El sol estaba atacando cada parte de su ser. Acababa de llegar a la cancha para entrenar junto a sus compañeros, que parecían fantasmas inexistentes, simples adornos ante sus ojos.
Su objetivo era claro, debía correr, a pesar de ser malo en los ejercicios, debía al menos intentarlo. Tomó su posición en la línea blanca que marcaba la partida de los corredores, y divisó su meta cómo si observara el premio mayor.
Del otro lado, estaba él, sonriente y brillando junto a la luz del sol, ¿Cómo alguien podía estar feliz en un día soleado en la clase de gimnasia? No lo entendía, pero no podía evitar sentir su corazón latiendo un poco más fuerte de lo normal.
Deben ser taquicardias...
Se dijo a sí mismo. No tenía tiempo para el amor. Todo lo que debía hacer era correr.
Tomó un fuerte respiro y salió con una fuerza que no creía tener. Su velocidad era demasiado, se había subestimado a sí mismo en tantos años de no mover un músculo y ahora parecía flash sobre la pista de la cancha.
Trató de bajar su ritmo ya que su profesor siempre decía que no empezaran corriendo demasiado rápido o sino luego se cansarían. Y la cancha era realmente grande.
YoonGi no corría, pero su corazón sí lo hacía.
Deseaba llegar a su meta y que aquel chico que tanto agitaba su corazón -incluso más que una carrera- le tomara de la mano, cómo si dijera:
Hey, lo hiciste bien. Toma mi mano, y mi corazón también.
Sin embargo del otro lado sabía que no obtendría nada. No importaban sus expectativas de la vida, siempre terminaría destrozado al esperar demasiado de ella.
Los árboles hacían la sombra perfecta, y le daban un pequeño descanso del sol. Aunque estuvieran muy separados unos de otros.
Su mente se paró a pensar observando a su alrededor, mientras él seguía corriendo, ¿Realmente debía hacer esto?
Está bien... Puedes ser un mediocre y dejar las cosas a la mitad, ¿Por qué seguir corriendo?
Tal vez la gente tenía razón y debía abandonar sus sueños, así cómo ahora podría abandonar la carrera.
Su agitado corazón sólo podía latir al ritmo del sonido de su respiración. Estaba respirando y su corazón bombeaba sangre, eso es todo lo que necesitaba para vivir, ¿Cierto? A la mierda las ambiciones, el futuro y ser feliz.
Lo que más dolor le causaba era que él podía dejar todo de lado, sin embargo el mundo seguiría girando.
El mundo seguiría la misma línea en la que iba siempre. El mundo no se daría cuenta.
Se sentía tan insignificante y pequeño frente al cielo despejado manchado con una que otra nube. ¿Éramos realmente tan poco ante un mundo omniponente?
Aún si él dejara de correr, sus compañeros seguirían la carrera, correrían frente a él sin ver hacia atrás. Sería dejado en el pasado. Sería olvidado junto a la línea de carrera que antes había visto.
Aún si él ya no corría, su corazón hacía su camino en la pista.
La brisa de otoño y las nubes que iban y venían tapando el sol le daban el aire que necesitaba para seguir.
Corría junto a las blancas mariposas que casualmente pasaban por allí, cómo si fueran parte de su carrera y se unieran hasta llegar a su destino.
Su propia respiración pesada era todo lo que podía escuchar. El sudor corría libremente por su frente y en la parte baja de su espalda daba una sensación de frío.
Esto se sentía correr, ser él y sus pensamientos contra el mundo.
Tal vez corría para escapar de sus problemas. Así cómo JiMin sonreía para ocultarlos. Nadie era feliz en una tarde soleada de gimnasia. Nadie podía escapar de sí mismo tan fácil.
Llegó a su meta con la sensación de haber volado junto a las mariposas en lugar de correr, creyó que nunca llegaría, sin embargo lo logró. Llegó al final y sus pensamientos sobre por qué de nuestra existencia se esfumaron.
Terminar la carrera era un problema menos en su lista de cosas estresantes que debía terminar para el colegio.
Se vio a sí mismo agachado y sosteniendo el peso de sus brazos en sus piernas. Buscaba un poco de aire, y sentía la garganta seca, cómo si hubiera tomado algún tipo de veneno mortal y amargo.
Sintió que junto al viento de los árboles que estaban a medio metro, venía una sombra a tapar su pobre rostro enrojecido por el esfuerzo, pero no era una sombra cualquiera. No era una nube, ni un árbol con patas. Era él, JiMin, quién siempre había estado del otro lado esperando por él.
Levantó su rostro -el cual lucía diferente con el contraste de su natural piel blanquecina- y los rayos del sol hacían del cabello de JiMin una vista magnífica. Parecía tener un aura a su alrededor, y sonreía mientras le extendía una botella con agua que lucía fría.
¿Es que acaso no tiene ojos?
YoonGi se preguntó. Los ojos de su JiMin parecían invisibles gracias a la sincera sonrisa que le regalaba. Esperen... ¿Dije su JiMin? No es cómo si fuera suyo... Pero había una pequeña-mínima-casi-inexistente posibilidad de que un día lo fuera.
El amor era una perra cruel y YoonGi lo sabía muy bien.
Disculpa... ¿YoonGi? ¿Estás bien? ¿La carrera te hizo mal? Será mejor que vayas a la enfermería...
JiMin había estado hablando todo-éste-jodído-tiempo sin embargo YoonGi no había protestado atención a ninguna de sus palabras. ¿Es que acaso es imbécil? Se preguntarán, pero debo decir que mi excusa es fácil de digerir, YoonGi ama a JiMin, es la primera vez que JiMin le habla y... Se puso en modo adolescente bobo enamorado.
JiMin aún tiene la botella de agua helada en su mano, mira con preocupación a YoonGi y lo no menos importante; ¡Incluso sabe su nombre! ¿Es que acaso JiMin lo había estado acosando?
YoonGi salió de su trance y trató de actuar natural.
Ehhh... ¿Tú eres?
Bien hecho YoonGi, aplausos, deberían darte un premio Oscar.
JiMin casi deja caer su sonrisa de emoción al ver al mayor en buen estado, sin embargo recuperó la compostura mientras le daba directamente en la mano la botella de agua.
Permítete presentarme, soy JiMin, Park JiMin.
Ahora su sonrisa era más acentuada y esperaba una respuesta positiva por parte de YoonGi.
U-Un gusto conocerte JiMin, tú ya sabes mi nombre, no necesitas que lo repita...
Habló sin pensar y tal vez sonó cómo un presumido, pero qué va, JiMin sólo rió en respuesta. Si su sonrisa era hermosa, su risa te mandaba directo al cielo.
Sí... Algo así... Bien, debo irme ya que veo que te encuentras en buen estado... Supongo que nos vemos.
Yoongi no quiso dejar escapar la oportunidad y dijo eso que tantas veces soñó decir.
Espera... ¿T-Te gustaría ir a beber algo conmigo? Tú sabes... Cómo amigos y eso. No homo.
Y su risa sonó tan forzada y nerviosa que hasta a mí me dio lástima. JiMin pareció pensarlo un tiempo y luego dio sus ante últimas palabras por ese día.
¿Sólo cómo amigos? Aceptaría si habría una propuesta más interesante de por medio...
Y para darle un toque de interesante miró la hora en su IPhone, cómo si le restara importancia.
YoonGi casi se ahora con su propia saliva. ¿Había escuchado bien? ¿JiMin quería algo con él? O tal vez debería visitar un psicólogo porque escuchaba cosas sin sentido.
Disculpa... ¿Tu quieres salir conmigo de esa forma?
Fue todo lo que dijo antes de que JiMin decidiera por los dos.
Seh, paso por tí a las nueve, sé dónde vives. Adiós.
Y se fue cómo si nada perdiéndose en el horizonte.
¿Qué acababa de pasar? YoonGi estaba hiperventilando, destapó la botella de agua y se tiró en el rostro el agua que aún seguía fría. Estaba perdiendo la cabeza, y todo por culpa de JiMin.
Al menos ya no tendría una excusa para no faltar nunca a las infernales clases de gimnasia.
FIN.
...
Para ser sincera sólo escribí esto en un arranque de inspiración, la idea me vino en medio de la clase de gimnasia.
Espero les haya gustado. <3
#muchoswag