AMBER ©

By TRomaldo

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Aaron Foster nunca supo en qué momento las cosas cambiaron con ella. Empezó siendo solo un juego para él, bes... More

AMBER
Prólogo
CAPÍTULO 1: Primera vez
CAPÍTULO 2: Promesas
CAPÍTULO 3: Odiosa diversión
Capítulo 4: ¿Interesado, Aaron?
CAPÍTULO 5: La primera fiesta
CAPÍTULO 6: Discusiones
CAPÍTULO 7: Expectativas equivocadas
CAPÍTULO 8: Tensión
CAPÍTULO 9: Los amigos de Megan
CAPÍTULO 10: ¿Verdades?
CAPÍTULO 11: Una fiesta cualquiera
CAPÍTULO 12: Hermanos Bradford
CAPÍTULO 13: Chantaje
CAPÍTULO 14: Auto sabotaje
CAPÍTULO 15: ¿Celoso?
CAPÍTULO 16: ¿Amigos o enemigos?
CAPÍTULO 17: Corazones rotos
CAPÍTULO 18: Volver a verla
CAPÍTULO 19: Amber y Trent
CAPÍTULO 20: Jane
CAPÍTULO 21: Fuera de lugar
CAPÍTULO 22: Cogorza
CAPÍTULO 23: De verdad y dolores
CAPÍTULO 24: Secretos
CAPÍTULO 25: Descubierto
CAPÍTULO 27: ¿Juegas?
CAPÍTULO 28: La última noche
CAPÍTULO 29: Es Marcel
CAPÍTULO 30: Problemas
CAPÍTULO 31: Tú, nada más
CAPÍTULO 32: Emily Prescott
CAPÍTULO 33: La familia de Aaron Foster
CAPÍTULO 34: Revelaciones
CAPÍTULO 35: ¿Estás dispuesto?
CAPÍTULO 36: ¿Aaron o Marcel?
CAPÍTULO 37: Adiós
CAPÍTULO 38: La decisión correcta
CAPÍTULO 39: Verte de nuevo
CAPÍTULO 40: El amor
CAPÍTULO 41: No podría odiarte
CAPÍTULO 42: Cómo intentar olvidarla, por Aaron Foster
CAPÍTULO 43: Confesión
CAPÍTULO 44: ¿Eras?
CAPÍTULO 45: Final
EPILOGO
Último anuncio.

CAPÍTULO 26: De encuentros y juegos

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By TRomaldo

De encuentros y juegos

El ligero gruñido de fastidio de Aaron chocó contra su rostro, de pronto tenso y nuevamente fastidiado cuando la joven volvió a insistir.

—No puedo creer que no hayas sido capaz de avisarme que vendrías.

Entonces la vio. Observó confundida a la muchacha bella en su, seguro costoso, vestido rojo intenso. Toda ella parecía haber sido sacada de alguna revista, los ojos oscuros y el cabello castaño parecían brillar por sí solos. Era aquella chica que no había visto nunca antes en su vida quien Aaron acababa de afirmar como su hermana. Y quizá lo fueran, aunque no eran muy parecidos, por aquella pose tan erguida y confiada de sí misma que mantenía la castaña.

No dejaba de mirar a Aaron con reproche sobre algo que Amber obviamente no podía entender, los labios fruncidos y una ligera mueca de haberse ofendido en el rostro.

—No vine por ti —respondió Aaron como si fuese lo más lógico del mundo.

Y por la lánguida sonrisa burlona que la castaña realizó al mirarla, confirmó levemente sus sospechas. De pronto se encontraba bajo un análisis exhaustivo que la supuesta hermana de Foster estaba haciéndole con la mirada.

—Lo he notado —Y sonrió aún más cuando de un momento al otro extendió la mano hacia ella con la voz cargada de emoción, extasiada y los ojos brillando a la espera de la respuesta de Amber—. Soy Maddison, encantada.

—A ella no le importa, vete ya —rugió Aaron, presionando los dedos en torno a su hombro con firmeza, estrujándola contra él cuando Larousse se dispuso a responder con la misma amabilidad, aunque algo extrañada y reacia.

—Soy Amber —dijo con una ligera sonrisa mientras le estrujaba la mano como respuesta.

El silencio en el trío inundó la tranquilidad cuando Maddison empezó a dirigirle miradas cómplices a Aaron, haciendo bailar las cejas mientras, supuestamente de manera disimulada, señalaba con la cabeza a Amber. Algo que al parecer hizo bufar a Foster con cansancio.

—¡No lo puedo creer! —chilló Maddison de pronto, emocionada mientras presionaba las manos y sonreía a más no poder, todo su rostro encendido de felicidad—. ¡No puedo creerlo! ¡Aaron tiene...

—Cállate, Maddison —La silencio Aaron con desesperación en un murmullo fuerte—. Eres muy escandalosa, no hay necesidad de llamar la atención.

—Oh, vamos —siguió diciendo la joven—. Recuerdo que siempre que veníamos aquí jurabas que jamás traerías a ninguna chica —sonrió con sorna, una sonrisa maliciosa invadiendo sus labios—. Es más, decías que nunca te veríamos trayendo a ninguna chica porque según tú es asquerosamente cursi.

Amber evitó soltar una risotada cuando vio, por primera vez, el rostro de Aaron sonrojarse de tal manera que podía confundirse con el vestido de su hermana. La manera en la que abría y cerraba la boca, lanzándole miradas avergonzadas de reojo, la hicieron sonreír apenas un poco. Porque no todos los días veáis a Aaron sin palabras ni mucho menos tan avergonzado.

Y bueno, sí, estaban en una de aquellas mesas cuya iluminación era muy escasa y cuyo ambiente era completamente uno romántico y rosa.

—Eso no... —carraspeó incómodo—. Diablos, Maddison, sólo déjanos en paz.

—Pero es verdad —Se mofó antes de posar toda la atención sobre Amber, sonriéndole con un brillante semblante en el rostro. La miraba con fascinación, como si ella fuese un sueño o algo realmente espectacular—. Aunque pienso que debes quererlo mucho como para soportarlo, ¿verdad? Ya sabes, es muy gruñón.

Ella se encogió de hombros, apenas pudiendo movilizarse bajo el fuerte agarre que Aaron mantenía sobre sus hombros, manteniéndola aferrada contra su agitado pecho.

—Bueno, en realidad suele ser algo...

—Y cuando una chica lo pone nervioso se pone más estúpido de por sí, créeme, lo he visto —empezó a decir rápidamente, como si narrara una historia cómica—. Así que no me sorprendería si te ha fastidiado tantas veces como para querer desaparecerlo del...

—¡Maddison, basta!

Un molesto silencio invadió el lugar. Y sólo entonces pareció incómodo por, además, el rostro compungido y avergonzado de Maddison por el reciente grito que Aaron acababa de hacerle en aquel lugar tan lujoso. Era eso lo que la castaña creyó cuando vio a la joven hermana mirarlo entre fastidiada e impotente.

—Sólo decía la verdad, eres un idiota altanero cuando alguien te... —Pero de pronto calló—. Como sea, será mejor que me vaya o mi madre empezará a llamarme —Dio una fugaz sacudida de cabello y extendió otra sonrisa en el rostro—. Fue un gusto conocerte, Amber. Adiós, Aaron, iré a visitarte pronto.

—Adiós, Maddison, también fue un gusto.

—Demonios, al fin se fue —bufó Aaron en un largo resoplido, aliviado—. Ya tengo suficiente de mi familia, no quiero más —murmuró suplicante, tan bajo que apenas pudo entenderle con mucha dificultad.

—A mí me pareció agradable...

Su mirada se perdió a su alrededor, cuando empezó a observar fijamente todo el lugar y analizando a cada uno de los señores elegantes que cenaban en ropas seguramente caras. Se quedó observando todo su entorno hasta que un cálido soplido cosquilleó la curvatura de su cuello ligeramente. Sus dedos se crisparon entorno a la mesa de manera inmediata hasta que unos fríos labios empezaron a besar su barbilla.

—No tienes que creer en todo lo que dice, es una niña algo imaginativa y eso —Se excusó.

Amber alzó una ceja como acto reflejo al caer en un pequeño detalle que fácilmente podría confundir a cualquiera.

—No es una niña.

Él soltó una risa burlona, los labios curvándose cuando sus rostros quedaron a centímetros de distancia.

—Para mí siempre será una niña, además acaba de cumplir diecisiete y...

—¿En serio? —Exclamó sorprendida—. Parece algo mayor

Aunque ahora que analizaba abra bien la situación, incluso la voz de Maddison era algo más de alguien de catorce, por mucho que pareciera cinco años mayor.

—No exageres, Amber, es una bebé —bufó convencido, como si hablara del clima.

"Una bebé",

—No es una bebé —replicó con diversión.

Entonces ya conocía a Aaron lo suficiente como para imaginar lo que sucedería cuando una sonrisa amplia y altanera cruzó en los labios del castaño, observándola con coquetería.

—¿Sabes? —murmuró de pronto, sujetándole las mejillas con Diversión—. Se me ocurren mil y una manera de festejar tu cumpleaños en mi apartamento, solos tú y yo. Tú serías la diversión de la noche, por supuesto —Y antes de que pudiera al menos replicar, él ya acababa de tomarle de la mano, levantándose en silencio antes de preguntarle—: ¿Puedo?

Se dejó llevar extrañada, que la condujera donde él conocía muy bien cada rincón hasta que llegaron a un amplio balcón donde música lenta ambientaba a parejas que bailaban. Las manos de Aaron se posaron en su cintura antes de que empezara a balancearse.

Posó las suyas sobre los hombros de Foster y soltó un largo suspiro, la cabeza apoyada sobre él mientras se perdía en la melodía que parecía jamás terminar.

—No hay nada que hubiese querido más que esto.

|...|

Días después

Aaron Foster se removió inquieto entre las sábanas, su cuerpo desnudo tranquilo, durmiente y relajado cuando unos murmullos empezaron a sacarlo de sueños.

—Aaron... —murmuró con exagerada fuerza una voz conocida—. Aaron, despierta —siguió susurrando.

Volvió a envolverse con pereza, dormido, y su mano se perdió en la cintura de la joven que yacía tranquilamente dormida a su lado, acercándola con cuidado de no despertarla lo más cerca posible a él. Entonces un suspiro brotó de su garganta cuando la sintió acurrucarse contra su pecho como acto reflejo, sus cuerpos desnudos abrazados una mañana cualquiera.

—Aaron... —insistió aquella voz molesta y masculina mientras lo removía con insistencia—. Aaron, por tu bien, levántate de una jodida vez.

Y solo cuando sintió que halaban de las entras de su cabello con fuerza, haciéndole doler, pudo abrir los ojos de golpe y furia. No pudo reaccionar de otra manera más que mirar furioso a Rex y a su siempre amigo Dexter. No entendía qué hacían allí dentro una mañana cualquiera.

—¿Cómo jodidos entraron? —murmuró adormilado mientras se sentaba en el colchón y se frotaba los ojos entre bostezos—. Es sábado y es muy temprano, díganme qué quieren y váyanse.

"Sobre todo Dexter, ¿qué demonios hacía él allí?"

—Bueno... —empezó a decir Rex con cierta molestia, ofendido—. Te dije que hoy era el campamento y estamos tarde, ¿cómo pudiste haberlo olvidado?

La noción de lo que sucedía lo golpeó de tal manera que no pudo evitar sonreír por el rostro dolido de Rex y confundido por haberlo olvidado.

—Claro... —Se burló muy lentamente y, levantando los brazos al aire, hizo supuestas comillas con los dedos mientras decía—: El "campamento". Tu fiesta con mansión y piscina no cumple con las expectativas de lo que es un campamento, mi buen amigo Rex, no habrán fogatas ni carpas o...

Entonces calló. Sus ojos quedaron furiosamente atascados sobre Dexter, observando con la furia carcomiéndolo con ardor cómo miraba a alguien que yacía dormida a su lado. Le enfermó ver los ojos oscurecidos del amigo de Rex comerse con la mirada a la joven que, recién podía notarlo, dormía desnuda a su lado. La veía con tanta lujuria que pudo haberlo dejado inconsciente a golpes si de pronto Rex no lo hubiese alejado de un empujón.

—Aaron...

Una mano voló sobre la sábana mientras terminaba por estirlarla desde la cintura de Amber hasta cubrirle los hombros antes de ponerse de pie sin apenas detenerse a analizar la situación.

—¿Qué jodidos te crees que haces? —espetó con la mandíbula presionada en una fina línea recta—. Lárgate de aquí.

Dexter, prácticamente escondido detrás del bloque de defensa que suponía ser Rex, este en medio de ambos, soltó una risa cínica.

—No es mi culpa que esté media desnuda, yo solo vine a acompañar a Rex. No siquiera me dijo que tenía una amiga.

—Y no se supone que deban entrar a mi habitación como si nada. Vete de aquí, jodido enfermo. ¡Rex, quítate, demonios! —rugió furioso, sin medir palabras ni preocupándose por guardar silencio.

—¿Aaron, por qué gritas? —La escuchó murmurar con la voz muy adormilada.

Y las tres pares de miradas se posaron en ella rápidamente. Pero, al parecer, volvió a quedarse dormida.

—Los esperamos abajo cuando estés más tranquilo.

La puerta se cerró y el silencio volvió a invadir el lugar. Fastidiado, volvió a tumbarse sobre el colchón, cubriéndose el rostro frustrado y aún molesto. El pecho le vibraba agitado, fuera de sí, y millones de pensamientos cruzaron por su cabeza, sintiéndose entre un estúpido impulsivo y aún más furioso con Dexter. Ni siquiera con Trent estuvo así de molesto por ella.

Soltando un sonoro bufido, sacudió a la castaña ligeramente, deslizando la mano sobre la espalda suave y perdiéndose en la cintura.

—Amber, despierta —murmuró—. Amber, despierta de una vez.

—Ya te oí, deja de moverme —Se quejó ella antes de levantarse con pereza, estirándose frente a él y soltando un largo bostezo.

Se sintió aún más tonto cuando no pudo evitar observarla de pies a cabeza, estúpido y anonadado.

—¿Aaron, estás bien? Iré a ducharme, no tardo.

Claro que estaba bien, no era como si Amber lo... Se obligó a cerrar la boca cuando ella desapareció bajo el marco de la puerta y a dejar de hacer el tonto de una vez por todas. Como fuera, y echándole siempre culpa al sueño, una hora después estaban completamente listos y vestidos, con las mochilas listas para irse el fin de semana a una de las casas de playa de su buen amigo Rex.

—Vas a estar bien solo... —carraspeó, fingiendo indiferencia y mirando la ventana como si hablase del clima—. Los amigos de Rex son muy idiotas, ya sabes, no te van a gustar así que intenta no...

Algo dentro suyo lo hacía detenerse bruscamente antes de ser capaz de decirle "No te acerques a ellos o me voy a volver loco". Pero realmente dudaba que eso sucediera. Los amigos de Rex eran muy diferentes a él, muy estúpidos y más idiotas aún. Simplemente no se agradaban.
Aún así era consiente de que era prácticamente imposible que algo entre ellos y Amber sucediera. Ellos tenían una manía en buscarse chicas de su rango social, siempre adineradas.

—¿Tan malos son? —murmuró ella entre risas mientras salían del apartamento para dirigirse a donde Rex los esperaba para irse.

—No importa —Le quitó importancia, cerrando la puerta y, antes de alcanzarla, apoyó el brazo sobre los hombros de la castaña—. Solo son unos idiotas.

¿Qué podía salir mal?

.

Espero que les esté gustando. Subo capítulos interdiario ;)


Gracias por dejar sus comentarios y Me Gusta ♥

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