Jonathan
Me desperté, y como siempre Alexander no estaba, él siempre se levanta temprano para hacer el desayuno, es muy amable.
Yo salí de la cama y me fui a bañar, luego me puse el pantalón, me termine de secar el pelo, y estaba por ponerme la camisa cuando, por la puerta, entro Alexander. Yo estaba frente al espejo y podía verlo en el reflejo, parecía sorprendido o asombrado, no dejaba de mirarme.
-¿Te gusta lo que ves?-Le pregunte en broma.
-Lo siento-Se disculpó, parece bastante avergonzado y su cara esta roja como un tomate, se ve tan lindo y adorable.
-Hay oscurecidos esperándote abajo-Me aviso.
Él se veía demasiado tierno, así que, me puse la camisa, me acerque a él, y lo bese, fui algo despacio, no quería asustarlo, además en ese momento se veía demasiado frágil.
Luego de que me separe de él, salí de la habitación con una sonrisa victoriosa, y no era para menos, ese beso fue asombroso, se sintió muy bien.
Me dirigí al living y me encontré con Amatis y Andrew, ambos al verme se acercaron y me miraron preocupados.
-¿Qué sucede?-Pregunte autoritario.
-Lamentamos molestarlo, mi Señor Morgenster, pero creemos que debe saber algo-Me dijo Amatis.
-De acuerdo-Asentí, mire hacia la escalera donde estaba Alexander y le dije:-Enseguida vuelvo, puedes empezar a desayunar sin mí.-
-No te preocupes, aún tengo que terminar de preparar el desayuno-Me respondió él con una sonrisa.
-Vamos a la sala de juntas-Les ordene a los oscurecidos y hacia allí nos dirigimos.
Una vez que llegamos, cerré la puerta con seguro, no creó que Alexander venga hacia aquí, pero por si acaso no está demás ser precavido.
-¿Qué pasa?-Pregunte
-Los cazadores de sombras están buscando al señorito Alexander, tienen a muchos brujos rastreándolo.-Me explicó Amatis.
Esos tontos cazadores de sombras y ese estúpido brujo, creen que Alexander corre peligro y él está muy feliz aquí, sin embargo, sería un problema si logras localizarlo, lo mejor será dejarles todo claro. Los cazadores de sombras se llevaran una gran sorpresa.
Continuara...
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