—¡No puedes hacerme esto!—Gritó Suga entrando al baño.
Estaba en la casa de Jin, dentro del servicio para lavarme las manos. Suga había abierto la puerta demasiado fuerte y con sus chillidos me asustó.
—¿El qué?
—¿En serio estás con Jimin?
—Aún no somos nada.
—Pero lo estáis intentando ¿No?
—Sí, Suga, sí.—Suspiré.
Metió un puñetazo a la pared.—¿Y por qué él? ¿Qué tengo yo de malo?
—Me mentiste ¿no te vale con eso?
—Te repito que no eramos nada.
—¡Y aún seguimos sin ser nada!—Grité.
—¿Y por eso te acostaste conmigo esta mañana?
—De errores se aprende ¿no crees?—Me sequé las manos. Se colocó delante de la puerta.—Aparta, quiero salir.
—No pienso moverme.
—Supéralo, Suga.
—Tienes que ser mía, no de Jimin.
—Que no soy de nadie Suga, aún no estoy con él del todo.—Le empujé para salir de allí. Jimin me miraba con cara desafiante, de brazos cruzados.—Dios mío... ¿Este puto día no piensa terminar?
—¿No estás conmigo o es que no quieres decírselo a Suga?
Puse mis manos en su pecho para que retrocediera y entrara en la habitación de Jin. Cerré la puerta con llave.
—Intentarlo no es estar juntos.
—Lo dijiste como si quisieras decirle que no querías alejarte de él.
—Le dije que lo estábamos intentando y que no lo quería Jimin.
—Pero esta mañana te acostaste con él.
—No me hagas gritar.—Susurré entre dientes.—Ya hablamos de ello antes.
—Si estoy perdiendo el tiempo me lo dices.
—Tú deberías saber si estás perdiendo el tiempo, no yo.—Contraataqué.
—¿Me estás avisando de algo? ¿Quieres estar con Suga?
%A veces pienso que el que quiere estar con Suga eres tú.—Bufé.
—Veo que no te lo estás tomando en serio.—Quitó el seguro de la puerta.-Hablamos mañana, o no. No lo sé.—Abrió la puerta.—Toda tuya Suga, imbécil.
—Jimin.—Fui a por él pero Suga me agarra del brazo, sin dejar moverme.—Suga, suéltame.
—Deja que se vaya, cuando se cabrea quiere estar solo.
—Y cuando yo me cabreo quiero darte de ostias.—Me solté de él con brusquedad y bajé al salón.—¿Dónde está Jimin?
Ho Seok señaló hacia afuera. Estaba subiéndose a su coche. Salí con la esperanza de que se bajara, pero aceleró y desapareció en medio de la carretera.
—Joder.—Le di una patada a una papelera.—¡Maldita cabeza que no se aclara!
—O malditos sentimientos.—Añadió Ho Seok por detrás.
—No ayudas.
—Ya he ayudado bastante para que la sigas cagando ¿sabes?—Contestó serio. Me di la vuelta, para verle. Suspiró al ver mis lágrimas salir.—Ven aquí.—Me agarró para abrazarme.
—Tengo que ir a buscarlo.
—¿Para qué?—Suga estaba sentado en los escalones de la entrada.—El mundo te quiere conmigo.
—Pues el mundo me odia.—Grité. Ho Seok agarraba mis brazos para que no caminara.
—Vamos cariño.—Sonrió.—No vale la pena seguir luchando por él.
Me solté del agarre de Ho Seok y me di la vuelta para caminar. Saqué mi móvil del bolsillo. Lo desbloqueé y abrí los mensajes para hablar con Jimin.
_______: Donde estás?
Visto a las 22:30.
_______: Jimin se que me pasé un poco.
_______: Bueno, que tu también eres un poco bruto.
_______: vale no lo estoy arreglando -.-
_______: Por favor... Dime donde estás
Visto a las 22:35.
_______: Jimin no seas gilipollas y contéstame 😢
Visto a las 22:40.
_______: JIMIN 😠
Visto a las 22:41.
_______: Vete a la mierda tío, de verdad.
Abrí la puerta de mi casa. Mi madre estaba ya en la cama, por lo que me quedé un rato en el sofá. Cogí un disco de dibujos que tenía. Bob esponja. Era una de las pocas cosas que me relajaba.
Abrí los ojos. Estaba de pie en medio de la parte de atrás de mi casa. Jimin se acerca a mí con lentitud. Traía una sonrisa preciosa. Notaba como tenía confianza en si mi mismo a cada paso que daba. Se acercó a mí.
—Te quiero.—Susurró antes de darme un beso.
—Y yo, idiota.—Sonreí.
Esto no debía de ser real. No recuerdo haberme movido del sofá. No recuerdo haberme perdonado con Jimin. No recuerdo que decirle te quiero se hiciera tan sencillo. Sin pensar en Suga. Sé que esto no es real. Y se demostrarlo abriendo los ojos. Pero no lo haré. No cometeré tan estúpido error sabiendo que este beso puede ser el último que nos demos. La última vez que lo vea sonreír por mí.
Abrí los ojos con rapidez al escuchar el sonido del timbre de mi casa. Sacudí mi cabeza para intentar despejarme y levantarme. Escuchaba como la lluvia caía, y ya era más que de noche, no se quien coño puede estar ahora aquí.
Abrí la puerta. Jimin respiraba con dificultad y estaba totalmente empapado. El pelo pegado a la cabeza, húmedo. Las gotas recorrían su cara y su cuerpo.
—Son las tres de la mañana, ¿Qué haces aquí?
Negó con la cabeza.—No entiendo después de lo que has hecho porque estoy aquí.
—Yo no he hecho nada.—Encogí los hombros.
—¿Jugar con mis sentimientos te parece poco?
—¿Te piensas que después de lo que me ha pasado con Suga confío en alguien?—Grité.—¡Si no confío ni en mi misma, Jimin!
Se quedó callado. Abría la boca de vez en cuando, pero no contestaba. Iba a entrar para cerrar la puerta, pero agarró mi brazo.—Tendrías que haberme dicho eso desde el principio.
—No tengo ganas de discutir, vete por favor.
—Pero...
—Por favor.—Sentencié.
Gruñó y se dio la vuelta. Aún seguía lloviendo. Y demasiado fuerte. Veía como se intentaba esconder debajo de la capucha de su chaqueta pero aún así no servía de nada. Chasqueé con la lengua y corrí tras él descalza y con manga corta. Tiré de su chaqueta.
—¿Qué haces aquí?—Entrecerró los ojos.—Vas a constiparte.
—¿Vamos a mi casa entonces?—Sonreí tiernamente.
Agarró mi cintura para elevarme. Rodeé mis piernas en su cintura. Besó mis labios con delicadeza y caminó hasta llegar a la puerta. Abrí un cajón y cogí ropa para el y para mí, hice café y nos rodeamos con una manta en mi cama.