Rompiendo Promesas

By Writing_on_Dreams

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"Hasta que la muerte los separe" Christian Harris había rehecho su vida con Mila Rogers. Se habían enamorado... More

Prologo
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciseis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Capítulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capítulo Veintidos
Capítulo Veintitres
Capítulo Veinticuatro
Capítulo Veinticinco
Capítulo Veintiseis
Capítulo Veintisiete
Capítulo Veintinueve
Capítulo Treinta
Capítulo Treinta y Uno
Capítulo Treinta y Dos
Capítulo Treinta y Tres
Capítulo Treinta y Cuatro
Capítulo Treinta y Cinco
Capítulo Treinta y Seis
Capítulo Treinta y Siete
Capítulo Treinta y Ocho
Capítulo Treinta y Nueve
Capítulo Cuarenta
Epílogo
Agradecimientos
Capítulo Extra
SEGUNDA PARTE

Capítulo Veintiocho

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By Writing_on_Dreams


VERA

Me dirigía a la cárcel en el auto de Gabriela. Pasaron cuatro meses más de terapia intensiva que me ayudaron luego del coma, pero no había terminado. De acuerdo a los médicos, tendría que continuar recibiendo atenciones para una mejoría completa. Era una pesadilla que nunca creí que viviría, pero así fue. Durante ese tiempo, la hermana de Christian me mantuvo al tanto de la situación legal en la que se encontraba él, así como lo que estaba sucediendo en tiempo real en otras áreas de mi vida.

En ese momento, no sabía si lo que estaba haciendo era correcto, pero sentía que debía hacerlo. No se suponía que acabara así y tenía que externarlo. Posiblemente los demás podrían creer que estoy demente o que estoy todavía sedada, pero es lo que mi cerebro y corazón estaban dictándome.

—¿Por qué quieres ir? —la voz de Gabriela me sacó de mis pensamientos.

Suspiré y miré la carretera. Todavía no podía decirlo en voz alta, no sabía con certeza si era la decisión correcta, si alguien más iba a entenderlo. Creo que solo aquella mujer que viviera mí misma situación podría hacerlo. ¿Otra persona? Probablemente me juzgaría y señalaría con el dedo.

—No creo que deba ser juzgado tan premeditadamente —murmuré.

—¡¿Qué?! —chilló— ¡Pero si él te golpeó hasta casi matarte, Vera!

Ella detuvo el auto y me miró como si me hubiese salido otra cabeza. Su expresión era de total confusión y sentí que mis emociones me consumían. Podía entenderla a ella, pero era claro que ella a mí no.

—Sé lo que hizo —respondí con sinceridad—, pero creo que necesito hablar con él, Gabriela. Además, sé que tu madre fue la que le llenó la cabeza de ideas. Christian no está estable desde que llegué, era claro que Margaret se aprovecharía de eso. Lamentablemente tu hermano sufre de muchos problemas emocionales que lo han llevado a extremos como estos.

—¿Cómo lo sabes? —el ceño de mi acompañante se frunció.

—¿Quién más aparte de tu madre está desesperado por recuperar su casa? —la miré con obviedad.

Gabriela parpadeó dos veces y bufó.

—Solo ella, por supuesto —soltó una risa sarcástica—. Claro, ella quería que Christian hiciera el trabajo sucio para poder recuperar la mansión.

—Y por eso hizo lo que hizo —cerré mis ojos—. Sé que Christian me golpeó y no hay excusa para lo que hizo, pero debo perdonarlo y luchar esta guerra de otra forma, Gabriela, y no voy a condenar solamente a Christian por algo que su propia madre le metió en la cabeza. Si alguien debe pagar por todo lo que ha pasado, es su madre, no solo él.

Ella me miró por lo que pareció una eternidad y finalmente volvió a encender el auto. Sabía lo que pensaba, pero no quería que lo dijera en voz alta y agradecí que se contuviera. Las personas solían y suelen juzgar fácilmente a las personas cuando no han pasado por situaciones difíciles donde el miedo y el amor se mezclan y te encierran en una gran jaula. Siempre ha sido fácil señalar, pero jamás ha sido fácil para nadie sentarse a analizar que sienten aquellas personas que están divididas entre lo correcto, el miedo y el deseo de que alguien cambie aun después de mucho daño.

¿Nadie ha guardado la esperanza por alguien más acaso?

—Tienes un corazón muy grande, Williams —ella susurró y yo cerré mis ojos.

Finalmente, las dos llegamos a nuestro destino. Gabriela estacionó y ambas nos dirigimos a la entrada. Una vez ahí, pregunté por Christian y los guardias me ayudaron con el proceso para visitas. Gabriela tomó mi mano y sonrió, sabía que estaba totalmente en contra de mi decisión, pero aun así me apoyaba. Ambas caminamos despacio debido a mi condición y agradecí que me acompañara, no solamente por mi salud, sino por todo lo que sentía.

—¿Estás nerviosa? —preguntó.

—Mucho —admití.

Sentía que iba a desmayarme en cualquier momento.

—Verás que le alegrarás el día al comentarle sobre los cargos —apretó mi mano, animándome.

Al llegar, Gabriela y yo frenamos de golpe, mis ojos sin poder asimilar lo que estaban viendo. Sentí que el mundo se venía abajo a pedazos, pero no me moví de mi sitió, ni mostré ninguna emoción, solo observé la escena en shock.

Christian estaba besando el vientre de Mila.

Dios mío.

Mila estaba embarazada de Christian.

—Vera... —Gabriela susurró, pero la ignoré por completo.

Sin imaginarlo, mi mente se nubló por completo y tomé impulso para acercarme a ellos a paso firme.

—¡Harris! —grité y él se separó de Mila rápidamente.

—Vera —sus ojos se abrieron a más no poder.

—Es imposible —Mila jadeó—. Estabas en coma.

—Estás, estás bien —él susurró—. Estás bien.

Sentía miedo, sentía ira, sentía mucho dolor y mil emociones más, pero no pude externar nada. La frialdad y el odio tomaron el control de todo mi cuerpo y de mi boca, sacando a la víbora en la que su familia me convirtió.

—Así es —los miré fijamente—, y veo que tú también estás de maravilla.

—Yo... —miró a Mila quién lo abrazaba con fuerza.

Me había ilusionado, me había humillado, me había golpeado y finalmente decidió dar su estocada final con un embarazo mientras yo luchaba por mi vida en un hospital. Traté de controlar las lágrimas y apreté mis puños, comprendiendo que no era precisamente yo quien hablaba, pero no me contuve, fue mi culpa creer que había arrepentimiento en él. Fue mi culpa anteponer todo lo que él era antes que a mí misma. Fue mi culpa no amarme lo suficiente hasta ese punto para entender que Christian no fue ni era el hombre para mí. Apreté mis puños con tanta fuerza que mis uñas se enterraron en las palmas de mis manos, pero no me importó.

—Espero que tengas un muy buen abogado, Christian, porque juro que estoy por hundirte a ti y a tu madre durante muchos años —mi voz era firme, pero sabía que estaba muriéndome por dentro.

Sus golpes no me mataron, pero sus acciones sí.

—Vera, yo... —Mila lo interrumpió, su mirada reflejaba ira.

—¿¡Cómo puedes ser tan desalmada? —gritó—. ¿¡Acaso no ves que tiene que criar a su hijo!?

Sonreí y ladeé la cabeza, dispuesta a cumplir con cada una de mis amenazas.

—Oh sí —me crucé de brazos—, pero tendrá que hacerlo desde la cárcel, querida, porque aquí se va a pudrir. Espero tengas un buen fajo de billetes para su defensa, Mila.

Aferrándome a las pocas fuerzas que me quedaban, salí caminando rápido de la sala, derrumbándome aún más con cada paso. Me estaba ahogando, pero tenía que aceptarlo, Christian iba a tener un hijo con Mila Rogers.

—¡Vera! —Gabriela corrió hacia mí—. ¿Podrías detenerte?

—Déjame en paz, Gabriela —limpié mis lágrimas con rabia.

—Vera, no sabemos si ese niño puede ser de Christian —logró alcanzarme.

—No trates de tapar el sol con un dedo, Gabriela —me acerqué a la puerta del auto—. Christian y Mila tendrán un hijo, lo que tanto querían.

—Pero...

—¡Ya basta! —exclamé—. Christian pagará en la cárcel y nada va a detenerme.

—¡Lo estás haciendo por venganza, no por lo que hizo ese día, y tú lo sabes!

—¿Qué estás insinuando? —entrecerré mis ojos.

—Digo que estás haciendo esto solo porque ese hijo no es tuyo.

Con esas palabras, Gabriela me había apuñalado directamente al pecho metafóricamente y yo fruncí mis labios, tratando de evitar las lágrimas. Ella tenía razón, estaba furiosa, porque yo jamás iba a poder concebir un bebé, jamás iba a poder formar una familia, jamás iba a poder ser mamá.

Porque yo era estéril.

—Tomaré un taxi —me aparté de ella.

—Vera.

—No me sigas, Gabriela, se acabó.

Era momento de acabar con todo.

_________________________________________

Nota de la autora IMPORTANTE:

Me gustaría aclarar que esta historia no es una historia cualquiera. He visto muchos comentarios señalando a Vera y señalando que romantizo la agresión. En ningún momento he hecho tal cosa, al contrario, mi historia es precisamente para demostrar que muchas veces el amor no es suficiente para que una relación continúe o se construya. 

Las acciones de Vera son desde el punto de vista de una persona con MIEDO y AMOR a la vez. Muchas personas víctimas de agresión no pueden tomar decisiones coherentes o con bases debido a la esperanza que tienen en sus agresores, y saben que esto es cierto, si no, con todo respeto les invito a leer sobre la psicología en personas víctimas de agresión psicológica y física. 

Adicionalmente, Vera ha pasado por eventos sumamente traumaticos en los cuales no ha recibido la ayuda correcta por parte de expertos. ¿Creen que una persona puede superar cosas así tan fácilmente? 

Espero esto les ayude a entender mi historia un poco mejor y no la juzguen cuando van por la mitad. 

Dicho esto, les mando muchos besos!

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