Después de que ambas niñas regresaran la mayor parte del pastel que comieron llamamos al personal del hotel que amablemente nos ayudó a limpiar el desastre, las niñas ayudaron ya que Dulcie confesó que ella le había dicho a uno de los hombres que cargaba el pastel de vuelta al hotel si podía tener un poco, pues el tipo cayó con los encantos de una niña de tres años y dejó todo el pastel en la habitación y ya que mi hermana había caído rendida después del viaje las pequeñas habían aprovechado para hacer el desastre.
Se fueron bien tarde a la cama al igual que Jamie y yo, Stella dijo que podría llevárselas a su habitación pero optamos por instalarlas en la nuestra, les hicimos un fuerte lleno de almohadas y cobijas en el medio de la sala, les encantó y se quedaron dormidas de inmediato bien entrada la madrugada.
A pesar del cansancio me puse a dar vueltas en la cama durante un buen rato, estábamos por terminar las grabaciones y pronto volveríamos a casa ¿cómo serían las cosas ahora?
Jamie dormía profundamente a mi lado, estaba en calzoncillos y bajé la sábana que lo cubría hasta dejarle el torso al descubierto, ya comenzaba a entrar un poco de luz entre las cortinas, muy levemente.
Miré al hombre a mi lado, estaba tan cerca de mí pero su corazón posiblemente estaba del otro lado de mundo.
Despacio llevé la punta de mi dedo índice al tatuaje que había debajo de su pectoral, delinee las letras de mi nombre que descansaban allí, aún recuerdo la primera vez que vi ese tatuaje, las únicas líneas que arruinaban su preciosa piel, pero significaban tanto para mí...
-¿Qué haces despierta?
Su voz ronca me sobresalto y me apresuré a alejarme.
-Nada, vuelve a dormir.
Me di media vuelta y cerré los ojos, necesitaba dormir.
-Dakota, cariño –su mano tocó mi hombro- mírame.
-Estoy cansada.
-Y yo –empujó mi hombro para que me recostara bocarriba- sé que estás agotada, no duermes bien últimamente.
-Es el estrés –me cubrí la cara con las manos.
-Puedo verlo –se incorpora con los codos y quita mis manos de mi rostro- pero pronto volveremos a la calma, estaremos en casa, tranquilos y las cosas irán mejor.
A pesar de tenerlo casi sobre mí evitaba su mirada, no podía evitar estar resentida por sus jodidos e irracionales celos, la confianza aún no había vuelto. Yo solo quería una jodida disculpa de su parte.
-No te di las gracias por ocuparte de mí ahora que estuve enfermo –retiró el flequillo de mi rostro- gracias cariño.
No caigas Dakota, no caigas, no caigas... mierda, se puso duro.
-Iré a ver a las niñas.
Jamie POV.
Ella se pone de pie y ver sus caderas balanceándome y su culito en unas bragas es demasiado para mí, antes de salga me pongo de pie y rodeo su cuerpo con una mano cuando está abriendo la puerta de la habitación, se tensa y no se mueve, ambos miramos por el hueco de la puerta, las niñas siguen profundamente dormidas, podemos ver sus respiraciones acompasadas por el bajar y subir de sus barriguitas.
-Míralas, están perfectas.
-Ya, pero... bien.
Cierro la puerta despacio sin hacer ruido, la giro en mis brazos y ella pega su espalda a la pared, yo hago su cabello a un lado para ponerlo detrás de su oreja, evade mi mirada pero veo como late el pulso de su cuello a prisa.
-¿Por qué sigues rechazándome? –murmuro.
-Déjalo, no quiero comenzar ahora –habla entre dientes.
-No me gusta estar así contigo –mis labios van allí a la base de su cuello y beso despacio un camino hasta su mandíbula- me duele.
-No, Jamie.
Pero su protesta el débil, cuando llego a sus labios se abren al instante para mí, el beso es lento, tranquilo, sin prisa pero profundo, no me besa como cuando estamos delante de las cámaras, me besa como si fuera yo y amo eso, despacio llevo mis manos al borde de la camisa de la cubre y la levanto poco a poco, alza las manos para que se la quite y cuando la arrojo a un lado finalmente me mira.
-¿Por qué haces esto? –me dice.
-¿No lo sabes? –Vuelvo a inclinarme hasta que sus pechos se aplastan contra mi torso y la escucho suspirar- porque te necesito, Dakota. No solo tu cuerpo, quiero tu mente y tu alma, quiero tu risa y tu corazón.
-Son tuyos Jamie –habla muy bajito cerca de mi oído- yo solo... mierda.
-Dímelo –mis manos acarician sus brazos de arriba abajo- dímelo Dakota, quiero saber qué debo hacer para tenerte completamente de nuevo.
Ella se queda en silencio, sus manos suben hasta abrazarse de mi cuello y me besa allí muy despacio.
-Quiero tu confianza de nuevo, Jamie –traga- primero lo de Amelia y luego con Zooey, pude con eso pero ¿qué me trataras así por tus estúpidos celos? ¿Tienes idea de cómo me sentí?
-Quizá como la basura que se siento yo ahora –cierro mis ojos y apoyo mi frente en su hombro- Lo siento.
Se abraza con fuerza de mí, tiembla un poco entre mis brazos así que la abrazo con más fuerza.
-Eso no basta –murmura y alza el rostro para verme- quiero la prueba de que confiarás en mí de vuelta, Jamie. No es posible que cada que esté cerca de un hombre te comportes como un neandertal, si fuera así, cada que salimos tendría que ponerte una bolsa de papel en la cabeza.
-Puedes hacerlo si quieres.
-No es eso –resopla- Tienes que confiar en mí, si aún, si aún quieres...
-¿Qué cosa?
-Compartir... tu vida conmigo –suspira- no quiero que por culpa de unos estúpidos celos pase lo mismo de nuevo, pero cada que hablo de Matt, Henry o quien sea te pones tenso como la cuerda de una guitarra.
-Lo haré, lo prometo –le sonrío y acaricio su mejilla con la punta de mis dedos- quiero compartir todo contigo.
-Pero quiero una muestra, no te la pondré fácil Dornan–se inclina hasta que nuestras frentes descansan juntas- solo así, sabré que confías de nuevo.
-¿Y crees que si tu hago el amor ahora será la prueba que necesitas?
Escucho su risita y es como un rayo de luz en medio de la neblina.
-No es la prueba que quiero, pero puedes hacerme el amor siempre que lo desees.
Las palabras están dichas entonces, vuelvo a besarla sosteniendo su rostro entre mis manos, quiero hacerle el amor como merece y la llevo en brazos hasta la cama sin dejar de besarla, le quito las bragas y saco mis boxers cuando me coloco sobre ella, siento sus manos en mi espalda y sus caricias me estremecen hasta la punta de los dedos, quiero sentirla toda así que beso su cuello y bajo a sus pechos, me gusta disfrutar de ellos y adoro escucharla gemir cuando chupo sus pezones y paso mi lengua por el valle de sus pechos, sigo bajando hasta sus caderas y mordisqueo cada una, suelta una risitas y empuja mi rostro a que baje más, así que obedezco y entierro mi rostro entre sus piernas, esta tan húmeda y su sabor es majestuoso, paso mi lengua por sus pliegues y pongo atención a su clítoris, ella chilla pero se cubre la boca para no hacer ruido, la siento cerca y ya no puedo esperar más, así que me estiro para tomar un preservativo del cajón, ella me lo quita de las manos y yo me arrodillo para que me lo ponga, mientras lo hace llevo mis dedos siguen acariciándola haciéndola jadear, ella desenrolla el condón hasta la base y luego me acaricia llevándome casi al límite.
-Me estás matando –digo antes de besarla de nuevo.
Guio mi cuerpo con la mano hasta su entrada, la penetro despacio, saboreándola y cuando he llegado a lo más profundo de ella comenzamos a movernos muy despacio, olvidándonos de la prisa.
-Por favor –murmura en mí oído- más, Jamie.
-¿Así? –Llego a lo más profundo de ella- ¿Así cariño?
-Más... ah... fuerte.
Me muevo más rápido, ella cierra los ojos y echa la cabeza atrás con los labios entreabiertos, estamos cada vez más cerca... y luego escuchamos un llanto.
-¡Mami! ¡Papi! –Dulcie no tarda en aporrear la puerta con fuerza- ¡Pip se gomitó sobe mí!