RELATOS PANDORA

By mar291

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Todos en algún momento hemos tenido esa imaginación que nos lleva a escribir historias, bien sea de amor o de... More

La Inmensidad de Nuestro Amor
De nuevo tu. Primera parte.
De nuevo tu. Segunda parte.
De nuevo tu. Tercera parte.
De nuevo tu. Final alternativo.
Todo Acaba.
Vamos a recordar el pasado.

Celos.

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By mar291

Isabel despertó al no sentir el peso de su esposo en la cama, miro por toda la habitación y no lo encontró en ella. Se estiro en la cama y quitándose la colcha se levanto para encaminarse al baño. Una vez dentro se lavo la cara y los dientes, se miro al espejo y sonrió.

Al bajar las escaleras escucho la voz de su esposo en la sala, al parecer hablaba con alguien, fue bajando mas y noto que estaba de espaldas hablando por celular.

- Si, muchas gracias. Ah y por favor mantén esa cita pendiente, tenemos que hablar de muchas cosas, si, esta bien adiós. 

Se acerco mas a el y lo abrazo por la espalda, quedando su rostro tapado. Inhalo su aroma mañanero y lo abrazo mas fuerte.

- Gordita - sonrió volteándose.

- Buenos días esposo - se puso de puntitas para alcanzar sus labios y le dio un beso corto - ¿Tienes trabajo?

- Así es - dijo tomándola de la cintura - tengo que hablar unos asuntos con la nueva secretaria y tengo que ver a un socio.

- La cita es con el socio, me imagino. - dijo levantando una ceja.

- No, es con la secretaria.

- ¿Y que paso con Rosa?

- Se tuvo que jubilar, amor.

- ¿Es joven? - Jose manuel la miro extraño - la nueva.

- Ah, si.. es joven.

- Ah ya. - se separo de el y fue a la cocina, jose manuel la miro extraño y luego de ver su cara seria comprendió lo que pasaba.

- Isa ... - sabia lo que ocasionaba cuando le decía así.

- No me digas así.

- ¿Por que.. Isa? - sonrió.

- Sabes que no me gusta... Oye - dijo poniendo una sonrisa malvada en su rostro y luego se volteo para ver de nuevo con seriedad - ¿Te puedo acompañar a la cita?

- Ya se por donde vienes, y no. Mujer, confía en mi - dijo acercándose, pero isabel se alejo.

- Oye, yo tengo que verla.. ¿Y si es una loca? tu no sabes de esas cosas yo pued...

- Ya dije, isabel.

- Que no me digas isabel.

Lo miro con enojo y subió de nuevo las escaleras, Jose Manuel subió tras ella y antes de que entrara al cuarto la tomo de la cintura y la volteo para besarla, de inmediato isabel reacciono y sus manos subieron a la nuca de el, saboreando sus labios e invadiendo con su lengua.

- Te vas a quedar aqui y vas a confiar en tu marido - dijo separándose de ella y mirándole los labios.

- Lo que tu digas...

- Me tengo que ir, se hace tarde - la volvió a besar largo y tendido y luego la soltó para entrar a bañarse mientras ella se recuperaba del beso y bajaba para desayunar algo.

Jose se despidió de ella y partió a su cita.



*******

3:23 pm

- Lisa, hija.

- ¿Si?

- Voy a la oficina de tu papa un momento ¿si? estas a cargo.

- Si, tranquila.. Oye isa, ¿le puedes decir a papa que por favor me traiga mi carpeta morada? que no se le olvide.

- Si no la trae el, la traigo yo, amor. Adiós, mucho juicio.

- Si, mama - grito joss desde la cocina.

Llego al edifico en media hora, gracias a Dios el trafico estaba calmado y fue mas fácil desplazarse.

Al llegar a recepción no se tuvo que anunciar, ya todos sabían que era esposa de Jose Manuel, ademas ¿Quien no iba a conocer a Isabel Lascurain.. La Pandora? sonriendo y saludando subió en el ascensor. Al llegar al piso donde quedaba la oficina de su marido se extraño de no ver a la nueva secretaria en su puesto.

Camino hasta acercarse a la puerta y escucho ruidos.

- Si mi amor, tranquila, yo la voy a dejar y luego vemos que se hace.

Su boca se abrió por completo y asomo un poco la cabeza, veía a su esposo parado de espaldas a la puerta y a una mujer frente a el, pareciera que estuviesen hablando. 

Sin pensarlo dos veces entro a la oficina y haciendo ruido para que notaran que había llegado alguien. Jose Manuel volteo y en sus manos tenia unos papeles que estaba firmando y en sus orejas se dejaban ver un par de audífonos... Estaba hablando por celular.

- Hija, acaba de llegar isabel - ella levanto la ceja y el aguanto la risa. - nos vemos en casa mi amor, adios. Hola gordita. - dijo riendo y acercandose para depositarle un beso en los labios. - ella es ligia, la nueva secretaria.

- Mucho gusto señora, es un placer conocer a una Pandora - dijo Ligia sonriendo muy emocionada.

- Mucho gusto - isabel se sentía muy apenada, esa niña no tenia cara de roba maridos, que tonta era. Para disimular su pena sonrió mostrando toda su dentadura blanca.

- Bueno señor, eso era todo, disculpe por molestarlo y nuevamente - mirando a Isabel - un gusto, espero verla mas seguido.

- Adiós, cariño.

Al irse, isabel camino hasta el mueble y se sentó.

- Yo vine porque..

- Porque querías conocer a la secretaria - dijo serio pero aguantando la risa.

- Es que a mi se me hace difícil, a ti no.. Tu eres muy guapo y yo tengo miedo de que cualquier niña de faldas cortas venga a seducirte y me dejes, en cambio yo? a quien le puedo gustar?

- A mi..  a mi me gustas, a mi me vuelves loco, deja de ser insegura.. Yo te amo a ti.

-No, José, es que no me entiendes... - se levanto del mueble y le dio la espalda a su esposo.

-Claro que sí, mi amor. La que no entiendes eres tú.

-¿Que no entiendo? -volteó y lo miró.

-Que te amo, que voy a estar contigo siempre y que nadie va a separarme de ti -se acercó a ella y le dio un beso en la frente.

-Ay, español... Me traes loca -lo abrazó.

-¿Ah, sí? -le sonrió-. ¿Qué tan loca?

-Todo lo que quieras -ronrroneó.

-Uy, ¿es una insinuación, gordita? -la miró con una sonrisa pícara.

-Ay, ya bésame, José.

Él soltó una exuberante carcajada. -Wow, sí que estás muy dispuesta -le sonrió una vez más y por fin la besó.

Fue un beso con pasión, se amaban, se adoraban, se deseaban. Jamás podrían vivir uno sin el otro, era como una dependencia, era como una adicción. ¿Para qué drogas si se tenían a ellos?

Estaban en el despacho de José y no habían pasado seguro, cualquiera podría entrar y verlos, porque querían llegar más allá de un beso desenfrenado.

-Espera... -José fue y cerró la puerta.

-Uf -suspiró Isabel-. Pensé que te habías arrepentido.

-Jamás -la besó con ganas para luego seguir hablando-: y dije espera, no para, eh.

Continuaron con sus besos desenfrenados hasta saciarse, pero jamás lo harían, tenían una sed por ellos que no iba a acabarse nunca, por eso el matrimonio Álvarez Lascurain jamás y nunca llegaría a su fin, eran almas gemelas y podían con todo y con todos.

Él la condujo hasta el escritorio y la subió ahí, prosiguió quitándole la blusa rosada que llevaba ese día, dejando ver sus pechos cubiertos con un sostén, el cual no duró mucho pues José Manuel se los quitó rápidamente, sediento de ellos. Empezó a acariciarlos, chuparlos, besarlos, proporcionándole un inmenso placer a Isabel. Posteriormente Isabel se sentía en desventaja con él, por lo que empezó a quitarle su saco y siguió con su camisa blanca, déjandolos en igual de condición, pero no le bastó y prosiguió con su correa y pantalones, dejando a José Manuel solamente en boxers.

-Hey... Creo que estoy en desventaja aquí -protestó José para luego quitarle el resto de la ropa a su esposa dejándola solo en bragas-. Diosa -le dijo antes de besarla de nuevo.

Sentía como los senos de ella se estrellaba contra su desnudo pecho y de un solo movimiento la acostó sobre el escritorio. De inmediato José bajó la cabeza hasta que su rostro estaba rosando su intimidad, plantó un sutil beso como avisando lo que estaba a punto de hacer. Le bajó con sus dientes las bragas, ella se excitó más, ya no podía aguantar. Le apartó las piernas, acarició suavemente su entrepierna y las manos fueron reemplazadas por su boca. Gemía con locura a medida que la lengua de él se movía dentro de su sexo, mientras se aferraba de los bordes del escritorio. Luego de hacer gritar de placer volvió a su boca y la besó, después bajó por su cuello y llegó a los pechos de ella succionándolos y mordiéndolos como vampiro, ella tenía los ojos cerrados, invadida de placer. También besó su vientre, plantando una secuencia de besos, que al final le produjeron a ella un cosquilleo.

-Te amo, Isabel -le habló antes de besarla para penetrarla, ella quedó sin aliento, no pudo gritar, necesitaba recuperar la respiración.

Él se sacudía dentro de ella, y ella gritó de placer.

José se hundió en ella de manera violenta, él emitía gruñidos, ella gritaba su nombre, la embestía dejándola con la boca abierta.

En segundos la tenía sobre su cuerpo, ella llevando ahora el ritmo, deleitándolo con el ritmo de sus caderas. -¡Dios! -le exclamó, y se movía con rapidez sobre él, hasta que llegó al punto más elevado para estallar, luego el turno fue para él.

Ella cayó sobre su pecho, él la presionó más contra su cuerpo abrazándola, estaba tan contento, sonreía y le besaba la coronilla de la cabeza.

-Oh, Dios, eso fue increíble, mi amor. Te amo tanto -le dijo ella extasiada de amor y de felicidad por ese hombre.

Y es así como se aman los amantes, con desenfreno, con locura, con pasión... Con amor.



Holaaaaaa. Bueno, les dije buscaría tiempito y subiría relatos, este es el primero y es gracias a una personita bella que quiero mucho, gris, es contigo, espero les guste. Comenten.

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