El desconocido.

By NaiaraHernandezGonza

2.1M 96.9K 9.3K

Vicky buscaba olvidar en aquella noche, con lo que no contaba es que apareciera el hombre que turbaría sus su... More

Capítulo 1: ¿Quién es el desconocido?
Capítulo 2: Volver a caer.
Capítulo 3: Un despreciable mentiroso.
Capítulo 4: Una propuesta inesperada.
Capítulo 5: Seamos amigos.
Capítulo 6: Sorpresa, sorpresa...
Capítulo 7: Mi nota favorita.
Capítulo 8: Don't know why.
Capítulo 9: La confesión.
Capítulo 10: Deseo concedido.
Capítulo 11: Una fiesta, un orgasmo y muchos celos.
Capítulo 12: Como niños.
Capítulo 13: Y llegó...
Capítulo 14: Olvidar...
Capítulo 15: Secretos desvelados
Capítulo 16: La nueva Vicky
Capítulo 17: La verdad y solamente la verdad.
Capítulo 18: Dejando de ser una desconocida.
Capítulo 19: Te necesito.
Capítulo 20: Buscándome.
Capítulo 21: Vacaciones.
Capítulo 22: Una desagradable visita.
Capítulo 23: Otro punto de vista.
¡SEGUNDA PARTE!
La Desconocida.

El desconocido.

261K 5.6K 573
By NaiaraHernandezGonza

Mi vida se había estancado, ya no me sentía feliz con nada, necesitaba una noche de locura, una noche para olvidar todo. 

El mes de junio se terminaba, las playas por las noches se convertían en discotecas, abarrotadas de gente entre antorchas y  fogatas.

La playa quedaba muy cerca de donde vivía así que podría beber sin preocupación alguna.

La brisa marina me daba en la cara haciendo que algunos mechones de mi pelo rubio se movieran a su compás. Sentía la arena fría en mis pies descalzos, era una sensación increíble, me sentía relajada, pero necesitaba algo muy fuerte para sentirme mejor.

Me dirigí a un pequeño chiringuito sentándome en la barra mientras le decía al camarero “Un tequila por favor”. Sentí como el alcohol me quemaba la garganta, dejando un calor en todo mi cuerpo, pero no era suficiente, esa noche quería más, necesitaba más.

Tras perder la cuenta de los tequilas que me había bebido, decidí unirme a la gente que bailaba alrededor de una de las fogatas. Si no hubiera tenido tanto nivel del alcohol en el cuerpo nunca me hubiera atrevido a bailar como lo estaba haciendo.

Sonaba una canción que no conocía, pero me gustaba. Movía mis caderas al ritmo sensual de la música, cerrando los ojos y olvidándome de todo.

Estaba tan absorta en la música que no me di cuenta hasta que paró la canción de que alguien me tenia agarrada desde atrás, con sus manos puestas en mis caderas, moviendo su cuerpo al ritmo del mio sin apenas un centímetro de separación.

Mire hacia atrás pensando en decirle un par de palabritas a quien me tuviera agarrada de esa manera, pero me quede boquiabierta al ver a aquel hombre.

Jamás en toda mi vida había visto algo igual, decir que era guapo no le haría justicia. Tenía el pelo castaño, unos ojos azules que hipnotizaban, de piel morena, un cuerpo perfectamente definido, alto… muy alto. Se me hizo la boca agua solo con mirarle.

Mi boca permanecía abierta, y pestañee varias veces seguidas pensando que ese hombre solo era un espejismo o una alucinación por la bebida. Pero sus manos todavía aferradas a mi cintura me demostraron que era real.

En su cara se fue dibujando una sonrisa lasciva haciendo que un calor inundara todo mi cuerpo. Soltó una de sus manos de mis caderas, y con el dedo índice acarició lentamente mi labio inferior.

Miles de imágenes cruzaron mi cabeza, en la arena él encima de mi… en el agua con sus manos en mi culo… en el coche a horcajadas encima de él… volví a pestañear rápidamente para apartar esas imágenes de mi cabeza. Ya sentía mi entrepierna más que húmeda, y gritando en silencio que lo quería dentro de mi.

Sin poder evitarlo baje la vista para intentar pensar con claridad, y al hacerlo me encontré con su enorme erección aprisionada por sus pantalones.

Volvió a cogerme de las caderas y me apretó contra el, haciéndome sentir su miembro duro en mi estomago. Cada segundo que pasaba yo estaba más y más caliente, deseaba, no, necesitaba tenerle dentro.

Si mediar palabra, llevó sus labios a los míos devorándome con el beso… Su lengua jugaba dentro de mi boca. Sus labios eran suaves pero firmes, sabían lo que querían.

Dejándome a medias quitó sus labios de los míos, aparto sus manos de mi cadera y la llevo hasta mi mano derecha agarrándola con fuerza, echó a andar en dirección a un pequeño hotel que se encontraba justamente a la salida de la playa, arrastrándome detrás de él.

Me sentía extasiada, eufórica… nunca había hecho tal cosa, incluso me daba hasta un poco de miedo, pero lo necesitaba, lo estaba pidiendo a gritos.

Llegamos a la habitación 201, sin decir nada, con un movimiento rápido de mano me empotro contra la pared, besándome de nuevo, devorándome de nuevo.

No sabia quien era ese hombre, no sabia como se llamaba, ni siquiera lo había escuchado hablar, pero me daba exactamente igual, lo deseaba en ese preciso momento.

Una de sus manos empezó a bajar por mi cuello hasta mis pechos, acariciándolos, siguió bajando dejándose guiar por mis curvas. Gemí al sentir que me rosaba el clítoris, haciendo círculos sobre él, “Ummmm veo que me deseas tanto como yo a ti” ¡POR FIN! Estaba escuchando por primera vez la voz del hombre que me estaba haciendo gemir con sus dedos en mi entrepierna. Su voz me calentó aun más. Tenía una voz ronca, la voz más sexy que había escuchado en mi vida.

Grité al sentir que sus dedos entraban de golpe en mí, me estaba volviendo loca. No hacia más que jadear. Busque su boca para callar mis jadeos descontrolados, pero él rechazó mi beso, “Oh no cariño, quiero oírte. Quiero oír como disfrutas”.

Dentro, fuera, dentro, fuera movía sus dedos exquisitamente. “Preciosa quiero que te corras con mis dedos, después haré que lo vuelvas hacer con mi polla dentro de ti”. Sus palabras fueron como una bomba para mí, y terminé por explotar contrayéndome contra sus dedos.

Sacó sus dedos de mi interior, y agarrándome la cara con su otra mano volvió a devorarme con su boca, su lengua acariciaba la mía, no era un beso suave y romántico, era un beso duro y puramente sexual, estaba explicándome sin palabras que quería follarme.

Posó sus manos sobre mi culo levantándome del suelo, y caminó hasta la cama sin dejar de besarme. Me dejó de pie justo en el borde, y empezó a retirarme el vestido con demasiada lentitud, yo le imité y le quite poco a poco la camisa y los pantalones.

Volvió a besarme, mientras me desabrochaba el sujetador. Su beso paró para deshacerse de mis bragas, y luego hizo lo mismo con sus boxers.

Ahí estábamos dos completos desconocidos, desnudos. Uno frente al otro. Nunca había deseado tanto a nadie como deseaba a ese hombre.

Agarrándome otra vez por el culo volvió a levantarme del suelo, sentándose en la cama conmigo a horcajadas, y metiéndome de golpe su larga erección. Volví a gritar al sentir que su miembro me dilataba.

Tirando de mi pelo buscó mi boca, para besarme. Nuestros gemidos se silenciaron mientras nuestras lenguas jugaban la una con la otra.

Sus embestidas eran firmes y duras. Su boca se dirigió a mis pechos, chupando y mordiendo mis pezones, haciéndome gemir.

Nuestras posturas cambiaron, ahora me encontraba acostada en la cama y el encima de mí. Su polla llegaba aun más hondo, haciéndome gritar del placer. Su boca siguió jugando con mis pechos, chupando y mordiendo mis pezones, poniéndomelos aun más duros.

Una de sus manos se dirigió a mi entrepierna, y con un dedo empezó a hacer círculos sobre mi clítoris, sus embestidas eran cada vez más duras, moviéndose más rápido dentro de mí.

Sacando su miembro de mí y metiéndomela de golpe hacía que perdiera el sentido, y que chillara una y otra vez. “Oh si nena, vamos” me susurró junto a mi cuello, volviendo a meterme su polla rápidamente. Mis caderas se balanceaban al ritmo de sus embestidas.

Nunca nadie me había follado así, ese hombre me estaba volviendo loca con sus embistes, con su polla, con sus besos.

Sentía como el fuego se estaba acercando, los músculos de mi vagina empezaban a contraerse avisando de que estaba apunto de llegar el orgasmo. Pero de repente paró sacando su miembro de mi “¿Pero?” es lo único que se me ocurrió decir, “Cariño, ¿No sabes que lo bueno se hace esperar? Además quiero oírte suplicar un poco” Estaba alucinada, quería oírme suplicar por un orgasmo, o mejor dicho por el posible mejor orgasmo de mi vida. “Por favor, lo necesito” lucía la típica sonrisa de los vencedores, una sonrisa que me dejo abrumada. “¿Qué necesitas?”, maldito capullo ¡NECESITO CORRERME! ¿Esta ciego o que?, estoy jadeando sin apenas respiración, ¿y me pregunta que, qué necesito? “Necesito… ee… necesito correrme” parecerá raro pero me daba vergüenza decirlo. “Preciosa tus deseos son ordenes para mi” cumpliendo mi deseo volvió a penetrarme rápidamente, pero esta vez fue aun más duro, moviéndose más rápido, saliendo y entrando en mi sin piedad, mientras yo debajo de él chillaba clavándole mis uñas en la espalda.

Ahí estaba de nuevo ese fuego acercándose, otra vez los músculos de mi vagina empezaron a contraerse, pero esta vez no paró, siguió penetrándome con una crueldad exquisita. Termine estallado y llegando al orgasmo con su polla dentro de mi, chillando al sentir el mayor placer que había sentido en toda mi vida. Penetrándome tres veces más también se corrió y dejo caer su cuerpo encima de mí, pegando sus labios a los míos me beso, esta vez era un beso más suave, no tan exigente como el beso puramente sexual.

Después de normalizar nuestras respiraciones rodó hasta el otro lado de la cama y atrayéndome contra su cuerpo y abrazándome nos quedamos complemente dormidos.

A la mañana siguiente el teléfono de la habitación empezó a sonar despertándome de mi profundo sueño. Una voz femenina me habló desde el otro lado del teléfono informándome que tenía que abandonar la habitación en menos de quince minutos. No quería levantarme de aquella cama, estaba cansada, y quería seguir durmiendo, pero sentí que algo faltaba, algo había cambiado… Al darme cuenta de lo que era fue como si me callera un cubo de agua fría encima, estaba sola en aquella cama, no había nadie en la habitación conmigo. No había ropa en los armarios, ni en los cajones a excepción de mi traje perfectamente doblado con mi ropa interior encima de una silla.

Decidí levantarme y vestirme, al coger el traje vi como una pequeña nota caía al suelo, en ella estaba escrito con una letra fina y elegante: “Ha sido un verdadero placer conocerte preciosa, siempre recordaré esta noche. Gracias.”

Me sentí brutalmente herida. Se marchó sin decirme nada, sin decirme su nombre, sin darme su número de teléfono, su correo… algo para contactar con él y repetir esa maravillosa noche.

Terminé de vestirme y salí de aquella habitación sin mirar atrás, se había acabado. Eso es a lo que se reducía todo, a una tarjeta de agradecimiento.

Continue Reading

You'll Also Like

6.5K 730 30
Jack sabe que su historia siempre ha sido con mofletitos, de lo que no tiene ni idea es de si ella formará parte de su destino. Él cada vez está más...
643K 38.7K 29
Cuando el cura dijo: Hasta que la muerte los separe. Nadie me advirtió que la muerte vendría en forma de una secretaria piernas largas y cabello cast...
155K 16.9K 45
Noemí va a visitar a su madre por las vacaciones de navidad y a conocer a su famoso nuevo padrastro, pero de repente se encuentra con su ex que odia...
11.1K 918 41
Cuando estás cerca de él, te es imposible decirle que no. Sin embargo, si llegas a negarle algo, él te convencerá a tal grado que puedas llegar a mat...