gone; camren

By laurensillage

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¿Cómo se sentiría ser libre? Secuela: https://www.wattpad.com/story/75704519-here-camren More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Girls Do It Better
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo Final

Capítulo 14

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By laurensillage

CAMILA
**

— ¡Camila! ¡Lauren! — Gritó Dinah apenas nos vio llegar el primer día a clases de ese año. Corrió hasta el lugar del estacionamiento donde estábamos y nos tiró a ambas en un abrazo—. ¡Las extrañé mucho!

— Nosotras a ti— coreamos Lauren y yo al mismo tiempo. Dinah se separó de nosotras y nos comenzó a observar con escepticismo, frunciendo el ceño y moviendo su cabeza levemente.

— ¿Por qué llegaron juntas? — Preguntó con ambas manos en la cintura.

— Dormí en casa de Lauren— balbuceé, haciendo que Dinah sonriera de manera extraña. Me golpeé mentalmente por haber dicho eso.

— ¿Y desde cuando se llevan tan bien como para tener pijamadas? — La rubia levantó su ceja izquierda, mientras seguía mirándonos, estudiando cada movimiento que hiciéramos.

— Llegamos ayer, a eso de las doce de la noche y nuestros padres pensaban que era mejor si Camila y su familia se quedaban en mi casa, para no conducir tan tarde hasta la suya— explicó Lauren, moviendo las manos, para darle más credibilidad al asunto, porque lo que realmente había pasado estaba lejos de eso.

El primer día del año, Lauren y yo dormimos juntas y nos besamos hasta cansarnos, estuvimos todo el día como una verdadera pareja, y lo mismo los siguientes dos días. Pero en el tercero, volvimos a alejarnos y a tratarnos mal.

Hicimos una escena frente a todos los invitados y solo la mamá de Lauren se enteró de eso. Regresamos al día siguiente y Clara no había soltado la bomba... aun. Pues se le ocurrió soltarla ayer en una cena con mis padres, y a primera hora los tuve en mi habitación regañándome. Al rato Lauren llegó también para recibir su dosis de regaños a las seis de la mañana. Logró escabullirse y arrastrarme con ella, diciendo que teníamos que pasar por las chicas, pero el remedio fue peor que la enfermedad. Estuvimos todo el camino de mi casa hasta el colegio discutiendo y culpándonos la una a la otra. Ah, porque nos habían castigado a las dos prohibiéndonos salir.

— Voy a hacer como que les creo— sonrió, tomándonos animadamente del brazo a cada una para entrar al colegio. Ally y Normani nos esperaban en sus casilleros y cuando las vimos nos fundimos en un abrazo grupal.

*

— ¿Mila, puedo ir a tu casa hoy? — Preguntó Dinah a mi lado mientras abría su almuerzo.

— Uh, no...— Yo jugaba con mi tenedor, enterrándolo en mi pastel de carne, que no me apetecía mucho. Veía a Lauren de reojo, que estaba sumergida en su teléfono a mi lado izquierdo con una especie de croissant en su mano derecha.

— ¿Pasó algo? — Negué suavemente y metí un trozo de pastel para evitar responder la siguiente pregunta que sabía que Dinah me haría.

— Eh, Lauren— la llamó Ally, haciendo que levantara su cabeza y colocara el teléfono en la mesa—. ¿Vamos hoy de compras con Normani, como quedamos?

— Sobre eso...no se va a poder— Las chicas se miraron entre ellas, pero el tipo de mirada cómplice como si supiesen algo que Lauren y yo no.

— Así que ustedes dos pasan las vacaciones juntas en Aspen, llegan juntas al colegio y de paso están ocupadas el mismo día... ¿algo que quieran compartir con el grupo? — Cuestionó Dinah, con la misma mirada y el tono escéptico de la mañana.

— Ya te explicamos lo que pasó— contesté, evitando que llegara a profundizar el tema. Levanté mi brazo para tomar mi botella de agua, pero cuando iba a levantarla, choqué con la botella abierta de Lauren haciendo que esta derramara su contenido en su teléfono y el resto en sus pantalones. Volteó a mirarme con una furia en sus ojos que nunca había visto.

— ¡Mira lo que hiciste! — Gritó mientras se levantaba de la mesa para no seguir mojándose y llamando la atención de los estudiantes que estaban en la cafetería—. ¿Es qué no te cansas de arruinar todo lo que tocas? ¿No te cansas de arruinarme a mí, de hacerme la vida imposible? Porque eso es todo lo que haces, Camila y me tienes cansada, harta.

— Fue un accidente— traté de disculparme, pero ella negó enojada.

— Tu eres un accidente. Que te metieras en mi vida fue una desgracia y tener que soportarte todos los días aquí y en las reuniones de nuestras familias es una maldición.

El pecho de Lauren subía y bajaba rápidamente, tenía la cara roja y el ceño fruncido, más cuando se dio cuenta de que yo estaba llorando, que lo hacía por impotencia.

— Vete a la mierda— le dije, pasando por su lado y chocando su hombro con el mío para salir de la cafetería, bajo la mirada de todos los estudiantes que veían la escena.

**

LAUREN

Camila Cabello: facciones definidas, mandíbula marcada, labios finos, ojos color marrón, cabello castaño y largo con ondas naturales, de contextura delgada con curvas en los lugares correctos, con un abdomen bastante definido por las sesiones de gimnasio a las que íbamos juntas, de piernas delgadas, largas y delicadas. Con una mente brillante e inteligente, capaz de resolver problemas matemáticos complicados en cosa de segundos y de analizar un texto que recién lee, llena de preguntas sobre la vida. Una elocuencia y un carisma que te hace querer escucharla hablar durante todo el día, observar cada detalle que la compone o simplemente estar de pie a su lado. Con el don de dar buenos consejos y ser buena escuchando, honesta y al grano. Creída y mimada cuando se lo propone, pero humilde y amable por naturaleza; llena de cualidades como su maravillosa mente y de defectos como querer controlar todo a su alrededor, llena de manías y costumbres que podían ser raras y hasta molestas, pero que eran parte de ella y la hacían quién era. Todas esas cosas que la conformaban y me enamoraban cada día que pasaba, desde su obsesión con las estrellas hasta su manía de pasarme los pies por mis piernas cuando tenía frío y dormíamos juntas.

Eran sus imperfecciones lo que la hacían perfecta para mí.

— ¿Está todo bien, cariño? — Salté del susto que me causó la voz de papá sacándome de mi trance y haciendo que él riera levemente.

— Sabes que no— respondí con la voz de niña que siempre me salía si se trataba de él con quien hablaba. Él entró a mi habitación y se sentó en el borde de mi cama, con la espalda en el respaldo, yo coloqué mi cabeza en su hombro y él pasó su brazo por encima de los míos.

— Vamos a encontrarla, lo prometo— murmuró contra mi cabello, en donde dejó un beso.

— La extraño, papá. Estoy tan acostumbrada a estar siempre con ella, a tenerla cerca... ahora llevo diez días sin verla y siento que no puedo más, siento que cada día estoy muriendo. — Pasé mi brazo alrededor de su cintura, abrazándolo. Un abrazo que había necesitado, más después de que las chicas no contestaran mis llamadas por lo que pasó hace dos días y por no poder salir de casa por órdenes de mi mamá, aunque más que todo por no tener noticias nuevas de Camila.

— Eso, cariño, es estar enamorada— comentó divertido, pasando y su mano derecha por mi cabello dando suaves caricias—. Nunca creí que de verdad ustedes dos estuviesen enamoradas, ¿sabes? Todo pasó tan rápido y confuso que aún me cuesta creerlo. Digo, al principio se llevaban mal y no lo disimulaban, luego parecía que entre los malos tratos esa era su manera de entenderse, y un día las vi besarse, actuar como dos chicas enamoradas; pero luego volvieron a distanciarse y lo siguiente que supe es que estaban realmente enamoradas y comprometidas la una con la otra.

— Tenía miedo— dije—. Tenía miedo de mis sentimientos por Camila, de mis sentimientos por una chica. Tenía miedo del que dirán, de que me juzgaran y más que todo, estaba asustada... Que digo asustada, estaba aterrada de que Camila me lastimara y de terminar con el corazón roto, pero no supe lidiar con ese miedo y fui yo quien terminó lastimándola una y otra vez. Nos llevábamos mal, eso no lo niego, pero yo la trataba de lo peor y sentía que ella era la culpable de esos sentimientos, así que me descargaba con ella.

— El miedo es algo muy normal cuando se trata del amor, tienes miedo de no ser suficiente para esa persona porque te parece el ser más maravilloso del planeta y tú eres un simple mortal, tienes miedo de fallar, de equivocarte y arruinar todo; tienes miedo de exponerte a alguien en tu forma más vulnerable, que no es cuando tienen relaciones sexuales, si no cuando le abres tu mente y le enseñas todos tus sentimientos, tus miedos, tus manías, cuando lo dejas entrar por completo. Pero así como el miedo es un factor, dejarse llevar también lo es, porque en el amor si lo piensas mucho tienes dos posibilidades: la primera es que esa persona se canse de esperar y la segunda es que te arrepientas y nunca hagas nada. Sé por experiencia que el amor es muy bonito, de los mejores sentimientos que puedes experimentar y que te puede llevar al cielo en un segundo, pero así como te puede elevar te puede tirar de golpe al piso cuando menos lo esperas, pero ningún ser humano puede vivir sin amor, así sea amor por sí mismo.

— ¿Estás enamorado de mamá? — Pregunté, sin saber en realidad porqué. Él asintió contra mi cabeza.

— Hay días en los que es difícil tratarla, otros es un paseo, pero con el tiempo aprendes a convivir con ella y a enamorarte cada día de aquellas cosas que la componen, desde sus defectos hasta sus virtudes.

— Te admiro mucho, papá. No cualquiera puede decir eso después de veinte años casado con alguien, y sé que no lo dices por decirlo porque he visto como es su relación, como ustedes se miran con todo el amor del mundo, como aún se tocan y sienten mariposas... es simplemente hermoso y espero poder llegar a tener eso con Camila algún día.

— ¿Ah, ya te imaginas casada y todo con Camila? — Sentí como mis mejillas se colorearon no de rosado, si no de un rojo parecido al de un tomate.

— Desde que la conocí tuve que hacerlo. — Me arrepentí del momento en que esas palabras salieron de mi boca, más toscas de lo que pretendía.

— Lo siento, Lauren— se disculpó, como lo hacía más o menos siempre que hablábamos—. Me volví avaricioso, con ganas de poder y no pensé ni en ti ni en tu madre, solo en mí. Las arrastré a las dos a esta ciudad y te impuse un matrimonio con una chica, aun sabiendo que te gustaban los chicos, no me importó tu felicidad o lo que tú querías, sino lo que yo quería. —Coloqué mi dedo en su boca, para que se callara y dejara de disculparse.

— Te lo he dicho un montón de veces, pero parece que la política te mata las neuronas. — Los dos reímos—. No tienes que disculparte, ¿sí? Al principio estaba enojada contigo por lo que habías hecho, pero ahora estoy feliz de que lo hicieras, sino entonces no habría conocido a Camila. Y si me caso con ella va a ser por amor, no por el contrato.

— Es solo que no puedo evitar...— la vibración de mi teléfono en mi mesa de noche lo interrumpió y salté para contestar, al ver que quien llamaba era Alejandro.

— Hola, Alejandro— contesté lo más casual que tuve, aunque me moría de ganar por decirle '¿sabes algo de Camila?'

— Hola, Lauren. Acaban de avisarnos que Camila utilizó su tarjeta en Colorado. 

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Aclaro esta historia no es mía, fue borrada y mucho no la pudieron leer y por eso la subiré... Crédito al autor o autora.