Desperté por el sonido de mi alarma. Eran las ocho de la mañana y no recordaba por qué la había puesto a esa hora, pero al ver la pantalla de mi celular lo recordé "Bienvenida". Hoy era la ceremonia de bienvenida para los nuevos estudiantes y el primer día de clases.
El fin de semana había pasado tan rápido y ni siquiera me había dado cuenta. Tampoco pude conocer a los demás chicos porque prácticamente había estado solo en la casa ya que, según una nota que encontré en la mesa, todos habían ido a un pequeño campamento el fin de semana, y aunque regresaban el Domingo por la noche, no tuve la oportunidad de recibirlos porque me quedé dormido, así que pensé que podría saludarlos a todos en la mañana, pero al salir de mi habitación no había nadie, así que solo me apresuré a vestirme y asearme para no llegar tarde.
Mientras más me acercaba al instituto más gente había, en la puerta de entrada todo era un caos, había muchos alumnos de nuevo ingreso perdidos, y entre ellos estaba yo.
Tan pronto como entré al edificio comencé a temblar, había mucha gente y comenzaba a sentir que me faltaba el aire, hasta que sentí una mano en mi hombro.
—¡Hey!—. Dijo una voz detrás de mí que me pareció familiar.— ¡Jungkook! ¿Estás bien?—.
Volteé y ví la cara de la divinidad que llevaba por nombre Taehyung, quién se convirtió en mi salvación en ese momento.
—¡Taehyung! Lo siento, estoy un poco perdido—sonreí nerviosamente.
—Oh, no te preocupes, nos pasa a todos el primer día. ¿Necesitas ayuda? ¿Ya sabes dónde será la ceremonia de bienvenida?—.
—Ah, no, pensé que esa información nos la darían apenas entráramos al instituto—.
—¡Pues estás en lo correcto, Kookie!—. Esbozó una sonrisa de oreja a oreja que hizo que mi corazón se acelerara. —Toma, este distintivo va en tu pecho, y este es un pequeño mapa de la escuela—. Me dió un pequeño pin que sacó de una bolsa que colgaba de su brazo y un volante. —Primero que todo tienes que ir al gimnasio techado que está detrás de este edificio, ahí les dirán unas palabras y podrás iniciar oficialmente tu primer día en el instituto, ¡suerte Kookie, nos vemos luego!—.
Ni siquiera pude despedirme ni agradecerle porque el mar de gente me empujó lejos de él. Todo había sido tan rápido, pero al mismo tiempo sólo ese momento había sido suficiente para calmar los nervios que sentía. Aunque, sólo había sido amable, ¿no?, después de todo se veía que estaba encargado de hacer eso y
era algo que tenía que hacer. Y eso también significaba que estaba en un grado mayor al mío. Oh no, ¿debí hablarle con honoríficos? ¿y si creyó que fuí grosero? ni siquiera le dí las gracias.
Me sumergí tanto en mis pensamientos que sin saberlo ya estaba en la puerta trasera del edificio principal.