Dime que aún me amas.

By StilinskiDB_

254K 12.4K 1K

¿Y si te robo un beso? #2 Lia y Zachariah creyeron que todos los problemas estaban resueltos y que de ahora e... More

Sinopsis
Dedicatoria.
Capítulo 1. Bebé.
Capítulo 2. Soñar.
Capítulo 3. Conejitos.
Capítulo 4. Preocupaciones.
Capítulo 5. Demuéstramelo.
Aviso.
Capítulo 6. Engaño.
Capítulo 7. Pequeña personita.
Capítulo 8. Caos.
Capítulo 9. Traicionado.
Capítulo 10. Culpa.
Capítulo 11. Espía.
Capítulo 12. Otra noche de lágrimas.
Capítulo 13. ¿Debo confiar? - Parte 1 -
Capítulo 13. ¿Debo confiar? - Parte 2 -
Capítulo 15. Cambios
Capítulo 16. Tendrás que verlo tú mismo.
Capítulo 17. Sola.
Avisos, aclaraciones y disculpas
Capítulo 18. El que más ama es el que pierde.
Capítulo 19 - La canción.
Capítulo 20. Otra vez.
Capítulo 21. ¿Por que amar duele tanto?
Capítulo 22. Sopresas.
Capítulo 23. Retribución
Capítulo 24. Amar.
Epílogo.

Capítulo 14. La audiencia

7.3K 435 53
By StilinskiDB_


Zachariah

Mi pierna no paraba de subir y bajar. Este tic nervioso me estaba volviendo loco incluso a mí. Miré hacia mi derecha, mamá parecía muy tranquila. Volví a mirar al frente, el juez aún no había aparecido. Volví a mirar hacia mi izquierda, hacia el otro lado del pasillo, hacia los otros asientos, pero Marsha aún no había aparecido. Tenía la esperanza de que trajera a Sabri con ella. Necesitaba verla. 

Al oír el ruido de una puerta abriéndose me puse tenso y me di vuelta inmediatamente. Pero sólo eran mis tíos y Nare. Suspiré cuando se sentaron detrás mío. 

 — Vinimos a apoyar —Dijo mi tía con cariño y apretó su mano en mi hombro. 

Asentí y miré a Nare. La interrogué con mis ojos si sabía algo de Lia, pero negó con la cabeza. Nare también estaba enojada con ella. Pero por lo que supe, Lia no había estado yendo a clases. Temí que le pasara algo. Mi enojo no apagaba mi amor y mi preocupación. No podía olvidarme de ella.

Las puertas se volvieron a abrir y entraron mi abogado y el juez. Ya era la hora de la audiencia y mi humor se estaba volviendo negro. Si Marsha no se presentaba, tendríamos que reprogramar, lo que atrasaba todo y... Mis pensamientos se detuvieron abruptamente cuando las puertas se volvieron a abrir y ella entró con su abogado. 

Estaba cambiada. Más... demacrada. ¿Qué le había pasado? Sentí una especie de decepción al verla. ¿Qué había esperado ver? ¿A la bruja de Blancanieves? ¿Hermosa y malvada? ¿Y no a esta mujer demacrada con exceso de maquillaje para tapar sus ojeras y cara de rebelde?  No sé que esperé. Pero simplemente no esto. El enojo corría por mis venas. Sabrina no estaba con ella. Quería sacudirla y exigirle saber dónde estaba. Con quién la había dejado. Si comía bien. No la veía hace muchos días, semanas y no podía esperar más para tener sus gorditos brazos en mis manos.  

El juez comenzó a hablar.

  — Silencio en la sala —  exigió. 

Mientras el silencio reinaba, yo no podía dejar de mirar a Marsha con odio, con repulsión. Había llegado a mi vida para arruinarmela. Hacer sufrir a mamá, romper nuestra familia... Papá era un desgraciado pero mamá nunca había sufrido tanto hasta ella. Por culpa de ella Lia ahora no estaba a mi lado tampoco. ¿Qué otra cosa había destruído?

— Por favor, que el abogado acusador plantee sus acusaciones del por qué la niña no debe estar en custodia de Marsha Igarzábal y el por qué debería quedarse con la señora Elizabeth Saenz viuda de Pierson.

Al escuchar esas palabras salí de mis pensamientos y miré al juez. No había oído nada de lo que había dicho el juez hasta ese momento.  Ahora era la parte más importante de todo. La parte crucial. Marsha quedaría al descubierto. Sea lo que sea que había en ese sobre sirvió porque Nuñez se ve muy confiado a la hora de hablar. Así que suspiré y esperé mientras él planteaba su acusación.

  — La señora,   —  se aclaró la garganta con un leve carraspeo— señorita Igarzábal no tiene condiciones aptas para criar a una criatura. Se tiene entendido que vive sola en una casa de alquiler a las afueras de la ciudad, en un pueblo bastante feo para una madre soltera. Sus condiciones de trabajo no son suficientes para mantener a un bebé. Pasa su noche en pubs y además, sabemos por pruebas anónimas que la señorita Igarzábal es adicta y vende drogas. 

Eso fue el bom en la sala. Mis ojos se salieron de su órbita y mi cuello fue como el exorcista para mirar a Marsha. Entonces lo vi: estaba demacrada y no por el cansancio, si no por las drogas. Podía ver ahora sus ojos rojos y su leve temblor. La delgadez. ¿Qué... qué clase de persona había estado cuidando de mi niña? 

El abogado defensor quiso objetar algo pero el juez lo paró con un gesto de la mano. Marsha no había ni pestañeado. Su boca estaba profundamente sellada en una linea recta y su mirada estaba puesta en el frente.

  — ¿Tiene las pruebas para poder presentarlas, abogado? —  preguntó el juez.

Nuñez asintió y tomó su computador de su maletín. Y entonces vimos las pruebas. Mientras que mis ojos deberían estar enfocados en la parte que más importaba del video, en la esquina en dónde distinguí a Marsha, ellos no paraban de mirar a lo único que les importaba: Lia. El video estaba en blanco y negro pero podía distinguir su figura sin problemas. Allí estaba ella con alguien más, hablando y luego él se marchaba para dejarla sola. ¿En qué estaba pensando? A los pocos segundos alguien se le acercó y la asustó. Lo que vi después me dejó sin habla. Lia estaba bailando con un desconocido y luego se besaban. 

Mi corazón hizo un latido y se frenó. Cuando volvió a latir, cada golpe contra mi pecho era doloroso. No podía respirar. Me levanté y abandoné la sala sin escuchar a nadie, sin que me importara nada, ni siquiera lo que diría el Juez, si eso era válido o qué. Todos mis pensamientos fueron apagados por esa imagen y sólo podía escuchar el sonido de mi corazón rompiéndose, otra vez. 

Lia

Simplemente me iba a quedar sin uñas. Iba de un lado a otro en mi habitación. Recién me había levantado de la cama. De todas formas, ¿qué importaba? Estaba despierta hace horas. Me estaba recuperando de un fuerte resfrío del que no había ido a clases en una semana y mi cuerpo pedía a gritos salir de la cama, de mi casa. Pero no podía. Mis pocos ánimos y defensas aún estaban recuperándose. Nunca estuve tan enferma en mi vida, mamá estuvo a punto de llevarme al médico pero le rogué que no lo hiciera, que me encontraba bien. Y me obligó a comer más. Sabía que no estaba comiendo bien, que no estaba respetando las comidas. Pero, ¿qué podía hacer? No tenía ánimos para comer...

Esperé con el celular en mi mano por alguna noticia, un mensaje o un llamado. Quería saber cómo había ido la audiencia, si Sabrina volvería con su familia o qué demonios había pasado. Miré la hora, ya debería haber terminado... Y entonces mi celular vibró. Había un sólo mensaje en él. Pero ese mensaje me sirvió para que mis hombros se relajaran y una sonrisa de alivio se extendiera por mi rostro.

Sabrina podrá volver con nosotros - Nare.

¿Y cómo había sido posible que Nare fuera la que me haya mandado un mensaje? Pues bueno, es mi mejor amiga. Y como tal al no verme aparecer dos días consecutivos al colegio, vino a mi casa a ver que estaba pasando. Mamá le abrió y le permitió subir a mi habitación. Ese día tenía 39ºC de fiebre y al abrir los ojos y verla ahí, creí estar alucinando.

  —  Yo... Tu mamá me dejó subir — carraspeó y miró hacia otro lado menos a mí.

Me medio senté en la cama y suspiré. —Está bien. 

Me miró y la miré a los ojos. Podía ver que luchaba contra su orgullo, que estaba preocupada por mí y que quería que le de explicaciones, pero no me las pediría, aún no. Entonces dijo: —¿Cómo estás?

  — Bien, es sólo un resfrío pesado.

Asintió. — Me asusté. 

— Lo sé —  respondí y nos miramos fijamente en silencio. Como dos amigas que se entendían con miradas, nos dijimos lo no dicho:

— ¿Por qué hiciste lo que hiciste? — expresó.

  — Nada de lo que ocurrió fue mi intención.

Intenté mirarla con toda la sinceridad del mundo y armándome de valor le pedí: —Sé que en unos días es la audiencia, sé que no me quieren ahí y de todas formas no podré ir pero... ¿Puedes decirme el resultado? ¿Cuando termine? Sólo quiero saber si Sabri volverá con noso...— me corté. Carraspeé y me coregí. —Digo, ustedes.

 Me miró un largo rato y luego suspiró. — Por supuesto. Cuídate, ¿está bien? 

  — Adiós.

Y se fue. Desde ese día no había sabido nada de ella hasta el mensaje de hoy. Volví a sentarme en la cama y suspiré. Algo se estaba solucionando. Por fin.

Mi celular volvió a vibrar. Lo tomé extrañada. Mientras escuché el timbre.

¿Por qué le hiciste eso a mi primo? Quiero creer que nos diste la grabación sin saber que eso estaba allí. Él... se fue hace un rato y no podemos localizarlo. Dios Lia...

Mi corazón se paralizó y el resto de los latidos dolía en cada bombeo. ¿Dónde estaba Zachariah? ¿Qué es lo que había visto? A mis pensamientos vino una idea pero eso no sería posible, la cámara... El timbre volvió a sonar, salí de mis pensamientos sacudiendo la cabeza y bajé rápidamente a atender. 

Cuando abrí la puerta el alivio y la sorpresa me golpearon juntos. Luego el dolor y la necesidad. Zachariah estaba frente a mí con el cabello despeinado como si hubiera pasado sus manos por él miles de veces. Lucía... rendido. 

  — ¿Por qué? — susurró. Su mirada bajó a mis labios y luego a todo de mí. — ¿Ya no me quieres? Dímelo.— Dio un paso hacia mí. — ¿No me quieres? — Estalló dando otro paso más. Ahora su pecho chocaba contra el mío. Él respiraba fuerte y yo también. — Confié en ti y volviste a traicionarme — dijo dolido e hice una mueca. Mis ojos picaban, no quería llorar de nuevo. ¿Dónde había quedado mi voz? ¿Por qué no le explicaba lo que había sucedido? 

  — Yo...

— No. No tienes que explicar, ya lo vi todo —  me cayó y tomó mi rostro entre sus manos. Su expresión era tan dolida y enojada que no sabía que esperar a lo que haría a continuación. Acarició mis mejillas y pasó su pulgar por mis labios. — Creí que esta boca sería sólo mía... — susurró acercando su rostro al mío. Nuestros labios se separaban por milímetros y al sentir su aliento en los míos me estremecí. 

Y lo es, es sólo tuya, siempre.   

—Pero ya no lo es  — dijo alejándose de mí tres pasos. La falta de su calor sobre mí me hizo estremecerme de nuevo y un peso se instaló en mi corazón. —Adiós Lia.

Se dio la vuelta y se marchó. Lo observé irse mientras mis ojos pudieron, porque las lágrimas volvían a caer por mis mejillas. Debí imaginarme que con alguna alegría vendría alguna tristeza. Pero yo ya no sabía que sentir. Mi corazón estaba pisoteado. ¿Por qué la vida me odiaba?

---------------------------------------------------------------------------------

¡Y al fin capítuloooo! Por favor, discúlpenme pero no sabía como seguir, me había trabado y no podía escribir. También tengo un blog literario, colaboraciones y mucho que leer por lo tanto eso más mi vida no daba tiempo de escribir. Espero volver a subir cap pronto. Gracias por el apoyo de siempre y por favor díganme que les pareció este capítulo que tanto dolor de cabeza me dio.

¡Saludos! Vani

Continue Reading

You'll Also Like

34.9K 1.4K 6
SEXTA TEMPORADA DE TUYA YA ESTA PUBLICADA!
2.8K 94 13
Leeme da me una oportunidad por fis :3
123K 10.2K 58
"Y él, el guerrero que guardaba posesiones y demonios jamás llegó a sentir otra vez, esos sentimientos no existían en su ser. Mientras tanto, ella pe...
9.1K 325 85
"Por siempre juntos" En solo un día mi vida cambio por completo, en el momento en que sus ojos se encontraron con los míos. Pensé qué tal vez era cos...