Traiciones Reales

By Daniel_Richards

94.8K 7.7K 941

Leonard amaba a Marco, pero cual imprudente adolescente le engañó y lo perdió. Sin embargo, Marco siendo rey... More

Traicionando su corazón (1)
Traicionando a su corazón (2)
Traicionando a su corazón (3)
Traicionando a su corazón (4)
Traicionando sus principios (1)
Traicionando sus principios (2)
Traicionando su confianza (1)
Traicionando su confianza (2)
Traicionando su confianza (3)
Traicionando su razón (1)
Traicionando su razón (2)
Traicionando su razón (3)
Traicionando a su sangre (1)
Traicionando a su sangre (2)
Traicionando a su sangre (3)
Traicionando a su sangre (4)
Traicionando un reino (1)
Traicionando un reino (2)
Traicionando un reino (3)
Traicionando un reino (3)
Traicionando un reino (3)
Epílogo -Parte 1
Epílogo Parte 2

Traicionando sus principios (3)

3.6K 316 10
By Daniel_Richards

Ellos se retiraron de la habitación después de un rato, Gerald quería presentarte a algunos de los guardias que estaban de descanso, era importante que conociera a aquellos que tenían permitido estar cerca del príncipe. Leonard notó que Leandro de vez en vez hablaba con alguno de sus guardias para preguntar alguna cosa, se notaba un tono confiado, educado y amable, estaba seguro solo se mostraba despectivo con Gerald.

Leonard supo por la brisa en su rostro que caminaban por un pasillo conocido, saliendo de la biblioteca a unos diez metros de una salida al patio de entrenamiento. Si estaba en lo correcto esa área debía estar solitaria, de modo que pudiese ser vigilada desde las torres por cualquier movimiento inusual.

— ¿Puedo hacerle una pregunta, general?— Gerald siguió caminando como si nada.

— Adelante Leo, pregunta, llámame Gerald, en realidad no me agrada ser llamado general, solo el rey lo hace de vez en cuando y el príncipe— no pasó desapercibido el tono algo apagado con el que dijo lo último, se notaba que Gerald sabía que el príncipe se dirigía así a él por el simple hecho de hacerlo sentir incómodo— No puedo evitar sentir que tu voz tiene algo especial, me agrada— Gerald se había olvidado por completo de que el sujeto no le agradaba o se suponía no debía agradarle.

A Leonard el comentario le acarició el alma, a pesar del tiempo, él aun sentía gusto al escuchar su voz.

— Me halaga que lo diga, Gerald— le gustó volver a decir su nombre— yo solo me preguntaba... es el príncipe siempre tan... — él no sabía exactamente como preguntárselo.

— Que no te engañe su actitud conmigo, el príncipe es un joven noble y amable. Es solo que está pasando por una edad difícil y su compromiso le ha puesto nervioso— pero Leonard no había notado aquella actitud con nadie más— Supongo que te preguntas porque sólo conmigo— y vaya que había dado en el clavo— Él creció muy rápido y yo no me di cuenta, hace poco me dijo "yo solo tengo un padre y estoy muy orgulloso de él", yo no tengo familia así que supongo que me extralimité en mi cuidado— casi sintió encoger su pecho con aquellas palabras, él no debía caer en ese error, era cierto, debía recordar que Leandro no era su hijo... era hijo de Marco, él no tenía ese derecho. Por otro lado Gerald se escuchaba realmente abatido, él siempre había hablado de conseguirse una esposa bonita y llenarse de hijos... hasta ahora no había pensado en la posibilidad de que Gerald siguiese solo, era una verdadera lástima, siempre había pensado que sería un padre fantástico.

— Con que es eso...— aun así, enfadarse con alguien que solo pensaba en cuidarle y que mostraba abiertamente su cariño ¿no era un poco cruel?

Aunque bien dicen que solo te enojas con aquellos que sabes pueden perdonarte. Tal vez fuese de repente consciente de su posición en el reino, eso debía haber levantado su admiración por su padre, pensar que Gerald pretendía compararse con él quizás había creado un rencor inexplicable, quizás aún más marcado por considerarlo algo cercano ¿algo como una traición? El pensamiento humano era un verdadero misterio, como fuera el caso, sentía algo de pena por Gerald, si el príncipe lo trataba mal seguramente era por la seguridad que tenía en el perdón del rubio.

Leonard fue llevado por Gerald al área en el que se encontraban los soldados practicando, aquellos que no se encontraban en guardia. Le habían enseñado casi todo el palacio y finalmente lo llevó al sitio en el que se reunían los demás soldados, Gerald le había dicho que sería bueno que se dejase ver practicar, eso le dejaría en buena posición respecto a los demás, aquellos que llevaban tiempo allí y no tenían las dificultades físicas de las que él sufría, no era necesario que le explicara demasiado las cosas, con alguien como él en un puesto tan importante no faltarían quienes se mostraran inconformes o se sintieran más capaces de tener el honor de portar su puesto, él debía imponer su lugar, no solo para ganarse respeto sino para aclarar el porqué de su sitio y evitar que los escuadrones se fraccionaran con envidias e inconformidades.

— Gerald, entonces ¿ya sabes quién era?— Leonard escuchó la voz extraña muy cerca de su compañero, él no podía verlo pero un joven de unos veintiocho años había abrazado a Gerald rodeándole por los hombros de una forma bastante familiar.

— Les he dicho a todos que paren con ese tema de una vez— Leonard nunca había sido una persona curiosa pero teniendo en cuenta la situación en la que se encontraban, si aquello tenía relación con la seguridad del príncipe, él deseaba saber a quién se referían.

— ¿Quién era?— Gerald debió notar su tono de alarma pues escuchó su voz risueña al contestarle.

— Nada de lo que tengas que preocuparte, descuida, es solo...— Gerald no parecía querer hablar más del asunto y él pensaba respetarlo, si él decía que era nada que considerara algo que debiera preocuparle él lo creería

— Tú debes ser el chico nuevo, te vi cuando te enfrentabas a Gerald en el patio— Leonard reconoció entonces la voz del hombre, era el primer soldado al que habían enviado a buscarle.

— Usted es quien fue por mí la primera vez hoy a la iglesia, lamento si mi comportamiento le ofendió de alguna manera— el joven solo rió quitándole importancia al asunto.

— Descuida, descuida, el rey parecía bastante complacido cuando le dije que te habías negado a ir, así que supongo que te comportaste como debías— Leonard, por el sonido de su voz sabía que el sujeto debía ser un poco más alto que él pero más bajo que Gerald, teniendo en cuenta que el media 179 cm y Gerald 190 cm el sujeto debía estar alrededor de los 185, más o menos la estatura de Marco — Gerald, tú debes saber algo, vamos hombre, que la reina de mi casa come de ganas de saber quién es— Leonard se sentía incómodo escuchando la conversación cuando Gerald le había dicho que era algo sin importancia.

— Yo creo que iré a ejercitarme un poco— pretendió despedirse y el sujeto que aún no se había presentado se le interpuso.

— Espera ¿no será que sabes algo?— y francamente no tenía idea de a qué se referían.

— Deja al muchacho en paz, él ha llegado apenas esta mañana ¿no te ha quedado claro que no tiene idea de lo que le hablas?— el otro soltó una risita divertida.

— Es cierto, es cierto, disculpa... ¿cómo te llamas?— Leonard cayó en cuenta de que tampoco él se había presentado.

— Leo, Leo solamente— la carta de recomendación que le habían dado con el nombre falso se había ido al garete, no sabía qué clase de apellido inventar ahora, por lo que mejor que pensaran que era uno de aquellos que llamaban "hijos de nadie", aunque realmente eso era lo que era. Marco le había encontrado en la calle fuera del área que le correspondía para vivir, él había intentado robarle, completamente ignorante de con quién se metía y había terminado por ser atrapado. Él y Marco habían sido solo unos niños por aquel entonces pero para él, el joven que le había detenido y le había llevado a aquel enorme palacio, alimentado y enseñado era poco más que un dios.

— Bueno, disculpa Leo, tu eres nuevo aquí así que no lo sabes pero el rey siempre ha sido un solitario, no se le conocen amantes ni tampoco volvió a casarse después de la muerte de su esposa, algunos dicen que era tan hermosa que el simplemente no pudo olvidarla y que le era fiel hasta ahora— Leonard bajó la cabeza sintiéndose miserable, él realmente había lastimado al hombre que tanto había amado.

— Debió ser un golpe duro— murmuró, posiblemente la razón por la que Marco no había vuelto a involucrarse con nadie era porque había perdido la capacidad de confiar, aquella vez no sólo lo había traicionado la mujer que le había jurado lealtad, la mujer en la que él había confiado para ser reina a su lado y guardar el secreto de su no—relación, también lo había traicionado el hombre que le había jurado lealtad y amor eterno...

— Oh, pero antes de ayer el rey envió por alguien para su compañía nocturna, tu sabes a qué me refiero— y Leonard sintió que se sonrojaba de pies a cabeza provocando la risa de aquella boca tan floja— pero mira que eres tímido, oh, es bueno ser joven...

— Felipe, deja de ser tan molesto y deja al muchacho en paz— a Leonard le llamó la atención que siguiesen llamándole muchacho, no lo había notado cuando Gerald lo había hecho, Gerald siempre le había tratado como a un niño pequeño así que estaba acostumbrado pero viniendo del otro hombre... era raro, él no era un chiquillo.

— Disculpen ¿qué edad tienen?— sabía la edad de Gerald pero era difícil aproximar una edad con solo la voz de una persona,

— Yo tengo veintiocho, chaval. Y nuestro flamante capitán está cerca de los treinta y siete ya, los cumple en unas dos semanas ¿no es cierto?— Leonard notó que el sujeto sí que soltaba las cosas fácilmente.

— Puedo contestar por mí mismo ¿sabes?— Leonard escuchó el sonido de un manotazo, era Gerald golpeando el brazo que le rodeaba nuevamente los hombros.

— No seas amargado, general— se burló el otro y Leonard notó que se iba su oportunidad de decirlo.

— En realidad soy mayor que usted— y el silencio se hizo en los otros dos— tengo treinta y tres años.

— ¿¡¡¡Qué!!!? — Felipe levantó la voz más de lo que esperaba y después se quedó en silencio unos segundos seguramente viéndolo de arriba abajo— no creí que estuvieses por encima de los veinticinco— antes de que se diera cuenta el sujeto había metido un dedo bajo la venda de sus ojos e intentaba tirar hacia arriba descubriendo su rostro por completo— vamos, déjame ver tu rostro por completo ¿será que es la venda la que cubre tu edad?— Leonard dio un paso atrás zafándose y escuchó nuevamente un manotazo.

— Basta Felipe, eso ha sido pasarse, déjale en paz de una vez por todas, soy tu amigo pero no olvides que aquí soy tu superior— y el silencio se hizo, la voz de Gerald había sido muy firme y lo siguiente que escuchó fueron las disculpas ofrecidas a Gerald por parte de Felipe, el hombre se escuchaba arrepentido de verdad, seguramente a veces olvidaba los rangos como hacía un momento— está bien si lo entiendes, no sólo yo, también Leo es tu superior, recuerda eso y dejen esos chismes de mujeres para otros, avergüenzan a la guardia— Felipe no dijo nada y Leonard supuso que había asentido.

— Pero debes saber que se ha hecho un alboroto y más de uno se ha estado dando sus aires de misterio insinuando que pasaron la noche con el rey y no dudes que más de uno de los nuevos quiera realmente el puesto, temo que algo como eso baje las defensas de toda la guardia.

Gerald frunció el ceño ante el pensamiento, el rey se estaba comportando muy extraño y de no ser porque el sujeto que tenía a un lado acababa de llegar ese día y más aún que un miembro ciego entrase a la guardia hubiese llegado, pensaría que bien podría tratarse de él, pero el hombre al que el rey había mandado a llamar había sido un recién llegado.

— Bien, no queda de otra, el sujeto que llamaron no volvió a aparecer por aquí, así que bien pudo ser un espía que intentaba colarse, le descubrieron y ahora yace en alguna mazmorra, asegúrate de que la idea entre en la cabeza de los demás — le habló a Felipe —Leo, ¿Tienes donde quedarte?

— Si señor, lo tengo— tenía pensado quedarse en la casa cerca del lago

— Entonces puedes marcharte, haré un nuevo rol de guardia, preséntate mañana aquí a las seis — Gerald se retiró y Leonard aprovechó para hacerlo también, era ya tarde, se podía sentir en el aire y el cambio de temperatura, los rayos del sol se estaban apagando y él se dirigió a la cabaña donde había entrenado tantos años, se quedaría ahí por ahora, era el sitio en el que quería estar, seguramente el más cercano a su rey que podría conseguir. Se aseguró de cerrar la puerta y se quedó quieto, había algo raro...

Intentó escuchar pero no había ninguna respiración ni algún otro sonido.

— ¿Quién está ahí...?— se sintió algo estúpido al preguntar pero no podía quitarse la venda si alguien andaba por ahí.

— Parece que no has estado simplemente retozando todos estos años— el sonido de la voz profunda de su rey acarició cada parte de su cuerpo, verdaderamente era un inútil frente a aquel hombre.

— Me has asustado...—se desató la venda de los ojos, su rostro se veía extraño, la pintura se había removido un poco en donde estaba la venda dejándole la piel de un color diferente.

— Supuse que vendrías aquí después cuando terminaras en el palacio— Leonard asintió pero aún no sabía que era lo que hacía ahí.

— Mi rey... ¿hay algo que pueda...— imágenes que no deberían haber pasado por su cabeza se repetían insistentemente en ella — ...hacer por usted?— y él quería hacer muchas cosas por el hombre, Dios, tantas cosas.

— No te lo imaginas Leonard ¿por qué razón podría estar yo aquí?— y sabía que lo estaba tentando y él quería caer...

— Por... ¿por el príncipe?— Marco había comenzado a caminar a su alrededor poniéndolo sumamente nervioso, su cuerpo se estaba calentando con las posibilidades y tenía el presentimiento de que Marco le dejaría encendido y anhelante, negándole el placer de siquiera tocarlo.

— Mmm, no, inténtalo de nuevo— el hombre se paró frente a él, acercándose lo suficiente como para que pudiese sentir el calor de su cuerpo— ¿qué crees que es lo que deseo Leonard?— la voz sensual de su rey fue un susurro que viajó directamente a su entrepierna y aguó su boca, erizando toda su piel.

— Mi señor... yo...— Marco debía saber cómo lo estaba poniendo — Señor yo...— balbuceó.

— ¿Hay algo que quiera decirme, soldado?— y Leonard vio su oportunidad.

— Estoy... estoy muy agradecido por la oportunidad que me está dando...— La risita que brotó del pecho de Marco, casi como un ronroneo, aflojó las piernas del soldado.

— ¿Sí? ¿Qué tan agradecido?— Leonard creía que se iba a desmayar, después de tanto tiempo, después de la noche que habían compartido no creyó que pudiese sentirse como cuando era un jovenzuelo pero ahí estaba, apunto de venirse en sus pantalones solo por aquella voz.

— Si me permitiera... mostrárselo... — él sólo necesitaba un sí, una simple aprobación.

Adelante, soldado— y Leonard dejó que las piernas cedieran hincándose frente a su rey, abriéndose paso entre la tela. Marco desde donde estaba vio complacido cómo su soldado se mantenía sobre sus rodillas sometiéndose a él, sonrió regodeándose de la posición en la que lo tenía, estaba duro y anhelante de aquellos labios pero se decía que debía mantener la compostura, la resolución duró poco, apenas aquella lengua traviesa acarició su sexo supo que estaba perdido, él estaba jugando con fuego y se estaba quemando, estaba en llamas y por todos los cielos que era delicioso.

Continue Reading

You'll Also Like

7.2K 843 38
One shots WangXian, Yizhan, XianWang, (versatilidad) Breves Completos Perfectos como el amor de ellos dos Finales felices siempre para sanar corazone...
3.4K 364 18
¿Qué pasaría si un día te enteras que la persona con la que se supone compartirás el resto de tu vida, es tu hermano?
5.6K 469 12
Este fic es la secuela de LA MEJOR COMPRA. Es necesario leer la otra parte para entender. Gracias y no se acepta copias y/o adaptaciones sin mi prev...
313K 119K 135
Avaricia, poder y secretos ronda en la familia y la empresa McDonagh, todo por ocupar la Presidencia que deja Michael McDonagh al sufrir un paro card...