Por tu amor (3 parte de 3msc)

By _barbii

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Esta es la 3 parte de 3MSC no esta en pelicula pero si en libro dicen que puede salir en el 2014 (La pelicula... More

Por tu amor (3 parte de 3msc)
Capitulo 1 (Hugo)
Capitulo 2 (Babi)
Capitulo 3 (Gin)
Capitulo 4 (Los chavales)
Capitulo 5 (Diego y Perla: El primer encuentro)
Capitulo 6 (El segundo encuentro)
Capitulo 7 (Confesiones de amigas)
Capitulo 8 (Babi y H: El reencuentro)
Capitulo 9 (Una noche Salvaje)
Capitulo 10 (El tercer encuentro)
Capitulo 11 (La redencion de Diego)
Capitulo 12 (El gran encuentro)
Capitulo 13 (Una situacion dificil)
Capitulo 14 (Un nuevo reecuentro)
Capitulo 15 (Revelaciones dolorosas)
Capitulo 16 (Realidades de la luz)
Capitulo 17 (Luchando por amo)
Capitulo 18 (Chequeos de rutina)
Capitulo 19 (Un golpe muy duro)
Capitulo 20 (Situacion inesperada)
Capitulo 21 (Milagros de amor)
Capitulo 22 (Novedades en el frente)
Capitulo 23 (Una esperanza de vida)
Capitulo 24 (La gran batalla)
Capitulo 25 (Adios madre, siempre te amare)
Capitulo 26 (La verdad sale a la luz)
Capitulo 27 (La confirmacion)
Capitulo 28 (Por la familia)
Capitulo 29 (El acercamiento)
Capitulo 30 (Hermanos)
Capitulo 31 (Enfrentando la verdad)
Capitulo 32 (La vida sigue)
NOTA

Capitulo 33 (El gran encuentro final) EL FINAL ...

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By _barbii

La tarde cayó sobre la ciudad de Barcelona y comenzaba a acercarse el momento más importante para la vida de Diego. Su amor, aquel amor por el que tanto luchó, por el que padeció muchos infortunios, pero gracias al que vivió las experiencias más felices de su vida y por el que dio su vida en muchas ocasiones, finalmente llegaba a su punto máximo con su oficialización, ante los ojos de Dios. Esa tarde, Diego sería llevado al altar por su padre, su hermano Horacio, sus tíos Luque y Katina y por Andrés, quien también se ofreció como caballero de honor en la boda. Mientras esperaba la llegada de la novia, su rostro se mostraba triste.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué estas triste hoy? – preguntó Katina, que había sido designada como madrina de la boda.

- Extraño mucho a mi mamá. Hubiera querido que esté aquí con nosotros. La recuerdo y mi corazón me estalla – respondió Diego con tristeza.

- Muchacho… No estes así. Piensa siempre que ella estará aquí – dijo Katina poniendo su mano en el pecho de Diego – y de aquí no saldrá. Siempre estará para cuidarte y velar por ti, desde donde esté. Y hasta pienso, que debe estar observándote desde alguno de los púlpitos de esta enorme iglesia.

Diego se emocionó con las palabras de su tía y tomándola fuertemente de la mano, se la besó. Katina respondió dándole un abrazo para calmarlo.

En ese momento, comenzaron a sonar los acordes de la marcha nupcial. En el momento que sonaba el tema ritual de cada casamiento, asomaba la imagen resplandeciente de la novia. Perla venía ataviada con un hermoso vestido de seda blanca, el más hermoso que se pudiera imaginar, y que fuera diseñado por su madre y obsequiado especialmente para la ocasión. Ante la ausencia de Babi, Daniela fue la encargada de entregárselo, ya que fue especialmente instruida por su hermana durante el último contacto telefónico que tuvieron. Aquel vestido, fue una debilidad de Perla, desde que era una niña, ya que siempre le gustaba observar las prendas que diseñaba su madre y al observar este vestido, ella quedaría maravillada con él y le diría "Mamá, cuando me case, quiero un vestido así".

Perla avanzaba a paso lento por la iglesia, acompañada por Alex, quien había sido elegido para oficiar de padrino, ante la triste ausencia de Gustavo. Detrás de la novia, Valentina y Valeria, sus dos inseparables amigas, oficiaban de damas de escolta, llevando en alto la cola del vestido, mientras que Daniela cerraba la fila esperando llegar para ubicarse en la primera fila, al lado de Hugo.

Cuando Diego recibió en el altar a Perla no podía salir de su asombro. Nunca la había visto tan hermosa y quizás, hasta se dejaba llevar por la emoción del momento, ya que no podía creer como esa mocosilla que alguna vez supiera abofetearlo por un vaso de café derramado, ahora estaba frente a él, vestida con el traje más bonito de novia y pidiéndole la unión eterna.

Ambos se posicionaron y en ese momento, el celebrante comenzó con la misa. La cosa venía a ritmo normal… Hasta que el móvil de Hugo empezó a sonar. Se había olvidado de apagarlo, por lo que el sonido del aparato interrumpió el normal desarrollo de la boda. Hugo se excusó y salió a ver si podía atender. Pero cuando llegó afuera, el móvil mostraba un número muy extraño, que al atender no se escuchaba nada. Era todo muy raro…

Aquel llamado haría que Hugo salga fuera de la iglesia. Pero en ese momento, y por escasos segundos, al mismo tiempo que él estaba saliendo, ingresó al templo una mujer vestida con un sobretodo blanco. La boda continuaba, pero al momento en que la mujer ingresaba, Perla sintió una brisa que la hizo voltearse hacia atrás, descubriendo a esa mujer. Ambas se reconocieron y las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Perla. Después de mucho tiempo, Babi había retornado a Barcelona. Y lo hacía en el día más especial de la vida de su hija. Ingresó a la iglesia y fue a acomodarse al lado de su hermana. Dani se puso muy feliz de volver a verla, sin embargo, la notaba muy cambiada. Había cambiado demasiado físicamente. Babi se sentó y desde su lugar saludó a su hija levantándole el pulgar derecho y guiñándole un ojo. Al terminar de acomodarse, saludó a su hermana y preguntó

- ¿Hache no ha venido?

- Está sí. Pero salió un minuto afuera.

- Ah. Okey. – respondió Babi con tono despreocupado.

- Babi… ¿No quieres ir a buscarlo?

- No me animo a enfrentarlo. Pasó mucho tiempo y nunca pude perdonarle por como habíamos terminado aquella vez en el cementerio.

- No tengas miedo hermana. Anda, ve. Te está esperando. – alentó Daniela.

Babi no sabía que iba a hacer, cuando de repente, sonó su móvil, solo que más tenuemente y mucho más corto. Un mensaje de texto había ingresado: "Acércate al púlpito izquierdo" decía ese texto sin remitente.

- Mira esto… Un mensaje sin remitente. ¿Quién será?

Daniela miró para todos lados y desde uno de los púlpitos observó a un hombre vestido de manera misteriosa.

- ¡Mira! ¡Hay alguien allí! – dijo Dani apuntando hacia el púlpito. Babi se levantó y fue a ver de qué se trataba. No sabía que se podía llegar a tratar, pero su valentía le permitía enfrentar cualquier obstáculo. Al llegar allí, un hombre vestido con sobretodo y sombrero negros, estaba sentado observándolo todo.

- ¿Usted quería verme? – preguntó Babi.

- Así es. – respondió el hombre.

- ¿Quién es usted y como consiguió mi teléfono?

- Todo a su debido tiempo… Babi.

Babi se asustó

- ¿Cómo sabe mi nombre? ¿Y que se supone que hace usted aquí?

El hombre se levantó de su asiento y se metió en el pasillo. Babi retrocedió cautelosamente.

- Sé muchas cosas de ti. Y he venido hasta aquí… Para ver casada a mi hija – respondió el hombre, dando a conocer su identidad

- ¿Gustavo? – preguntó Babi aterrada al reconocerlo.

Al igual que Gin, Gustavo también descendió del paraíso para ir a ver a su hija.

- Babi, escúchame por favor. No te acerques a mí. Estoy aquí gracias a un truco que me enseñaron en el más allá. Solo tú me ves. – persuadió Gustavo.

- ¿Pero qué haces aquí, querido? – preguntó Babi con lágrimas en los ojos.

- Amor, he venido a ver a nuestra pequeña casarse. Pero a la vez, he venido a decirte un par de cosas.

- Gustavo, perdóname por favor. Nunca quise hacerte daño. Sinceramente no sabía que todo esto iba a suceder así como sucedió.

- No hay nada por lo que debas pedir perdón, Babi. No estuviste bien ocultándonos la verdad. Pero hacerlo por una cuestión de amor, no debe ser motivo de enojos. Sé que a pesar de todo, alguna vez me amaste. Pero ahora sé que sufres por el hombre al que nunca dejaste de amar y que hoy crees haber perdido.

- Lo sé. Realmente no sabía si iba a venir o no. Tengo miedo de enfrentarlo.

- No temas sentir lo que estas sintiendo, Babi. Es más… En este momento te necesita.

- Dime, ¿cómo puedo encontrarlo?

- Solo sigue tu corazón, amor. No puedo brindarte más detalles – respondió Gustavo y se retiró.

Babi no sabía qué hacer. Estaba muy confundida. Y sobre todo, muy aterrada con la aparición de ese espectro. Sin embargo, albergó esperanzas en las palabras de Gustavo y sin dudar un solo segundo, salió a buscar a Hugo que seguía en la entrada de la iglesia.

Aquella salida de la ceremonia, le permitió a Hugo, quedarse un rato más tomando aire. Estuvo afuera, sentado en las escalinatas de la iglesia, pensando en su hijo, en el momento que estaba viviendo y en que quien tendría que haber estado en el lugar de Diego, era él, así como Babi en el lugar de Perla. Mientras pensaba en eso, intentó encender un cigarrillo, más no podía hacerlo, ya que una brisa le apagaba los cerillos. Ofuscado por no poder probar uno, se dispuso a retornar, cuando una voz lo detuvo:

- ¿Adónde vas?

- ¿Quién eres? ¿Y qué quieres? - preguntó Hugo, reconociendo a la persona que lo detuvo.

- Solo dime, ¿por qué te vas?

- Mi hijo se está casando. Y sería descortés de mi parte dejarlo solo.

- Mi hija también se está casando. Y no por eso, soy descortés estando afuera. - respondió el hombre.

- ¿Su hija? Acaso usted es...

- Gustavo, el ex esposo de Babi. - dijo el hombre presentándose. - Todavía me duele la golpiza que me diste el dìa de su cumpleaños.

- Canalla. Jugaste sucio aquella noche. - respondió Hugo - Pero veo que finalmente has hecho bien las cosas, como para que Babi te haya elegido.

- Déjame decirte que ella nunca terminó de elegirme. Hache... Siempre fuiste el amor de su vida. Nunca pude ocupar tu lugar. Y hoy, te necesita más que nunca. - respondió Gustavo.

- ¿Por qué me dices todo esto? No comprendo absolutamente nada.

- Hache, tienes mi bendición para unir definitivamente tu vida a la de Babi. No la desaproveches. Ella te necesita y mucho.

Hugo no sabía que responder, ante esta declaración del hombre que le arrebatara el amor de su vida y que ahora bendecía ese amor al que todos se oponían.

- No comprendo nada. Realmente no comprendo nada.

- Hache... Mi vida aquí en la tierra terminó. Los dos tienen derecho a rehacerse. ¡No debes dejar sola a Babi!

- Pensaré mucho esto que me pides. Pero ahora, debo regresar. No quiero perderme el momento final de esta ceremonia.

- ¿Y piensas dejarla sola a ella? – preguntó Gustavo señalando a espaldas de Hugo.

Hugo giró su cabeza hacia atrás y descubrió lo que hacía cuatro meses estaba esperando. Frente a él estaba ella. Babi. Su amor, su amada de toda la vida. Aunque mayor sorpresa le generó, ver quien la traía hacia él. Quien la estaba acompañando hacia ese encuentro definitivo, no era otra más que Gin. Su alma volvió para acompañar a Babi hasta donde estaba Hugo y así, poder entregársela en sus manos.

Hugo y Babi se miraban con una sonrisa de felicidad en sus rostros y con lágrimas de emoción en sus ojos. Comenzaron a caminar levemente, para finalmente correr y estrecharse en un tierno abrazo.

- ¡Te estuve esperando todo este tiempo! – exclamó Hugo emocionado.

- ¡Yo también mi amor! ¡Yo también! Todo este tiempo que he vivido fuera del país, no pasaba un día sin pensar en ti y en aquella noche en el Ritz. Te necesité tanto amor mío. – confesó Babi.

- Yo no podía quitarte de mi cabeza, ni dejaba de soñar con tu perdón, amor mío. – respondió Hugo.

- Pero amor… Yo ya te he perdonado – respondió Babi

- ¿Qué? – preguntó Hugo con felicidad

- Yo ya te he perdonado. Me llegó tu carta. La leí ni bien llegué a Barcelona. Fui a mi oficina y mi secretaria me la entregó. Me gustaron mucho las cosas que me dijiste. Pero no hacía falta que lo hicieras... Amor, no tienes que pedirme disculpas por nada. Déjame amarte, como alguna vez lo hiciéramos.

Al escuchar estas palabras, Hugo tomó de la cintura a Babi y la levantó abrazándola tiernamente. Pero al hacerlo se dio cuenta de un detalle:

- ¡Vaya! ¿Y esto? Estás más gorda.

- No mi amor… No estoy gorda. Aquí… Está la razón de nuestro amor. Lo que terminará de ser la razón de nuestra felicidad. Hugo… Estoy embarazada de cuatro meses. ¡Seremos padres otra vez!

Ante semejante noticia, Hugo no podía salir de su asombro. No lo podía creer. Habían pasado cuatro meses… ¡Y estaba por ser padre otra vez! Ante semejante noticia, volvió a abrazar a Babi, la besó tiernamente y salió corriendo por las escaleras, para gritar fuertemente de felicidad por la noticia recibida. Luego de eso, volvió a subir y tomó de la mano a Babi para ingresar a la iglesia. Testigos de todo esto, eran Gin y Gustavo, quienes al ver como Hugo abrazaba a Babi, se dedicaron gestos de felicitación. Gin levantaba sus pulgares, mientras que Gustavo le dedicó un gesto de "OK" juntando el pulgar con el índice.

A todo esto, la ceremonia continuaba, y Hugo y Babi fueron a acomodarse en sus bancas. Llegaron justo, para el momento final:

- Diego Hugo Alejandro Líbera Mancini, ¿Aceptas por esposa, a Perla María Andrea Vázquez Alcázar, para cuidarla, tanto en la riqueza como en la pobreza, la salud como en la enfermedad, jurando amarla y respetarla, hasta que la muerte los separe? – preguntó el celebrante.

- Sí, acepto. – respondió Diego.

El celebrante reformuló la pregunta a Perla.

- Perla María Andrea Vázquez Alcázar, ¿Aceptas por esposo, a Diego Hugo Alejandro Líbera Mancini, para cuidarlo, tanto en la riqueza como en la pobreza, la salud como en la enfermedad, jurando amarlo y respetarlo, hasta que la muerte los separe?

- Sí, acepto. – respondió Perla.

- Por el poder divino de Dios, que todo lo ve y todo lo oye, los declaro Marido y Mujer – bendijo el cura. Al hacerlo, el auditorio estalló en un potente aplauso, con vítores para la nueva pareja.

Diego besó muy emocionado a su flamante esposa Perla y comenzaron a salir de la iglesia, recibiendo el saludo y las bendiciones de los presentes. Mientras salían, Hugo y Babi se tomaron de las manos observando con felicidad, como sus hijos pudieron sí, concretar lo que alguna vez de jóvenes habían soñado: Un amor verdadero.

Los días pasaron y las vidas de todos comenzaron a ser felices. Horacio y Valeria seguían de novios, Andrés y Valentina finalmente fueron a vivir juntos, Alex y Daniela quedaron viviendo en la casa de ella, mientras que el departamento de él fue heredado por Diego, quien se quedaría a vivir allí junto a Perla, mientras que Katina y Luque iniciarían una serie de viajes por Europa, visitando diferentes sitios, donde vivirían su amor como la primera vez. Por otro lado, Bosco y Canela cambiarían de casa, yendo a vivir a una casa más amplia para el pequeño Tristán, mientras que Romeo, el fiel servidor de Hugo, conseguiría finalmente su objetivo y volvería a enamorar a Carlina, la secretaria de Babi.

Pero lo que finalmente se gestó y terminó por concretarse, fue el gran anhelo de Hugo y Babi. Un mes después del casamiento de sus hijos, finalmente decidirían unirse en sagrado matrimonio.

Esa tarde, Hugo tendría una conversación previa con su hijo Diego.

- Papá, realmente no puedo creer que finalmente te hayas decidido por rehacer tu vida. Realmente estoy muy orgulloso de ti. Eres un grande.

- ¿Y tú? ¿No crees que también seas un grande? Eres la satisfacción más grande que he tenido en mi vida. Y eres el principal motivo de mi orgullo Diego. Y a Dios agradezco de haberte tenido. A ti y a Horacio. – respondió Hugo.

Tras esta conversación, ambos se prepararon y fueron hasta la iglesia, donde debía realizarse la boda. Familiares y amigos de Hugo fueron a participar del acontecimiento.

Antes de iniciar la ceremonia, Hugo recibió a su padre, quien traía consigo a su nueva compañera.

- Perdón señora… ¿Nos conocemos de algún lado? – dijo Hugo al resultarle conocida la novia de su padre.

- Puede ser. ¿Alguna vez viajamos juntos en avión? – preguntó la señora.

Así Hugo se dio cuenta de que la nueva novia de su padre, era una señora que él había conocido hace casi 23 años atrás, mientras retornaba de Londres hacia Barcelona. En aquel encuentro, Hugo le contaría todo acerca de Babi, por lo que ella lo despediría diciéndole "No te acepto esta historia. Exijo un final feliz". Hugo tomó sus manos y la saludó.

- Finalmente me has cumplido chaval. Finalmente le has dado a tu historia un final feliz – dijo la señora. – Me llamo Felicia. Y me enorgullecerá mucho, ser tu madrastra.

Tras la muerte de su esposa, Don Alejandro comenzó a asistir a sesiones de psicoterapia para poder superar el dolor que le generaba la ausencia de su esposa. Finalmente, terminaría conociendo a Felicia su terapeuta, una mujer casi de su edad que nunca tuvo hijos y que las casualidades del destino, la llevaron a cruzarse con Don Alejandro, unos meses después de haber compartido un viaje de regreso a Barcelona con su hijo, Hugo. Tras dos años de terapia, la relación entre Alejandro y Felicia siguió dentro de los parámetros doctor-paciente, asistiendo él a sesiones por lo menos una vez al año, hasta que finalmente se terminarían enamorando. Solo que para llegar al amor pasó demasiado tiempo, hasta que por fin decidieran revelar sus verdaderos sentimientos.

Por otra parte, antes de iniciarse la boda, Babi tendría una charla con su hijo Horacio, antes de partir a la iglesia.

- Mamita, me pone muy feliz que hayas decidido darte una nueva oportunidad - dijo Horacio.

- Gracias hijo. Realmente fue la oportunidad que tanto tiempo esperaba. - respondió Babi.

- Sabes... A pesar de todos los malos momentos que hemos vivido en los últimos meses... Quiero agradecerte por todo madre.

- ¿Agradecerme? - preguntó Babi con una sonrisa.

- Sí. Sin saberlo, a pesar de todo lo malo que vivimos, has sabido darme muchas cosas. Me has dado una nueva vida. Me has dado un nuevo padre. Y hasta me vas a dar un nuevo hermanito. Sin lugar a dudas vas a darme una nueva familia. Pero lo que nunca va a cambiar... Es que siempre Perla será mi pequeña princesa y tú, mi Reina Madre. Gracias por esta nueva vida, mamá - agradeció Horacio.

Babi se emocionó mucho con las palabras de su hijo y lo abrazó prolongadamente, dándole gracias por estar a su lado en todo momento y en ese momento especial de su vida. Tras ello, fueron al coche, donde Diego los esperaba para ir a la Iglesia.

Dentro de la Iglesia, Hugo comenzaba a impacientarse y ponerse nervioso.

- ¿Que sucede? ¿Por qué no llega? - preguntaba completamente inquieto.

- Calma tío. En seguida llegará. No estes así que arrugas tu ropa. - decía Valeria, quien fue designada como madrina de la boda.

- No aguanto más, hija. Me matan las ansias de verla ingresar por esa puerta.

Valeria se abrazó al brazo izquierdo de su tío y le pidió calma.

- Cálmate tío. En cualquier momento se aparece - dijo Valeria, cuando de repente - ¡Mira! ¡Ahí vienen!

Babi hizo su ingreso al templo, siendo llevada de la mano por su hijo Horacio. Vestía un hermoso y brillante vestido de seda, similar al que usara su hija el día de su boda. Hugo no podía creer lo que veía. Era la imagen más hermosa que había visto en mucho tiempo. La imagen con la que tantos años soñó. La que tanto deseo poder ver alguna vez. La que siempre quiso tener presente con él. Detrás de ella, Perla y Daniela se encargaban de llevar la cola del vestido, mientras que Diego y Alex cerraban la fila, yendo a acomodarse en sus respectivas bancas. Cuando Babi llegó al altar, Hugo acarició su rostro y no pudo evitar las lágrimas de felicidad.

- Es el momento y la imagen con la que tanto he soñado, desde que te conocí... Mi amor. - expresó Hugo.

- Y tú eres lo que tanto deseé para mí, en todo estos años... Te amo, Hache. - contestó Babi.

- Gracias por hacerme tan feliz... pequeña - agradeció Hugo.

- Gracias por salvar mi vida una vez más... Héroe - respondió Babi.

- Héroe... - respondió Hugo - este héroe siempre vivirá para salvarte. Este héroe siempre luchará por tí. Porque este héroe siempre vivió por tu vida y además, este héroe siempre luchará y se jugará POR TU AMOR. Porque POR TU AMOR es que vivo y POR TU AMOR he de morir.

Esta palabras emocionaron a Babi, quien tras escucharlas tomó fuertemente de la mano a Hugo y le dio un beso, antes de acomodarse para el inicio de la boda, pidiendo por supuesto las disculpas del caso, por haber anticipado la última parte de esta celebración.

La boda finalmente se llevó a cabo y cuando Hugo recibió la pregunta de rigor, observó que desde la puerta del templo, estaban parados Gin y Gustavo, quienes vinieron para despedirse de Hugo y Babi. Hugo le regaló una sonrisa a Gin y ella lo despidió, arrojándole un beso al aire. Babi se emocionó de ver a Gustavo nuevamente y él hizo lo propio, levantándole la mano y dándole un beso a la distancia. Detrás de ellos, Pollo apareció y saludó a los novios, además de informarles a Gin y Gustavo que ya debían partir hacia el paraíso.

- Amigos... Ya es hora de irnos. El cielo no puede esperar.

- ¿Tú volveras cada tanto? - preguntó Gin

- Soy ángel. A menos que ustedes quieran ser ángeles, también tendrán la posibilidad de volver cada tanto. - respondió Pollo

Tras esa respuesta, Gin miró a Gustavo y le preguntó si estaba listo para partir.

- ¿Listo, compañero?

- Más que listo. Preparado – respondió Gustavo, y tomándola de la mano fueron caminando hasta desvanecerse en el horizonte.

Hugo y Babi finalmente concretarían su unión, venciendo de esta forma a todos los fantasmas del pasado que los estuvieron atormentando. Desde aquél encuentro, cuando Hugo iba en motocicleta y Babi camino hacia su colegio, ambos sabían que iban a terminar siendo el uno para el otro. Finalmente hoy, podían gritar al mundo y a los 4 vientos que por fin estarían juntos para toda la eternidad. Por fin, consolidarían ese amor que se tuvieron por más de 20 años y que hoy absolutamente nadie, iba a poder doblegar.

Los meses pasaron y las vidas de todos siguieron su rumbo. Todos vivían sus presentes con felicidad: Diego casado con Perla, confirmado para el próximo torneo en el equipo de su padre y dedicándose a la pintura artística, como homenaje a su madre. Horacio de novio con Valeria, tratando de darle fin a sus estudios. Andrés y Valentina viviendo juntos tras varios meses de noviazgo. Luque y Katina regresados de su viaje, para ver a Hugo y Babi casados. Babi y Katina reconciliadas y nuevamente amigadas... Pero sobre todo, muy por encima de todo, el amor entre Hugo y Babi, recuperado, rescatado y reconfirmado, como hacía más de 20 años. Y fruto de ese amor, nacería su pequeña hija, quien finalmente sería el motivo que terminó de consolidar ese amor tan bello y puro, por el que muchas veces habían peleado.

- Es bella como tú - dijo Hugo al contemplar a su nueva hija.

- Y será de carácter fuerte como tú - respondió Babi.

- Entonces... ¿Como la quieres llamar? - preguntó Hugo.

- Me gusta Ginebra... Y quiero que la llamemos Gin - respondió Babi.

- ¿Gin? ¿Estas segura? - cuestionó Hugo.

- Sí. Quiero que lleve el nombre de Gin, porque ha sabido bendecir nuestro amor y creo que es un justo homenaje para ella. - respondió Babi.

Hugo besó tiernamente la cabeza de Babi y se quedó junto a ella y la pequeña Gin todo el día. Finalmente por fin, iban a vivir felizmente ese amor consolidado, por el que vivieran muchas experiencias de amor bellas y por el que sufrieran muchas desgracias, pero que finalmente los uniría por siempre y para siempre, como todo amor puro, fuerte y verdadero.

* * * FIN * * *

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