Una lágrima traviesa se me escapa al recordar ese momento en específico. Papá, aunque no te conozco ya lo quiero hacer.
Me levanto de la nieve y siento mi trasero mojado, gruño por lo bajo y antes de que aquellos lobos se den cuenta de lo que pasó, me transformo en loba. Empiezo a correr despacio, aprovechando éste momento, éste hermoso momento. Siento como alguien corre a la siga de nosotros, pero no estoy segura si es uno de los chicos o es otro animal. Los cinco lobos que mi padre mandó se ponen al rededor mío
—Nos están siguiendo —me habla el lobo gris.
Empiezo a bajar lentamente la velocidad al igual que ellos, una vez que ya estamos quietos puedo sentir un olor realmente exquisito. Un lobo blanco sale de los árboles y a medida que va caminando, se va transformando en humano hasta que se encuentra totalmente convertido en humano noto que es un hombre de al menos veintitrés años de edad
—Su majestad. —El chico se arrodilla en frente de nosotros.
Me trasformo en humana y le brillan los ojos.
—Es igual a como la describió la bruja de la ex-manada Luna Blanca. —Se puede ver la felicidad en su rostro—. Usted ha regresado por nosotros —Y nos sonríe con nostalgia.
Los chicos a mi lado se transforman en humanos también y me quedo sin habla. ¡Dios, estos chicos son perfectos! Desvío mi mirada de ellos y me enfoco en aquel que aún sigue arrodillado frente a mí.
¿Que se supone que tengo que decir?
No tengo ni las más mínima idea.
—Em... sí... bueno... yo... —Me aclaró la garganta y veo como Luke se ríe de mí—. ¿Cómo sabías que era yo?
—Por su olor —responde aún con la cabeza en el suelo—. Todos los lobos de la manada Luna Blanca tiene un olor en específico
—¿Y ese sería...?
—Olor a vainilla — habla medio dudoso—. ¿Su madre no le habló de nuestra manada?
—Se puede decir que mi "no padre" me tuvo encerrada en un calabozo durante toda mi vida, así que no, nunca me habló de esa manada —Escucho como él gruñe molesto.
—¿Aquel hombre la dañó? —Su voz suena muy molesta.
—Eso ya está en el pasado. —Me arrodillo para quedar a su altura y le acaricio el hombro, me mira y un brillo extraño se apodera de sus ojos— No sé muy bien que hacer o que decir en estos precisos momentos. —Hago una mueca algo extraña.
—Estoy realmente seguro de que usted va a ser la mejor Alfa de todas.
—¿Supongo que quieres ir con nosotros, no? —habla uno de los chicos.
—No me volveré a alejar de mi princesa. —El chico le gruñe al que habló anteriormente.
—¿Cómo te llamas?
—¡Oh! Verdad. —El chico volvió a agachar la cabeza—. Me llamo Sean.
—Bien, yo me llamo...
—Erin, lo sé. —Sean me sonríe de oreja a oreja.
—¿Por qué todos se saben mi nombre? —Gruño.
—¿Tienes mate? —Luke se acerca a Sean.
—Sí. —Me paro y el tal Sean me imita—. Ella estará realmente feliz de poder verla —sonríe nuevamente.
—Yo igual lo voy a estar.
Luke camina los demás y le dice algo a uno de los chicos, después se acerca nuevamente a nosotros.
—Marck te acompañará a buscar a tu pareja en donde quiera que te estés quedando.
El chico se despide y se transforma en un lobo blanco, el tal Marck también lo hace, pero a diferencia de Sean, éste se transforma en un café oscuro.
Los demás hacemos lo mismo y nos convertimos en lobos y empezamos a correr devuelta a la casa. No nos demoramos mucho cuándo ya se puede apreciar el techo de esta. Empiezo a correr más rápido, quiero decirle a Axlin lo que pasó en el bosque.
¡Tendremos nuestra propia manada!
¡Sí!
Salto y regreso a mi forma humana, entro a la casa algo apurada y en el mismo sillón donde estaban antes de que me fuera, aquel hombre y Axlin están hablando de algunas cosas.
—¿Qué tal tu paseo pequeña? —Mi tío me sonríe de oreja a oreja.
—Muy bueno —les sonrío ampliamente—, un lobo se nos acercó diciendo que es de la manada Luna Blanca y Marck lo acompañó a buscar a su mate —hablé con una enorme sonrisa.
—Eso es excelente. —Axlin me abraza fuertemente—. Ya estas armando tu manada.
—Sí. —les sonrío.
¿Pero dónde vamos a establecer nuestra manada?
Había pasado de largo ese pequeño pero a la vez gran detalle.
—Pero... —Los dos mayores me miran atentos—. ¿En dónde voy a instaurar mi manada?
La sonrisa que hace unos minutos había desaparecido de sus rostros volvió a aparecer en un abrir y cerrar de ojos.
—Aquí mismo. —Axlin me sonríe con ternura—. Hace tiempo atrás aquí estaba ubicada la manada de tu abuelo; nosotras no queríamos que otras manadas se alojaran en este lugar así que construimos esta cabaña y empezamos a ahuyentar a todos los que querían instalarse en este terreno.
Mi sonrisa vuelve a aparecer, ya quiero tener este terreno lleno de casas para las familias que van a llegar. Tendré la mejor manada de todos los tiempos, nadie va ni siquiera querer acercarse a este terreno.
—Deberías ir a descansar un poco. —Mi tío me sonríe con cariño.
—Está bien.
Me levanto y camino hacia la escalera para así poder llegar a mi habitación.
Mientras tanto, en otro lugar...
Cuándo al Alfa de la manada "Dientes de Acero" le avisaron que su hija había huido se puso como loco. Mando a más de media docena a buscarla por todas partes, la quería devuelta a toda costa.
—Señor, aún no hemos hallado el paradero de su hija —uno de los tantos guerreros que él había mandado a la búsqueda volvía sin señal de la joven Erin.
—¡Quiero que busquen a Erin en cada rincón de esta jodida montaña! —sentenció—. ¡No puede haber ido muy lejos!
El guerrero sale de la oficina del Alfa y éste empieza a golpear cada cosa como un gran demente. Después, decide salir de ésta dirigiéndose a su habitación donde se encuentra su demacrada esposa. La pobre mujer de melena blanca está llena de golpes en todo su rostro y cuerpo. El Alfa entra de golpe a la habitación y ella se sobresalta.
—¿Sabes? —habla el hombre sentándose en el sillón que tienen en la habitación—, tu pequeña "hija" ha logrado escaparse del calabozo. —La mujer al escuchar que su pequeña hija ya no se halla en ese horrible lugar se alegró—. ¿Estás feliz? —preguntó con burla.
—Ni te imaginas la felicidad que me da escuchar que mi pequeña hija se ha liberado de tus maltratos. —La mujer sabía los riesgos que estaba afrontando pero aun así lo dijo.
Él ya no podía amenazarla con matar a su hija y eso le daba más valentía, si su hija pudo escapar ella también podría.
—Eres una maldita. —Estaba punto de golpearla cuando su Beta entró por la puerta.
—Señor —habló con un tono molesto.
—¿Qué quieres? —le respondió éste entre dientes.
—Los guardias lo buscan.
El Alfa se dio media vuelta y salió de la habitación dejando a la mujer con una enorme sonrisa en sus labios.
—Gracias.
—Todo por mi Luna.
El Beta salió de la habitación y a la mujer de hermosa cabellera le creció —si se podía— aún más la sonrisa.
"Pronto nos vamos a encontrar pequeña mía." — piensa con emoción.