Después de haber besado a Chase, me encerré en los baños de la universidad para llorar.
Era una gran estúpida, no debí besar a Chase y esta no era yo, sinceramente no sé lo que me está pasando. De un momento estaba tan triste por lo de Justin y esa chica, pero en otro estaba tan despertara y excitada. Sabía que mis hormonas estaban jugándome una mala pasada pero no pensé que sería para tanto; todo está bien en mi menstruación, por ende debería estar bien pero algo me está pasando.
Había engañado a Justin besado con un chico consciente, a otro confusa y a otro robado pero correspondido.
Esta definitivamente no era yo.
Quería desahogarme, pero no sabía con quién, las chicas estaban lejos y mis primos ni hablar, Santiago tiene sus problemas y pasa con Justin, Jason está lejos y mi madre igual.
Baje en los contactos de mi celular para encontrar a Leah. En este momento necesitaba hablar con alguna chica para que entendiera.
—¿Leah?
—____... Hola ¿Qué te pasó? —me pregunta.
—Necesito ayuda —Mi voz se aflige.
—Oh... ya veo, dime ¿Dónde estás? —Me pregunta.
—Encerrada en cubículo de un baño de la universidad —le digo rápidamente mientras miraba la puerta del cubículo.
—Dime que no le hiciste a las drogas.
—¿Qué? —Escucho la risa de Leah atrás del teléfono.
—Lo siento era inevitable, debo creer que estas sola —me dice rápidamente—. Te pasó a buscar, dime la dirección.
—Gracias Leah.
Al decir esas últimas palabras le digo la dirección de la universidad y que la esperaría en cierta parte del estacionamiento mi facultad, es decir, yo atravesaría por la noche todo el campus para que Leah me recogiera. Poco importaba si sabía que tenía un lío en la mente que tenía que resolver ya que esta no era yo y me estaba comportando como zorra caliente.
Vi las luces del auto de Leah parpadear en mi dirección y lo primero que veo es su cabello amarrado como tomate.
—Sube.
Pasó al otro lado para subir y me doy lo frío y solitario que estaba ese lugar, era como una mini ciudad abandonada.
—¿Tienes frío? —me pregunta.
—Algo —me dice.
—Como algo, es si o no — me dice mirándome seria.
—Tengo frío —le contestó.
—Ya, entonces encenderé calefactor.
Leah aprieta algunos botones y aire caliente empieza ampliarse dentro del auto. Leah sigue conduciendo y me dijo como miraba la carretera.
—Mi madre no está así que tendremos la casa para nosotras —Me dice.
—¿Dónde ha ido? —Le preguntó mirándola.
Ella se encoge los hombros y responde.
—Fue a una de esas citas por Internet, es la cuarta con el mismo hombre —dice mientras doblaba con el manubrio el auto—. Tú sabes lo loca que puede llegar hacer.
Me quedo callada.
—Tranquila que no le diré nada de lo que pienses —Me dice.
—De hecho en estos momentos no quiero pensar —le respondo.
Después no callamos todo el camino hasta que Leah se estaciona en su casa y nos bajamos para entrar. Era la segunda vez que entraba ya que la primera fue porque tuve que darle a su madre unos papeles de contabilidad que se le habían quedado y yo había aprovechado por la universidad a entregárselo.
—Ponte cómoda —me dice mientras pensaría las luces.
—Gracias...
—Haré sopa por el frío — Me dice con una sonrisa.
Leah desaparece por unos segundos para prender otras luces y verla por la cocina moviéndose. Después unos minutos vuelve a la sala.
—Cuéntame todo —Me dice mirándome.
—Uff.. Es muy largo —le digo mirándola.
—Tenemos toda la noche cariño.
Miró a Leah con una sonrisa en mi rostro de agradecimiento.
Al comenzar a contarle la historia a Leah cada vez podía notar la mezcla de emociones que estaba viviendo y la necesidad de contar todo alguien.
—Los besos fueron correspondidos ¿Ciertos? —Me pregunta—. Ya veo.
—Fueron todos de forma diferente Sean me había robado el beso pero me gusto besarle.
—Pero me dijiste que tu había visto a Justin en la fiesta —Asiento—. El beso de hoy fue con ese tal Chas es por lo de Justin, pero lo que no entiendo, es el beso de Adam... en el beso no estuvo Justin pero tú pensaste que era Justin. ¿No te gustara ese chico?
Parpadeo rápidamente.
—No, Adán es tierno y todo pero sinceramente no, además que se comportó de una manera como los otros.
—Cuando te dijo puta —Me dice y asiento—. Yo en tu lugar estaría feliz porque eso quiere decir que tiene poder en ellos y son guapos como los describes.
—Pero amo a Justin —le digo mirándola.
Leah queda en silencio y segundos.
—Eres muy insegura de ti misma _____ —Me dice de pronto.
—No, claro que no.. ¿por qué lo dices? — le preguntó mientras ella se acomoda en sillón.
—Porque eres guapa e inteligente pero no te crees capas para alguien. Justin era el chico que te hacía confiar en ti misma, el chico que te enamoro apoyándome a ti misma pero cuando él empezó a vivir su vida te diste cuenta lo insegura que estabas volviendo ser pero están estos chicos nuevos que ven lo atractiva y lo desconfiada que eres contigo mismo; ellos sin darse cuenta pueden hacer lo que Justin hizo contigo primero, darte amor con seguridad. En conclusión, eres un bocado apetecible y follable para ellos.
Quedó mirando a Leah perpleja.
—¿Cómo lo sabes?
—Estudié un par de años sicología, pero yo estaba más con líos en mi cabeza y no era capaz de resolver de los demás —Leah se para—. Iré por la sopa.
Mientras la veía por el pasillo hacia la cocina me sentí mejor porque me había dicho Leah. Ella tenía razón, esa mi situación, pero aun así tenía que hacerlo algo, no le ocultaría las cosas a Justin.
Leah volvió con platos de sopa.
—Comete todo el plato que estas sopas son energéticas.
—Gracias Leah —Le sonrió.
—De nada —Se vuelve a sentar conmigo—. ¿Qué tienes pensado hacer ahora?
Miro las letras de la sopa unos segundos y miro a la rubia con su cabello en forma de tomate.
—Le diré las cosas a Justin.
Leah me mira por segundos analizándome.
—Eres madura para hacerlo —La miro—. tómatelo como un halago.
Le sonrió.
—Tengo que hacerlo y exigirle a Justin que está pasando, puede que terminemos o a lo mejor es muy apresurado, pero tengo que hablar con él y decirle toda la verdad.
Leah me sonríe.
—Comete toda la sopa.
Le sonrió como respuesta.
—Gracias Leah, en serio.
—No te preocupes, para eso son las amigas.
Al terminar la sopa Leah me prestó un pijama y me llevó hasta el dormitorio de visitas quien por lo menos al dormir me sentía bastante tranquila.
No quería pensar más cosas. Como yo misma me había metido en estos problemas asumiría el costo. El costo de perder a Justin antes de hacerle más daño.