El Campeonato Futbol Fronteras ya se encontraban recibiendo inscripciones al torneo, el equipo Raimon eran los favoritos para ganar nuevamente después de derrotar al Instituto Imperial.
Desde que ganaron las cosas habían cambiado completamente.
Por un lado, Kido había dejado atrás a quienes creía que eran su equipo y a su entrenador Kageyama después de enterarse de todas las cosas que hacia para seguir ganando los partidos que jugaban y el torneo en particular.
Dejo el Instituto Imperial y se traslado al Instituto Raimon donde fue sorprendentemente bien recibido por todos a excepción de Endo, el cual, aun sentía un rencor hacia el que surgió después del torneo.
—Por favor, Endo, ya he venido a disculparme varias veces -suplicaba desesperadamente.
—Y yo ya te dije que no te disculpo ¿Qué parte no entiendes? -protesto con un gesto molesto mientras se daba la vuelta para dirigirse a los vestidores.
—Lo siento Kido, ya sabes cómo es Endo -contesto Goenji dándole un codazo en su hombro.
Goenji y Kido en un principio no se llevaban bien, pero con los insistentes pedidos de disculpa, algunas charlas y salidas se hicieron buenos amigos.
—Ya lo sé Goenji es solo que, no me gusta como los trata ahora ¿sabes? -comento.
El resto del equipo dirigieron su vista a Kido al cual lo escuchaba atentamente pero el solo podía ver dirección a donde se había ido Endo.
—Desde que ganaron el torneo, no sé, las cosas se volvieron complicadas ¿no?
Los demás simplemente se miraron nerviosos entre ellos, era cierto, después de ganar el torneo las cosas se habían vuelto complicadas y demasiado exigentes.
Ya no se divertían, ahora lo importante era ganar nuevamente el torneo fuera como fuera.
—La verdad es que si -confeso en un suspiro Natsumi mientras miraba a todos- solo piénsenlo ¿Cuándo fue la última vez que fuimos a comer ramen todos justos?
Todos dirigieron su visa a otras direcciones, pareciera ser que hablar de Endo sin su presencia era ya considerado un tabú para todos en el equipo.
Además, si se llegara a enterar que hablaron de él, estarían en serios problemas.
—Creo que sería mejor ir a calentar ya -comento Kazemaru mientras tomaba la bolsa de balones para colocarla cerca de a la cancha donde todos los demás lo siguieron a excepción de Goenji.
—Iré hablar con él otra vez, tal vez pueda lograr algo más que la última vez
Kido simplemente sonrió, de verdad que él era un gran amigo.
—Bueno, tengo que irme -menciono- ¿nos vemos mañana donde siempre?
—Me parece bien
Mientras se despedían Kido pudo percatarse de que entre los arboles los estaban mirando una silueta conocida.
Goenji después de despedirse camino a los vestidores donde estaba Endo colocándose los guantes y leyendo aquella libreta vieja que todos conocían.
—¿Por qué no aceptas sus disculpas por una maldita vez Endo? -pregunto mientras se reposaba en el marco de la puerta y cruzaba sus brazos.
—¿Tenemos que hablar de esto ahora? -pregunto irritado.
—Si -contesto firmemente- Endo ¿Qué no te das cuenta? Solo juegas futbol por una copa, ya no lo haces por gusto
—¿Entonces porque sigues aquí? -exclamo- Si tanto te molesta tanto deja el equipo si prefieres
Quedo en silencio.
No era la primera vez que le contestaba de esa forma y para ser sinceros ya había pensado seriamente si dejar el equipo, pero también era el único que defendía a los demás.
Ciertamente ya todos habían aceptado el tipo de persona que se había vuelto Endo.
Paso a su lado para comenzar a alentar a sus compañeros de correr más rápido a lo cual Goenji no tuvo más opción que imitarlos.
No podía dejar el equipo, todas las personas que conocía estaban ahí a excepción de Kido.
Mientras todo aquello ocurría una chica con su mochila en la espalda que caminaba con dirección al club de futbol donde pretendía inscribirse, era su primer día así que no conocía en su totalidad el instituto por lo cual se resigno a preguntar a una de las primeras personas que se le cruzara en frente.
—Hola, disculpa ¿sabes donde esta el club de futbol?
Quien volteaba era Kido quien tenía la intención de ir a donde vio la silueta.
—Ah es por allá, donde están esos árboles –indico mientras señalaba lo mencionado- abajo, ahí encontraras las canchas y a los del equipo entrenando
—Gracias
Agradeció la chica para simplemente dejarlo ahí, la verdad es que le pareció curioso.
Su capa y sus gafas le daban un toque de autenticidad.
Siguió las indicaciones que le habían dado y llego a la cancha donde se quedo un rato admirando el gran equipo que se encontraban haciendo sus técnicas.
La mano fantasma, el Tornado de Fuego, Valeta de Fuego, entre otras tantas que no recordaba el nombre.
Era de verdad sorprendente.
—Hola, ¿Estas buscando a alguien?
Era Natsumi que la miraba con una leve sonrisa.
—Hola, disculpa estoy buscando a Endo, es jefe del club de futbol ¿no?
—Si, así es -contesto- ¡Endo te buscan!
El chico al escuchar su nombre dejo su posición la cual afortunadamente no perjudicaba el entrenamiento de los demás.
—Hola un gusto en conocerte mi nombre es Endo, jefe del club de futbol ¿Qué necesitas? -pregunto entusiasmado mientras miraba a los demás asegurándose que siguieran con el entrenamiento.
—Soy Ohara, hace poco me cambiaron a este instituto así que no sabía muy bien como manejaban las cosas aquí, pero me comentaron que necesito entrar a un club para créditos extra así que venía para preguntar si ¿aceptan chicas en el equipo?
—Ah sí -exclamo- si aceptamos chicas, para el apoyo en el equipo como animadoras, consultoras y cosas así por si te interesa
La chica dio una leve risa.
—Muchas gracias por la oferta, pero me refería a jugar en el campo -aclaro con una sonrisa.
—Emmm te refieres a jugar, ¿Jugar?
—¿Sí?, A eso me refiero -contesto incomoda.
Goenji había dejado de entrenar para ponerse al tanto de aquella curiosa conversación a lo cual todos notaron de inmediato.
—En realidad nos estamos preparando para un Campeonato que por mala suerte no acepta chicas así que -encogió los hombros- lo siento
—Hablas del ¿Futbol Fronteras no? -pregunto a lo cual Endo asintió- me parece raro que digas que no es mixto porque el año antepasado participe en ese campeonato
Todos quedaron atónitos, en especial Endo que no pudo salirse con la suya.
—Lo siento, hay demasiada gente inscrita en el club -volvió a mentir mientras pretendía regresar al entrenamiento ya que se percató que todos habían parado.
—En realidad necesitamos jugadores -hablo Goenji- no tenemos relevos Endo ¿Y si nos lastimamos qué? Nos quedaríamos con un jugador menos
Nadie formulo palabra alguna, de hecho, Endo ni siquiera presto atención a las palabras dadas por su compañero.
—Ridículo
La chica simplemente se retiro molesta de aquel sitio, se sentía humillada, pero a la vez impotente por la actitud de aquel “talentoso” joven que tanto escucho hablar después de que ganaran el campeonato.
Por otra parte, quien la defendió solo podía ver la realidad en la que estaba, sus compañeros no tenían ni la mínima intención de discutir con Endo o reclamarle por lo que acababa de suceder.
Ni siquiera Natsumi, aunque de cierta forma entendía el porqué.
—Endo -hablo a lo cual todos lo miraron- suerte en el torneo
Nuevamente, nadie dijo nada.
Solo observaban como tomaba sus cosas y se iba de la cancha, estaba afligido por la decisión que acababa de toma, pero a la vez, orgullosos de no dejarse manipular por Endo como ya lo había hecho con los demás.
Las horas ya habían transcurrido desde aquel suceso ya era tarde y Ohara ya se encontraba en su hogar, su familia era muy pequeña.
Solo conformada por su madre, padre y ella.
Pero hacía mucho que su padre no vivía con ellas por cuestiones de trabajo, por lo tanto, no lo veía tan seguido como a ella le gustaría.
—Ohara ven un momento por favor
—Ya voy mamá -contesto levantándose de su escritorio.
Salió de su habitación y se dirigió a la planta baja donde su madre estaba en la cocina preparando la cena.
—¿Qué paso mamá? -pregunto- ¿Vamos a cenar Ramen?
—Si vamos a cenar Ramen solo que me acabo de dar cuenta que no tengo cebollín, podrías ir por unos a la tienda por favor
—Si esta bien, no te preocupes
Regreso a su habitación para tomar su cartera y llaves, se despidió de su madre con un beso y salió de casa.
El camino a la tienda era remotamente corto, pero tenías que cruzar por una larga calle que ya llevaba bastante tiempo con los faroles descompuestos por lo cual por las noches era muy oscuro.
Aún mas hablando que ya eran cerca de las 8 de la noche.
No era la primera vez que caminaba por esa calle a esas horas, pero esta vez ocurrió algo diferente.
Una limosina bajaba la velocidad cada vez que estaba más cerca de ella hasta que se orillo alado suyo y la ventana trasera que quedaba de su lado bajo.
—¿Eres Ohara? -pregunto.
Se alejo un poco de la limosina antes de responder.
—Si, soy Ohara ¿Quién es usted? -cuestionó.
—Déjame presentarme, soy Kageyama, director del Instituto Zeus -contesto- te he visto jugar, futbol, para ser específicos
Lo escuchaba atentamente mientras miraba a su alrededor, deseando que alguna persona viera la situación en la que estaba metida o que al vieran por si llegaba a ocurrirle algo.
—Quiero darte beca completa Ohara, lo único que te pido es que juegues futbol con el equipo Zeus
—Solo por ¿Jugar? -pregunto confundida- debe estar bromeando
Dio una leve risa a lo cual la persona en el interior del automóvil no lo tomo a bien.
—Crees que bromeo -expreso en voz alta y con una voz ronca.
Ambos quedaron en silencio.
La ventanilla bajo un poco mas para ver una mano que agarraba una tarjeta.
Tomo la tarjeta con cierto nerviosismo manteniendo su distancia de la limosina y la cera.
La miro atentamente, era una tarjeta de presentación, con el nombre “Reiji Kageyama” junto a un número telefónico abajo y en el reverso de esta “Instituto Zeus”.
—Si tienes alguna duda contáctame, mi propuesta caduca en tres días, hasta entonces si tomas la decisión de formar parte del equipo mi asistente contestara y te agendará una cita para la inscripción
No hablo, simplemente miro al hombre a través de la ventanilla tratando de distinguir su rostro, pero era realmente difícil por la poca luz en la calle.
—Bien, vámonos – dijo mientras metía la mano que tenia afuera para escuchar un leve golpe, suponiendo que se la había dado a la cabecera del asiento del chofer.
La ventanilla subió, comenzó a moverse y el chófer se incorporó a la calle.
—De acuerdo
Susurro la chica con firmeza mientras miraba como se alejaba aquella limosina, el hombre desconocido traía una sonrisa maliciosa en su rostro mientras miraba aquel expediente que días antes había conseguido junto con la fotografía de la chica en la esquina del folder.
—Sabía que te encontraría… Ohara Li