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By DulceCLpez

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¡¡¡ÚLTIMAS HORAS PARA RESERVAR ACOSADA Y LLEVÁRTELA A CASA FIRMADA Y DEDICADA POR EL PUÑO Y LETRA DE LA AUTOR... More

Saga <<La Era De Los Vampiros>> Libro II: <<Cautivada Por Un Vampiro>>
CAPITULO UNO
CAPÍTULO DOS
CAPÍTULO TRES
CAPÍTULO CUATRO
CAPÍTULO CINCO
CAPÍTULO SEIS
CAPÍTULO SIETE
CAPÍTULO OCHO
CAPÍTULO NUEVE
CAPÍTULO DIEZ
CAPÍTULO ONCE
CAPÍTULO DOCE
CAPÍTULO TRECE
CAPÍTULO CATORCE
CAPÍTULO QUINCE (sin corregir)
CAPÍTULO DIECISEIS
CAPÍTULO DIECISIETE
CAPÍTULO DIECIOCHO (sin corregir)
CAPÍTULO DIECINUEVE (sin corregir)
CAPÍTULO VEINTE (sin corregir)
CAPÍTULO VEINTIUNO
CAPÍTULO VEINTIDOS (sin corregir)
CAPÍTULO VEINTITRES (Sin Corregir)
Entrada extraordinaria:
CAPÍTULO VEINTICUATRO
CAPÍTULO VEINTICINCO
CAPÍTULO VEINTISEIS
CAPÍTULO VEINTISIETE
CAPÍTULO VEINTIOCHO (sin corregir)
CAPÍTULO VEINTINUEVE (sin corregir)
CAPÍTULO TREINTA (Desenlace)
¡¡¡ÚLTIMAS HORAS PARA RESERVAR ACOSADA...

INTRODUCCIÓN

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By DulceCLpez

¿Lectores/as fantasmas? ¡No, gracias! Deja tu huella, deja tu comentario/opinión ^.^

La noche era demasiado calurosa a pesar de encontrarse a finales del mes de Octubre. Su camiseta negra ajustada de algodón, se adhería pegajosamente a sus antebrazos, dificultando un poco sus sigilosos movimientos. 

“La próxima vez me pondré una de tirantes” se dijo John a sí mismo.

Finalmente, tuvo que remangarse las húmedas mangas bañadas en sudor, para refrescarse un poco, dejando al descubierto sus musculosos brazos.

Hoy realmente no le hacía falta ocultarse entre las sombras de los árboles para acechar a su próxima presa, pues la noche ya era lo suficientemente oscura. La luna apenas podía iluminar débilmente las calles de Molina de Segura, unas espesas nubes ocultaban gran parte de ella.

Las farolas eran escasas en esta parte del pueblo y la más cercana estaba a varios metros de distancia. Pero aún así, esperó detrás de una enorme Morera a que le llegara la gran oportunidad para saciar el dolor de estómago que comenzaba a sentir.

“Pronto darán las diez, sólo tengo que esperar unos minutos más...” pensó distraídamente mientras miraba su reloj de muñeca.

Su sed de sangre se hacía más intensa y más urgente, según iban pasando los  segundos. Hacía dos días que se había alimentado por última vez y por eso estaba muy sediento.

A escasos metros de su posición, se encontraba la pequeña puerta de acero y cristal que daban el acceso a la academia nocturna de contabilidad.

“Diez segundos, nueve, ocho, siete...” siguió contando, impaciente por lo que inminentemente iba a pasar en pocos minutos, cuando estuviera a solas con su víctima; solamente tenía que armarse de paciencia y esperar un poquito más.

La puerta se abrió de golpe y un puñado de jóvenes salieron del establecimiento, ajenos al peligro que acechaba desde tan sólo a unos pocos metros. La mayoría de ellos tenían sus motocicletas aparcadas al lado de la entrada del local y en cuestión de segundos, el ruido de los motores y tubos de escape rugieron en la silenciosa noche.

Enseguida la calle fue despejada, quedando solamente un grupo de tres jovencitas, que tenían aparcados sus vehículos al otro lado del sombrío parque.

John observó a las chicas dividirse cuando la primera alcanzó su coche y se subió en él. Las otras dos continuaron con su caminata, riéndose con fuertes carcajadas por algún comentario chistoso, mientras sujetaban sus carpetas y llevaban sus mochilas colgadas de un hombro.

Sigilosamente, John se aproximó a ellas, atravesando el solitario parque y esquivando las papeleras que encontraba en su camino.

Finalmente, las chicas se separaron y la rubia se montó en un Fiat Punto azul y se despidió de la otra muchacha de cabellos rojos con un movimiento de cabeza.

La pelirroja avanzó unos metros más y cuando iba a meter la llave en el Ford Focus rojo que estaba bien estacionado, un cuerpo duro y musculoso chocó con ella, haciéndole perder por un momento el equilibrio. Todos sus papeles y la carpeta cayeron inevitablemente al suelo.

—¡Oh!, vaya... ¡Cuánto lo siento! —dijo una voz masculina cerca de ella—. Permítame que le ayude.

John se agachó y comenzó a recoger los folios y demás papeles que cubrían la sucia acera de la calle.

—¡Madre mía! ¡Que desastre! —exclamó la muchacha mientras se arrodillaba al lado de él y recogía un folio que había caído dentro de un charco, arruinándolo.

—En serio, lo lamento... —comenzó a decir él, con un tono de voz aterciopelado y penetrante— Iba distraído hablando con el móvil y no te he visto...

—Está bien, no pasa nada —contestó, aprovechando ahora que le tenía cerca para echarle un vistazo—. A mí también me pasa a veces, aunque normalmente suelo chocar contra los árboles o contra alguna farola, no con chicos simpáticos como tú —añadió ella entre risas, mientras se ruborizada un poco y se le formaban dos lindos hoyuelos en sus sonrojadas mejillas mientras le sonreía tímidamente.

La verdad era que aquél descuidado chico era muy mono y sin duda también era amable. Pensó la pelirroja mientras se incorporaba de nuevo, con sus manos llenas de desordenados folios.

—Por cierto, me llamo Tommy... —mintió él—. Y realmente siento haberte estropeado ése documeto. Seguro que era algo importante...

—De verdad, no pasa nada. Siempre puedo pedirle a una de mis amigas que me hagan una copia de sus apuntes —dijo ella interrumpiéndole, mientras sacudía el húmedo folio—. Por cierto, mi nombre es Lara.

Le extendió la mano libre y él se la aceptó, presionándosela suavemente entre la suya.

—Encantado de conocerte, aunque hayan sido en estas circunstancias.

—Lo mismo digo, Tommy.

—Déjame a cambio, recompensarle de alguna manera... —le dedicó la sonrisa más seductora que tenía— ¿Que tal si te invito a tomar algo? ¿Tal vez un refresco?

Cuando ella lo vio con la ceja arqueada, quedó completamente cautivada por su belleza. Sus ojos negros la penetraban intensamente, se sentía hipnotizada mientras se perdía en la profundidad de sus pozos oscuros.

Tenía el pelo también negro como el azabache y largo. No podía saber hasta cuanto era la extensión del mismo ya que lo llevaba recogido en una cola con una cinta de cuero marrón. También lucía una camiseta negra remangada hasta la altura de sus fuertes bíceps y unos pantalones vaqueros del mismo color. Su piel era de un tono muy claro, parecía pálido y contrastaba bastante con su oscuro atuendo. ¡Incluso sus botas eran negras!

—Mmmm... —susurró ella en repuesta— Déjame pensarlo...

Metió sus papeles en la mochila y miró el reloj de plata que adornaba su fina muñeca.

—La verdad es que me iba a recoger ya... Es tarde... Yo... No sé si debo... —titubeó nerviosamente.

Él la miró atentamente a sus ojos pardos, penetrándola con la mirada.

—Te prometo ser bueno y no entretenerte demasiado tiempo...

La joven finalmente no pudo resistirse y se fue con él a la cafetería más cercana. Lara no sabía que se metía en la boca del lobo, con una criatura de la noche cómo acompañante.

Estuvo seduciéndola todo el breve rato que estuvieron en el local, haciéndola sentir deseada y hermosa. Él era muy experto en eso, sin duda, todos los de su especie lo eran.

No tardó mucho en convencerla para dar un paseo por el oscuro y tranquilo parque, que estaba totalmente desabitado a esas horas de la noche. La tenía totalmente cautivada, bajo su hechizo de vampiro y en cuanto estuvieron sentados en el duro banco de piedra, se lanzó a besarla.

Lara se dejó llevar por el extraño deseo que había comenzado a sentir momentos posteriores a la llegada a la cafetería. No sabía porqué, pero estaba totalmente atraída por ese desconocido. Los labios de él eran algo fríos, pero muy ágiles y le hicieron perder la cabeza y la noción del tiempo. Nada le importaba en ese momento, sólo quería estar entre sus brazos.

Jhon descendió su hábil boca por la garganta de la pelirroja y le besó suavemente por toda esa tierna piel. Podía sentir el latido de su pulso bajo sus labios, tartamudeando en un ritmo compaginado. Jugó con su lengua en el punto donde su vena palpitaba cálidamente, preparando la zona para su profunda caricia. Sus colmillos ya estaban extendidos, esperando ser sepultados en la blanda carne de la jovencita que gemía de placer junto a él.

Con un movimiento preciso, los hundió totalmente, perforando el cuello de Lara. Su boca comenzó a llenarse del líquido rojo tan deseado, llenándolo y satisfasciendolo completamente. No dejó de beber de ella hasta que estuvo completamente saciado de su dulce sabor.

Cuando terminó con su festín, selló con la lengua las marcas producidas por sus pinchazos, ocultando la prueba de su delito. Ella no se dio ni cuenta de lo que él le había echo. No sabía que había sido utilizada para alimentar la ansía de sangre de un joven y apuesto vampiro.

Medio aturdida, se levantó del banco de piedra con la ayuda de él y agarrada de su fuerte brazo, fue dirigida hacia su coche.

Él se despidió de Lara, con falsas promesas de volver a quedar algún día para salir y cosas de ese estilo, todo mentira.

Jhon sabía que no volverían a verse, ella no era de su estilo. Además, él no buscaba ninguna relación seria con ninguna mujer, tanto fuese humana como si no lo fuera.

Nota: A la derecha, foto de John (protagonista)

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