28.
Una semana de castigo 2
Ryder.-
Como lo suponía la fiesta era un total aburrimiento, lo adultos solo hablaban de posibles negocios, Loren se tiraba a cualquier tipo que veía mientras Jack la seguía hasta para ir al baño, a Thalia la vi alguna dos veces, por suerte, y Savannah estaba recostada en mi hombro viendo lo mismo que yo.
— Podemos irnos si quieres. — Hablé. — Tu habitación esta sola, la mía también. — Me encogí de hombros.
— O podemos esperar a que acabe la fiesta. — Ella sonrió.
— ¡Savannah querida! Ya me contaron la nueva buena. — Mi mamá apareció de la nada sentándose junto a mi novia. — ¡Estoy tan feliz de que por fin sean novios! ¡Quiero nietos! Muchos de ellos.
Savannah abrió los ojos y mi boca casi cae al piso ¿Hijos? ¿Ahora? no lo creo.
— Helen, creo que seria necesario que al menos terminemos el instituto primero, digo, aún me falta todo un año.
— No te preocupes, el niño puede quedarse conmigo.
— Mamá. — Protesté. — Eso no es algo que vaya a suceder por ahora, no te ilusiones.
— ¿Y si le llamamos Ryan? — Mamá sacó su teléfono. — Tengo una lista de nombres de niños, la guardo para mis nietos.
— Helen, cariño estas asustando a Savannah. — Papá apareció en la escena y suspire, al menos él podía sacarme de este lio y sacarle aquello de la cabeza a mamá. — ¿Como estas hijo?
— Vamos Savannah, hablaremos cosas de mujeres. — Dijo mi madre y luego no sentí la presencia de mi novia a mi lado.
— Supongo que bien, estoy genial, muy genial. — Dije mirando a Savannah hablar a lo lejos con mi madre, sus mejillas estaban rojas y ¡Dios mamá! ¿Que le estas diciendo?
— Quería hablarte de algunas cosas, ya sabes, ahora que estas en una relación seria y que parece ser durarera.
— Papá me protejo perfectamente con Savannah.
— Ya lo sé, ya lo sé, no sirves para ser padre aún, solo le dije eso a tu hermana para que dejara de preguntar. — El palmeo mi hombro. — Quería hablar de ustedes, del futuro... ¿La quieres?
— La amo, en serio lo hago. — Sonreí, claro que sí, estaba perdidamente enamorado.
— ¿Le has contando lo que harás cuando termines el instituto?
— No lo vi necesario. — Me encogí de hombros.
— ¿Que piensas hacer con ella cuando termines?
— Me la llevaré conmigo. — Dije, ni siquiera lo había pensando.
— Es tu novia, no tu esposa, no puedes sacarla del instituto así sin más.
— No lo he pensado ¿Bien? Si estás asustado de que no vaya a concentrarme en la empresa, no te preocupes, lo haré.
— Sabes que tienea que viajar demasiado, ¿Piensas llevarla a todas partes?
— A ti y a mamá les funciona.
— Con la diferencia que estamos casado.
— ¡Pues me casaré con ella! — Grité. Las miradas estaban puesta sobre mí, Loren tenía la boca abierta, mamá estaba a punto de llorar de la emoción, y Savannah me miraba totalmente confundida.
Papá suspiro.
— Solo no quiero que te desconcentres del trabajo familiar, vamos, ahora tienes mucho que explicar, haz despertados nuevas ilusiones a tu madre y sabes como se pone cuando se ilusiona con algo.
Asentí esto será muy difícil de controlar.
— ¿Entendí bien? ¿Cierto? ¿Van a casarse? — Dijo mamá emocionada tomando la mano de mi novia para buscar cualquier indicio de anillo de compromiso.
— No es lo que crees mamá.
— ¿Osea que no van a casarse? — Ella alzó una ceja.
— No... Digo si, pero no ahora, no hoy, algún día, si, no hoy. — Dije y me rasque la cabeza. Savannah se cruzó de brazos mirándome con aquel brillo en sus ojos.
Mamá negó con la cabeza algo decepcionada.
— Cuando será el día en que se cumplan mis sueños. — Dijo ella.
— Vamos cariño voy a darte un majase para que te relajes. — Dijo mi padre llevándose a mi madre lo cual agradecí interiormente.
— ¿Que fue eso? — Savannah dijo mirándome.
— ¿Lo de nuestra boda o el bebé?
— La parte donde gritaste que vas a casarte. — Ella rió, le sonreí de vuelta.
— Voy a contartelo, pero no ahora, ahora solo quiero dormir. — Besé sus labios cortamente y la tomé de la cintura para llevarla fuera.
×
Estaba teniendo un sueño super erótico con Savannah cuando mi teléfono sonó espantandome y casi haciendome caer de la cama.
Lo tomé enojado y dispuesto a maldecir a quien estaba dek otro lado de la línea, ¿Quién se atreve a llamar a las tres de la mañana?
Miré en la pantalla una foto de Savannah durmiendo y mi enojo desapareció rápidamente.
— ¿Que sucede voladora? — Dije soñoliento y estrujando mis ojos.
— Necesito tu ayuda, ven a mi habitación.
— ¿Algo anda mal? — Me puse alerta rápidamente.
— Algo anda muy mal. — Dijo ella.
— Estas bien.
— Si lo estoy, ¿Quieres dejar de preguntar y venir?
— Ya voy de camino.
Colgué el teléfono y me coloqué u a camiseta y unos zapatos lo más rápido que pude, salí de la habitación y prácticamente corrí al dormitorio de chicas sin ser descubierto.
Llegué a la puerta y la abrí, las luces estaban apagadas y solo había una lámpara encendida, Jenn estaba totalmente rendida en su cama y Savannah miraba una almohada rosa tirada en el piso.
— ¿Que sucede? — Dije preocupado.
— ¿Me pasas la almohada? Es que esta muy lejos.
Miré la almohada rosa en el piso y abrí la boca.
— ¿Esta era tu emergencia? — Pregunté cruzandome de brazos.
— ¡Claro! No puedo dormir sin mi almohada, y esta demasiado lejos para poder alcanzarla.
Entrecerre los ojos, esto era parte de su venganza lo sabia pero no iba a dejar que me afecte, voy a cumplir todo lo que me pide como un gran sumiso hasta que decida perdonarme o crea que es suficiente castigo.
Me acerqué a tomar la almohada y se la acomodé perfectamente a un lado de ella.
Savannah sonrió complacida y se acomodó en la almohada.
— Puedes quedarte si quieres, me gusta como me abrazas. — Dijo ella con los ojos cerrados y haciendome un lado.
Me acosté a su lado sin pensarlo dos veces y abracé su cintura pegandola del todo a mí, aspire su olor y sin darme cuenta me quedé dormido rápidamente.