Narra camila.
Cuando sentí los labios de lauren sobre los míos mis ojos se cerraron de inmediato, mis piernas temblaron cuando sus labios capturaron los míos. Sentí como mi corazón se aceleraba. Lauren llevó sus manos a mi cintura y me acercó a su cuerpo.
Sus labios se movían lentos como si fueran inexpertos, solo brindándome caricias las más sinceras caricias que alguna vez me dieron.
No pude aguantar más y llevé mis manos a su cabello profundizándolo. El beso era lento, solo una caricia con sus labios suaves. Las manos de lauren estaban temblando en mi cintura mientras las mías estaban perdidas en su cabello.
Cuando el beso terminó apoyó su frente en la mía. Me sentía rara, no sabía por qué la había besado pero no me arrepentía.
-camila yo...
Narra lauren.
Camila se había alejado de mí dándome la espalda-¿me puedes ir a dejar al colegio, por favor?-habló sin voltearse.
-claro-susurré apenada.
Camila caminó hacía la puerta saliendo de la habitación. Suspirando la seguí por las escaleras. Intenté abrirle la puerta del auto pero ella se negó. En silencio conduje hasta llegar al colegio. Esto era incomodo.
-gracias por traerme lauren-se bajó sin mirarme.
-camila-me bajé del auto.
-¿si?
-¿el lunes comerás otra vez conmigo?
Narra camila.
-no lo sé-susurré.
Al momento que dije eso lauren bajó su cabeza y me arrepentí de haberlo dicho. Se veía triste pero en ese momento tenía mi mente revuelta y mi corazón también.
-nos vemos -suspiró.
-adiós.
Lauren volvió a subir a su auto y salió de la calle del colegio. Traté de apresurarme en llegar a casa ya que era demasiado tarde. Cuando llegué mis padres estaban en la mesa con mi hermana sofia, me acerqué y pasé un rato con ellos pero estaba demasiado distraída con lo que había pasado.
-me iré a dormir-me levanté de la mesa.
-buenas noches kaki.
Subí las escaleras sin ningún ánimo, lo único que quería era poder dormir no quería pensar pero eso era inevitable en esos momentos. Me tiré a la cama y mi mente comenzó a volar en los recuerdos y sentimientos que he tenido en toda mi vida.
Mi primer novio fue a los 13, y solo para lograr mi objetivo, ser alguien.
Él era uno más de los niños caprichosos del colegio. Recuerdo que en quinto básico había entrado a ese colegio por mis notas. En el que estaba antes era uno en el que ni siquiera había que pagar.
Siempre me sentí diferente a todos eso niños con los que me tenía que rodear, yo era más que ellos y sabía que lograría todo lo que me propusiera. No como ellos que se conformaban con lo que podían.
Yo quería más.
Quería ser la mejor y me prometí lograrlo, cueste lo que cueste.
Y es por eso que cuando conocí a jacob sabía que el me ayudaría a ser más conocida, a resaltar por sobre los demás. Él fue quien me impulsó a ser una popular, pero luego vino otro más.
Harry, mi segundo novio.
Yo tenía 15 cuando terminé con jacob, lo terminé para poder estar con harry .Él chico más popular en ese entonces, de a poco todos comenzaban a saludarme en los pasillos y a saber mi nombre.
Luego harry ya no me servía, y terminamos.
Cumplí 16 y llegó austin. A esa edad ya sabía lo que debía hacer, austin tenía unos padres millonarios y grandes empresarios .Eso me sirvió por varios meses pero ya no.
De a poco mis planes comenzaban a tener más claridad y es por eso que ahora voy por shawn. Su padre es un gran abogado y si jugaba bien mis piezas podría trabajar para él cuando saliera del colegio.
Sería la mejor. Seré la mejor.
Pero nunca me enamoré de ninguno de ellos. Mi madre siempre me contaba la historia de como se enamoró de mi padre, su historia era tan hermosa. Cuando niña siempre quise un amor igual al suyo.
Me decía que mi padre era muy cariñoso y que siempre le demostró que la amaba, que su forma de mirarla era lo que la enamoró, que siempre la cuidaba y que la quería por lo que era. Siempre soñaba con un hombre como mi padre pero con el pasar de los años me dí cuenta de que eso para mí no era posible.
Sus ojos.
Otra vez sus ojos se vinieron a mi mente. Ese verde esmeralda tan intenso provocaba cosas en mi que nunca había sentido. Esos nervios y ganas de esconderme cada vez que me miraba eran cada vez más grandes.
Mis piernas temblaban cuando me miraba.
Y su beso.
Sus labios tan suaves me besaban de una forma tan delicada y lenta como queriendo guardar cada momento en su memoria. Sus manos temblando en mi cintura me causaron tantas cosas.
No fue un beso brusco y sin sentimiento como todos los que he dado.
Este era diferente. Tenía tantos sentimientos no dichos y lo más importante, me sentí querida. No estoy enamorada, claro que no uno no se puede enamorar con un beso y menos de días de haberla conocido. Solo fue diferente porque era mujer.
Pero no cualquier mujer.
Era lauren, la chica de ojos hermosos.
Narra lauren.
Llevaba más de diez días comiendo sola en la biblioteca.
Hace poco habían tocado el timbre que daba paso a la hora de almuerzo y estaba sola. Algo en mi tenía la esperanza de que camila pudiera estar ahí, llegando con su ensalada de todos los días y sentándose a mi lado solo para hablar de cosas sin sentido que para mi lo era todo.
Pero en cambio solo estaba yo, rodeada de libros como siempre. Como siempre debió de ser. Si no me hubiese atrevido a besarla, tal vez, solo tal vez ella estaría aquí como acostumbraba.
Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que mi teléfono estaba sonando.
-hola.
-laur-habló cece-me tengo que quedar en el colegio hacer un trabajo, no podré irme contigo.
-está bien, nos juntamos el sábado.
-perfecto, nos vemos-cortó.
-¿puedo estar aquí?-su voz me sacó de mis pensamientos.
-camila-la miré sorprendida.
-hola-susurró un poco nerviosa.
-hola. Si claro siéntate -sonreí más feliz que nunca.
Camila se sentó a mi lado en el sofá dejando su bandeja en sus muslos, como siempre ensalada.
-¿cómo has estado?-miré su perfil.
-bien ¿y, tú?-comenzó a comer de su ensalada.
-bien-susurré-no pensé que vendrías-dije sincera.
-¿no querías que viniera?-me miró un poco decepcionada.
-claro que no-dije nerviosa- digo, quería que vinieras-intenté sonreír-todos estos días lo quise-susurré mirando al piso.
Camila suspiró- pero ya estoy aquí.
Narra camila.
Todos estos días no he ido a comer con lauren y es porque no puedo tenerla cerca sin que recuerde el beso que tuvimos, a veces la espiaba cuando entraba a la biblioteca muchas veces con ganas de entrar pero luego no me atrevía.
Lauren era una chica increíble y sabía que después de lo que pasó solo tendríamos momentos incómodos.
Pero ahora estaba aquí, frente a la puerta de la biblioteca rogando a que me entrara el valor para poder mirarla a los ojos sin tener estas ganas inmensas de besarla. Hasta que me decidí entrar. Estábamos comiendo cuando lauren habló.
-¿qué no comes otra cosa que ensalada?-mordió su hamburguesa-¿no te aburre?
-no, porque no debo engordar-me encogí de hombros.
-pero si no estás gorda-frunció el ceño.
-eso no es lo que piensa la entrenadora-suspiré.
-pero está loca-me miró-no estás para nada gorda, tienes un cuerpo increíble-me miró el cuerpo.
-gracias-me sonrojé.
Narra lauren.
-vamos a hacer algo-tomé la bandeja y su ensalada dejándola en el suelo.
-¿qué cosa?
-vas a comer de mi hamburguesa- estiré la hamburguesa hasta su boca.
-no quiero-corrió la cara.
-vamos camila-reí-solo una mordida.
-no puedo lauren-se tiró hacia atrás quedando recostada.
-que comas-reí tirándome encima suyo.
-no quiero-susurró mirando mis ojos. Estábamos muy cerca, y el juego había pasado a segundo plano.
-camila...
-no debo engordar-miró mis labios.
-pero si tu cuerpo es hermoso-acerqué mi rostro al de ella.
-¿eso crees?-cerró los ojos.
-eres hermosa.
COMENTEN Y VOTEN.