—Pa.
—Mmm...
—Papi.
—Um...
—¡PAPÁ!—exclamó la pequeña niña, sacudiéndolo.
Alec se incorporó de golpe, y con los ojos aún cerrados saco una daga de debajo de su almohada.
—¿Qué sucede, Sophie?—inquirió ya de pie y en posición defensiva.
—¿Duermes con una daga?
Ante el rostro de perplejidad de su hija, Alexander dejó escapar el aire que había estado conteniendo y volvió a sentarse en la cama.
—Pensé que sucedía algo—dijo excusándose, y luego miro a su costado— ¿Y Papi?
—Eso venía a decirte. Papaíto fue a trabajar para la señora fea esa que quiere casarse con él y vuelve a la noche.
Alec rodó los ojos, él no era el único celoso en esa casa.
—Esta bien, será tarde de chicas entonces.
La pequeña bruja lo observó con una de sus cejas levantadas.
—Digo, Emm... Porque iremos a ver a tía Isabelle. Ve a ponerte algo bonito.
No habían pasado cinco minutos, cuando ya tenía frente a sí devuelta a su pequeña.
Llevaba uno de los vestidos que Jace le había regalado y se había pintado la cara.
—¿Maquillaje? ¿En serio, Sophie? Eres muy pequeña—El nephilim, que también se había cambiado aunque con mucha más sencillez, miraba a su hija con enojo.
—Papaíto me lo dio, y Tía Izzy dice que ya debo usarlo.
—Mejor vayamos a visitar a tía Clary—murmuró.
—Tía Clary también se pinta.
—Bueno, vamos a ver a tío Jace.
—¡Pero iba a ser tarde de chicas!
—Pues, tú tío y yo seremos chicas.
La brujita fingió enojo, aunque se moría de intriga por descubrir de qué manera su tío y su padre se arreglarían para entretenerla.
———
En la sala de entrenamiento del instituto, luchando contra una almohada se encontraba Max.
Desde el suelo, descansando de su propio entrenamiento, Jace lo "observaba".
Alec y Sophie entraron de la mano, procurando no hacer ruido, y se escondieron tras una inclinación de la pared para espiar a su familia.
—¿Pa? ¿Estás muerto?—soltó en un momento Max, observando el cuerpo inerte de su padre.
Alec se mordió el labio conteniendo la risa.
Jace no contestaba.
—Pa—susurro Sophie—y si...
No debían decirse demasiado, porque estaban pensando lo mismo. Él nephilim asintió una vez, y Sophie se movió un poco hacia un sitio en que pudiese tener contacto visual directo (de su parte) con su tío.
Aska mela, mela zi. Nizcje ena, ena releve. Le mile cege.
Las palabras flotaron algunos instantes en el aire. Max, las ignoro, estaba demasiado concentrado en descubrir si su padre dormía o moría.
En un instante, el nephilim de cabello rubio se incorporó, para el gran alivio de su hijo.
—¡Estabas dormido!—festejó el pequeño, mientras Sophie volvía a su escondite junto a su padre que se mordía los labios en un intento desesperado por mantener el silencio.
—Dormida—contesto Jace, poniéndose de pie y estirándose— ¿Y mi cartera?—la expresión de desconcierto de su hijo fue tomada de manera inexacta por el hechizado— ¿La olvide? Uf, tendremos que volver a casa. No tengo conmigo perfume, ni maquillaje...—llevó su mano hacia sus hombros— y mi pelo está hecho un desastre—se detuvo un instante con la boca abierta en una expresión de terror—¿Dónde está mi larga melena?
—Papá, ¿estás bien?
—Mamá—lo corrigió a pesar de su desesperación— ¿qué está sucediendo?
Alexander salió de su escondite y avanzó hacia su parabatai.
—Jace, ¿cómo te sientes?
Este se abalanzó sobre él y lo rodeó con los brazos.
—¡Mejor amigo! ¿Dónde estabas? Te quiero, te quiero mucho.
—Excelente trabajo, Sophie. Deberías dejarlo así.
Max comenzó a reír.
—Así que fuiste tú, excelente—dijo el pequeño Max a su prima, ignorando por completo que el hechizo fuese dedicado a SU padre.
—Gracias. ¿Quién quiere que tía Jace nos cocine algo?
—Yo tengo hambre—apoyo el ojiazul, sonriendo a su niña.
Disculpen la tardanza y lo feo que quedó, pero sinceramente no tuve tiempo, y mi computadora se rompió por lo que tengo que escribir del celular y </3
Si hay algún error me avisan. Les dejo el beso Malec para que la emoción no se acabe nunca. Comenten, los quiero.