenido.

—Al menos tu padrastro supo cumplir un mejor rol de padre, ¿no?

—Lo ha sido con mis hermanos, así que le agradezco mucho —confesó. Leah volteó a verlo frunciendo el ceño.

—No me gusta que siempre dejes de lado tus sentimientos por los demás, Ashton. Sé que te gusta que todos a tu alrededor se sientan bien, pero a veces siento que olvidas la parte de querer que tú mismo te sientas bien.

Y la manera en la que Ashton apoyo sus codos en sus rodillas y luego su barbilla en sus manos, entendió que era verdad lo que había dicho.

—Lo intento, Leah, lo intento tanto.

En la actualidad.

—Ashton —el grito desde el otro lado de la puerta hizo que Ashton levantara su cara del sofá.

—¡Está abierto! —gritó y volvió a tumbar su cabeza en la tela del sofá.

Leah entró a la sala, luego de haberse asegurado de cerrar la puerta correctamente, ella no era tan descuidada como para dejar la puerta principal abierta. Cuando miró a Ashton tirado boca abajo sin camisa, cruzó los brazos sobre su pecho.

—¿Estás ebrio? —lo acusó inmediatamente. Él giró su cabeza hacia ella y la miró negando con la cabeza.

—Ojalá —masculló el mayor, dejando notar un tono de lamento en su voz—. Tenía como un mes sin ir a entrenar y en la mañana Calum y Luke me despertaron para que fuese con ellos —relató—, mi espalda duele horrores, también mis brazos y ni hablar de las piernas.

Leah echó un vistazo a la cocina y abrió la boca sorprendida.

—Me duelen son los ojos a mí al ver tal desastre, Ashton —dijo alzando un poco la voz. Ashton la miró ligeramente apenado—, hoy te ayudaré a ordenar todo y luego te puedo darte un masaje en la espalda a ver si te dejas de quejar como nena.

—Sí, mamá —masculló.

Leah dejó su bolso en una de la sillas de la del comedor. Entró a la cocina y negó lentamente con la cabeza al ver junto a la nevera espagueti crudo. Luego al ver la misma comida pero cocinada en la encimera.

—¿Qué pasó acá? ¿Te dio epilepsia mientras cocinaba? —levantó la voz para que Ashton la oyera y de paso sintiera el enfado de la muchacha.

En casa de Ashton ella ordenaba lo que en su casa no hacía, ya que su mamá siempre estaba ocupada y ella procuraba ser organziada para evitar andar con limpiezas luego. Pero en casa de Ashton era otra historia, él siempre era organizado pero por un día que fuese descuidado o que llegaran sus amigos, el orden se iba.

—¡Rompiste un plato! ¿Qué carajos estabas haciendo, Ashton Irwin?

Oyó un quejido a lo lejos y luego Ashton le respondió:

—Es culpa de Calum y Michael, no mía.

—¡Los mataré mientras duermen! —exclamó.

***

Leah se dejó caer en la cama de Ashton, sacando sus botas estilo militar ayudándose un pie con el otro. Ya había terminado de organizar todo lo que había podido y no quiso preguntar cuando consiguió una masa de dudosa procedencia.

—Sin ti, no sé lo que yo haría —vaciferó Ashton tumbado a su lado. Había sido muy gracioso para ella verlo subir las escaleras a la vez que maldecía cada vez que por un movimiento le dolían los músculos.

—Ir llorando donde tu mami porque no puedes vivir sin mí —respondió de manera listilla.

—Probablemente —murmuró él sarcástico.

—Ahora, te daré uno de esos masajes que amas. —se sentó en la cama cruzando la piernas en posición de indio.

—Dime qué pedirás a cambio de todo esto, Leah. —Ashton se acomodó para que ella pudiera comenzar. Leah comenzó haciendo ligeros círculos con sus manos en su espalda baja—. Joder. Tienes las manos frías.

—Todavía te debo lo que pagaste en la comisaría, sin embargo no te puedo dar efectivo, no aún. Además, si pudieses llevarme mañana a la biblioteca de la señora Khöler, debo ir a buscar algo y tomar un autobús hacia allá tarda mucho —explicó mientras masajeaba la espalda de Ashton. Este tenía que morder su labio inferior para ahogar un quejido cada vez que ella pasaba sus manos por las áreas que más dolían.

—Con gusto te puedo llevar —aceptó.

Ashton soltó un gemido de dolor cuando las manos de Leah se afincaron en la parte lateral de su espalda.

—Diablos, Ashton, te quejas más que una chica perdiendo la virginidad —le acusó. Inmediatamente él soltó una carcajada.

—¿Cómo lo sabes, alguna vez has visto a una chica perdiendo la virginidad? —se burló Ashton. Leah subió sus manos a los hombros de él y dio un fuerte apretón, ganándose un gruñido de dolor de parte de Ashton.

—Yo tú me reservo las malas bromas para cuando no estés todo adolorido. —se hincó sobre sus rodillas para poder concentrar su atención en la parte superior—. Deberías seguir yendo a entrenar con Calum y Luke, si así vas a tener una espalda como la de ellos, Dios sabe que estaré agradecida.

—Deja tus intenciones de violarme, Leah —bromeó nuevamente.

—No tendría que hacerlo, tú no te resistirías a todos mis encantos —respondió airosa.

—Sí, claro —sacó a relucir un poco de sarcasmo en sus palabras.

Ashton sintió los dedos de Leah disminuir la fuerza y simplemente pasar por el largo de la espalda. No comentó nada acerca de eso, simplemente eso le relajaba.

Después de unos minutos Leah había terminado su masaje, por lo que Ashton se pudo dar la vuelta quedando boca arriba.

—Dios bendiga tus manos. —ladeó una sonrisa.

—Supongo que de nada. —Leah se encogió de hombros—. Debo irme antes de que sea tarde. —se inclinó hacia Ashton para dejar un beso en su mejilla, dejó sus labios en la mejilla de él unos segundos haciendo el típico sonido y luego se separó—. Adiós, Ash.

—Adiós, cariño.

N/A:

Hey Hey Hey.

Acá el 4to capítulo nada interesante de Daddy Issues😂

¡Espero que les esté gustando!

Bye.
✌✖

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