ㅡ ¿A qué sabe la «crema de cielo»? ㅡ Le preguntó ChanYeol, después de que la chica que atendía la heladería les entregara sus respectivos pedidos.
ㅡ ¿Quieres probarlo? ㅡ le ofreció. ㅡ No sabría cómo describirlo.
ㅡ Inténtalo.
BaekHyun pareció pensarlo, esto no era divertido si era sólo él quien resultaba interrogado pero, no había mucho que imaginar en cuanto al sabor del helado de ChanYeol: Chocolate con menta.
ㅡ Sabe... Sabe a azul con estrellas.
ChanYeol le miró perplejo. ㅡ Eso no tiene sentido.
ㅡ Es lo mejor que puedo ofrecerte. ㅡ se encogió de hombros. ㅡ Si lo probaras, sabrías de lo que hablo.
ㅡ No, ese es un sabor muy tú.
ㅡ ¿Muy yo? ㅡ BaekHyun preguntó confundido mientras se metía la cuchara llena de helado a la boca. ㅡ ¿A qué te refieres?
ㅡ Diferente.
ㅡ Diferente es bueno, ¿no?
ChanYeol no respondió, en su lugar, le limpió el mentón manchado de helado con una servilleta de papel.
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Siempre le ha gustado imaginarse que hubiera pasado si él hubiera dicho que sí.
Sí a ser diferente, sí a escapar juntos. Porque ambos sabían que en aquella ciudad no lograrían consumar sus grandes sueños.
Lo habían hablado una y otra vez, para BaekHyun siempre era el momento perfecto, "No hay prisa", ChanYeol le repetía cada vez que él comenzaba a insistir, "No quieras comerte el mundo a puños, Baekhyun"
Oh, pero claro que quería. Quería comérselo todo.
Muchas veces se habían imaginado como sería llegar a la gran ciudad, Seul. Con sus avenidas amplias repletas de autos, el subterráneo, los edificios altos y el montón de oportunidades; una ciudad que nunca descansaba al igual que él. ChanYeol siempre le había reñido por mantenerse despierto hasta altas horas de la noche, decía que no le dejaba nada bueno, que sería mejor trabajar en el día pero, él no entendía que la inspiración le atacaba por la noche. Era como una ola repleta de letras y BaekHyun sentía que si no las escribía, explotaría. El día nunca parecía ser suficiente, siempre parecía necesitar más tiempo, más y más.
"Sólo déjame terminar de escribir está idea", le pedía. ChanYeol le amenazaba con quitarle sus anteojos si es que no iba a la cama pronto y se marchaba a dormir.
BaekHyun se aseguraba de escribir dos o hasta tres ideas más antes de apagar el ordenador. Escribía de todo y, aunque las historias de amor eran sus preferidas, la mayor parte del tiempo se encontraba escribiendo sobre sentimientos extraños, de esos que nadie siente. Tenía la sensación de que con cada palabra que sus dedos se encargaban de tipear, se encontraba cada vez más cerca de lograr una publicación.
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ㅡ Has mejorado. ㅡ Le dijo su antiguo profesor de Literatura Intercultural en la universidad. ㅡ ¿Has intentado acercarte a alguna editorial?
BaekHyun no pudo contener un suspiro. ㅡ He ido a todas en la ciudad.
ㅡ ¿A todas?
ㅡ A todas las que valen la pena.
El hombre sonrió. ㅡ ¿Sabes? Creo que podrías intentarlo en Seúl.
Oh, por, Dios.
ㅡ ¿De verdad? ¿Lo dice en serio?
ㅡ Muy en serio.
Todo el trayecto de regreso al departamento que compartía con su novio se la pasó imaginado como le daría la sorpresa, era justo lo que necesitaban, el último empujón para permitirse hacer sus maletas y largarse de ahí.
Incluso había pasado a comprar helado para ambos, chocolate con menta y crema de cielo.
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BaekHyun sonrió con nostalgia mientras recogía su maleta de la banda giratoria en el aeropuerto. Después de dos años, por fin se había decidido pasar las vacaciones de verano en su ciudad natal, su pequeña ciudad. Se quedaría en casa de sus padres y saldría con algunos de sus amigos, le habían contado que la ciudad por fin tenía un cine decente y él necesitaba verlo con sus propios ojos.
Mientras esperaba su turno en la fila para conseguir un taxi se preguntó: "¿Habríamos tenido un gato?"
Era un cuestionamiento llano, sin sentido pero real.
¿Lo habrían tenido? Seguramente sí. Porque él adoraba a los gatos y ChanYeol era alérgico a los perros pero siempre había soñado con tener una mascota. Sus padres nunca se lo habían permitido pero bien, si hubiera dicho que sí, BaekHyun le habría permitido meter a cuanto animal quisiera a su pequeño apartamento en la gran ciudad.
Tendrían un gato, quizás dos... ¿o más?
Si BaekHyun tuviera que medir cuanto había amado a ChanYeol en gatos, habría dicho que tendría una casa llena de ellos.
Él jamás se había negado a imaginar el futuro. Le daba miedo, sí, porque la gente decía que nada nunca duraba para siempre y que en los tiempos en los que vivíamos, era difícil saber lo que pasaría mañana.
Pero aun así quería hacerlo.
Le gustaba imaginarse junto a ChanYeol, compartiendo un pequeño apartamento (porque su presupuesto no daría para más), donde todo sería clarito, la luz entraría por todos lados. Y en las mañanas se servirían el sol en platos de cereal.
Dormirían todas las noches sabiendo que estaban en el mismo lugar, con su gato ronroneando, arrullando su sueño. Y compartirían, se enojarían y reconciliarían.
Y los fines de semana harían juntos el desayuno, mientras su gato los observaba. Andarían por la casa bailando y brincoteando sin calcetines. Escucharía a ChanYeol tocar su guitarra, él le escucharía cantar. Le leería líneas de sus libros y le dejaría leer en silencio.
Le escucharía, de sus sueños, de sus miedos, de los planes, de los viajes, de lo triste, del trabajo, de la vida, de lo tonto. Y le entendería, o al menos lo intentaría.
Y serían los tres; el gato, ChanYeol y él.
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Pero ChanYeol había dicho que no.
Y aún peor que eso, él le había pedido renunciar a sus sueños.
La noche antes de la fecha indicada en sus boletos de avión. Le confesó que no quería irse de aquella ciudad, que quizás estaba soñando muy grande. Que quizás los sueños de BaekHyun eran inalcanzables.
Recuerda haberse sentido ofendido.
Quizás era ChanYeol quien soñaba muy pequeño.
ㅡ ¿Y no pudiste habérmelo dicho antes?
ㅡ ¿Por qué te enojas? Tú eres el que de todos modos se va a ir, sin mí.
BaekHyun le miró ceñudo. ㅡ¿Y qué esperabas? Que renunciara al resto de mi vida... ¿Por tí?
ㅡ Creí que yo era tu vida.
ㅡ Pues no. ㅡ Suspiró. ㅡ Mi vida, es mía. Que quisiera compartirla contigo es algo muy diferente.
ㅡ ¿Y qué no puedes compartirla aquí? ¿Tenemos que viajar hasta Seúl?
ㅡ No tenemos qué. ㅡ se encogió de hombros. ㅡ Yo tengo qué. Quiero escribir, ChanYeol, y publicar lo que escriba y si me quedo aquí, eso nunca pasará.
Su novio permaneció en silencio durante casi medio minuto. ㅡ ¿Has considerado la posibilidad de fracasar?
ㅡ No. ㅡ contestó tajante.
Él le sonrió de lado. ㅡ Sigues queriendo comerte al mundo a puños, ¿Uh?
¡Claro que quería! Carajo, ¿acaso él no? Tenían tan solo veinte años. Quería desayunar sol con leche todos los días en un plato de cereal e irse a dormir con el sabor de la crema de cielo en sus labios. Por supuesto que no había considerado la posibilidad de fracasar, ¿en qué clase de soñador se convertiría si lo hacía?
Se había sentido fuerte al contar con el apoyo de todos sus seres queridos, incluso JongDae, quien siempre se había burlado de su sueño de ser escritor le había animado a aventurarse a la gran ciudad.
¿Y de repente ChanYeol le salía con... esto?
Olvídemonos por un momento del sueño de BaekHyun, ChanYeol quería hacer música, ¿se iba a dar por vencido sin siquiera intentarlo?
Habían practicado tantas veces la manera en la que contaría su historia en E! cuando fuera famoso. La cómica anécdota de él llegando con nada más que su guitarra colgada a la espalda, una maleta y su novio.
BaekHyun creía en él, en su talento y era por lo mismo que no podía permitirse permanecer al lado de alguien quien no confiaba en él. Sería un peso extra, no sólo para su conciencia si no para el avión y él, había comprado el boleto más económico.
ㅡ Espero que te den el ascenso en la oficina. ㅡ le sonrió falsamente. ㅡ Sería genial que por fin te ascendieran de «el chico del café» a «asistente», que emocionante.
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A BaekHyun le gustaba imaginarse lo que podría haber sucedido si ChanYeol hubiera dicho que sí. Si sus miedos no le hubieran opacado la vista y si él no hubiera sido tan apresurado como para si quiera plantearse esperarlo.
Pero él le había acusado de ser un soñador, cómo si el serlo fuera algo malo.
Por supuesto que se marchó a Seúl y, a decir verdad, las luces de la ciudad le habían deslumbrado tanto que casi no pensaba en ChanYeol.
ChanYeol había sido lo suficientemente egoísta cómo para creer que renunciaría a sus sueños por él y BaekHyun podría estar seguro de que una relación sana no debería basarse en sacrificios.
BaekHyun le había ofrecido enfrentarse al mundo juntos, tomados de la mano pero, ChanYeol había tenido tanto miedo que ni siquiera se había atrevido a sujetar su meñique.
De verdad que era una lástima, pensó mientras terminaba de anudar su corbata.
ㅡ Byun, ¿estás listo? ㅡ le preguntó su editora. ㅡ La fila para la firma de autógrafos es inmensa y si no comenzamos ahora, no habremos terminado para cuando obscurezca.
BaekHyun sonrió. ㅡ ¿Trajiste lo que te pedí?
ㅡ ¡Claro! ㅡ sacó un botecito de una bolsa de plástico, de esas que te entregan en las tiendas de conveniencia. ㅡ Recuerda que no soy tu asistente pero, sólo porque hoy es un día especial para tí accedí a realizar tus recados.
ㅡ Gracias, SoJin, eres un sol.
ㅡ Sí, sí, lo que sea. ㅡ la chica hizo un gesto con la mano en el aire, restándole importancia al asunto. ㅡ Y de todos modos, tenía curiosidad por probarlo, ni siquiera sabía que existiera ese sabor.
ㅡ Casi nadie lo conoce. ㅡ dijo destapando el botecito y hundiendo el dedo en él, después lo dirigió a su boca.
ㅡ Crema de cielo, ¿A qué sabe?
BaekHyun sonrió con nostalgia, abrió la boca para contestar pero, una voz ajena se le adelantó.
ㅡ Sabe a azul con estrellas.
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Su primer libro se había titulado «Crema de cielo», igual que su sabor de helado favorito, aquel que ChanYeol nunca se atrevió a probar porque era diferente. Por miedo. Era una obra casi autobiográfica, aunque preferiría que nadie se enterase de ello, en especial SoJin y la casa editora.
KyungSoo y JongIn, en su libro, sí que tuvieron un final feliz, aunque eso no significase que estuvieran juntos y eso... Eso estaba bien.
Y si BaekHyun tuviera que medir en gatos cuanto se amaba a sí mismo, diría que una casa repleta de ellos no sería suficiente.
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Esta historia la escribí en un momento en el que me sentía muy triste, es por eso que esta tan llena de nostalgia y, aunque en realidad no es una historia triste, sé que puede ocasionar una extraña sensación de vacío. Aún con ello, espero les haya gustado♥
29.03.2020
creo que todos merecemos un lugar que nos haga feliz... y que nos recuerde, que podemos enfrentarnos a todo.