Porque nunca tuve más razones para estar sin él
Porque cuesta tomar decisiones
Porque sé que va a doler
Y hoy pude entender
Que a esta mujer
Siempre la hiciste inmensamente triste
Equivocada - Thalía
2. Marián
Hoy pensaba decirle a Juan Andrés que estoy embarazada, tenía tanta ilusión con la noticia que pensé todo cambiaría después de decírselo ... Pero llegó de muy mal humor y tomado como casi todas las noches. Había tenido un revés en unos de sus negocios y le había hecho perder mucho dinero, así que como era costumbre se fue a una tasca para ahogar sus penas y luego se fue a casa a drenar su frustración conmigo.
La primera vez que lo hizo, sólo me golpeó las piernas, quedé tan en shock que no pude reaccionar. No podía creer que el hombre dulce y atento de quién me había enamorado se pudiera transformar en ese monstruo. Al día siguiente me pidió perdón mil veces, me llevó flores y me juró que nunca más lo volvería a hacer.
Le creí, y por meses no mostró signo alguno de que podía repetirse. Sin embargo, otra noche sin sospecharlo siquiera, llegó a casa más alterado que la primera vez y los golpes fueron con más ahínco. Desde ese día, la situación se volvió cada vez más repetitiva y más calculada. Intenté enfrentarlo, pero fue peor, la paliza de esa noche me dejó tan adolorida y temerosa que no me atreví a volver a hacerlo. El hecho de no trabajar, pues al casarnos me pidió que me dedicara a la casa, que él ganaba lo suficiente como para mantener todos los gastos sin problema, hacía más fácil la tarea de ocultarme de todos y no pasar la vergüenza de admitir que era una esposa maltratada.
En el fondo lo amaba y pensaba que poco a poco lo haría cambiar. Pero fui muy ingenua ... mientras yo me dedicaba a mantenerlo feliz y cubriendo todas sus necesidades, él por su lado, no dudaba en descargar en mí toda su furia. Me daba patadas en las piernas, agarraba jabones nuevos y los envolvía en medias o fundas y me golpeaba todo el torso de mi cuerpo, cuidando siempre de no dejar marcas en lugares visibles.
Cuando salíamos a comer o para alguna reunión familiar o con amigos, siempre me amenazaba con darme una paliza al llegar a la casa si se me ocurría decir alguna palabra de lo que sucedía. Y así fueron pasando los meses hasta hoy ... Cuando su furia se hizo más intensa y descontrolada hasta el punto de golpearme en la cara, y con un objeto que no logré distinguir, golpearme en un costado tan, pero tan fuerte, que creo me fracturó una o dos costillas ... El dolor es muy intenso.
Cuando se durmió producto de su borrachera, tomé todo el efectivo que había estado guardando, me puse lo primero que encontré y me fui.
Sabía que más tarde o más temprano me conseguiría, pero ya no podía aguantar más. Ya no sólo se trataba de mí, sino también de mi hijo, así que tomé valor de donde hace mucho lo había perdido y me fui. No sabía a dóndeir ... Mis padres ya no vivían en la ciudad, Juan Andrés los había residenciado en el extranjero casi al año de habernos casado, ¿la excusa? Que estuviesen en un lugar tranquilo y lejos de la estresada ciudad de Caracas para pasar sus años dorados. Ahora dudo que haya sido con tan buena intención.
Mis amigas; sería el primer lugar donde me buscaría, así que sólo se me ocurrió ir al lugar menos pensado, la casa de Alexa.
Alex fue mi mejor amiga desde la infancia, era mi vecina, nos contábamos todo, hacíamos todo juntas, fuimos a la misma escuela y la secundaria al menos hasta tercer año, pues el padre de Alex murió de un infarto y su madre no podía costear la escuela privada, así que tuvo que terminarlo en una escuela estatal.
Nos seguimos viendo con frecuencia, nos ayudábamos con las asignaciones y nos reuníamos con nuestras otras amigas como siempre. Sin embargo, el último año estuvo un poco alejada, lo atribuimos a todas las actividades propias del último año de secundaria, así que no le di mayor importancia. Llegó la graduación y el distanciamiento se hizo más evidente, y aunque intenté descubrir el por qué de su comportamiento, no fue sino hasta mi cumpleaños número 18 que supe el motivo.
Para ese día, mis padres organizaron todo para celebrarlo en una casa en la playa. Por supuesto que todos mis amigos estaban invitados, especialmente Alexa y Eduardo, mi novio para ese momento. Cuando los presenté, hacía 5 meses atrás de la celebración, fue evidente que no hubo química entre ellos, por lo que traté de no mezclarlos cuando salíamos, pero era mi cumpleaños, así que no había otra opción, al menos por ese día debían dejar sus diferencias a un lado.
No fue así; Alexa se negaba a ir, no me daba una razón válida o coherente para mí, al menos no hasta que después de tanto insistir me dijo:
-¡No puedo Marián, no puedo ir y ver cómo te besas y te abrazas con él! - Dijo exasperada
-¿Pero por qué? ¡No te entiendo! - Dije confundida
-PORQUE TE AMO ... Te amo Marián ... Y ya no puedo callármelo ... Ya no puedo seguir fingiendo ...
Me quedé impactada con aquella confesión ... No lograba procesar todo aquello.
-Di algo Mari ... lo que sea, pero no te quedes callada - Me dijo con ansiedad en la voz.
Yo no podía, las palabras no me salían, sólo atinaba a verla a los ojos tratando de buscar algún indicio de que todo era una broma, pero no fue así. En vista de mi silencio, intentó acercarse a mí y mi reflejo fue evitar el contacto ... Su mirada cambió de inmediato. Pasó de la angustia al desconcierto ... Bajó la mirada por un instante con una sonrisa hueca en los labios, luego sólo me dijo:
-Lo siento ... te aseguro que no te volveré a molestar.
Y así sin más ni más, se fue de mi casa y no volvimos a hablar. Dos semanas después comenzábamos a estudiar en la misma universidad, pero no comenzó. Luego me enteré por medio de un correo masivo que nos envió a todas, que había decidido tomarse un año libre e irse a casa de tus tíos en Madrid, que la universidad le mantendría el cupo hasta el año próximo.
Tuve sentimientos encontrados. Por un lado sentí alivio por no tener que enfrentarme a ella cada día, pero el vacío también se hizo presente. Nunca había tenido que lidiar con su ausencia, y fue muy duro. Por más que me repetía que era lo mejor para las dos, pasé muchas noches llorando porque no estaba, llorando al recordar su mirada vacía cuando la rechacé, llorando porque aunque me decía a mí misma que había sido ella la que había fallado al sentir aquello por mí, no podía dejar de sentir que le había fallado en el momento más importante de su vida.
Su año libre se convirtieron en 7, motivado entre otras cosas, a que su madre se fue a España también. Logró estudiar y trabajar. Hizo dinero suficiente como para que al cambiarlo en bolívares, le permitiera invertir en una discoteca aquí en nuestra ciudad natal y comprarse un apartamento. Prefirió que su madre pasara su vejez en España, así que se regresó sola. De todo eso me enteré en el cumpleaños de Elisa, una de las chicas del grupo. En la escuela siempre fuimos Elisa, Carlota, Olga, Alexa y yo.
Estábamos todas en casa de Elisa cuando con la complicidad de Olga, Alex llegó de sorpresa. Para los ojos de todos, incluyéndonos, la sorpresa era la torta que le habíamos mandado a hacer a Elisa con una imagen de todas nosotras de adolescente. Elisa era muy sentimental y a veces podía rayar en lo cursi, pero el día de su cumple siempre procurábamos hacerle ver lo mucho que la queríamos obsequiándole cosas o presentes más allá de lo material. En fin, ese día llegó con la torta.
-Chicas ya llegó la torta - Dijo Olga disimuladamente - Voy a bajar a abrirle al repartidor, por favor, distráiganla ... Llévenla lejos de la puerta.
Aprovechamos que estaba sonando una música movida para sacarla a bailar entre todas. Entre risas y baile vimos como se acercaba Olga con alguien atrás con la torta en alto. Sin sospechar nada, cuando estuvo lo suficientemente cerca gritamos ¡¡¡SORPRESA!!! Al volver su atención hacia atrás y ver la torta de dos piso que tenía en frente se quedó pasmada, pero más pasmada nos quedamos todas cuando Alex bajó la torta hasta dejar ver su rostro.
-¡Sorpresa! - Dijo con una gran sonrisa y levantando las cejas en forma pícara
-¿Alex? ... - Elisa no podía creer lo que sus ojos le decían - ¡ALEXA! - Casi sin control se abalanzó hacia ella obligando a Olga a agarrar la torta antes de que terminara en el suelo.
Yo no podía pronunciar palabra alguna, al verla mi mente se quedó en blanco, el nudo en el estómago se me hizo intenso ... No sabía qué hacer o cómo saludarla; no después de como había terminado todo entre nosotras la última vez que nos vimos. No pasó mucho rato antes de que se acercara a mí.
-Hola - Me saludó con una media sonrisa, y sin dejarme decir nada, me abrazó.
El abrazo no duró más de unos segundos, pero para mí fueron eternos. Segundos donde me di cuenta lo mucho que la había extrañado. Mis ojos se nublaron un poco, así que parpadeé muchas veces hasta lograr controlar esa reacción.
-Me alegra verte - Me dijo al separarnos, pero al verle los ojos, los sentí tan fríos que supe en ese mismo instante que jamás habías olvidado lo sucedido.
Horas después, cuando ya todos los invitados se había ido y sólo quedábamos nosotras, surgió el tema inevitable, el amor.
-Entonces Alex, ya nos has contado todo lo que hiciste y dejaste de hacer durante todo este tiempo, pero no has mencionado cómo te fue en asuntos del corazón - Preguntó Carlota.
-Jajajajajaja ya sabía yo que no me escaparía - Dijo meneando la cabeza.
-¡Por dios! No puedo creer que sigas siendo tan evasiva con ese tema.
-¡Jum! – Dijo mientras tragaba el sorbo de vino que tenía en la boca - No se trata de eso.
-¿Entonces? - Insistió
-Que no sé si en verdad quieren oír lo que tengo que decir al respecto.
-¿Cómo así? ¿No te entiendo? - Preguntó Elisa
Las miró una a una antes de tomar otro poco de vino y hablar.
-Sí hay alguien en mi vida ahora ... Tenemos una relación de dos años y llega mañana para quedarse aquí conmigo.
-¡BINGO! ¡LO SABÍA! - Soltó Carlota con entusiasmo - Yo sabía que encontrarías al hombre de tu vida allá Jajajajajaja y no como decías que no había posibilidad alguna de enamorarte Jajajajajaja.
Sonrió de medio lado.
-Yo no dije que fuera un hombre - Dijo sin rodeos y con extrema calma.
No pensé que lo diría así, y mucho menos con aquel desparpajo.
-¿Qué quieres decir? - Preguntó Elisa.
-Que la persona con la que estoy saliendo es una mujer - Afirmó luego de una pausa.
Hubo un intenso silencio. Ella sólo esperaba pacientemente a que todas reaccionaran.
-Entonces ...¿eres lesbiana? - Preguntó Olga.
-Sí - El silencio se hizo presente otra vez, a lo cual agregó - ¿Eso cambia quién soy para ustedes?
-¿Eres feliz? - Preguntó Carlota
-Lo soy - Le respondió sin dudar.
Carlota se levantó de su silla y caminó hasta ella.
-Entonces no hay nada más que decir ...¡Salud! -Levantó su copa.
-¡Salud! ... ¡Salud! ... - Dijeron Olga y Elisa acercándose también. Sólo faltaba yo, pero las palabras no me salían ... No sabía brindar por algo que no sabía cómo aceptar. Me miró fugazmente y sin dar tiempo a que las demás vieran mi duda, se levantó y brindó también.
Esa noche dado que se quedaba en un hotel en la misma vía que mi casa, se fue conmigo. Durante el trayecto hablamos de superficialidades, tratamos de no entrar en temas profundos, sin embargo, al llegar a su destino me habló.
-Marián ... Creo que es necesario aclarar las cosas entre tú y yo - Esperó unos segundos por mi respuesta.
-Sí - Fue lo único que pude decir.
-Lo que pasó hace 7 año atrás fue ... algo totalmente fuera de orden ... A penas me costaba aceptar mi condición y el descubrir mis sentimientos hacia ti hizo que todo fuera mucho más confuso. Te pido disculpas por no poder controlarlo. De haber podido te aseguro que jamás te lo habría dicho ... - Tomó aire antes de continuar - Pero nunca podré olvidar tú cara ... tú expresión de asco, de ... rechazo ... - Endureció la voz - Y eso ... eso fue mucho peor que saber que nunca aceptarías mis sentimientos ... Podía vivir sabiendo que no sentirías por mi lo mismo que sentía yo por ti, pero eso ... tu reacción fue mucho peor de lo que pude imaginar - Me miró y pude ver lo mucho que la había herido - Pero hoy puedo decirte que gracias a eso, pude aprender a lidiar con la intolerancia y el rechazo, que gracias a ti, aprendí que lo importante no es que los demás te acepten, sino que nos aceptemos nosotros mismos ... Es por eso que hoy puedo decirte que no me importa lo que pienses de mí, soy lo que soy y no cambiaré ... De ti queda aceptarme como soy o sencillamente dejar de fingir. Sea como sea, tomes la decisión que tomes, asegúrate que en verdad lo sientas, porque no quiero que nuestras diferencias afecten a las demás ... - Esperó unos segundos antes de volver a hablar - En dos días las invitaré a una cena, si vienes ... asumiré que hay posibilidad de retomar nuestra amistad, sino, aceptaré que somos dos conocidas y nada más.
Con cada palabra que decía sentía la presión en mi pecho mucho más intensa. No esperaba verla esa noche, no esperaba tener que enfrentarme a ella y tener que asumir una posición al respecto. En todos esos años, simplemente había decidido no pensar en ello.
-Bien ... creo que por ahora no hay más que decir. Gracias por traerme.
Sin decir una palabra más se bajó del auto y entró al hotel. Yo sólo pude ver al frente a ningún sitio en específico, sólo recordando cada detalle de esa noche.
Dos días después, efectivamente envió un texto a todas dándonos la hora y el sitio de la cena. No tuve el valor de ir. Por más que quise, no lograba aceptar todo aquello, sobre todo saber que estaría allí con su pareja. Ya me era difícil aceptar que era homosexual, como para además tener que verla con otra mujer. No podía hacerlo. Desde ese día, solo nos veíamos en los cumpleaños en común. De manera tácita, alternamos las presencias en las reuniones fuera de fechas especiales.
Las muchachas intentaron propiciar una reconciliación en nuestra amistad, pero al cabo de un tiempo dejaron de insistir. Por medio de ellas se enteró de mi boda 1 año y 5 meses después de su llegada y yo supe de tu penosa separación con tu pareja 6 meses después de mi matrimonio. No sé si por casualidad o planificado, pero se fue de viaje justo para mi boda, así que no asistió, lo cual, debo confesar, me hizo caer en cuenta que no importaba lo que fuera o cuáles eran sus gustos, para mí era mi amiga irremplazable, mi hermana a la que había hecho a un lado sin pensarlo ... Qué tarde me di cuenta del gran error que había cometido.