Encerrada

By MrsEvansBarnes

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"Recuerda, tienes que pagar por tus errores" Esta es la parte 1.5 de los libros Mystic. Esta novela corta no... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Trailer
Aviso

Capítulo 5

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By MrsEvansBarnes

Día 15

Gaia

No soportaba estar un segundo más, poco a poco HYDRA ganaba terreno. Me siento destruida por dentro, el dolor es agonizante; simplemente, me gustaría cerrar los ojos y no volverlos a abrir, terminar con todo esto; no volver a oír, a no ver, no volver a sentir. 

Ellos ni han de estar buscándome, ni siquiera se habrán enterado de lo ocurrido, Strucker tenía razón... no les importaba. Si lo supieran, hace mucho estaría fuera de este lugar, pero no, aquí sigo. No sé ni que día es o cuantos días llevo aquí, pero no hubiera durado tanto si se preocuparan por mí. No los culpo por no saber que estoy aquí, pero duele pensar que tal vez ellos no estén buscándome. Ya ni siquiera sé que pienso, esto está acabando conmigo. 

Escucho la puerta abrirse lentamente, hay un hombre detrás de ella: es la mano derecha de Strucker. Observo como se acerca a mí con paso decidido, mi cabeza da vueltas, tantos sueros comienzan a afectarme. 

-Eres muy bonita-dijo el hombre acariciando mi pierna izquierda.

-Aléjate-pedí como pude.

-No puedo, tu belleza me atrae, es como un imán-dijo acariciando ahora mi rostro, yo sólo pude apartarme de sus manos, lo que causó la risa en él- entiende querida, harás lo que yo quiera que hagas-tras terminar de hablar, sus labios se dirigieron a mi cuello. Trataba de zafarme, quería quitarlo de mí, pero lo único que lograba era hacerlo reír-tranquila, te haré disfrutar a ti también, no solamente pienso en mí-comentó dirigiendo una de sus manos a mis piernas. De mis ojos salían lagrimas de impotencia, no podía hacer nada, mi mente estaba bloqueada.

-¡Aléjate de mi!-grite con impotencia. El rostro del hombre se desfiguró del enojo y sentí como su mano se estampaba contra mi cara 

-¡Cállate!-grito él, propinándome otra cachetada. Sus manos recorrían mi cuerpo con urgencia, yo seguía moviéndome para tratar de apartarlo. De un momento a otro se puso encima mío, inmovilizándome.

Narrador omnisciente

Cada segundo que pasaba era sin duda peor que el anterior, pues se sentía cada vez más sucia al tener las manos de aquel miembro de HYDRA sobre su cuerpo. El rostro de la joven se encontraba inundado en lágrimas, por culpa de la impotencia y la nula posibilidad de quitárselo de encima. Su cuerpo temblaba sin control, mientras que el miedo comenzaba a tomar más terreno, pero de un momento a otro, todo se descontroló.

La ojiazul gritó intensamente, haciendo que su cuerpo comenzara a cubrirse de aquel fuego que la invadía por dentro. El hombre sobre ella comenzó a arder en vida, mas esa vida poco a poco se alejaba, hasta desaparecer por completo. Las alarmas del lugar comenzaron a sonar, pero la pelinegra no les tomaba importancia, su único pensamiento era salir de ahí rápidamente. Esta intentaba librarse de las esposas, mas nunca cedieron. Su pecho comenzó a contraerse hasta el punto que se le hizo toda una guerra el poder respirar con normalidad, mientras que su cuerpo temblaba sin parar; estaba sucumbiendo ante un ataque de pánico. En ese momento, varios hombres comenzaron a llegar, estaban bastante armados, mas no se movían, no sabían cómo acercarse a la joven.

-Sédenla ahora-ordenó Strucker.

-Pero señor, no podríamos acercarnos, es la misma situación de la vez pasada- comentó uno de ellos, algunos de los soldados giraron su cabeza hacia el hombre que yacía muerto en una esquina, completamente calcinado.

-Hay un herido señor- informó un soldado.

-Verifiquen quien es-ordenó.

El fuego que la rodeaba comenzó a ceder por la falta de oxígeno. Ese fue el momento que aprovecharon para introducir un nuevo sedante en la joven, la cual comenzó a sentirse mareada rápidamente.

-Es Kauffman, señor-informó el hombre al ver la placa que se encontraba en el cuello del soldado.

-Chris-murmuró con rabia Strucker-quiero que la pongan en la máquina-ordenó con rabia.

-Si, señor-respondieron los soldados.

Aquella sustancia que le habían inyectado la había desorientado lo suficiente como para a duras penas dejarla sentir cómo las esposas soltaban sus extremidades. Dos de los hombres de HYDRA la tomaron de los brazos y prácticamente la arrastraron hasta otra habitación, donde yacía una extraña silla. Los soldado sentaron a la joven ahí, y con la poca fuerza que tenía intentó levantarse, mas unas nuevas esposas atraparon sus muñecas. El doctor, con rostro apenado, colocó en su boca un objeto de plástico, el cual era extraño para la ojiazul.

Gaia estaba confundida, desorientada y en pánico. De pronto un sonido robótico sonó sobre su cabeza, encontrando una especie de mano robótica se hallaba sobre ella, para después tomar su cabeza. La ojiazul sintió cómo una descarga eléctrica recorría todo su cuerpo, mientras gritaba de dolor. Sentía sus huesos partirse ante sus movimientos erráticos por culpa de aquella máquina. Su dolor era indescriptible, por lo que no podía dejar de gritar; su cuerpo comenzó a sentirse muy liviano de pronto, mas a los segundos pasó a pesar toneladas, o así lo sentía.

-Esto es por matar a uno de mis seguidores más fieles-comentó Strucker- debes de entender que tienes que pagar por tus errores-dijo para después irse.

~*~

La joven ya no reaccionaba. Tanto dolor había terminado por hacerla desconocer el tiempo que llevaba ahí, en aquella silla; mas era evidente de que había sido bastante tiempo, pues ya no tenía voz, además de que su cuerpo se movía involuntariamente debido a las descargas. Poco a poco comenzaron a bajar la intensidad, hasta apagar la silla. Strucker se encontraba sentado frente a ella, plácidamente, disfrutando de su sufrimiento. La joven intentaba mantenerse consciente, pero sus ojos se cerraban involuntariamente, el cansancio le ganaba.

-¿Ahora qué, señor?- preguntó el doctor.

-Esperaremos a que se recupere para seguir con la tortura- sonrió el líder de HYDRA.

-Ya no... por favor-dijo la ojiazul casi en un susurro-Haré lo que sea-murmuró con lágrimas en los ojos.

-Eso podría ser interesante, pero no, ahora deja de hablar-ordenó.

Pasaron algunos minutos, mas el malestar no la abandonaba, pues incluso simplemente respirar se había vuelto un reto para ella. Pronto escuchó cómo Strucker ordenaba que encendieran la silla, así que la mano robótica se colocó en su cabeza, para después empezar a lanzar descargas, más intensas que las anteriores. Sus gritos salían sin obstáculos, incluso cuando su voz parecía haber desaparecido

-¡Por favor!- rogaba-¡Haré lo que sea!- gritaba con desesperación.

-Párenlo-ordenó- está bien, ya no haremos esto, pero tienes que hacer exactamente lo que te ordene, ¿está claro?-preguntó, a lo que sólo pudo asentir-muy bien, porque empiezas ahora mismo-comentó- llévenla a una de las habitaciones de arriba, denle un uniforme-dijo a sus hombres. Las esposas que la aprisionaban se quitaron, mientras que uno de los soldados la tomaba por el hombro para después tirarla al suelo, humillándola.

-Camina, perra-ordenó. Gaia trataba de ponerse en pie, pero sus fuerzas eran nulas- ¿qué no escuchaste? ¡Levántate ahora, estúpida!-gritó para después patearla en el estómago. Con las más mínimas fuerzas que tenía, la joven logró ponerse en pie y caminar muy lentamente.

-Ah, por cierto, necesitas bañarte, no quiero que vean a nuestra nueva integrante así de sucia-comentó Strucker.

Y prácticamente arrastrándola, el hombre la llevó a una habitación. Era de color gris, al igual que todo. Nada más abrir la puerta el soldado la aventó al piso, haciendo que chocara con la cama.

-Más vale que te apresures a bañarte, al jefe no le gusta que lo hagan esperar, y mucho menos una cualquiera como tú-dijo para cerrar la puerta.

Gaia sentía que ellos habían ganado. La joven ya no podía estar un segundo más así, por lo que decidió ayudarlos a lo que fueran a hacer. Ella estaba decidida a que si era necesario tomar el puesto que Bucky había dejado vacío para que la dejaran de torturar, lo haría, ya nada le importaba realmente. La pelinegra se duchó rápidamente, con el miedo de que el soldado entrara e intentara golpearla nuevamente. Al salir del baño, encontró un traje parecido al que tenía en la torre, mas en este se encontraba el logo de los terroristas. La ojiazul no estaba segura de lo que le ordenarían hacer, pero estaba preparada para aceptar la misión.

La pelinegra salió de la habitación a paso lento. Su rostro mostraba tristeza y decepción pura. Ella no podía creer que llegara tan bajo como para rogarle a alguien como Strucker, pero era eso o morir lentamente y dejar a su familia sola. Cuando llegó con uno de los hombres del Barón, le pidió que la llevaran con él. La oficina del hombre estaba lejos de todo el ajetreo. Al estar ante el líder de HYDRA, Gaia lo miraba a los ojos, pero estos estaban vacíos, no mostraban ningún sentimiento, haciendo saber a Strucker que había logrado acabar con ella internamente. 

-Me gusta como se te ve nuestro símbolo puesto-sonrió con burla hacia ella, la cual se quedó con la vista en la nada-bueno, tu primera misión será atacar Manhattan-comentó para después tomar algo de su escritorio y acercarse a ella hasta quedar frente a frente- alza la cabeza-ordenó, a lo que ella acató, para después sentir cómo  colocaba un especie de gargantilla en ella- eso que te acabo de poner es para asegurarme que harás todo lo que te ordeno, porque si no lo haces...-dijo y después presionó un botón de un diminuto control. El collar lanzó fuertes cargas eléctricas a la chica, las cuales eran muy similares a las de la silla.

-Basta por favor-rogó Gaia, cayendo de rodillas y Strucker detuvo la tortura.

-Bueno, ya que queda todo aclarado, es hora de que tomemos camino al lugar, porque no esta cerca-dijo saliendo del lugar. Gaia se puso de pie y lo siguió.

Fuera de la base de HYDRA se encontraba un quinjet esperándolos. Varios hombres estaban dentro junto a Strucker, la pelinegra soltó un pesado suspiro y entró.

Narra Gaia

Ya habían pasado horas, todos estaban preparando las pantallas de la nave para poder observar lo que haga; uno de los soldados me había dado un auricular. Mi vista estaba clavada en el piso del quinjet, sabía que su propósito era que los demás me vieran, que supieran que habían ganado. La rampa de la nave se abrió de repente, dejando entrar una intensa ráfaga de aire. 

-Es hora-dijo Strucker sonriendo, me levanté del asiento, me acerqué lentamente a la rampa, y salté.

El aire daba fuertemente contra mi rostro. Iba en descenso a gran velocidad y durante ese momento deseaba con todas mis fuerzas que todo acabara, caer y no volver a abrir los ojos, pero mi familia pagaría por mi estupidez, yo no importo, lo único que importa son ellos.
Cuando mis pies tocaron el suelo me sentí pesada, culpable, inútil, pues sabía lo que venia a continuación. 

-Es hora de atacar Gaia-dijo Strucker a través del auricular.

Mis manos se prendieron en llamas casi al instante, no había vuelta atrás.

Narrador omnisciente

Todas las personas comenzaron a huir del alboroto. Gaia tenía la vista perdida, le habían ordenado no parar. Establecimientos, empleados, policías y muchos civiles estaban saliendo afectados por el ataque. Gaia escuchaba un auto de policía acercarse. La pelinegra quería que se fueran de ahí, no soportaba hacerles daño. 

-Mátalos-escuchó Gaia a través del auricular. Ella únicamente pudo apartar la vista y lanzar una bola de fuego contra el auto. Una gran explosión se hizo presente. El caos reinaba y conforme pasaban los segundos más vidas se iban perdiendo.

Una esfera de luz azul impactó contra el hombro de Gaia, haciendo que se tambaleara hacia enfrente; ella sabía de quien era aquel resplandor azul. No quería dar la vuelta, prefería arder en el infierno a que la vieran.

Narra Gaia

-Es mejor que te detengas fueguito- aquellos apodos solo eran dignos de él. 

-Da vuelta lentamente y no pasara a mayores-Esa voz. Era él. El hombre que había abierto su corazón por mí, el soldado de otro tiempo, mi soldado. 

-¿Qué estas sorda?, el capitán te ha dicho que des la vuelta- dijo cargando su arma. La voz de Natasha sonaba dura, mucho más de lo normal. Cerré los ojos fuertemente, mi corazón estaba a mil por hora.

Narrador omnisciente

Gaia dio vuelta de manera lenta con la mirada en el suelo. Su cabello tapaba su rostro, por lo que cada uno de los vengadores trataba de saber quien se escondía tras aquella melena. 

-Alza la vista, que miren tu rostro-ordenó Strucker, así que no tuvo opción mas que hacerlo. 

La expresión de cada uno se distorsionó. Natasha sólo abrió los ojos; mientras que Clint parecía quería hablar pero estaba mudo; Thor la miraba con incredulidad; Tony aterrizó quitándose la parte que cubría su rostro, dando a conocer su asombro a través de su mirada y Steve, él la miraba con dolor, había pasado los últimos 8 días tratando de encontrarla, pero era como si se la hubiese tragado la tierra. Steve estaba en shock, consternado, triste, feliz, era un mar de emociones. 

-Gaia-el primero en llamarla fue Clint, esa voz fue como el detonante para que todos reaccionaran. Steve trató de aproximarse a ella, pero esta retrocedió de inmediato, lo cual confundió al Capitán.

-Atácalos-ordenó Strucker. Gaia abrió los ojos de par en par, no quería hacerlo, pero tenía que.

Tomándolos por sorpresa, la chica comenzó a duplicarse. Otras dos pelinegras se encontraban en el lugar, una a cada lado de la original. Todos fruncieron el ceño ante aquello, pues nunca había presentado ese poder. Los clones comenzaron a atacarlos, una estaba contra Clint y Nat, y la otra estaba con Tony y Thor. La Gaia original tenía la mirada perdida, vacía, carente de emociones. 

-¿Qué te han hecho?-preguntó Steve con voz entrecortada. Ella no respondió, en cambio, se acercó rápidamente a él, propinándole un golpe en el estómago, haciendo que el rubio cayera.

Gaia y Steve comenzaron a pelear, la chica lanzaba golpes a diestra y siniestra, pero él solamente podía esquivar aquellos golpes. Los ojos de ella cambiaron de ser su azul normal a unos más brillantes, más fríos. Una lagrima bajó por la mejilla de ella, se sentía horrible. Steve cada segundo que pasaba se sentía más triste, y eso se intensifico al ver aquella lagrima. 

-Detente-dijo Steve en tono de suplica.

-No podemos hacerle daño a los clones, no sabemos como la afectaría-comentó Tony a la vez que trataba de defenderse de una bola de fuego 

-Pero tampoco podemos rendirnos-grito Natasha-Steve, hazla recordar-volvió a gritar. La agente había dado por hecho que habían borrado los recuerdos de Gaia, al igual que con Barnes.

Los ojos de Gaia volvieron a cambiar, ahora de un verde intenso, Steve presenció el cambio de color, quedando aún más confundido mientras intentaba convencerla de que se detuviera.
Por su parte, Tony luchaba contra uno de los clones. Esta trataba de calcinarlo junto a Thor, pero de pronto en su mente comenzaron a aparecer cientos de letras, mareándolo. No entendía por qué miraba aquello hasta que miro los ojos del clon y se encontró con que estos eran de color verde. Volteó a ver a Gaia, quien se encontraba lanzando esferas de fuego a Steve, y notó que ella también tenía los ojos verdes. Fue entonces que por fin se formó una palabra: Auxilio.
Gaia y Steve seguían con su lucha, él se defendía del poder de su novia, mientras que ella trataba de terminar con todo, quería que Strucker le ordenara regresar, no soportaba seguir viendo cómo los acababa poco a poco. Con mucho pesar, Gaia lanzó una llamarada hacia Steve, haciéndolo caer. La chica rápidamente se puso encima de él, apretando su cuello con sus manos. Lo miraba a los ojos, y él a ella. 

-Yo siempre estaré contigo-le dijo con voz entrecortada, por la fuerza que ejercía Gaia.

-Mátalo-ordenó Strucker. Ella sabía que no podía hacerlo, no era capaz de matar a la persona que amaba. 

-No-susurró la joven, aflojando un poco el agarre.

-¿Qué has dicho?- le reprochó Strucker entre dientes.

-No-dijo un poco más alto, haciendo que Steve frunciera el ceño, confundido.

-Mala elección querida-dijo y de un segundo a otro el collar que tenía comenzó a dar descargas bastante altas.

Gaia se quitó rápidamente de encima de Steve mientras gritaba fuertemente a causa del dolor. Las dos clones habían comenzado a desvanecerse, hasta que ninguna quedó. Solo estaba Gaia, la cual no dejaba de gritar. Ella trataba de quitarse ese collar, aun sabiendo que no podría. Su agonía se prolongaba, mientras que, aparentemente, Strucker aumentaba de intensidad. 

-Gaia-susurró Steve, acercándose a ella a paso lento, pero la chica se arrastraba hacia atrás, tratando de alejarse. El dolor era agonizante y ninguno sabía qué hacer.

-Creo que no ha salido como planeaba- sonó una voz a través del collar de Gaia. 

-¿Quién eres?-preguntó Tony.

- Soy quien tiene a la chica-respondió una voz burlesca.

-Strucker-mencionó Steve furioso.

-En efecto, capitán-se burló- ¿habían extrañado a su amiga?-preguntó mofándose de los vengadores. Strucker subió la intensidad de las descargas, logrando así que Gaia gritara más, pero segundos después, la joven se encontraba inconsciente, a pesar de que su cuerpo seguía moviéndose por las descargas-Es una lastima que no concluyera su misión. Aparentemente lo sigue queriendo capitán-comentó el Barón. 

Todos estaban en silencio, siendo testigos de como su compañera sufría. Natasha y Clint se acercaron de inmediato a la pelinegra, pero no pudieron siquiera tocarla, pues las descargas eran demasiado intensas y podían afectarlos a ellos también.

-Es todo un espectáculo verla así ¿verdad?-el tono de burla nunca se iba-pero creo que ya es suficiente por hoy, como entenderán tiene que regresar a su base-

-Eres un cobarde-la voz de Steve era grave y llena de furia. 

-Corrección, soy inteligente, ¿Qué mejor forma de ganarles que con alguien que conoce todas sus debilidades?-preguntó Strucker-y como ahora trabaja para mi...-

-Ella nunca trabajaría para ti-hablo Clint 

-Por supuesto que lo hará-respondió- Ella misma se ofreció a ser parte-afirmó. Natasha y Clint, al estar junto a la pelinegra, vieron cómo había comenzado a convulsionar por culpa de los choques, alarmándose.

-Tenemos que llevarla a la torre ahora- mencionó la pelirroja, con su voz teñida por la angustia.

-No creo que sea posible, agente Romanoff. Ella ahora me pertenece, así que más vale que se aleje de ella-mencionó. Después otro sonido comenzó salir del collar.

Gaia abrió los ojos y se sentó en el pavimento rápidamente, su respiración era agitada y parecía desorientada. Cuando miró a Natasha y a Clint junto a ella, la joven creó un campo de fuerza, haciendo que los agentes sean empujados por dicho campo. De inmediato se puso en pie, no podía siquiera mirarlos, pero se obligó a hacerlo, para torturarse a si misma por lo que había hecho.

-Bien cariño, regresa ahora-ordenó Strucker.

-Si señor-respondió Gaia agachando la cabeza. 

-Gaia, por favor-Dijo Thor- no puedes hacer esto-comentó. Gaia no dijo nada, pero sus ojos lo decían todo, era un lo siento. 

La chica levantó la vista hacia la torre y pudo divisar a Banner en la ventana. Sus ojos se mantuvieron fijos en ese punto, cambiando de color, aunque solo en el contorno de la pupila, haciéndose de un verde amarillento. Banner miraba como una figura estaba frente a los Vengadores, sin percatarse de que era a él a quien miraba. De un momento a otro su cabeza comenzó a doler y no sabia por qué. Cuando el dolor cesó, una voz se hizo presente en su mente "encuéntrenme, por favor. No puedo dar mi ubicación porque no la sé". El tono era de ruego y supo entonces de quien era aquella voz. 

-Te di la orden de que regresaras-dijo Strucker, para después Gaia recibir una descarga, la cual paró rápido-Ahora regresa-ordenó, la chica le dio la espalda al grupo, emprendiendo el vuelo hacia el quinjet en el que estaban los demás miembros de HYDRA.

-¡Tony!-Steve ni siquiera terminó de hablar cuando Stark emprendió el vuelo. Tony ni siquiera lo dudo, segundos después ya estaba en el cielo, tratando de alcanzar a la joven. 

-Gaia detente-le pidió el pelinegro

-Largo-dijo Gaia, con lagrimas en los ojos. 

-Derríbalo-habló Strucker, ella sabía que a pesar de que quisiera escapar de HYDRA, no debía dejar que Tony la atrapara.

-Lo siento Tony-dijo volteándose para después ver como el traje de su amigo se apagaba debido a que lo había averiado con su telequinesis, haciéndolo caer. 

Prefirió voltearse y seguir su camino, la joven confiaba en que Thor lo atrapara. Cuando llegó al quinjet, los hombres de ahí le pusieron esposas. Sentía asco de si misma, había herido a sus amigos y a su novio, y eso no se lo perdonaría nunca. 

-Eres una estúpida- dijo Strucker acercándose a ella, cuando estuvo frente a la chica, este le propinó una fuerte cachetada-tenías ordenes muy claras, pero no las cumpliste-comentó-y sabes que pagarás por tus errores-dijo alejándose de ella.

Gaia no dejó de pensar en aquellas palabras en todo el camino de regreso a la base, porque sabía que aquello únicamente significaba una cosa, la podrían nuevamente en la silla.

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